Luz es bondad, oscuridad es maldad, o al menos, así se nos enseña desde que nacemos...
Pero... y, ¿si las cosas no fueran así?
La Luz puede ser corrompida y la oscuridad darnos cobija...
Porque Oscuridad no es lo mismo que las tinieblas y la maldad...
Porque la Luz no es inherentemente buena...
Ni la oscuridad es inherentemente mala...
Así existen luz sombría y oscuridad brillante que nos guía.
-Luz y oscuridad- Pensado en un día lluvioso.
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El Heredero Oscuro
By: Cecilia Rodríguez
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Summary:Lilyanne Evans es una Sangre Pura que se crío con muggles, hermana adoptiva de Petunia Dursley, toda su vida formó parte del plan del Señor Oscuro más temido de los ultimos cincuenta años. Un plan para obtener un heredero con su sangre. Lily fue victima de los encantos de Tom Riddle, termina embarazada de su enemigo y decide utilizar a James Potter -su eterno enamorado no correspondido- para ocultar la semilla del Lord.
Furioso, Lord Voldemort persigue a los Potter para tomar lo que es legitimamente suyo. Aunque las cosas no resultan según lo planeado, gracias a la intromisión de Albus Dumbledore.
Herido y al borde de la muerte, Voldemort jura que volverá para recuperar a su hijo.
El mundo conocera al Príncipe Oscuro, Heredero de la Oscuridad.
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Esta historia es un universo alterno, nacido de mi cabeza bajo los efectos de una mezcla de cafeína y chocolate. Es total y completamente íronico, lleno de cosas que son altamente improbables. Por lo tanto que no les extrañe si los personajes son un poco OoC.
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Advertencias:Dumbledore malo y manipulador, Anti-Weasley's, Dark Harry, Tortura, Lemmon, Hermione Malvada, Slash.
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Parejas:Aún no definidas; solo leves insinuaciones de Harmione, Drarry, VoldLily, VoldLucius
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Disclaimer: Los personajes y escenarios de Harry Potter, no me pertenecen. Son de la increible J.K Rowling.
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Di No Al Plagio
Sean Bienvenidos a esta historia.
He leído múltiples historias donde Harry se convierte en el heredero de la oscuridad, pero existen muy pocas en español. Debido a esto me decidí a intentar escribir la mía, no soy muy buena en esto pero intento que quede algo aceptable.
He perdido practica, antes de la muerte de mi prima escribía muy seguido pero ese suceso me afecto de sobremanera, me encuentro en el proceso de superarlo. No es fácil y por ello no sé con exactitud cuando pueda actualizar.
Por ahora tengo cuatro historias con esta, trabajo en las continuaciones pero simplemente no terminan de gustarme y prefiero tardar en actualizar que subir algo de lo que no estoy convencida. Además de ello (como todos) tengo mi vida personal y mis problemas, así que no puedo dedicar todo el tiempo que me gustaría a la escritura, pero hago lo que puedo.
En fin, dejo de aburrirlos con esto.
Pd. Si tienen sugerencias para las parejas del FF, las tomare en consideración.
Si desean un personaje OC se reciben fichas para los hijos de los mortifagos, legiones de vampiros y manadas de hombres lobo:
Nombre, Edad, padres, gustos, hobbies, nacionalidad, habilidades mágicas y físicas, disgustos, escuela mágica, estatus de sangre, personalidad, amistades, rivales, raza, posición económica, numero de cámaras en Gringotts (si tienen), familiar, habilidades especiales (Ej. Lengua Pársel), lugar de crecimiento (orfanato, casa normal, mansión, mansión mágica, etc.), apariencia física y otros.
Por favor en un PM.
Capitulo Primero.
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Era una noche oscura. Más oscura que el resto de las noches, cuando la luna llena brillaba todavía. La escasa luz de la noche alcanzaba a iluminar una pequeña casa en el Valle de Godric, a simple vista no parecía nada especial; era como cualquier otro de los múltiples hogares que había en el lugar. Sin embargo, para las dos figuras que se ocultaban en la oscuridad de la noche sin luna, la estructura no era importante; lo que era especial era la familia que residía en ese lugar. Sus presas.
Uno de ellos abrió la verja, y juntos entraron en el jardín de aquella casa que aún mantenía las luces encendidas. Cuando finalmente estuvieron en la puerta principal del edificio, el segundo hombre de forma rápida y sin hacer ruido saco un objeto del bolsillo; susurro algo demasiado bajo, ni siquiera su acompañante pudo discernir si siquiera había dicho algo. La puerta se abrió con una explosión.
