PRIMER CAPÍTULO: ENCUENTRO Y REENCUENTRO
Escucha a lo lejos la voz que viene hablándole desde hace un rato, su consciencia le advierte que lo que se le dice es importante y hasta digno de ser escuchado, pero el chico se haya absorto por completo, le dedica sus cinco sentidos a aquello que se ve, huele, se siente y sabe delicioso: su desayuno.
Sí, él continúa degustando y el tipo a su izquierda continúa parloteando, y su consciencia vuelve a insistir, vuelve a recalcar...¿no es de tontos no escuchar consejos?, bueno, todavía más tonto resultaría si permite a su desayuno enfriarse, ¿verdad? ,y no cuenta con el tiempo suficiente para calentarlo de nuevo y volver a entrar en su trance clásico, además no es como si 'este' tipo tuviera fama de hablar grandes coherencias dignas de ser oídas... Aunque, el hablar serio le advierte que no debiera de tomarse su discurso y consejos muy a la ligera, pero viéndolo por otro lado, bien podría escucharlo más tarde y es que después de todo es su compañero de apartamento así que está condenado a tenerlo consigo día a día, entonces ¿Cuál es el problema? ...Ninguno, así que ignora con todavía más razón.
Continúa disfrutando de la delicia en su paladar mientras cree oír unas preguntas a lo lejos, pero brindarse el tiempo de contestar resulta problemático, sí, la molesta voz sube su volumen a lo que él contesta con una risilla, ¡qué gozo! , la vida puede llegar a ser verdaderamente hermosa si se le llega a relacionar con lo placentero de la comida, cómo ésta consigue transformar el estado de ánimo dependiendo de su condición, es decir, si ésta se encuentra agria inmediatamente el que la consume comienza a reclamar agriando de paso el ánimo, pero si por el contrario, ésta resulta deliciosa –como es el caso - sube su alegría y hasta su amor por la vida a límites a los que únicamente la comida es capaz de conducir..., y esto es que lo su mente maquinaba cuando la molesta voz, cansada de ser ignorada, revienta en ira:
-…¡RANMAAAAAAAA!- le es arrebatado el platillo del cuál comía y del que le quedaba lo último, y entonces, voltea a mirar al chico completamente enrojecido por la rabia que le consume, con su ceño fruncido, con ese instinto homicida escapándosele por la mirada- ¡ERES UN IDIOTAAAAAA!
Y la ofensa, oooh...esa claro que la escuchó, y como si la ira fuera contagiosa, él también reaccionó.
-¡¿A qué vino eso?-reclamó y casi de inmediato objetó con mayor vehemencia que antes como si lo que dijera a continuación representara una mayor ofensa que el insulto- ¡¿Y QUIÉN DEMONIOS TE CREES PARA INTERRUMPIR ASÍ MI DESAYUNO?
-¡HACE RATO TE ESTOY HABLANDO Y NO ESCUCHAS, YO PREOCUPÁNDOME POR TI Y TÚ COMIENDO COMO SI NO HUBIERA UN MAÑANA, RANMA!- gritó a todo pulmón, para luego agregar en un tono que contrastaba con el anterior por la suavidad y burla impresa en él- bueno, ¿y de qué me sorprendo? Si cuando se trata de comida eres como un animal, ¡¿pero qué digo?- aumentó su sonrisa y la burla en sus ojos castaños- eso sería una ofensa para los animales, de hecho me atrevo a decir muy seguro que hasta un mono se comportaría mejor…-aguantó la carcajada que amenazó con escapársele, ¡qué risible resultaba fastidiar a Saotome!, continuaría, la diversión sí que era justa- …, y eso sin contar lo mucho que te cabe dentro, ¿dónde meterás tanto? Otro parentesco con un animal, ¿no son acaso las vacas las que tienen CUATRO estómagos? Vaya…, no te falta mucho para quedar como una, "Ranma el gordo Saotome" , suena lindo, ¿no?, las chicas te dirían 'mi chanchis' –y no pudo aguantar la risa ante esto último, imaginarlo en esa 'cariñosa' situación resultaba realmente entretenido, no así para el aludido, y es que realmente las emociones eran complicadas, ahora era él el que llevaba consigo la ira que su compañero desechara en burla.
-¡¿QUÉ HAS DICHO, MALDITO PEDAZO DE….?- calló su oración, y su compañero rió más fuerte.
-¡¿De qué….? ¡¿DE ANIMAL?- y esto terminó por hacerlo estallar.
Una larga carrera terminó por desordenar el pequeño pero confortable apartamento, y de paso, retrasarlos...
