TINDÓMEREL
Es de noche y las estancias abovedadas de Thingol filtran por sus acristaladas linternas la débil luz de las estrellas.
El fuego está encendido. Melian borda, y Luthien dibuja en el aire canciones.
El frío invernal estremece los árboles que tiemblan en la oscuridad desnudos de sus hojas.
Thingol alza sus ojos del libro que lee.
Un pequeño ruiseñor ha entrado en la estancia y revolotea asustado, golpeándose contra las paredes y los muebles de la sala. De pronto se posa en el perfecto hombro de Luthien, que deja de tocar. El ruiseñor, ya tranquilo, entona el más hermoso de los trinos al oído de la hermosa Elfa. Luego emprende de nuevo el vuelo, da unas vueltas por la habitación y sale por la ventana por la que entró, perdiéndose en la noche.
- ¡Hermoso canto! -Exclama Elu Thingol
Una sonrisa triste surca el sereno rostro de la Dama Melian.
- Canta el destino de los Segundos Nacidos, mi Señor... que igual que el ruiseñor ha entrado en nuestra estancia, vienen a Arda desde la oscuridad de Ilúvatar, dan cuatro vueltas por ella entonando el más hermoso de los cantos y luego desaparecen en las mismas sombras de la nada por las que habían entrado.... ¿Quién desvelará este intrincado misterio, amado mío?
La hermosa Luthien cerró sus ojos estremecida por un presentimiento.
Es de noche y las estancias abovedadas de Thingol filtran por sus acristaladas linternas la débil luz de las estrellas.
El fuego está encendido. Melian borda, y Luthien dibuja en el aire canciones.
El frío invernal estremece los árboles que tiemblan en la oscuridad desnudos de sus hojas.
Thingol alza sus ojos del libro que lee.
Un pequeño ruiseñor ha entrado en la estancia y revolotea asustado, golpeándose contra las paredes y los muebles de la sala. De pronto se posa en el perfecto hombro de Luthien, que deja de tocar. El ruiseñor, ya tranquilo, entona el más hermoso de los trinos al oído de la hermosa Elfa. Luego emprende de nuevo el vuelo, da unas vueltas por la habitación y sale por la ventana por la que entró, perdiéndose en la noche.
- ¡Hermoso canto! -Exclama Elu Thingol
Una sonrisa triste surca el sereno rostro de la Dama Melian.
- Canta el destino de los Segundos Nacidos, mi Señor... que igual que el ruiseñor ha entrado en nuestra estancia, vienen a Arda desde la oscuridad de Ilúvatar, dan cuatro vueltas por ella entonando el más hermoso de los cantos y luego desaparecen en las mismas sombras de la nada por las que habían entrado.... ¿Quién desvelará este intrincado misterio, amado mío?
La hermosa Luthien cerró sus ojos estremecida por un presentimiento.