Caminaron hacia el interior y por un momento se permitieron disfrutar de cálida luz que los cubrió, eliminando lentamente el frio de aquella noche de Samhain. El hombre que había abierto la valla tenía un asombroso parecido a una rata, estaba sucio a causa de su reciente estadía en los calabozos del castillo Slytherin; su cabello que de antaño había sido de un hermoso color castaño claro, ahora era ralo y descolorido. Sus pequeños ojos azules estaban llorosos a causa del terror que le provocaba el hombre a su lado, con sus túnicas negras agitándose por la expectación de la que su magia era presa; el ser a su lado tenia rasgos finos que le otorgaban una apariencia aristocrática, su cabello era tan oscuro como la noche, su piel era blanca como la de un vampiro, alto, esbelto, fuerte y sus ojos eran de un impresionante color rojo; como la sangre. Más que apuesto, era perfecto y su edad parecía haberse congelado en los veinte años. La mejor edad para alguien como él.
—Pettigrew—el hombre alto se dirigió al que había abierto la verja del jardín y un estremecimiento recorrió su cuerpo rechoncho, temblando como una hoja mientras esperaba la orden de su maestro: Lord Voldemort—. Encárgate de James Potter—luego se dirigió lentamente hacia las escaleras de la casa, siguiendo la firma mágica de la que una vez fue su amante y dejando detrás a su acompañante.
El Señor Oscuro Voldemort estaba furioso mientras recorría las pequeñas escaleras de la casa, su rostro no mostraba emoción alguna pero su ira se distinguía en el brillo de sus ojos… prometiendo el dolor de la dulce venganza.
Aquella estúpida niña se había atrevido a mantener a su hijo lejos de él, había corrido hacia el débil de Potter y se interno en la clandestinidad, como si eso fuera a funcionar para siempre. Había tardado quince meses, pero él la había acorralado y ahora Lilyanne Evans de Potter, pagaría cara su osadía.
Tendría a su hijo de vuelta.
Sus planes no serian arruinados por aquella niña pelirroja, había tomado a la heredera de la casa Evans y la había ubicado con muggles para evitar que sus poderes despertaran al máximo, así estos serian heredados a su heredero. Él podía ser un frío, cruel y sádico Señor Oscuro pero -la parte débil de su ser- siempre había querido una familia: sus deseos se habían manifestado en forma de un hijo y heredero, un niño engendrado por él en la heredera de Rowena Ravenclaw.
Al llegar al lugar donde la firma mágica de Lilyanne se encontraba se percato de otra en la habitación, era fuerte y oscura… sin duda alguna se trataba de su hijo. La niña pelirroja se encontraba de pie frente a una cuna de madera color caoba con tallados de oro, protegiendo al niño que se asomaba tras la espalda de su madre.
—¡No voy a dejar que te lo lleves!—le grito y él solo se rió con frialdad—. ¡No voy a dejar que usted se lleve a mi hijo!
—Él también es mi hijo y como tal va a crecer a mi lado—le dijo con ira contenida—. No tienes voz en el asunto, igual que tampoco la tuviste cuando lo engendramos… eliminando esos deliciosos gemidos que me regalaste mientras lo hacíamos—Lilyanne se sonrojo furiosamente al recordar la pasión que aquel hombre le había demostrado en su cama.
—Eres demasiado cruel, nunca podrías criar a un niño de luz—Voldemort exclamó un improperio al pensar en su heredero y la palabra "luz" en la misma oración—. Eres un monstruo—susurro aquella niña con las mejillas rojas y los ojos brillando por las lágrimas contenidas, él hombre solo sonrió con condescendencia al penetrar en los débiles escudos de oclumancia que poseía la madre de su hijo y contemplar las noches que ambos habían compartido.
—No me importa tu opinión, estúpida niña—le dijo y sonrió al ver las lágrimas corriendo por las mejillas de la joven—. Mi heredero es el Príncipe de la Oscuridad, no un "niño de luz", además yo puedo darle mucho más de lo que tú jamás podrías—le escupió—. Ahora apártate niña tonta.
—Tómame a mí, mátame si eso quieres pero… deja a mi hijo tranquilo—Lilyanne le rogaba mientras negaba con la cabeza, indicándole que no se movería.
—Te lo digo por última vez, apártate niña—le dijo dándole una oportunidad más, pero la madre no le obedeció. Voldemort cansado de ella, uso la maldición asesina de forma no verbal y la mató. Ella cayó al suelo.
