Hola nuevamente.

Aquí les traigo una nueva historia montada en la edad media. Una época rústica y oscura del tiempo, marcada por las guerras, héroes a caballos, imponentes castillos, y el bello romance... "Siempre en mis sueños" relata acerca del trato entre el Barón Brief de Rogmilla, y el Marqués Vegeta. Aquel trato, cambia completamente la vida de la doncella Bulma de la casa de Rogmilla, quien deberá cumplir la palabra de su padre. Pero, para ella hay algo mucho más importante en juego, que un simple trato, que está dispuesta a cumplir. ¡Descúbranlo!...

Hoy comparto este fic con ustedes, espero que les guste…

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Siempre en mis sueños

Prólogo

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Con un bolso deshilachado como actual compañía camina con determinación, sus zapatillas ya desgastadas de andar por el sendero empedrado, lastiman sus pies, aún así sigue su curso, sus mechones caen alborotados cada que el viento roza su cara, su intranquilo corazón atormenta su pensar, una y otra vez repite su estrategia para que no se le llegue a olvidar, y sin prestar atención a las miradas desconfiadas de las personas que pasan a su lado, se abre paso para encontrarse frente a unas enormes rejas metálicas con exquisita ornamenta dignas de personas con alcurnia, dando su último respiro cierra sus ojos y se aproxima a los guardias:

Necesito pasar –Aclama suplicante.

Dos de los más fornidos se miran mutuamente y terminan burlándose de la doncella presente al reconocer el idioma extranjero que maneja, bien conocen que la guerra con aquellas tierras lejanas terminó en victoria, aún así es inusual que cualquier habitante de esas regiones pise suelo Saija.

Por favor necesito ver a su señor –Repite aferrándose a los barrotes de la reja.

Con singular altura, de bigote en rostro, se acerca maliciosamente y estirando su pie golpea fuertemente la entrada, logrando que la delgada joven caiga de espaldas a piso. Todos ríen. Con su humillante posición, hurga en su bolso para descubrirles a los guardias una relevante identificación, se levanta y se acerca hacia los sorprendidos gorilas frete a ella.

Con esto me dejarán entrar? –Extiende su brazo para entregarle a quien parece de rango superior. Lo toma y con detenimiento lo estudia, determinando que es verdadero corre a buscar a Gütembert, un tipo de avanzada edad con un alto cargo dentro de la Casa de Monacato, lugar que alberga al Marqués Vegeta, un apuesto y gallardo caballero de treinta y dos años que administra un territorio dentro del imperio del Rey Mutaito.

Después de varios minutos de incertidumbre siendo observada sigilosamente por los guardias, las puertas se abren y con parcial rudeza es escoltada dentro del castillo, donde es dirigida a un cuarto con tenue luz que se filtra a través de las gruesas cortinas.

Así que eres tu la audaz que robó el sello de La Casa de Monacato –Gütembert la sorprende a sus espaldas.

No! Usted ha confundido los hechos.

Hace mucho tiempo esperábamos encontrarte ladrona… ¡Guardias!

Sin permitirle exponer una palabra más, aparecen frente a la doncella media docena de guardias, que la tratan como al peor de los criminales, encerrándola en un calabozo en sótano del lugar.

De pie toda la noche, junto a la pesada puerta para tratar de oír algo de interés, vislumbra el cuarto húmedo lleno de moho con ratas que se pasean sobre los hilos de paja que acomodan una cama improvisada. Un piso arriba, un elocuente hombre espera el retorno de su señor para engrandecer su acción al capturar a la autora del robo…

Señor, he encontrado la sortija con el sello de la Casa de Monacato –Expone al interceptar al Marqués mientras entra al castillo.

Quien iba entrando indiferentemente a su hogar, ahora su atención se centra en la distinguida joya que le muestra su siervo.

Dónde lo hallaste Gütembert? –Arrebata el sello que fue otorgado por el mismísimo Rey a su padre cuando fue titulado Marqués.

