La primera vez...

Los chicos siguieron comentando sobre nuestra nueva tutora, sin darle demasiada importancia. Rápidamente pasaron a la otra nueva profesora, exponiendo sus ideas sobre mujeres en general. Su conversación tomo rumbos ya conocidos que dejaban poco espacio para nuevos aportes.

Di la última calada al cigarrillo y pensé, una vez más, que había algo extraño en esa profesora. Tal vez fuera tan solo mi imaginación, pero lo dudo. Apenas recuerdo la última vez que una persona había conseguido sorprenderme. Ni hablar de perder el tiempo pensando sobre cosas que nada tenían que ver conmigo.

Y aquí estoy, con la conversación de mis amigos como ruido de fondo, preguntándome qué es lo que no cuadraba en esta ecuación, ¡nunca mejor dicho! De momento tengo una incógnita sin ningún otro dato, sin ninguna relación. Tal vez tan solo debía recoger más información para despejar la X y volver a mi tranquila existencia.

Tras separarnos hasta mañana, tomo rumbo hacia mi apartamento. Tal vez tan solo estoy aburrido. Aburrido del colegio, aburrido de la rutina, aburrido de la vida. Cuando estoy con ellos, con mis amigos, consigo entretenerme y encontrar un poco de diversión, pero siempre término regresando al solitario apartamento. Tal vez tan solo necesito una distracción y por eso veo cosas que no existen. Tal vez la novata tan solo es otra profesora más. Otro "adulto" al que ignorar.

Tumbado en la cama, rodeado por la oscuridad, el sueño me elude. Una y otra vez mis pensamientos toman el mismo rumbo, a pesar de mi determinación a ignorarlos. Pero es algo más que una simple sospecha. Es una sensación de intranquilidad, de nerviosismo, de incertidumbre, que hace tiempo que había dejado de experimentar. Esa que me obliga a volver sobre los acontecimientos del día, para encontrar "ese" punto de inflexión que había desequilibrado la rutina. El momento en el que sentí que había algo nuevo, algo extraño, algo fuera de mi monótona existencia.

El día en sí fue extraño, ya que me desperté temprano y llegue a tiempo de la primera clase del día. Ya al despertar presentí que algo no estaba bien. Esa incomodidad que te inunda cuando, tras un hecho de lo más normal, sabes que estas actuando de una forma extraña. Y a pesar de seguir, o intentar seguir, con el día a día, te llena y obliga a revisar cada uno de tus actos buscando lo que esta mal, lo que te ha alterado. Por ello, cuando nada más abrir la puerta de clase vi a todos salir en tropel corriendo entre gritos de júbilo y excitación, pensé que, tal vez, tan solo era uno de esos días en los que nada salía bien.

No le di más importancia cuando la vi entrar. Tal vez la mire demasiado fijamente, pero fue por la extraña imagen que daba: chándal, coletas, gafas y un aspecto, en general, despreocupado y alegre. Nada acorde con una profesora nueva. Pero conforme iban pasando los minutos mi miraba volvía una y otra vez a ella, como si buscara algo que no podía ver tras esas horribles gafas. Sus actos, sus palabras, sus miradas,... eran extrañas y reafirmaban que algo no estaba bien con ella. Pero es que además no podía evitar estar pendiente de cada uno de sus gestos. Y a pesar de que intente ignorarla, me sorprendía observándola de nuevo, como si fuera merecedora de ser objeto de estudio; un estudio minucioso y detenido.

Nadie más parecía notarlo, ninguno de los compañeros le prestó una atención especial, los chicos ni siquiera consideraron mis palabras. No es que eso fuera extraño. Ellos tan solo viven el momento y disfrutan día a día. Pero tienen instintos, instintos de supervivencia que los lleva a desconfiar, a ver enemigos en todos los adultos, a poder sentir el peligro, aunque luego ignorasen todo eso. Y ninguno se había sentido minimamente amenazado o interesado por ella. Tan solo yo.

Desperté sobresaltado, cubierto de un frío sudor, con la respiración alterada y los nervios a flor de piel. Excitación, urgencia, peligro; un sueño confuso e irracional, extraño. No recordaba lo que había soñado. Sus amigos, el instituto, su familia, sabía que todos aparecían en su sueño, pero un rostro estaba más claro que los demás, una presencia dominaba sus inexistentes recuerdos. Una persona permanecía clara en su mente, como centro y causa del mal sueño.

Es la primera vez que Sawada Shin sueña con Yamaguchi Kumiko... No será la última.