La atención del hombre se centro en el bebe que lo miraba fijamente con sus hermosos ojos del exacto color de la maldición Avada Kedavra, la que había usado para eliminar a la madre de su hijo. Una maldición dejo sus labios al contemplar que su niño había sido sometido a un hechizo de sangre para que se pareciese al engendro de Potter.
—Revélate a tu padre, mi hijo—susurro en lengua Pársel y una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro cuando la magia del niño broto, rompiendo el hechizo de su ingenua madre y cambiando su apariencia a unos rasgos igualmente infantiles pero más parecidos a los suyos propios… exceptuando los ojos, herencia de su madre.
El hombre de túnicas negras vio complacido como el niño le tendía los brazos, pidiendo sin palabras que lo cargara; pedido que fue inmediatamente cumplido por Lord Voldemort. Una vez en sus brazos, el bebe escondió su rostro en el hueco que había entre el cuello y el hombro de su padre, la magia del niño estaba inquieta y exultante de felicidad… reconociendo a la suya propia. Una sonrisa de suficiencia se extendió por el rostro del hombre, al tiempo que sentía una abrumadora necesidad de proteger al pequeño niño que se aferraba a su túnica como si la vida se le fuera en ello.
Repentinamente la puerta se abrió y James Potter entró a la habitación, varita en mano. Contemplo asombrado los cambios en su hijo, la sonrisa en el rostro de su enemigo y el cadáver de su amada esposa. Lord Voldemort no le dio ninguna oportunidad y lanzo la maldición que poseía el color exacto de los ojos de su hijo, James voló a través de la pared y cayo un pisos más abajo -al pie de las escaleras- con un brazo torcido inhumanamente encima de su cabeza, quieto como una estatua. Muerto.
Antes de que pudiera salir de la habitación, el indiscutible sonido de la aparición lleno el lugar y Albus Dumbledore le lanzo una maldición que provoco que soltara a su hijo de forma abrupta, su sorpresa fue enorme cuando en lugar de impactar con el suelo el niño desapareció y reapareció en su cuna. Cuando paso la sorpresa, una sonrisa orgullosa apareció en su rostro. Su hijo era increíblemente poderoso.
—¿Por qué haces esto, Tom?—preguntó el anciano, sin siquiera preocuparse por el niño que ahora lloraba en silencio. Rompiendo algo en el interior de su padre, concluyó que no le gustaba verlo llorando.
—Él es mi hijo
—Eso no es una excusa, el niño está mucho mejor sin ti… no es correcto que crezca con un asesino—le dijo el anciano como si tal cosa, poco parecía importarle que un niño necesita de un padre para que lo guie y lo proteja.
—Yo nunca le haría daño a un niño, especialmente si es mi hijo—gruño alejándose de la cuna, no haría daño a su heredero por accidente.
Fue una suerte porque el anciano decidió comenzar un duelo, cuando llego el momento en que Voldemort lanzo el temido Avada Kedavra, Dumbledore uso la cuna de su hijo como escudo y cuando la maldición impacto en el niño; Lord Voldemort sintió como su corazón de detenía momentáneamente. La oportunidad fue aprovechada por el anciano y solo alcanzo a oír el llanto de un niño cuando fue alcanzado por una maldición oscura de corte que derramo su sangre en el traslador que tenía alrededor del cuello. Activándolo, solo alcanzo a gritar desgarradoramente al ver como su hijo se sumía en la inconsciencia, mientras veía su respiración acompasada. Desapareciendo.
Dumbledore vio con alegría como Voldemort desaparecía y al contemplar al niño que dormía en la cuna, comenzó a conspirar para desarrollar al arma que destruiría definitivamente al monstruo que él había creado. Sabia sin ninguna duda que Voldemort regresaría, pero no podía permitir que tuviera un hijo tan poderoso como había demostrado ser el hijo de Lilyanne Potter; asi que limitaría la magia del niño y lo ocultaría, para hacerlo crecer en un lugar donde iba a anhelar la atención y donde aprendería a nunca cuestionar a la autoridad.
Se aseguraría de que Tom nunca viera la piel o el pelo de su hijo y heredero hasta que fuera demasiado tarde. Con ese pensamiento cogió al niño y se apareció frente a la casa de Petunia Dursley, la odiosa hermana de Lily Potter; agitando su varita sobre el muchacho encerrando su magia y luego coloco al niño frente a la puerta del número cuatro de Privet Drive, junto a una carta rápida antes de llamar a la puerta y desaparecer.
