Descargo de responsabilidad: Por favor, no seas Anderson, ¿En qué clase de mente cabe imaginar que estos personajes son míos?
La historia está situada después de Buenos Presagios, durante los tres años que Sherlock tardó en volver y justo antes de que regresase Castiel (por enésima vez).
Dicho eso, espero que os guste.
Los Winchester tenían problemas una vez más, pero ¿Cuándo no los tenían? Resolver entuertos parecía haberse convertido en algo tan natural como respirar. No obstante, cuando esos problemas tenían nombre propio, solían ser más graves. Crowley alcanzaba siempre el top 10 de los peores embrollos. Y lo peor era que aquel día ni siquiera sabían cuál era el problema en cuestión.
Lo único que tenían era el rastro del demonio, un encantamiento para invocar fantasmas en una casa abandonada y un montón de nada.
−Ese cabrón se nos ha vuelto a escapar. – Dijo Dean mirando alrededor. –Estaba aquí hace menos de cinco minutos.
−¿Por qué lo dices? – Preguntó Sam tocando con dos dedos el dibujo del suelo.
−Aún huelo el dichoso grog. – Dijo llevándose un dedo a la nariz. –de todas formas, ¿Qué hacemos aquí? Dijo que no nos azuzaría sus perros infernales mientras estuviésemos con los leviatanes.
−¿El ataque al banco de sangre y el del cementerio no son lo bastante?
−No, Sam, no lo son. No podría abrir la puerta del purgatorio sin un eclipse y este rollo del fantasma no cuadra en nada de lo que ha hecho hasta ahora.
−A menos… −Dijo Sam revisando el solitario libro que había quedado abierto sobre la mesa.
−¿A menos que qué?
El libro era moderno, estaña escrito en una lengua viva, para variar, en inglés. Era una edición de tapa blanda y Sam estaba casi seguro de que si volviese a buscar entre los libros de su infancia encontraría uno exactamente igual a aquel.
−A menos que haya decidido acudir a la fuente. – Cerró el libro y le mostró a su hermano la cubierta en colores oscuros de "Los mitos de Cathulhu"
−Va a volver a abrir la puerta del purgatorio. Maldito… ¿No aprende? La última vez no fue exactamente un viaje a Disneyland.
−Sí, pero ahora los leviatanes están aquí, no allí. Básicamente, al purgatorio le han pasado el antivirus.
−¿Y qué ha podido sacar de Lovecraft que no supiera ya?
−Eso… es fácil de averiguar. –Sam hizo un gesto con la cabeza hacia el suelo.
Dean siguió su mirada hasta el símbolo para llamar fantasmas.
−¿estás proponiendo…−
−…pulsar el botón de rellamada, sí.
Dean dirigió una mirada cargada de desconfianza al suelo, pero añadió "Déjame ir a por la sal" antes de salir de la habitación.
Para cuando lograron traer al fantasma de Lovecraft, era más de medianoche y todo hacía un ruido espantoso. Por si fuera poco, el fantasma no se materializó dentro del círculo sino que apareció silenciosamente en una de las esquinas de la habitación y esperó a que se dieran cuenta de que estaba allí.
Dean fue el primero en verle y apuntarle, Sam se quedó en silencio. Los dos estudiaron al hombre, demasiado joven, demasiado asustado, demasiado enclenque… no era lo que Dean se esperaba del primer humano que abrió la puerta del purgatorio.
−¿Queda algo en mi memoria que aún no haya explotado ese demonio? –Dijo al fin el fantasma cuando Sam hizo que su hermano bajase la recortada.
−No venimos de su parte. Queremos detenerle, queremos saber qué le ha preguntado, señor Lovecraft.