-¿Cree que hayamos hecho bien en permitirle a los muchachos vivir solos en Japón? Digo, usted ya conoce como son...-no pudo evitar el tono de preocupación haciendo notar de paso la intranquilidad que viene carcomiéndolo desde que despidió a su rebelde hijo y a su 'amiguito' en aquella estación. No, el susodicho éste nunca le agradó.
-Descuide señor Hibiki, lo deben estar pasando de maravilla- dice en un tono alegre y despreocupado, y agregó en un susurro confidencial- además, debo admitirle 'entre nos' que me siento realmente aliviado….
¡¿Aliviado? Demonios, con un hijo como 'ese', cómo no estarlo, después de todo estaría lejos de su alcance visual por un buen tiempo y ésto deduce que ha de constituir un alivio placentero para su relajado progenitor, pero se limita a guardarse su comentario.
-¿Por qué lo dice?
-Es que francamente…- continúa en aquel tono de discreción que lo obligó a pegar más el auricular a su oreja-…jamás creí que mi hijo llegaría a la universidad, siempre creí que sería un vago y que me vería obligado a mantenerlo hasta mi muerte, pero gracias a Dios ya me deshice de él –y comenzó a reír desenfrenadamente para acentuar cuan feliz le hacía la situación.
Genma Saotome, como padre, definitivamente dejaba mucho que desear...
La 'batalla' resultó ser un arma mortal contra los dos y es que si ambos luchaban entre sí en un contagio de ira circundante, ¿Entonces quién ganaba? ¿La vida acaso por depositar en sus mentes la enseñanza de no volver a pelear una mañana antes de ir a la Universidad? Si era así, entonces la vida debía estar revolcándose de burla y satisfacción en el piso porque ahora los dos chicos compiten con el viento con dos horas de atraso por las calles casi solitarias a esas horas de la mañana, y esto es precisamente lo que más perturba y contrae la presión al límite de la amargura, y es que ni estudiantes habían lo cual no hacía sino acentuar las alarmas de tardanza, una bastante prolongada y poco oportuna tratándose de su primer día.
-¡Eres un tonto!- reclamó- ¡si me hubieras escuchado lo que te decía no estaríamos en esta situación!
Los ojos grisáceos lo fulminaron sin que él siquiera lo notase.
-¡quizás te hubiera escuchado si dijeras coherencias más a menudo!- respondió con la misma brutalidad que recibió.
No contestó haciendo alusión mentalmente a una frase que le dijera su madre hace años: 'El tonto grita, el inteligente opina y sabio es el que calla' ; y él considerándose superior, no contestó.
Una mirada extrañada, fue su respuesta.
Poco a poco divisan su destino, un edificio cuya arquitectura resulta imponente y hasta apreciable, un choque de ilusión y la bienvenida a un nuevo inicio, una mezcla entre entusiasmo y emoción los cautivó, dejar atrás el pasado y mirar a un futuro con ansiedad, ¡Es esto precisamente lo que se vive! Una vida universitaria y gente nueva, un inicio, el esperable choque de nerviosismo fue el impacto..., ¡Una vida plagada de maravilla y libertad! Nada impediría el cumplimiento del misma, absolutamente nada...
-¡Cerrado!- roto de tajo la magia y encanto.
Se detuvieron frente al portón, la reja sólida era claramente un impedimento.
-Saltemos- propuso con naturalidad.
-¡¿Hablas enserio?- y qué pregunta más absurda, conociendo al chico como lo conoce, asegura que idea tan descabellada y pronunciada con tanta simpleza es seria. Sólo Saotome podría proponer aquello de verdad...
... sólo él...
Corrían por los pasillos, subían las escaleras a grandes zancadas hasta llegar a la puerta prometida.
-¿Seguro que es esta?- preguntó Ranma mirando de reojo a su compañero, quizás tan nervioso como él.
El chico repasó el arrugado papelito que sostiene y volvió a mirar el cartelito que yace sobre la puerta.
-Sí, es esta.
Tragaron con dificultad, se miraron intercambiando un valor que no poseían y se sonrieron con una confianza vacía.
¡Demonios! La mente de Hibiki comenzó a divagar en recuerdos añejos, y no pudo evitar evocar la sonrisa de su padre y el orgullo reflejado en la misma, y es que siempre quiso la educación superior para él, y hoy se haya justamente frente a la puerta en dirección a aquello, dichoso puede saberse, pues reconoce que el final justificó los medios, y hoy puede decir con toda verdad y orgullo que ha cumplir el sueño... ¿de su padre?, y devuelta a lo mismo, devuelta a plantearse desconforme: ¿es esto lo que desea? , no, secreta y verdaderamente no..., pero prefiere esto a quebrantarle el alma, definitivamente.
Silencio...
Ranma dirigió su mirada a Ryoga, luego a la puerta, y después nuevamente a Ryoga, aclaró su garganta pero el muchacho seguía imperturbable.