Albus Dumbledore era conocido por ser el mejor hechicero desde los tiempos de Merlín, así en su arrogancia jamás imagino que había tomado una decisión que a la larga regresaría para restregársele por la cara. No pensó que las consecuencias serian tan terribles que intentaría enmendar su error cuando ya fuera demasiado tarde. Ni que sería impotente para detener lo que él, y solo él, habría creado. Igual que había sucedido con el padre de aquel niño.
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Harry Potter era un muchacho flacucho y pequeño para su edad, de piel blanca y cabello tan negro como el plumaje de un cuervo que despedía reflejos de color rojo en el sol, huérfano desde el primer año de vida. Se encontraba escondido entre los arbustos de su tía materna: Petunia Dursley, no estaba ahí por gusto… estaba en ese lugar para intentar evitar la ira de su tío político. Vernon Dursley.
Sentado bajo la ventana de la cocina, con la espalda pegada a la pared y las piernas dobladas contra su tórax, con el brazo derecho abrazando sus rodillas y un libro en la mano izquierda; tenía la cabeza inclinada hacia los arbustos que lo ocultaban de su tío. Su rostro poseía una mueca de desprecio que acentuaba su rostro aristocrático que era casi en su totalidad de los Black, se podía decir que era un Evans, pero algunas características eran exclusivas de los Black, heredados de su bisabuela materna Cassiopea Black. También tenía rasgos de los Malfoy y los Rosier, quienes se habían casado con algunos Evans a lo largo de la historia. Había otros que eran indudablemente de su padre y madre, como los labios y los ojos; respectivamente, aunque él no sabía eso.
Harry a sus escasos cinco años de vida, solo era consciente de que poseía una belleza sin comparación ni precedentes; puesto que ni su tía Petunia ni su primo Dudley los poseían. Causando la envidia de sus únicos familiares vivos.
El hermoso niño ni siquiera sabía porque se ocultaba, solo había oído los furiosos gritos de su tío Vernon diciéndole que le daría una paliza y él por auto-reflejo e instinto de supervivencia había salido corriendo de su alacena para refugiarse entre los arbustos. No es que le agradara estar escondido tan cerca de la casa pero si se alejaba mucho, corría el riesgo de que los Dursley cerraran todas las puertas y lo dejaran a la intemperie toda la noche. Harry intentaba no hacer ruido a la vez que escondía el libro entre los arbustos e intentaba pensar en el motivo por el que la ira de su tío se hubiera desatado contra su persona, lamentablemente en un descuido Vernon lo localizo y tomándolo de los sedosos cabellos… se lo llevo a rastras hasta la parte delantera del jardín, donde por ser domingo nadie les prestaría atención.
Fue arrojado en un charco de lodo y luego su tío recogió la manguera con la que había regado las plantas en la mañana, posteriormente comenzó a golpearlo con esta, el muchacho solo atino a cubrirse la cabeza con los brazos para que el instrumento no marcara su rostro. Mientras se encontraba en el suelo cubierto de lodo y con un dolor insoportable recorriéndole el cuerpo, escucho la voz de su tía desde el interior de la casa.
—¿Querido, cómo te fue en el trabajo?—Vernon respondió entrecortadamente, exhausto luego de golpear a su sobrino.
—El imbécil de mi jefe no me dio el ascenso
—Oh, querido es una lastima—respondió la aguda voz de Petunia—. ¿Te apetece un pastel de chocolate? Debes estar completamente frustrado por aquel idiota ¿no?
—No te preocupes, calabacita—la voz de Vernon adopto un tono increíblemente cursi—. Ya me he deshecho de toda mi frustración.
Con esas palabras, Harry lo comprendió. La razón por la que su tío lo había golpeado, él no había hecho nada malo, solo lo había lastimado por gusto; al igual que su primo Dudley. Se había convertido en el saco de boxeo de la familia Dursley y debido a eso una impotencia indescriptible se acumulo en su interior.
El niño sintió ira y odio, tan grandes que por primera vez fue capaz de sentir la misteriosa energía que había cambiado el color del cabello de su maestro y que lo había ayudado a curar sus heridas tantas veces. Aquellos sentimientos nublaron el dolor en su cuerpo y logro ponerse de pie, se acerco lentamente a su tío, viendo como Petunia lo contemplaba con los brazos cruzados en el umbral de la puerta y a su hijo detrás de ella.