Señor, captur-… –Es interrumpido por su señor, quien con vehemencia lo silencia con su mirada para luego establecer que el prisionero sea llevado ante él. Camina en dirección al cuarto de estudio, sentado en su sillón favorito eleva la mirada para encontrarse con la presencia de las primeras estrellas en el cielo. Las antorchas iluminan el salón, y dejan descubierto los grandes tapices, y a un lado una silueta que se asoma tímidamente.

Portando un traje zafiro, cabello ondulado muy bien peinado que descubre el atrevido escote de la prenda, fue finamente arreglada para su presentación. Se reverencia.

Ven a la luz –Lo escucha decir, únicamente un letrado habla varios idiomas. Se acerca cautelosamente con cabeza baja y sus manos juntas frente a su amplia falda, –Sabes lo que significa esto? –Pregunta enseñándole el anillo.

Lo sé, y por ello he venido… A usted le debo la vida de mi padre, y más allá de ser el Marqués con más el mayor poderío, es un hombre con un gran corazón –Eleva su vista.

Entonces sabes el pacto ofrecido por tu padre? –Cuestiona mientras se levanta y con mesura se va acercando a la joven doncella, –Qué edad tienes?

La suficiente mi señor para cumplir la palabra de mi padre. –Se tensa mientras se siente cuidadosamente examinada con la mirada del Marqués, –únicamente esperábamos mi mayoría de edad para presentarme ante usted.

Aún así estas dispuesta a pasar el resto de tu vida a mi lado pese a que casi doblo tu edad?

Mi señor a eso he venido. –Exclama la joven ofendida, ya que ha puesto en duda sus intenciones.

Complaciéndose con las palabras expuestas por la joven, y deleitándose con su belleza, determina en su mente continuar con el trato hecho muchos años atrás con el Barón Brief de Rogmilla, personaje de edad muy madura llevado a la quiebra por el naufragio de su barco mercader en el cual invirtió todo lo que tenía, hoy en día solo disfruta de su título obtenido al ganar una apuesta de mesa. Su mujer huyó años atrás al verse arrastrada a la humillación de perder su posición social. Familia natal del imperio que perdió las batallas ante los caballeros del Rey Mutaito.

Me debo el honor de conocer el nombre de mi futura esposa.

Bulma, mi señor.

Al concluir la precipitada introducción, el Marqués de la Casa de Monacato ordenó a su siervo instalar a su futura mujer en una habitación de su altura, sin revelar aún el compromiso que mantienen, los sirvientes del castillo discuten por el trato especial de la doncella…

En aquellas tierras lejanas donde la guerra marcó a su pueblo, después de muchos años tratan de restaurar su legado y la ideología de un Rey que se ha escondido para salvaguardar su vida, existen reuniones secretas de los altos caballeros que buscan la forma de reconstruir su imperio y quitar del mando a los obispos designados por el Rey Mutaito.

Las familias de linaje y la plebe han continuado con sus vidas, tratando de dejar atrás a aquellos que murieron en batalla, sobrellevando las fortunas perdidas, casas destruidas, saqueadas y mujeres maltratadas. Uno de ellos es el Duque Yamcha de Flesher, quien tempranamente heredó el título de su abuelo, el segundo en la línea a conseguir el trono del Imperio Oeste, un caballero que a sus veinticuatro años a decidido comprometerse para preservar su nombre, eligiendo así a la hija del Barón Brief de Rogmilla.

Con una corte antecedida se baja del carruaje para presentar ante su futura familia la decisión de obtener en matrimonio a la Doncella de Rogmilla.

Pido la bendición de convertir a la señorita Bulma de Rogmilla como mi esposa.

Oh Duque Yamcha, me temo ser el portador de desalentadoras noticias, mi hija ha escapado, aventurándose a resolver un trato que hace años atrás realicé sin reparar en las consecuencias. –Contesta desanimado ante el pretendiente de su vástago. Conociendo perfectamente los tiernos sentimientos de Bulma hacia el Duque, se culpa aceptar la propuesta del Marqués y ser la destrucción de su propia sangre, encaminándola a la tristeza eterna.

