!Hola! Traigo un nuevo fic de actualizaciones sin fecha determinada, osea, que lo actualizaré cuando menos esperen. Este va dedicado a Danny quien continuamente se sienta frente al computador, me saluda con todos los ánimos del mundo y me otorga miles de ideas para hacer fics de YowaPeda. Te lo debía kouhai y dije que te cumpliría con un fic o muchos. Disfrútenlo.


Decidieron hacer, solo para salir de la rutina, un intercambio de regalos. Las parejas se seleccionaron a raíz de un complicado algoritmo que denotaba variables como personalidad, compatibilidad, convivencia entre otros elegidos bajo la supervisión de su inmutable capitán de equipo pero las quejas no se hicieron esperar. Ahí, reunidos en el pequeño cuarto donde los chicos arreglaban sus bicicletas y guardaban sus pertenencias en pequeños casilleros predestinados a cada uno estaban todos reunidos. La inconformidad tenía voz y nombre, esta pronto se alzó.

—¿Qué? Espera, espera, espera —renegó Naruko como era de suponer. El chico era un quejica cuando se trataba de ciertos asuntos pero el principal que le disgustaba, o al menos fingía disgustar, eran los que involucraran a él y a Imaizumi dentro de una frase —¿Por qué tengo que regalarle algo a primaizumi?

—Opino lo mismo, no quiero intercambiar regalos con él. –espetó el pelinegro en un rincón del cuarto donde la luz apenas llegaba lejos, como siempre, de cualquier drama o eventualidad en la que no deseara estar incolucrado.—No entiendo el objetivo de esta actividad —dijo con parsimonia cruzado de brazos.

—Ustedes dos riñen demasiado esto reforzará sus lazos —las decisiones del capitán eran incuestionables y suspiraron con desdén resignados a la orden. Tener que intercambiar regalos entre ellos no era precisamente lo mejor del mundo pero bajo la filosofía de Kinjou aquello sería la clave para ser un equipo más unido.

—Hubiera preferido que me tocara Onoda —dijeron ambos al unísono y se miraron con repudio. Comúnmente ocurría, ambos pensando al mismo tiempo las mismas cosas, situación totalmente extraña debido a sus personalidades diferentes.

—Tranquilos chicos, es solo una pequeña actividad no una competencia —los ojos de ambos brillaron con ambición y sed de triunfo. Onoda tembló preguntándose que había mal dicho.

—Te daré el mejor regalo de todos, Naruko —amenazó el pelinegro altivo mientras el otro respondió con su típica risa.

—Eso lo veremos tontoizumi. —se dieron las espaldas y partieron en direcciones contrarias mientras Onoda no sabía dónde meter la cabeza. Más que reforzarlos ambos se matarían por "conseguir el mejor regalo de todos" con tal de demostrarse que son los mejores.

—Eh, ¿Crees que fue lo mejor? —Makishima se talló las largas hebras verdes con los dedos mientras Tadokoro reía complacido.

—Todo va de acuerdo al plan…

—¿Eh? ¿El plan? ¿Qué plan? —Onoda no entendía para nada de que hablaban sus senpais y sudaba frio temiendo el rumbo de las cosas.

Por un lado Naruko chistaba, pateaba, y pensaba sin descanso cual sería el mejor regalo de todos para Imaizumi. ¿Un bozal para que se callara? No, necesitaba ser algo supremo y superior pero poco sabía de los gustos de su compañero de equipo además de las bicicletas.

Algo le dolía y debía admitirlo, tenía sentimientos por él pero en su propia personalidad y desgracia era incapaz de acercarse y ser parte de su vida. Se tiró en el suelo viendo el techo del pasillo escolar con la mirada perdida, Onoda le conocía mejor, tal vez podía aconsejarle.

Imaizumi por su parte y por culpa de los animes que Onoda le pasaba conocía sin duda el mejor regalo de todos los tiempos. Tragó saliva y asintió esa misma tarde a conseguirlo.

Llegó el día, la hora, el momento de repartir los regalos. No había límite de precio, podía ser cualquier cosa incluso hecha a mano lo importante era la intensión. Aoyagi le regaló a Teshima esos auriculares que tanto quería mientras que el otro devolvió el gesto con un cd de música que ambos escucharían más tarde. Tadokoro y el Capitán e obsequiaron unos guantes nuevos y un rico pastel de cerezas que era el favorito de Tadokoro. Onoda le regaló a Makishima una revista de cosplayers femeninas muy famosa en Akibahara ya que supo que tenía gusto por las revistas de chicas (aunque no de esa clase pero estaba bien, todas eran monas) mientras que Makishima le dio un libro que hablaba de los mangas más famosos de la historia, Onoda se moría de emoción.

Llegó el turno de Naruko. Miró a Onoda quien le dio una señal de aprobación, el regalo era perfecto, tal vez el mejor de todos y seguro Imaizumi le encantaría además gastó todos sus ahorros en él, debía de gustarle. Entregó gustoso una caja de tamaño mediano y este la tomó viendo la sonrisa triunfal de Naruko.

—Este sin duda es el mejor regalo de todos —Imaizumi dudó y desinteresado quitó el envoltorio notando que se trataba de una figura de Hime edición limitada del que tanto se hablaba en los foros. Fue sorpresivo, costoso y grande. Los detalles, la expresión, las vestimentas de batalla, esos acabados. Negó con la cabeza, dañaba mucho juntarse con Onoda.

—Es perfecta ¿Verdad Imaizumi-kun? —dijo Onoda con los ojos brillantes y un aura de flores alrededor.

