Ichimatsu tiene insomnio otra vez.
En el techo de su hogar, el cuarto Matsuno mira la luna hipnotizado, como el gato curioso que es. Suspira mientras cierra los ojos buscando relajarse; los ojos le pesan y le arden, necesita dormir pero no puede.
Y esto es algo reciente, usualmente él era de los primeros en dormir y los últimos en despertar por lo cómodo que dormía, porque siempre se sentía protegido, en paz. Ahora se encuentra sentado, lejos de su cama, desde hace dos semanas que se acuesta con pesadez, levantándose en las madrugadas cuando no puede conciliar el sueño, y siempre termina ahí, mirando al cielo, esperando, solo esperando.
Pero… ¿Qué es lo que espera con tantas ansias? ¿Qué es lo que lo mantiene callado con los oídos bien atentos a cualquier ruido? ¿Es algo…?
"Cada vez te levantas más temprano."
O alguien.
Una leve sonrisa aparece en su rostro cuando escucha esa voz que es como melodía.
"O tu muy tarde."
Escucha los pasos cortos que da la persona detrás de él y la alegría se instala en su pecho en cuanto esta se sienta a su lado, despacio, haciendo que la distancia entre ambos sea corta porque sabe que el gatito adora estar cerca de él.
"Lo siento." Karamatsu lo dice en un susurro, dirigiendo su mano a la de Ichimatsu, como siempre fría, así que el mayor la aprieta contra la suya para darle calor.
"Tú tampoco duermes mucho, ¿no?" Karamatsu niega, dándole la razón al cuarto.
"No duermo bien si no es a centímetros de tu cuerpo, kitty." Y aunque Ichimatsu odia el lenguaje doloroso de su hermano, no puede evitar sonrojarse cuando le llama por ese meloso apodo.
"No me gusta este cambio."
Esa es la conversación cada madrugada en la que están juntos, el cambio de orden a la hora de dormir. Ichimatsu no puede dormir sin Karamatsu, y Karamatsu no puede estar tranquilo con Ichimatsu desvelándose.
"A mí tampoco."
Se miran, Ichimatsu se ve cansado y eso a Karamatsu no le gusta. El mayor sonríe, intentando darle tranquilidad al pequeño gato que comienza a acurrucarse en sus brazos.
"Ten, te vas a resfriar." Cuando se da cuenta que el menor no se abrigó con nada, Karamatsu se quita su sudadera, Ichimatsu recriminaría… Pero el deseo de llevar puesto algo de Karamatsu lo detiene. La sudadera azul tiene su olor, y eso es suficiente para terminar de arrullarlo.
"Quiero dormir contigo." Confiesa entre bostezos, abrazando la cintura de Karamatsu, restregando su rostro en esta, el segundo sonríe, y acaricia sus cabellos.
"Prometo arreglar eso." Ichimatsu asiente, espera que sus palabras sean verdad, porque si esto se quedaba de esa forma, el jamás podría dormir bien nuevamente.
"Durmamos en el sofá hoy." La dulce carcajada de Karamatsu se graba en los oídos del cuarto.
"Como cada noche." Pues desde el cambio, habían estado durmiendo ahí.
Karamatsu despega con un poco de esfuerzo a Ichimatsu, pues se encuentra renuente a soltarlo. Cuando se levanta, Ichimatsu permanece hecho ovillo en el techo.
Ichimatsu extiende sus brazos, mirando a Karamatsu a los ojos.
"Cárgame." El mayor ríe, asintiendo. Lo toma entre sus brazos, y besa su frente, gesto que es bien recibido por el berrinchudo minino. Karamatsu comienza a caminar en dirección al sofá.
Ese lugar era un poco incómodo, pero mientras fuera al lado de Karamatsu, le importaba un demonio el resto; esa noche el insomnio desaparecería.
