¡Hola! Esta historia Narusaku llevaba tiempo escribiéndola, pero solo tenía la idea y un par de capítulos. Ahora me he animado a publicarla por aquí.


Capítulo 1 ¿Otra vez?

Sakura bajó tan deprisa las escaleras, que al llegar abajo, Ino tuvo que sujetarla para que no cayese de boca contra el suelo.

Sakura, ya vamos lo suficientemente tarde como para que encima tenga que llevarte al hospital porque te has abierto la crisma bajando unas escaleras – le reprochó su amiga.

Encima que me doy prisa en venir porque sé como te pones si alguien llega tarde…

Ino resopló y la agarró del brazo tirando de ella. Si no se daban prisa llegarían tardísimo al trabajo. El metro pasaba en cinco minutos y si esperaban al siguiente no llegarían a tiempo.

Las dos chicas tenían 22 años, se conocían desde el instituto y eran inseparables. Ambas habían empezado a trabajar en una empresa de marketing online hacía tan solo unos meses.

Sakura era una chica de tez blanca y ojos verdes. No era ni muy alta ni muy baja, ni demasiado delgada ni rellenita. Siempre iba muy bien vestida y en ocasiones Ino la envidaba porque prácticamente todo le quedaba prefecto. La peculiaridad en su aspecto era su pelo; el cual era rosa y llevaba tiñendo desde hacía ya unos años.

Ino era una joven con una gran melena rubia, que aquel día llevaba recogida en un pequeño moño alto, de ojos azulados y piel algo más bronceada que la de su amiga, pero no demasiado. Ella era algo más alta que Sakura, y solía serlo aún más, pues adoraba usar tacones y no solía vérsela sin ellos.

No puedo creerme la montaña de trabajo que nos espera hoy, tía. Y encima estamos en plan becarias en la jodida empresa. – dijo Ino mientras bajaban en las escaleras mecánicas hasta el andén.

No te quejes tanto Ino, al menos tenemos trabajo, que ya quisieran muchos.

Ya, ya, pero no me niegues que se ceban con nosotras por ser las nuevas y para colmo las más jóvenes. – continuó.

Sakura se sentó junto a su amiga en uno de los bancos a esperar a que llegase el metro.

Faltan aún tres minutos. – dijo mirando lo qué faltaba para que llegase el metro. – Ya, pero es que es lo normal, ya sabes cómo son las empresas con sus nuevos empleados, y más siendo tan jóvenes como nosotras. No te quejes tanto, Ino.

Bah, no hay quién se queje si es hablando contigo jajajaja. – dijo Ino riendo sacando el móvil. – Te ignoro hasta que yo quiera.

Sakura puso los ojos en blanco. Era típico de Ino "ignorarla" de broma cuando no tenía ganas de discutir con ella. Y es que era cierto que pocas veces discutían debido a que Sakura era bastante pasota y pasaba de ofuscarse con… en fin, la mayoría de los temas.

Había sido así desde muy temprana edad y no había cambiado prácticamente nada en ese aspecto de su personalidad. En la mayoría de los casos esto era una bendición pues así se había evitado muchas peleas a lo largo de toda su vida. Y no es que no se enfadase nunca, simplemente era que para que ella llegase a enfadarse debía ser algo muy grande. A lo largo de los años, Ino había aprendido que Sakura era demasiado pacífica en contraparte con su personalidad tan movida, por lo que un día le hizo el pequeño vacío y ya era una especie de tradición entre ambas.

Sakura sacó su teléfono para mirar la hora y se relajó al comprobar que llegarían a tiempo a la oficina. Nunca habían llegado tarde en los meses que llevaban trabajando ambas allí. En un par de ocasiones sí que habían estado a punto de hacerlo, pero la suerte les sonrió y, en el caso de la primera, uno de sus compañeros pasó con el coche y las recogió; en cuanto a la segunda, el primo de Ino las había acercado amablemente.

Guardó su móvil de nuevo y volvió a mirar cuánto faltaba para la llegada del metro. El corazón le dio un vuelco en un instante cuando bajó la vista del letrero y vio al chico que estaba justo debajo de él. Rápidamente apartó la vista.

