ROYALTY GAMES
Prólogo
En la mañana del 1 de septiembre el señor y la señora Pucey se encontraban en el andén 93/4 despidiendo a sus tres hijas, para el comienzo de un nuevo curso en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.
"Mamá!" La más pequeña gritó señalando a otra familia que se acercaba. "Mira, son ellos, son los Potter!"
"Baja el brazo Athena, es de mala educación señalar" Le contestó su madre, mientras la familia que la niña señalaba pasaba frente a ellos.
"Al parecer el niño estará iniciando éste año, igual que tu Athena" Dijo Arya.
"Y que? No sé qué tienen ellos de especiales! El hecho de que Harry Potter salvara al mundo mágico no los hace mejor que nadie… Para mí seguirán siendo traidores a la sangre." Respondió Agnes, la hija mayor de los Pucey, quien se tomaba muy en serio su papel de sangre limpia.
"Si, Agnes pero siguen siendo gente famosa, importante… Son prácticamente realeza. A mí si me llamaría la atención ir en el mismo año que el hijo mayor de Harry Potter, vaya tu suerte Athena" Le sonrió Arya y Athena le sonrió de regreso, mientras Agnes fruncía el entrecejo.
"Bien, basta de charla!" Dijo Adrian Pucey mirando su reloj de bolsillo. "Es hora de que suban ya al tren! Agnes, Arya cuiden de su hermana y Athena, buena suerte, cariño" Agnes y Arya asintieron y subieron al tren, Athena en cambio, se acercó a su padre y le dio un fuerte abrazo.
"Te quiero papá" Dijo la pequeña, luego se acercó a su madre y dejó que ésta le diera un beso en la frente. "Nos vemos en navidad" Dijo mientras los nervios y la emoción se apoderaban de ella, y subió al tren tras sus hermanas.
Athena vio asomando su cabeza por una ventana del expreso como muchas personas, al igual que ella, señalaban y miraban en dirección a los Potter y observó a los integrantes: Harry y Ginny Potter la pareja del mes, del año, del siglo y sus tres hijos, tomó un gran suspiro y volvió la cabeza hacia donde se encontraban sus padres. Arya tenía razón, aunque Athena siempre se había considerado una niña afortunada, pues pertenecía a una de las familias más importantes del mundo mágico, su padre ex jugador del equipo de las Urracas de Montrose y su madre una hermosa bruja de sangre pura hacían de ella y de sus dos hermanas parte de la nobleza mágica, pero no realeza, no, ese título lo podía llevar solo una familia de magos y Athena los había estado observando hace solo unos pocos segundos.
"Athena tengo que irme" Agnes la sacó de sus pensamientos regresándola a la realidad. "Debo ir al compartimento de prefectos, pero regresaré para asegurarme de que estés bien"
"Ay por favor Agnes, Athena estará bien, no es así Athena?" Le preguntó Arya, Athena asintió dudosa. Le agradecía a Arya el hecho de quererle quitar de encima a su sobreprotectora hermana mayor, pero en esos momentos si deseaba que Agnes cuidara de ella.
"Se que estará bien, pero es mi deber cuidar de ella" Y con eso salió del compartimento, Arya suspiró y volvió su cabeza a su hermana. "Iré a buscar a Dom… suerte hermanita" Salió detrás de Agnes dejando a Athena sola.
Athena sonrió al ver salir a Arya, y pensó en sus hermanas, todo el mundo solía decir que las tres hijas de Adrian eran tan diferentes una de la otra, tanto, que no parecían ser hermanas en lo absoluto, a Athena no le había parecido tan cierto hasta ese momento.
Agnes era bajita y delgada como su madre, pero sus rasgos se parecían más a los de su padre, tenía la tez clara, el pelo café le caía bajo los hombros y los ojos chocolate eran grandes y expresivos, la nariz era la misma de su padre: recta y afilada. Agnes era orgullosa integrante de la casa de Slytherin, astuta y ambiciosa, adoraba ser parte de la familia Pucey y alardeaba su posición de pureza de sangre.
Arya era más relajada que Agnes ella pertenecía a Ravenclaw, y la casa le iba de maravilla ya que Arya siempre tenía algo interesante que decir y siempre lo lograba decir en el momento adecuado, era una de las personas más cultas que Athena conocía, y siempre que tenía un problema con Agnes se aprovechaba de su inteligencia para hacerla quedar en ridículo. Arya era alta y un poco pasada de peso, tenía el pelo güero de su madre pero la cara redonda, sus ojos eran miel y tenía los labios delgados de los Pucey.