Eso no puede ser posible! Tres días atrás mostré a la señorita Bulma mis intenciones de venir ante usted a pedir su mano. –Responde alarmado ante la confesión.

Fui imprudencia mía el revelarle mis actos cuando estaba borracho, mi hija con su indulgente corazón ha querido reparar mi palabra.

Es la dueña de mi corazón, y espero que yo del suyo… La traeré de regreso aún cuando el precio sea mi vida, su libertad y verla una vez más a sus ojos será el más grande pago… –Proclama ardido, y así suelta a su mejor caballo y montándose sobre él, emprende un largo viaje…

El sol abre paso un nuevo día y para Bulma una nueva vida, escucha entrar a las sirvientas que dejan todo listo para su aseo, desde agua tibiamente preparada en la tina, hasta un vestido con las más finas sedas sobre el baúl frente a la cama. Perezosa de comenzar la mañana se aferra a su almohada meditando en lo que está por ocurrir, convertirse en la esposa del Marqués con más fama ayudaría a su padre a obtener el préstamo y así recuperar su fortuna, pero lo que más pesa es el origen de él, un enemigo de la Corona Oeste, uno de los que dirigió la batalla del Rey Mutaito y quien recibió honores por trazar el plan que llevó a la victoria, blasfemia por unirse al enemigo, pero si así puede evitar que el nombre de su padre decaiga más en la humillación, entonces no habría más que pensar, se sacrificaría casándose con el Marqués Vegeta.

Señorita Bulma, el señor la espera en el salón de comedor –Escucha la voz de una sirvienta que la saca de sus pensamientos, con una sonrisa amable baja de la cama para empezar a arreglarse.

Escoltada por la misma muchacha llega ante la puerta del salón, el cual abre y descubre a un grupo de nobles que rodea a su futuro marido, avergonzada por entrar despreocupadamente sin ser anunciada por algún sirviente, sigilosamente empieza a retroceder tras hacer una reverencia.

Vaya Marqués, dónde tenías escondida tal belleza? –Articula el Noble Brolly de Liteön con una sonrisa osada.

Al darse cuenta de bajos pensamientos por parte del presente, prefiere confesar con anterioridad que va a tomar como mujer a la doncella que impertinentemente interrumpió la reunión:

No te vayas, ven conmigo –Estira la mano mientras se acerca a la joven, –Ella es Bulma de Rogmilla, la futura Marquesa de Monacato –Dice mientras la acompaña hacia el grupo de nobles.

Felicidades por tan buena elección, se nota una doncella de buena cuna –Exclama el Barón Pumbkin

Acaso es familia de los Rogmilla del Imperio Oeste? –Cuestiona el Noble de Liteön, –Claro ya lo recuerdo, el padre estuvo en el frente y casi fue muerto por su imprudencia, pero gracias a ello ganamos la guerra.

Todos ríen, olvidando a la presente que se siente humillada por los comentarios vertidos con crueldad. Mirando seriamente con el seño fruncido a su futuro acompañante, inventa una excusa para retirarse: –Me disculpo, tengo dolor de cabeza.

Mantiene su carácter la joven, pero eso es bueno esa actitud ya que en la cama son unas fieras –Sostiene divertido el Barón Pumbkim.

Y cuándo hará oficial el compromiso? –Pregunta su siervo y mano derecha Gütembert.

En dos semanas organizaré una fiesta para presentarla ante la sociedad, y por supuesto el Rey será invitado de honor a mi boda –Confiesa el dueño de la Casa de Monacato…

Entrando a su cuarto doblegada por el enojo, se lanza a su cama para ahogar un grito sobre al almohada, ser objeto de burla en la conversación de unos aristócratas engreídos es muy humillante, sobretodo si con quien compartirá los votos de matrimonio no tuvo la mínima intensión del parar el circo, está cumpliendo su palabra, le regalará su juventud, sus días, lo que puede esperar es respeto. Así pasó horas envuelta en su rebeldía, con la chapa asegurada para impedir el paso a cualquiera, la venció el sueño, se quedó profundamente dormida.