Al llegar frente a Vernon, lo miro con odio a los ojos y susurro:
—Deseo con todo mí ser que todos ustedes sufran la más dolorosa de las muertes, sus cuerpos exploten desde adentro y sus órganos queden esparcidos por su estúpido jardín—el niño logro ver una sonrisa de suficiencia en el rostro de su tío antes de que los gritos empezaran.
Petunia abrió los ojos más allá de lo posible y grito cuando Dudley exploto en pedazos, regando sus restos sobre la espalda de su madre. Vernon se acerco a su esposa y la arrastro hacia el jardín, donde contemplo asombrado como las venas de la mujer explotaban una por una y finalmente como se doblo sobre ella misma antes de regar sus entrañas sobre los arbustos. El último fue su tío quien sufrió durante varios minutos sintiendo sus huesos siendo fracturados desde el interior, gritando como el insecto que era antes de seguir el camino de su esposa e hijo.
Harry contemplo su obra y sonrió, el jardín estaba cubierto por un amasijo sanguinolento que incluía varias partes de aquellos que lo habían obligado a cuidar de las flores y plantas diversas. Se sentía inesperadamente feliz. Se burló frente a los restos de sus parientes y se puso a pensar en lo que lo había conducido a ser colocado con sus parientes maternos, siempre le habían dicho que sus padres habían muerto en un accidente de automóvil por conducir ebrios, pero a menudo tenia sueños de una luz verde y un grito desgarrador que le helaba el alma.
Eso no encajaba con lo que le habían contado, pero tampoco sabía que le había sucedido a sus padres o porque él estaba con la familia Dursley. El esperaba que sus padres hubieran realmente muerto o que tuvieran una muy buena razón para no estar con él; odiaría saber que había sido abandonado por ellos y sometido al tratamiento de sus parientes, ya fuera porque no lo querían o porque no les importaba.
—No fue nada de eso—dijo una voz proveniente de su espalda—. Fuiste alejado de tu padre por un hombre llamado Albus Dumbledore—el niño miro a su alrededor para ver a su interlocutor.
Un hombre de apariencia joven estaba apoyado en la cerca del sangriento jardín, era el hombre más alto que jamás había visto. Usaba un extraño tipo de vestido y poseía una belleza que solo podría rivalizar con la suya propia, su piel estaba pálida y se veía algo enfermo, pero sus ojos brillaban con el exacto color de la sangre.
—Pareces más joven de lo que realmente eres, pero tu inteligencia la heredaste de mi—dijo el hombre con voz cansada y Harry lo miro con algo de preocupación, al verlo palidecer aun más.
—¿Se encuentra bien?
—Me preguntas si yo estoy bien, eso es algo extraño considerando que estas cubierto de golpes y sangre ¿no crees, mi hijo?
—Perdone por ser amable y preocuparme… ¡¿Hijo?!—un brillo de diversión cruzo por el rostro del hombre, pero fue rápidamente sustituido por la tristeza.
—Yo soy tu padre, así que eres mi hijo—el hombre dijo mirándolo detenidamente—. Vi lo que paso y estoy orgulloso de ti, esos asquerosos muggles merecían lo que les paso…
—¿Cómo se llama? ¿De qué hospital mental se escapo?
—Yo no me escape de ningún manicomio, soy tu padre y como tal te exijo respeto; en cuanto al nombre… tengo muchos pero puedes llamarme Lord Marvolo—le dijo y Harry parpadeo antes de llegar a la respuesta más elocuente del mundo.
—¿Eh?—el hombre, su aparente padre suspiro frustrado y saco un palito de la manga de su vestido; una silla apareció de quien sabe donde y dejo al niño con los ojos muy abiertos.
—¿Cómo hiciste eso?—el niño jadeó asombrado, olvidando momentáneamente toda la situación padre\hijo.
—Magia
—Pero…
—Creo que tenemos otras cosas que discutir
—Ah, claro, ¿Así que usted es mi padre?
—Si—Harry asintió con la cabeza y solo una cosa le vino a la mente.
—¿Dónde demonios has estado?—exigió mientras sentía sus emociones revoloteando en su estomago, manteniéndolas para si con una expresión en blanco.
—Lejos
—Lejos, lejos, ¡¿Has estado lejos mientras yo me quedaba con estos?!—grito furioso, si ese hombre era realmente su padre, entonces tenía mucho que explicar. El hombre en cuestión entrecerró los ojos.