-Ya golpea- ordenó.
Ryoga como si hubiera despertado de un trance, lo mira con desconcierto, y tras unos segundos lo golpea 'amistosamente' en el brazo.
Ranma soltó un gruñido y se agarró el brazo adolorido, ¡como detestó al chico! Entrecerró sus ojos dedicándole una mirada fulminante, y es que en el rubro de lo desconsiderado Hibiki es un experto, ¡como si no hubiera tenido suficiente con la pelea de la mañana!, reconoce sólo para sí que aquello más la carrera, dejaron en su cansado cuerpo una huella dolorosa que sus músculos acentuarían al día siguiente.
-A mí no, idiota, ¡la puerta!
-Ya lo sé, sólo quería probar- le sonrió, y sin darle tiempo para responder golpeó la puerta con suavidad.
Unos segundos, y ésta se abrió.
Los ojos se abrieron con sorpresa, y una frase que por sincera no abandona la burla, tuvo lugar:
-¿Saben qué hora es? –la voz ronca del hombre se hizo escuchar con fuerza- ¡Ya no son muchachitos de preparatoria! , ¡si así era su irresponsable vida pues eso SE ACABÓ, que sea la última vez porque a la segunda no entran a mi clase, ¡¿De acuerdo?
Se miraron, el uno al otro, y es que debieron pero no se imaginaron nunca una recibida de manera tan bochornosa. Y ¿así es como comienza 'el gran inicio? ¿con una reprimenda?, bien merecida, cabe mencionar.
-ADELANTE- pronunció con gravedad y poder.
...y exactamente, el pudor aumentó, el bochorno invadía por completo el desconcierto.
Juraron ser vistos firmemente por cientos de ojos acusadores, un intercambio de comentarios con el de al lado y risas 'disimuladas'.
En definitiva, ¡Un PÉSIMO inicio'!
Curiosamente, ambos se consolaban mentalmente de la misma manera y es que así la vida no es tan trágica como lo parece: 'Al menos, éste otro pasa por lo mismo que yo'
-Yo asignaré los asientos… Ustedes deben ser Satome y Hibiki, ¿no es así?- dijo imponiendo respeto por los ojos. Ambos asintieron con la cabeza- Bien, Saotome junto a Kuonji…
La aludida, alzó el brazo. Los ojos azules se entrelazaron con unos de su mismo color, y un aire de familiaridad envuelto en su rostro produjo en él un extraño sentir, ¿De dónde la conocía?...¿de dónde?
Entrecerró sus ojos, y entonces, dedujo que la chica lo había reconocido, la vio mover sus labios y leyó en ellos su nombre, sí, lo había reconocido...
-y Hibiki al lado de...-suspiró con pesar, el último asiendo era al lado de...-¡ Señorita Sayuri, espero que ambos sepan comportarse o sino ya pueden irse buscando otra universidad!
Miró al otro asiento disponible, precisamente, rodeado de chicas..., entonces supo que todo tiene consigo su razón de ser y como si aquel fuera el pago por todo lo que había tenido que pasar en aquella mañana fatídica, sonrió sabiéndose afortunado sabiendo que todo valía la pena, y miró de soslayo a Saotome, deseando hallar en él un atisbo de envidia, pero en él sólo halló un mirar ido, sumergido en un mar de sensaciones contemplaba a la chica que sería en unos segundos su compañera de asiento y vio también que ella se encontraba en la misma situación...
¡¿Kuonji? Había dicho...¡¿Kuonji? Ese apellido..., ¿Dónde lo había escuchado? ,y ahora que lo pensaba detenidamente, 'algo' en el ambiente no cuadraba.
-A sus asientos. Tienen algunos minutos de descanso- indicó algo agitado, y es que su delicada garganta comenzaba a sufrir los efectos de tanto griterío que amargara recientemente.
Cada uno de los recién llegados se dirigía a su asiento con naturalidad.
Saotome dejó su bolso sobre la mesa y miró a la mujer que yace a su lado, con la intención de cuestionar aquello que surgió de un recuerdo difuso, pero ella se le adelantó sujetando su brazo y contemplándolo con una admiración que nunca creyó se le dedicaría.
-Ranchan, eres tú, ¿verdad?- sonrió con esperanza viva y el corazón por salírsele del pecho.
-¿te…conozco?- dudó, pero ella no, ella recordaba su rostro de tal manera que supo relacionar los rasgos infantiles que antes lo caracterizaran con la madurez que ahora se vislumbran en su mirar grisáceo.