−Ojala hubiese habido alguien para detenernos cuando yo vivía. Eran demasiados como para que yo pudiera convencerles. Sabía lo que había al otro lado, lo había intuido siempre, el borde de la demencia, el límite del abismo era muy estrecho, pero no hubo forma de advertirles. Los humanos somos demasiado fáciles de corromper. Nuestras mentes vagan como entidades sueltas a la espera de convertirnos en podredumbre para alimentar a los seres de las sombras. Yo sabía que acabaría así y todo vuelve a empezar con vosotros.
−Señor Lovecraft, ¿Qué le ha preguntado el demonio? – Interrumpió Sam intentando que el escritor no divagase.
−El modo en que abrimos la puerta, por supuesto.
−Pero eso ya lo sabía: El conjuro, el eclipse y los dos tipos de sangre.
−Él parecía muy interesado en el hecho de que hubiésemos cometido un error.
−¿Error?
−Sí, el día de la fatídica llamada, no había un eclipse de luna completo. Uno de los miembros cometió un error, eso nos alejó de la frontera con lo innombrable, fue el motivo de que únicamente un ser pudiese entrar, pero fue suficiente para condenarnos a todos.
−¿Entonces no hace falta un eclipse?
−Ciertamente, basta con una luna nueva, si quieres intercambiar la cordura de tu mundo por un único ser de la otra dimensión.
−Eso no tiene sentido, Crowley no puede querer sacar un alma cada luna nueva, él siempre piensa a lo grande ¿No? – Dean miró a Sam, que parecía igual de perdido.
−El demonio no quería sacar un alma cualquiera, buscaba una criatura de entre la oscura vorágine al otro lado.
−¿Una criatura? Podría ser que quisiese sacar el peor de los monstruos para usarlo, peor que Eva y su ejército de hijos.
−¿Existe algo así?
−Por supuesto, los antiguos se ocultan en las grietas de la realidad, acechando para desatar su poder sobre los humanos en cuanto hallen una ocasión. Seres poderosos cuyo mero nombre doblegaría a todo aquel que lo oyese a una simple masa de carne.
−No quiero ni imaginar lo que haría Crowley con un poder así.
−De momento… podría querer deshacerse de los leviatanes. Por lo que sabemos, le gustan tan poco como a nosotros.
−Nadie que invoque a uno de esos seres mantendrá una mente al final de la invocación.
−¿Dijo algo más?
−Preguntó cómo invocar a un ser en particular.
−¿Qué le respondiste?
−Que no había forma de que yo supiese la respuesta a aquello, pero que el ser que entró cuando llamamos tenía lazos con aquella casa y con la mujer que poseyó. Ambas habían sido madres. La criatura se escurrió a través de aquellos lazos, yo los noté tirar de mí y sentí que me arrastraban hacia ella. Así que le dije que usara elementos afines al alma que quería y que hiciese el ritual en un lugar del gusto del espíritu.
−Genial, ¿Y dijo a qué asquerosa gruta perdida iba a arrastrarnos?
−A Londres.
Los hermanos dejaron a Lovecraft descansar en paz y calcularon el tiempo que les quedaba hasta la siguiente luna nueva. Pero en cuanto consiguieron los billetes de avión, no sin ruidosas quejas por parte de Dean, dio la sensación de que todos los seres humanos y sobrehumanos se confabularon para evitar que se marchasen. En una semana había habido más ataques de leviatanes en las noticias que en todo el último año. Se estaban volviendo descuidados, o bien intentaban desesperadamente que no llegasen a Inglaterra.
Con mucho éxito, hay que añadir.
Subieron finalmente a un avión con apenas 48 horas para impedir que Crowley abriera la puerta. Lo lograron comprando unos billetes de último momento a una compañía llamada MJN air que solo iba a llevar mercancía a Fitton; desde allí podrían buscar algún transporte por tierra hasta Londres.
Sin embargo, no hizo falta buscar ningún transporte, porque cuando llegaron les estaban esperando.
Galletas virtuales para todo el que me cuente lo que le ha parecido el capítulo. Todos los comentarios son bienvenidos.