Athena era la consentida de Adrian, tal vez por ser la más pequeña, o tal vez por ser la viva imagen de Daphne, la única diferencia entre madre e hija era que Athena tenía el pelo negro como su padre, en lugar de la cascada dorada de su madre, pero los ojos de un verde aceitunado intenso y la tez blanca y pálida eran las mismas, al igual que la nariz pequeña y respingada, o tal vez sería la consentida porque solo ella compartía la misma pasión por el quidditch que su padre.
El viaje hasta Hogwarts fue tranquilo, Athena tuvo tiempo de leer sus revistas de quidditch, comer, y descansar un poco, incluso conocer a las amigas de Agnes, que lo único que consiguieron fue ponerla aún mas nerviosa en cuanto a la selección de casas cuando le aseguraron que quedaría en Slytherin como su hermana.
Al llegar a la estación de Hogsmeade, Athena vió como Agnes, Arya y el resto del colegio se separaban de los de primer año, cuando una voz grave y fuerte la sobresaltó.
"Los de primer año por aquí por favor!" La voz venía de Hagrid, el guarda bosques del colegio, Athena sabía quien era gracias a sus padres y a sus hermanas, quienes le habían hablado de él, el semigigante de Hogwarts. "Están todos? Bien, síganme" Dijo Hagrid cuando todos los de primer año lo hubieron alcanzado. Hagrid los guió hasta el comienzo de un gran lago, y Athena dio un grito de asombro, al igual que muchos otros de sus compañeros, pues al otro lado del lago se encontraba el magnifico e imponente castillo de Hogwarts, y aunque Athena lo había imaginado varias veces, nada de lo que había imaginado le hacía justicia. "Llegaremos al castillo, cruzando el lago, formen una línea por favor" Hagrid fue subiendo de tres en tres a los niños en pequeños botes para llegar hasta el otro lado del lago. Ni Athena, ni ninguno de sus compañeros de bote dijo una palabra en el viaje y al llegar al otro lado, Athena siguió a sus compañeros a través de las grandes puertas del castillo.
"Bienvenidos a Hogwarts" Un mago rechoncho ya los esperaba en la entrada, llevaba una túnica azul y una gran sonrisa se formaba en su rostro redondo. "Yo soy el profesor Longbottom. En unos minutos los llevaré hasta las puertas del Gran Comedor, donde el resto del colegio nos está esperando para iniciar el banquete de inicio de curso, pero antes deben ser seleccionados en sus casas" Hizo una pausa. "Varios de ustedes ya sabrán que Hogwarts utiliza éste sistema, y las cuatro casas son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin nombradas en honor al mago o bruja que la fundó. Es importante que sepan que mientras estén en Hogwarts su casa será como su familia, debido a la gran cantidad de tiempo que pasarán con sus compañeros de casa, por lo que deberán honrarla y buscar triunfos para ganar puntos, de igual manera si se rompe alguna regla del colegio se quitarán puntos, y al final del año, la casa con más puntos recibirá el premio de las casas." El profesor miró su reloj. "Es momento de que sean sorteados, síganme" Dio media vuelta y los guió hasta un enorme salón lleno de estudiantes, sentados en cuatro mesas largas y al final del salón se encontraba otra mesa repleta del resto de los profesores de Hogwarts. "Reúnanse todos aquí, porfavor" Ordenó el profesor Longbottom, y los alumnos de primer año quedaron alrededor de un taburete con un sombrero tan viejo como el castillo: el sombrero seleccionador. "Cuando los llamé tomarán asiento y se colocarán el sombrero para ser seleccionados".
Uno a uno los alumnos fueron siendo seleccionados en diferentes casas, el sombrero gritaba GRYFFINDOR, SLYTHERIN, GRYFFINDOR, RAVENCLAW, HUFFLEPUFF, SLYTHERIN, SLYTHERIN y mientras se iban terminando los alumnos y el profesor Longbottom se acercaba a la letra P, Athena sintió un vuelco en el estómago.
"Potter, James" Todo el Gran Comedor quedó en silencio cuando el hijo del famoso mago pasó al frente, era un muchacho delgado, de pelo negro y desordenado, ojos marrón y una sonrisa confiada. En el momento en el que James Potter colocó el sombrero en su cabeza, éste gritó GRYFFINDOR!, entonces se armó un alboroto en la mesa de Gryffindor mientras James se dirigía a ella.
'Eso era de esperarse!' Pensó Athena.
"Pucey, Athena" Athena se sobresaltó al oír su nombre, pero sin más preámbulo dio un paso adelante, sintiendo la mirada fija de Agnes en ella, al igual que la de toda la mesa de Slytherin.
Athena se sentó y se puso el sombrero en la cabeza con una mueca en el rostro. Después de lo que le pareció una eternidad, la duda comenzó a formarse en su expresión, movía la pierna rápidamente, y los ojos iban posándose en cada rostro que tenía su mirada fija en ella.
"GRYFFINDOR!"