- ¿no me recuerdas? Jugábamos juntos de niños, tu padre era muy amigo del mío…- comenzó a decir, remontándose a antaño y evocando los recuerdos grabados a fuego en su alma- fuimos muy amigos-tomó aire sin permitirse el lujo de desviar la mirada del apuesto rostro que no olvidaba-…nos separaron a los siete años, porque tu padre te llevó a entrenar artes marciales, y bueno...tomamos caminos diferentes…
Los recuerdos llegan a su mente, y se maldijo, una rabia consigo lo corroe, y es que lo concibe imposible e inhumano, la chica que a su lado lo contempla como si su aparición hubiera sido una bendición, formó parte de su niñez, ¡¿cómo pudo? Su mejor amiga Uchan, con quién se entretuviera con juegos, con quién ser revolcara en barro, con quién coloreara la vida, a quién le prometió amistad eterna.
Le sonrió con esplendido de cariño, con reconfortante ternura, entonces, ella no pudo ser más feliz.
-¡Así que Ryoga? Lindo nombre- le sonrió casi con coquetería, según pudo percibir- Soy Sayuri, ella Yuka y ella Akane- dijo señalando respectivamente, pero quién más llamara su atención es la dulce y hermosa chica de larga cabellera azulada que se limita a mirarlo sin interés alguno, y es que ni siquiera lo había saludado, tan sumida en su notable desdén... ¡Qué criatura más curiosa y misteriosa por demás!, pero bien supo disimular.
-Es cierto, es la primera vez que escucho el nombre Ryoga- comentó Yuka, lo quedó mirando un rato y le sonrió pícaramente- y ¿por qué llegaste tan tarde?- la insinuación estaba clara, pero él, que supo percatarse de ello se apresura a aclarar.
-Tuve una 'pelea' con Ranma, sólo eso, y como es mi compañero de departamento, pues…
-¡¿Vives con el chico que venía contigo?- se exaltaron al unísono.
'Mierda, no de nuevo…';pensó el chico sin poder disimular el enorme pesar, y es que siempre ocurría exactamente lo mismo, su forma de atraer la atención femenina es casi un don que a él bien le gustaría poseer, ¡Cómo envidiaba a Saotome!, y es que, es duro ser amigo de quién es tan codiciado... Realmente que aturde el autoestima.
-S… sí..-intentó sonreír, y todavía percibía que aquel mirar castaño continuaba sobre él, silenciosa...,¡¿Akane le dijo la chica que era su nombre?, Akane, la misma chica que no reaccionó como las otras dos al escuchar su declaración, tal vez milagrosamente, ella no se había fijado en Saotome..., ¡Qué esperanzador resultaba ser!, ya algo más animado sonrió con autenticidad.
-Es guapo- lanzó Yuka al aire.
-Sí que lo es, ¡¿Viste sus ojos?- comentó la otra con emoción.
-¡Azules! Los tiene hermosos, sin duda- contestó Yuka, y miró de reojo la posición del que ignora su mención en tan interesante plática, y lo que encontró, no fue para nada de su agrado- ¡Vaya..! veo que Ukyo no pierde el tiempo.
-¡Esa arpía!- exclamó Sayuri, arrugando la nariz- A esa chica la conocí en la preparatoria, sé qué clase de chica es. No te preocupes Yuka, que nosotras tenemos más posibilidades que ella, ¡Sólo mírala! Obviamente…no usa acondicionador.
'¡¿Populares?'; pensó Hibiki, oyéndolas parlotear acerca de la mal vestida chica y, claro, del llamativo atractivo del cual era dotado el chico Saotome.
Tan huecas, tan indiscutible y desagradablemente huecas..., y ella, seguía guardando silencio, de pronto la necesidad de hablarle surgió en él aprovechando el parloteo de las otras dos, y justo cuando daría el primer paso, la voz de Sayuri lo distrajo de su objetivo.
-¿Y de dónde vienes?-consultó Sayuri.
-Chi…China- respondió algo inseguro, tanta atención depositada sobre él provocaba que el surgir de sus palabras se transformara en una dificultad exasperante para el tímido chico.
-¡¿China?- se sobresaltó la chica que hasta ese instante se mantuvo silenciosa y al margen, pasando de la meditación profunda y exasperante para el muchacho a una atención completa sobre él- ¡¿China has dicho?- agregó sorprendida- ¿Eres de ahí?
El chico, gratamente desconcertado y silenciosamente satisfecho por la atención adquirida, una que por cierto, venía demandando desde hacía rato, contestó sonriéndole:
-Sí, ¿Por qué la sorpresa?
Yuka y Sayuri la miraban atenta y extrañadas, por lo cual, contestó con rigidez:
-En cuánto finalice la clase hablaremos en privado- indicó para luego volver a su posición inicial.