—Sí, es sorprendente —miró a Naruko quien esperaba con eso haber ganado el reto y por un momento dudó. Su regalo no fue costoso ni grande ni tenía grandes acabados como ese, tal vez incluso se reiría y lo tiraría. Ni siquiera es algo que a Naruko le gustase o no lo sabía. Rebuscó en su bolsa y sacó una llave entregándose a Naruko.

—¿Un auto? —dijo Tadokoro sorprendido.

—¿Una casa?—dijo inmediatamente Makishima.

—¿Un yate?—ejecutó al finalizar Teshima.

—Búscalo solo tú… —dijo Imaizumi dejando la duda al aire, partiendo del aula mientras Naruko tenía en mano la llave del casillero del pelinegro.

—¡Ah, quiero saber que es! —dijo Teshima frustrado ante la duda pero Kinjo les detuvo a todos.

—Imaizumi pidió que solo él lo buscase —Naruko no perdió tiempo y con la llave en mano salió corriendo del aula por los pasillos de la escuela a pesar de los regaños y las llamadas de atención. Llegó hasta el lugar donde todos recogían sus cosas para salir, ahí en los casilleros. No tardó en dar con el de Imaizumi, ya sabía dónde estaba más bien.

Tembloroso sacó la llave y la puso en el candado para abrirlo, definitivamente era la llave del casillero. Abrió y notó la oscuridad de ahí, en el centro una caja. La tomó, era pequeña y cabía perfectamente en su palma pero al levantarla vio que tenía un papel pegado.

Curioso decidió primero leer esa nota parpadeando hasta empezar las primeras líneas.

"Míralo de la forma que quieras, no sé con exactitud lo que te gusta a ti pero se lo que a mí me gusta. No es un regalo ostentoso pero es lo más valioso que tengo. Te ofrezco mi vida, puedes tomarla cuando crezcas y estés listo para ello."

No entendió esas últimas palabras pero hizo de lado la nota abriendo la cajita. Justo ahí en el centro reposaba un anillo. Tardó en procesar las ideas, de entender sus palabras, de comprender el regalo. Retrocedió unos pasos con un sonrojo comparable a su cabello y chocó con los otros casilleros descendiendo hasta el suelo mientras arrugaba el papel y pegaba la cajita a su rostro intentando dejar de temblar, dejar de sentir pero era imposible.

—Maldito seas primaizumi…me has ganado totalmente —dijo intentando no llorar. Sin duda alguna ese fue el mejor regalo del mundo.

Al menos en ese momento lo fue.

Movió su chaqueta puesto que el día era frio y pensaba salir un rato a dar una vuelta. Esta se encontraba atorada debajo de una enorme montaña de ropas y accesorios que el chico había amontonado en el armario.

—Oh vamos, sal ahora….—se quejó y jaló con más fuerza logrando liberarla —al fin…—la chaqueta de cuero salió ilesa pero escuchó el golpeteo del metal sobre el piso. Pensó que se había caído un botón y lo rebuscó dándose cuenta que estos seguían completos. Alzó los hombros y se la puso.

Habían pasado años desde su época de estudiante en Sohoku. No tantos como para decir que ahora era viejo ni pocos para decir que fue ayer pero si los considerables para comentar que había crecido unos centímetros, que debía de rasurarse una vez a la semana y ayudar en los gastos de su casa. Sus hebras rojizas seguían tan desordenadas como en el pasado, sus ojos brillantes y una sonrisa deslumbrante y retadora como siempre.

Se puso la chaqueta de cuero, se tronó el cuello y golpeó su puño con su palma opuesta.

—Bien, aquí vamos —antes de partir el teléfono sonó y lo sacó de su bolso —¡Hey, Onoda! Ya voy de salida.

—Escucha esto, Naruko —respondió con total emoción al otro lado de la línea —recibí noticias de Imaizumi —el corazón del pelirojo se detuvo al igual que sus pasos —parece que vendrá esta temporada, no me dijo día, quiere caer de sorpresa ¿No es fabuloso?

Naruko se quedó en un silencio sepulcral con el móvil en el oído. No pudo decir nada, incluso la sonrisa sonsacarrona se borró de su rostro. Bajó la vista y sobre sus pies vio aquel metal que había salido disparado haciendo ruido. Se inclinó y lo tomó entre sus dedos, era aquel anillo que Imaizumi le dio.

Hace años Imaizumi había partido por que recibió una oportunidad en el extranjero, se fue sin más, sin esperarlo a que creciera. Creyó jamás verlo, estaba irritado pero fingía felicidad mientras que ese primer año sin verlo diariamente en la escuela fue tortuoso, fatal. Ahora volvía, no sabía cómo sentirse al respecto.

—Eh, era hora de que volviera. Bueno, voy para tu casa —el otro respondió afirmativo y colgó el teléfono mientras guardaba el anillo en su bolsillo. Se dio un par de palmadas y emprendió el viaje a casa de Onoda.

El pasado era solo pasado y nada más. Las promesas se rompen, los corazones se rompen, la gente débil se rompe y Naruko no era débil. Si volvía a ver a Imaizumi no flaquearía ante él pues en todos esos años en donde no se dignó a comunicarse sobrevivió y se esforzó por enterrar esos sentimientos tan intensos que en su juventud los había unido con tontas promesas que nunca cumplió.


Asi es, este fic está situado en un futuro donde nuestros pequeños ya crecieron un poquitín (tienen aproximadamente 20 años). No tengo ni idea de que sucederá, todo sale en el instante así que veamos si esto funciona. Gracias por leer y no olviden un review para saber si el fandom de yowapeda sigue vivo.

-Yisus