Cuando te ví por primera vez, pensé que eras una chica muy tierna. Me preguntaba una y otra vez cómo reaccionarías con mi beso. Sé que he estado con muchas otras chicas, pero solo amé a una. Lastimosamente, la vida fue lo suficientemente cruel para arrebatarmela de mi lado, el cual contribuyó a que me encerrara en un abismo de soledad y agonía.
Y llegaste tú, Nagisa. Vestias el uniforme de tu antiguo colegio. Parecías una niña de primaria, ansiosa por su primer día de clases. Nunca creí que me volvería a enamorar. Había cerrado mi corazón y, a causa de eso, terminé lastimando a muchas otras chicas que se enamoraron de mí. Pero tú, con tu gentileza y bondad, lograste destruir el muro que construí a mi alrededor y curaste mi corazón. Lastimosamente fui una estúpida al no percartarme de mis sentimientos y terminé lastimándote. Y creí que, al dejarte ir, ambas estaríamos en paz.
Pero no. No soportaba verte con otra mujer. No podía permitir que otra vez la vida me jugara una mala pasada. Así que hice el mayor esfuerzo para superar mi pasado y recuperarte, aunque tuviera que secuestrarte.
Y ahora estás aquí, a mi lado, dejándote llevar por mis impulsos. Sé que, después de esto, nos tendremos que separar. Lastimosamente me graduaré e ingresaré a la universidad. Pero ahora que ambas aclaramos nuestros sentimientos, sé que nunca más nos vamos a separar.
Te amo, Nagisa. Eres la razón de mi existencia. No me importa lo que digan los demás. Yo te amo y deseo que estemos siempre unidas. Y espero que nunca sueltes mi mano, porque yo nunca soltaré la tuya. Nagisa, te amo.