Dirigió una mirada a las otras dos para indicarles con una sonrisa a qué se refería con aquello, y es que bien podía jactarse de conocer esas mentes y los gestos que sus rostros revelan indicando la idea que se pudieran estar haciendo, y las conclusiones que tan divertidas mentes pudieran estar extrayendo de la situación, que si bien erróneas, le serían útiles para esconder sus verdaderos motivos.
¡No podía estar más contento!, y es que, si creía que ese grato gesto que hiciera a sus amigas, lo había pasado por alto, estaba muy equivocada. La intención estaba clara y él más que dispuesto a satisfacer cuanto anhelo creara chica tan misteriosa, y hermosa por demás.
- Retomaré la clase…- empezó a hablar el maestro, ya más repuesto y con la voz recuperada.
Entonces, todo parloteo se desvaneció.
Ranma y Ukyo cesaron su evocación al pasado, pero con una sonrisa sostenida durante el resto de la clase, y es que en definitiva, lo mejor de la lejanía es el reencuentro y nada mejor que recordar la infancia junto a otra persona que viviera consigo las mismas experiencias.
-… ¿y recuerdas cuándo caíste al lago sin saber nadar y yo te rescate? Estabas muy asustada- evocó Ranma con una sonrisa de nostalgia surgida de recuerdos tan lejanos.
-Tenía seis años obviamente estaba asustada- se justificó Ukyo, para después agregar traviesa- y también recuerdo lo orgulloso que estabas después y que no dejaste de sacármelo en cara durante meses- sonrió divertida.
El chico soltó una carcajada, y ella la acompañó. Realmente se estaba a gusto, y es que después de quince años, hay mucho que contar... y prosiguieron así, entre recuerdos y carcajadas sinceras, sentados en una mesa de la cafetería atrayendo de paso curiosas miradas.
Ya en la azotea, los dos solos tal y como la chica exigiera.
Nervioso, semejante término acudió a su mente para darle nombre a todo cuánto experimentaba, y es que, estar a solas con una chica linda, era todo un acontecimiento en la vida de Hibiki, que haciendo gala de los 'sabios' consejos que le brindara su 'buen amigo Saotome', inició:
-Esto…, te llamas Akane ¿no es así?- ¡claro que sabía que era así!, pero según su 'consejero' la indiferencia es lo más digno que pueda existir en un hombre, no lucir desesperado por mucho que se estuviera.
La chica lo miró y le dedicó una media sonrisa demasiado burlona para su gusto.
-Mira, no te traje aquí para hacer vida social- dijo y ya algo más seria, agregó- Necesito preguntarte algo.
Él, decepcionado, le sonrió como pudo y le indicó con un gesto que prosiguiera.
-…pero es confidencial-entrecerró los ojos y miró a la puerta asegurándose de que estuviera cerrada, para después volver a mirar al chico- ¿Sabes algo de las fosas encantadas?
El aludido algo desconcertado por la pregunta, que jamás creyó escucharía, contestó:
-¿Jusenkyo?- vaciló.
-¡Sí, ese lugar es!- reaccionó la chica, sonriéndole...
'¡Qué preciosa sonrisa!'; pensó inmediatamente el chico de pañoleta amarilla, mirándola embelesado, y es que le era imposible pasarlo por alto, aquel simple gesto irradiaba una sinceridad y vitalidad que nunca creyó existiera.
-¿Has ido alguna vez o sabes cómo llegar?- preguntó la chica inquisitivamente, mirándolo con los ojos entrecerrados como queriendo adivinar algo en él.
-N…Nunca…he.. he ido..p…pero sé c…có..cómo llegar- tartamudeó nervioso, y es que estar a solas frente a semejante belleza, era una simple tortura.
-¡¿De verdad? ¡¿Podrías llevarme a ese lugar?- pidió emocionada.
Casi, casi podía ver estrellas en lugar de ojos, y percibió que la bella sonrisa se ensanchó todavía más brindándole a su bonito rostro un aspecto casi infantil.
'Encantadora'; una palabra que la describiera era aquella, y se quedó ahí, prendado de su belleza.
Su corazón comenzó a acelerar y el nerviosismo subió de nivel, entonces, se supo perdido en la emoción que la castaña mirada reflejaba.
-…¡¿Y bien?- insistió al chica.
-¡¿Q… Qué? Disculpa, qué me habías dicho?- consultó el distraído chico, y es que tan sumergido se hallaba en su contemplación que poca atención pudo prestarle a lo que ella decía.
Bufó y lo miró ésta vez cambiando del todo su semblante, pasando de un reflejar alegre y encantador, con la emoción escapándosele por cada poro, a un semblante totalmente serio.
Sí, si algo detestaba con todas sus fuerzas Tendo, era precisamente que no se le pusiera atención mientras hablaba, y más, si se trataba de algo que para ella es de gran importancia como es el caso.
