Una tierra sin Héroes, todos están muertos.

Un panorama de muerte y destrucción se extendía hasta el horizonte.

Nadie había sobrevivido, la ciudad estaba muerta, la muerte que había caído del cielo no había perdonado a nadie.

Escombros de lo que alguna vez había sido no mostraban ni siquiera un rasgo de su existencia y eran solo rocas y metal retorcido que quedarían por la eternidad como única tumba de las personas que hacia solo unos pocos días habían considerado a aquel lugar como su hogar.

El distante eco de las risas y las conversaciones se había extinguido y ni siquiera llanto se escucharía jamás por aquellas personas.

Uno hubiera pensado que no había testigo alguno de aquella destrucción, pero si lo había, un monte alto y nevado que se extendía hacia el cielo y que aun el mostraba las heridas causadas por los cuchillos que lo habían herido en el rostro y de las cuales fluía sangre ardiente que resbalaba por sus mejillas.

¿están funcionando tus escudos anti-radiación?, la lectura sobrepasa la escala.

Y aunque uno hubiera pensado que ese lugar carecía de vida, en realidad había alguien ahí, inclinado sobre lo que alguna vez había sido una compañera de aventuras.

"Quedamos que nada de silencio de radio, ¡eh, tu!"

Con una mano recorrió el rostro muerto de ella, con afecto, amor incluso, como recordando viejas glorias y promesas que no llegaron a cumplirse, no era justo que ella hubiera muerto así, no era, para nada el final que ella merecía, pero aquel lugar se había convertido en una tierra sin héroes porque todos estaban muertos.

"Detectamos actividad acercándose a ti, será mejor que te alejes, no podemos permitirnos el perderte como la perdimos a ella."

Incluso el estaba muerto, una muerte interior, muerte en vida que había convertido su corazón en nada mas que un yermo helado y gris, sin ningún vestigio de lo que había sido antes un corazón lleno del ardiente deseo de hacer lo que era correcto.

Todo lo que había hecho, todos los enemigos que había vencido, ¿dónde estaba la gloria?, ¿Dónde estaba su recompensa?, ¿Dónde estaba la verdad y la justicia si la muerte había venido desde las estrellas?

Maldita sea!, ¡has que su sacrificio cuente!"

Su rostro no mostraba emociones mientras se alejaba del cuerpo sin vida que el mismo había incendiado con un fuego que brotara de su pecho y, así se alejó, lentamente, sin mirar atrás.