No podía creer lo qué veían sus ojos. Tanto que volvió a mirar en su dirección para comprobar que no había sido una equivocación. Por suerte no lo había sido, era él.

No había cambiado demasiado desde la última vez que lo había visto. Seguía teniendo el pelo de un color rubio muy llamativo y despeinado, y, si no fuera porque tenía la cabeza agachada mientras leía un libro que tenía en la mano, Sakura no se habría equivocado al pensar que seguía teniendo esos ojos azules tan intensos. El color de su camiseta, naranja, quizá lo habría delatado antes si se hubiera fijado. No había equivocación, era él. Más mayor, más maduro… pero era él.

¿Cuánto hacía que no lo veía? ¿Dos años? ¿Tres tal vez? Para ella había sido una eternidad. Y ahora estaba ahí otra vez, a escasos pasos de ella. En el mismo andén de metro, otra vez…

¿Sakura? – la voz de Ino la sacó del hilo de sus pensamientos.

La joven parpadeó como si despertase.

¿Qué? – preguntó con falsa tranquilidad.

Nada, es que llevo un rato mirándote y no le has quitado ojo a ese chico de ahí. – dijo con una sonrisita. - ¿Qué pasa? Te gusta, eh, picarona.

N… no es eso… verás es que… - intentó explicarse la joven.

En ese momento llegó el metro y Sakura, rápida y sin más palabras, se levantó y fue hasta la puerta. Ino la siguió de cerca con el único pensamiento de picar un poco a su amiga con el tema de ese chico. Si algo le encantaba a Ino era intentar "enfadar" un poco a Sakura.

Ambas pillaron sitio en uno de los vagones, soltaron su bolsos y se acomodaron el los duros asientos. Sakura se sentó junto a la ventana e Ino a su lado. Sakura atisbó al rubio de nuevo, que estaba de pie agarrado a una de las barras un par de vagones más allá. Respiró más tranquila y miró por la ventana. El cristal le devolvió su reflejo, el reflejo de una chica más calmada que hacía un minuto.

Sakura, - la llamo Ino haciendo hincapié en pronunciar cada silaba de su nombre.- ¿me lo vas a contar? – enarcó una ceja. Sakura suspiró.

No es que me guste… bueno, se podría decir que un poco sí... porque… - balbuceó. – Es una larga historia y no me daría tiempo de contarla entera en lo que dura un trayecto de metro, Ino. – dijo al fin más calmada.

Ino hizo un mohín.

Oh, venga, no seas así, tía. – miró en la dirección del chico, que parecía ajeno a todo lo que se comentaba de él y miraba su móvil. – Algo me dice que lo que tienes que contar es algo muy interesante. Pocas veces te he visto mirar de esa forma a un chico.

Sakura suspiró con pesadez.

Está bien, te lo contaré. – Ino sonrió feliz. – Pero tendrás que esperar a la hora de comer. – Sonrió satisfecha al ver que Ino entornaba los ojos, en un intento de hacer una mirada de odio.

Eres cruel, Sakura. Muy cruel.

Ella simplemente se echó a reír.

Dame al menos una exclusiva, un adelanto… Yo qué sé, algo, mujer. – pidió haciéndose la periodista desesperada.

Eeestá bieeen. – respondió Sakura acomodándose en le asiento. – Digamos que lo conozco solo de vista y tuve algo así como un enamoramiento con él. Aquí en el metro. Este mismo en concreto.

Vale, cancelo el trato… - dijo Ino.

¿Qué trato?

El de que me lo contarías al a hora de comer. No puedes decirme eso y esperar a que aguante toda la mañana. Eso-no-se-hace-Sakura. – golpeó suavemente su hombro con cada palabra.

El metro anunció su parada en ese momento.

- Lo siento, Ino, tendrás que esperar. Y ahora venga, o llegaremos tarde de verdad. – dijo ignorando a su pobre amiga y levantándose para salir. Ino la siguió a regañadientes y refunfuñando. Dando un último vistazo al vagón antes de que se cerrasen las puertas, Sakura vio como el rubio volvía a desaparecer una vez más.

"¿Otra vez?" – pensó mientras salía del andén.


Ha sido cortito, pero es algo así como un prólogo. Espero que os haya gustado. ¡Hasta otra!