-Te dije que si me podrías llevar a China- respondió entre dientes.
-¡¿Q… qué?- se exaltó.
-¡¿No me digas que no escuchaste de nuevo?- se enrabió la chica, ciertamente éste chico la sacaba de quicio, ¡y de qué manera!
-sí, te entendí- aclaró, esta vez pudiendo formular bien las palabras debido a la seriedad que la petición arrastraba consigo- es sólo que, lo más seguro es que vaya a China en verano, y en caso de hacerlo, iría con mi familia lógicamente y…, bueno…-se quedó mirando a la chica que lo oía atentamente- ….,mi familia es algo anticuada y no creo que me permitan llevar a una chica con nosotros, no sé...si… me entiendes- terminó la frase con un ligero sonrojo en sus mejillas, deseando profundamente que la chica captara el mensaje para ahorrarse así la necesidad de explicarlo, cosa que por cierto, lo sumiría en el más hondo de los bochornos.
El punto al que quería llegar fue entendido por su receptora, pero ¡si pensaba que ella se inmutaría por ello, estaba muy equivocado!, porque la solución en la mente femenina estaba más que clara.
-pues dile que soy tu novia, y fingiremos que así es- dijo simplemente, con una naturalidad que no debiera acompañar semejantes palabras.
Le era inconcebible, un completo pecado pasarlo por alto, él es el que parece exagerar el asunto y ella lo ve todo de manera tan exasperantemente relajada, él que reconoce sólo para sí el nerviosismo que lo envuelve y ella se muestra tal cual es, percibiéndola sincera y transparente, tal y como una niña pequeña, cuyas faltas son compensadas con una sonrisa.
Y de pronto algo surgió.
-¿y cómo sabes si no tendré novia para ese entonces?- consultó en un tono más bajo que apenas llegó a los oídos de ella, quién al oírle, sonrió de una manera casi burlona, pero antes de que le contestara Hibiki se adelantó- Está bien, está bien…pero….- ¡oh, si creía que ella era la única astuta en el juego estaba muy equivocada!, por lo tanto se apresuró a agregar- ¿Qué gano yo con llevarte allá?
La muchacha se metió sus manos a los bolsillos con su típica indiferencia, y le respondió:
-Una cara sin marcas de esas que acompañan de por vida- dijo otra vez en ese tono tan simple y natural que arrastraba palabras que no debieran siquiera relacionarse con el tono empleado.
Las intenciones fueron procesadas, y ahora fue su turno de plasmar la burla en su rostro.
-¡¿Qué insinúas? ,no ha nacido la chica capaz de propinarme un golpe, por si no lo sabes…- sonrió con prepotencia- …me dedico a las artes marciales desde niño, y comprenderás lo capacitado que….- una patada de lleno en su cara fue lo que impidió la finalización de la oración.
Cayó al suelo debido a la fuerza del impacto, y seguidamente, oyó la puerta abrirse y cerrarse de golpe...,y esto fue lo último que oyó antes de perder la consciencia.
-Ya Ranma, fue muy divertido pero no por eso hay que darnos de holgazanes así que vayamos a clase, falta menos quince minutos para comience- sonrió Ukyo poniéndose de pie.
Se lo había pasado maravillosamente, el intercambio de anécdotas, las risas, la alegría que se vislumbra en su mirada enfocándolo a él, Ranma Saotome, y es que no se cansaba de contemplarlo, ¡La hacía tan feliz verlo!
-Esto… sí, claro…-respondió el chico imitándola- ,pero pasaré al baño antes, tú vete directo a clase dentro de poco te alcanzo- le sonrió.
Ukyo trazó un gesto en su rostro que el chico bien supo ocupar para hacerle rabiar, por lo que agregó risueño:
-…¿O es que me quieres acompañar al baño?
-¡¿Qué dices?- reclamó la chica con mal actuada indignación- ¡yo jamás! Soy una chica decente, no hago esa clase de cosas- se defendió siguiéndole el juego, ya ambos dirigiéndose a la salida.
-¡¿De qué 'cosas' hablas? Yo me refería a que me acompañases al baño y que me esperases a fuera de él…- contestó con inocencia para sonreírle de medio lado al notar el sonrojo que surgió en sus mejillas, debido a la 'mala interpretación' de lo dicho.
-¡Eres un tonto!- le reclamó la susodicha pudorosa a la vez que lo golpeaba suave y amistosamente en el brazo. Luego se separó más de él y le indicó- Te esperó en el salón entonces, tienes menos de quince minutos así que apresúrate- le sonrió con burla y añadió- no querrás volver a repetir la misma escenita de antes, Ranchan.