De pronto siente hundirse la cama y pesadamente abre los ojos para encontrarse con la mirada penetrante del Marqués, el cual atrevidamente ha entrado a su habitación y empezado a acariciar su cabello: –Ya te sientes mejor?

Cómo entró? –Exclama Sorprendida, –Mi señor aún cuando sea su prometida debe respetarme y no entrar así a mi habitación.

Me retracto si te he llegado a ofenderte, pero me preocupó el hecho de que no bajaras cuando mandé a llamar por ti –Dice mientras se pone de pie y guarda distancia de su prometida, –Si aún continuas indispuesta, mandaré a que te traigan acá la comida –Sin esperar contestación se retira.

Es agradable evoca la mente de la doncella, pero aún con su atractiva figura de musculatura rígida y tez bronceada, no es aceptable para el corazón de ella, como tantos matrimonios arreglados que terminan convirtiendo a una mujer en amargada, así es como terminará: Sin poder amar…

Con trato frío el uno al otro, distanciados tal como propuso la joven de Rogmilla, pasaron tres días, se había acostumbrado a pasear por los jardines entrada la noche, siempre observada desde el cuarto de estudio por su futuro esposo pues no permitió que le impusieran una dama de compañía, quería sentirse libre sin que le objetarán por realizar cualquier imprudencia como subirse a las ramas y respirar el aire fresco, esa última noche le deparaba una sorpresa.

Mientras iba de regreso al castillo, escucha unos pasos tras ella y al voltear se encuentra con una figura ensombrecida, apresurando el paso para alejarse, escucha una varonil voz: –Señorita Bulma he venido por usted.

Quién es usted? –Pregunta alarmada.

Sale a la luz e inmediatamente es reconocido.

Mi señor no debió venir, es peligroso que lo vean –Exclama susurrando con voz inquieta, mirando hacia la ventana desde donde es siempre vigilada, encuentra un efímero descuido del Marqués para escabullirse entre los arbustos.

Con la luna como único testigo dos personas que se gustan vuelven a su reencuentro: –Venga conmigo, yo la protegeré…

No puedo… –Dice la joven con lágrimas en sus ojos.

No son desapercibidos mis sentimientos por usted, deseo convertirla en mi esposa…

Puede terminar muerto y mi padre también, he dado mi palabra y si no la cumplo-… –Exclama resignada mientras permite el acercamiento de su pretendiente, quien acaricia su rostro mientras ella accede cerrando sus ojos para permitirse disfrutar unas intensas emociones, sin reprimir el momento se abraza al Duque Yamcha de Flesher, sintiendo como su corazón se acelera al tenerla cerca, acariciando su cabello, la separa unos centímetros para sostener su rostro con sus manos y mirarla fijamente para hacerle prometer:

Pronto habrá una batalla que nos librará del yugo obispal y nuestro Rey Juunanago recuperará su trono… Pido a usted quien ha robado mis pensamientos cada noche, esperarme a que venga a su encuentro –Sella la promesa con un dulce beso.

Cuando mi pueblo sea fuerte y no exista amenaza ante usted o mi padre, estaré muy honrada de acceder a su petición, pero por ahora solo puedo prometer que mi corazón le pertenece.

Entre los arbustos se dictan promesas que el tiempo definirá si son realizables, meses atrás en su pueblo natal, en un baile de tantos que da estirpe social se presentó al Duque como invitado de honor, las jóvenes casaderas no tardaron en revolotear tras su título y riqueza, más una doncella de tímida apariencia se encontraba viendo bailar a las demás, estirando su mano con elocuente reverencia la invitó a danzar y desde aquella ocasión frecuentaba la residencia Rogmilla…

Alguien viene –Silencia el Duque al separarse abruptamente del beso entregado a su doncella.

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Nota de Autora: Hasta aquí llega el prólogo de esta nueva historia, bueno se supone que Juunanago es el androide 17, si ponía 17 no se escucharía bien como nombre de un Rey… Espero les haya agradado y me escriban sus comentarios… Hasta la próxima =)