Los ojos azules admiraban cómo la susodicha se alejaba apresuradamente de él en dirección al salón, sí, la confianza estaba recobrada y él tenía a su buena amiga Ukyo de vuelta, con ella cerca, sabía que ya tenía a alguien más en quién confiar, en quién apoyarse.
Siguió avanzando, ya abandonando la cafetería, y de pronto surgió una duda importante:
'¿Dónde demonios está el baño?'...
Ciertamente aquel chico resultó ser de lo más despreciable a su parecer... ¡JA! ¡¿Cómo que una chica no podía golpearle? ¡Lo tenía bien merecido!
Sentada en el pasto y apoyando su espalda en el tronco del árbol, admira el azul del cielo depositando en él cuánta rabia trae por dentro.
'¡¿Acaso por ser una chica no puedo ser fuerte?'; y con este pensamiento, los recuerdos más dolorosos acabaron por atormentarla como cada vez.
Flash back.
Su padre yacía sentado frente a ella, en actitud seria y meditativa...demasiado quizás y el silencio era, por menos, perturbable e insostenible.
Sus dos hermanas de pie la observaban, no era necesario voltear a mirarlas para predecir lo que sus gestos le dedicaban: 'vergüenza y decepción'
-Akane… -pronunció su nombre, tan sombrío como nunca creyó verlo - dime, ¿Qué hice mal contigo?- le pregunta, mirándola a los ojos para hacerle ver cuán dolido se encontraba por su causa. La chica bajó la mirada, sin ser capaz de contestar, de sacar a la luz su tan conocida rebeldía porque sabía que no era el momento, que él sufría – Sabes bien lo mal que es visto que una chica practique artes marciales, ¿no es así?...
Levantó la mirada, y sacando fuerzas de dónde no había, contestó:
-No me importa lo que piense la gente. Yo amo las artes marciales y no las dejaré.
Aquel fue detonante para que Nabiki Tendo diera a conocer su vergüenza:
-¡Maldita sea, Akane! No eres más que una egoísta!- casi con lágrimas en los ojos- ¡¿Es que no te das cuenta de la vergüenza de nuestro padre y de nosotras? ¡Lo mal que dejas el nombre de nuestra familia!
-Hermanita, cálmate- la calidez de la mano de Kasumi sobre su hombro le incentivó la calma que ella misma le pedía. Entonces, el dulce mirar de ella se volvió a dónde Akane quién se limitaba a oír con la cabeza gacha, y es que toda justificación tenían en recriminarle cuánto quisieran porque reconocía lo mal que quedaría el apellido Tendo, así como también sabía de las más burlonas y desagradables miradas que le lanzaba la gente al mirarla por la calle, desde aquel día en que, cierto vecino suyo, la sorprendió practicar lo que sólo se le da a los hombres, y desde aquel día fatídico, todo comenzó a cambiar... Las habladurías, las malas miradas, el abandono de sus amigas, el rechazo total. Ya todo aquello lo había vivido, y hoy enfrentaba el peor rechazo que pudiera recibir: El de su familia.
Y lo peor, es que no concebía las palabras para defenderse, tan herida por dentro, tanto dolor que la corroe, que ya las fuerzas se agotaron.
-Akane…- la llamó el suave tono de Kasumi- ¿cómo empezó todo esto? ¿Desde cuándo, hermanita?
Incluso aquella ternura tan característica de su hermana le resultaba tan agria, como la preocupación que envuelve sus palabras.
-Ha… hace años visito a escondidas un dojo no muy lejos de aquí…
-¿A escondidas?- insinuó su padre, tan serio, con tanto reproche sólo para ella.
Asintió con un ligero cabeceo y añadió con una leve sonrisa- Hace más o menos dos años entré sin que nadie lo notara y me escondí tras unas cajas que estaban apiladas en un rincón, me quedé mirando el entrenamiento, quede tan fascinada…-bajó la mirada- que se me hizo habitual ir allí, entonces, después de cada entrenamiento en el que estaba sin estar ahí realmente, me iba al bosque cerca de aquí a practicar todo lo que había visto e imitaba cada movimiento, sin maestro me era muy complicado, pero aprendí a imitar, a corregirme a mí misma, a romper los duros trozos de tronco que me encontraba, aprendí con sólo escuchar lecciones, papá, ¿y te digo algo?- alzó la mirada nuevamente, dando a conocer el brillo que la ilumina con sólo pensar en lo que motiva su alma- ¡adoro esto! , adoro las artes marciales porque con ellas me identifico, con ellas me desahogo, me siento bien practicándolas, y….-ahí viene lo importante-….,siento mucho que ustedes no estén de acuerdo, pero me niego a dejar lo que realmente amo ¡Poco me importa lo que la gente piense de mí!, y si ustedes, les preocupa tanto las habladurías, pues…-tomó aire- lo mejor será que me vaya de aquí para no volver más, ¡¿Qué deciden?
Fin del flash back.
Una mirada cargada de nostalgia fue la que le dedicó al cielo.
¡Cuánto detesta el corazón recordar lo que tanto duele!, pero si estos recuerdos dejan una huella profunda en la vida, es inevitable evocar y sumergirse en el mar de melancolía.
Reconoce que vive estupendamente sola en su departamento así como también admite la soledad que esta libertad arrastra consigo y que la embarga a momentos, la necesidad humana de compartir, y este deseo lo impide.
La personalidad adquirida justamente después de aquella fecha que nunca olvidaría, y que le enseñó que la vergüenza y humillación pueden más que el cariño fraternal.
Y en eso estaba cuando una voz masculina llega a sus oídos con una alegría envidiable:
-¡Hola! Disculpa, ¡¿Podrías decirme dónde está el baño de hombres?
Dirigió sus ojos castaños a una mirada grisácea que la admiraban con cierta vergüenza impresa en sus mejillas.
-¡Yo que sé!- respondió la chica de mala gana desviando la mirada- ,pero deberías apurarte, las clases ya empezaron.
-¡¿Qué?- instintivamente miró al reloj en su muñeca. Efectivamente, aproximadamente veinte minutos minutos que había malgastado recorriendo media universidad en busca del baño que nunca encontró- ¡demonios!- gruñó, y luego miró a la chica- oye ¿y tú cómo sabes que…?
-voy en la misma clase que tú- lo interrumpió sin mirarlo, como si le importara menos su presencia.
-¿y por qué no vas a clase?- inquirió, demás está decir que esa muchacha le inspira cierta curiosidad.
-¡Porque no quiero!, ¡¿No es obvio? ¿Por qué no te largas y te pierdes de paso? Quiero estar SOLA- contestó acentuando la última palabra, volteando a mirarlo de una manera fulminante y amenazadora, pero él, que ya acostumbrado está a recibir esa clase de miradas debido al compañero que tiene, poco puede afectarle por lo tanto contestó con naturalidad:
-No tienes de qué preocuparte, si sigues con esa actitud así te vas a quedar por el resto de tu vida- y sin decir más, se levantó y se marchó bajo la atenta mirada de la chica.
Adivinó que ir a clase y llegar tarde de nuevo no sería una buena idea, ignora qué clase de profesor le hará la clase pero definitivamente no se arriesgaría de nuevo, así que decidió ir a la azotea y aguardar ahí por la próxima clase que comenzaría en unas cuántas horas más... y eso, entraría si tenía ganas de lo contrario solo se marcharía después de todo ya no hay nadie a quién rendirle cuentas de sus actos, NADIE.
Y encontró lo que nunca creyó se encontraría, el cuerpo de su compañero de apartamento y amigo, en el suelo, inconsciente y con una huella de zapato marcado en su rostro.
-¡¿Ryoga?- exclamó y sorprendido se dirigió a él arrodillándose a su lado-¡¿Amigo, quién te hizo esto? ¡¿Estás bien?
El chico abrió sus ojos pesadamente como si el simple hecho le costase, y se encontró con una mirada grisácea clavada con preocupación sobre él.
-Ran… Ranma, ¿E…eres tú?- murmuró quedo.
Saotome asintió y cuestionó:
-¡¿Ryoga, quién te hizo esto?
Y sin pensarlo siquiera, mencionó el nombre de la chica que le hiciera semejante agresión, para volver a sumirse en la inconsciencia.
-¡¿Una chica te hizo esto?- la burla fue inevitable, pero su amigo ya se encontraba inconsciente- Akane…,¿Quién demonios es esta chica? Debe ser muy fuerte para golpear a Ryoga- meditó en voz alta- ¿Quién será?- musitó contemplando con curiosidad la marca que de seguro su vanidoso amigo, se espantará al ver.
Continuará…
¡Hola! tanto tiempo, ¿verdad?, bueno espero que les haya gustado el comienzo de esta historia, la verdad, aunque no lo crean es un RxA ,tengo en mente muchos celos y relaciones que se irán dando poco a poco, así como muchos problemas en la pareja. Es un fanfic diferente a todo lo que he escrito antes.., espero que les guste y por supuesto que me hagan saber sus comentarios al respecto.
Debo pedir perdón, tenía tantas ganas de escribir que me limité a hacer un fanfic nuevo en lugar de releer mis otras historias y dedicarme a escribir capítulos de ellas, pero como dije, tenía tantas ganas de escribir, que francamente me dio pereza leer y directamente me puse a escribir una historia nueva -.- , perdón.
En fin, demás está señalar que todo comentario está bien recibido^^ .
Gracias por leer : )