—Créeme, no fue por elección propia—el niño entrecerró los ojos de vuelta.
—Explícame
—No seas grosero—lo regaño su padre.
—Voy a ser tan grosero como quiera, vienes aquí diciendo que eres mi padre, excusándote con que has estado lejos cuando he estado viviendo en una alacena toda mi vida, en este sitio donde se me dijo que mis padres habían muerto en un coche por estar ebrios… donde he sido usado como saco de boxeo, perdona por estar molesto—la magia del niño exploto por la furia y rompió la contención que le había sido puesta por Albus Dumbledore, el dolor lo invadió y no se dio cuenta de que sus palabras habían provocado la furia del Señor Oscuro más temido de los últimos tiempos.
Lord Voldemort tenía tres pensamientos en su mente: el primero estaba en sus deseos de cruciar al niño por faltarle al respeto, el segundo en que debería elogiar al niño por el control que tenia sobre su poderosa magia y el tercero era un pensamiento en blanco hasta que su mente registro las palabras de su hijo y entonces enfureció.
—¡¿Viviste dónde?!—el Señor Oscuro pregunto en voz baja, su voz era dura y fría, en un esfuerzo por controlar su ira.
—El armario bajo las escaleras, los monstruos no merecen habitaciones—murmuro el niño entre dientes, igual de enojado, él todavía no entendía porque no se le había permitido una habitación, pero ahora ya no importaba… los Dursley no volverían a causarle molestias. Y así se lo dijo al hombre frente a él, quien adquirió una sonrisa maligna que prometía dolor.
—¿Cuántos años tienes?
—Cinco, en tres meses cumplo seis—el Lord Oscuro se sorprendió, su hijo actuaba como si fuera un adulto y solo tenía cinco años de vida.
—Maldita sea, yo nunca quise estar lejos tanto tiempo
—Sí, estabas a punto de explicarme—Harry lo miró expectante, buscando la historia completa en las bellas facciones de su progenitor.
—Soy el Señor Oscuro del mundo mágico, hay dos bandos: luz y oscuridad—explico—. Controlo la oscuridad, siempre quise una familia por más raro que pueda parecer… así que tuve un romance con tu madre y como resultado naciste—los ojos verdes lo veían con algo de esperanza—. Sin embargo, ella huyó y te alejo de mí, le exigí que te entregara; se negó y me grito que yo nunca te tendría conmigo, así que la maté.
En este punto el niño lo veía con los ojos abiertos a más no poder.
—Me deshice del marido de su madre, también y entonces apareció Albus Dumbledore predicando que yo era demasiado cruel para cuidarte, comenzó un duelo en el que yo use la maldición asesina y el anciano uso su cuna como un escudo, me asuste, me distraje y él me dio con un hechizo oscuro que activo mi traslador, me hirió al borde de la muerte… por eso estuve lejos.
Harry lo observo con la misma expresión de asombro y muy pálido. La información penetro en su cabeza, su madre había muerto por la mano de su padre y el susodicho no lo dejo por voluntad propia; ahora todo tenia sentido. Sus sueños, el hombre de barba plateada, la sensación de flotar y el dolor producido por el rayo de luz verde.
—Lo recuerdo—dijo casi inaudiblemente.
—¡¿Qué?!
—Recuerdo la noche que viniste, el hombre Dumbledore ¿Tiene una barba ridículamente larga?
—Si
—Y esta maldición asesina, ¿es de un color verde parecido a mis ojos?
—Si
—Yo siempre he tenido sueños extraños, el hombre de barba larga enviándome luz verde—explicó Harry a su padre, él ya no tenía ninguna duda sobre su padre—. También me trajo a este sitio, ¡Ese hijo de puta!—exclamo el niño.
—Crucio—murmuro el hombre y sintió como un dolor abrasador lo embargaba—. Creo recordar, haberte dicho que no seas grosero… no es propio de un Príncipe
—Lo… lo… siento—dijo el niño mirando a su padre, ahora había asimilado la parte del Señor Oscuro y la magia.
—Me tiene sin cuidado lo que puedas decir del anciano, pero no quiero volver a oírte expresarte con palabras tan vulgares.
—Muy bien, no volverá a pasar—prometió el niño—. ¿Por qué mataste a mi madre?—pregunto Harry en voz baja.
El Lord había estado esperando la pregunta pero aún así era muy incómoda. Sin embargo, no iba a mentirle a su hijo.
—No era mi intención, pero tu madre te había apartado de mi lado y cuando le pedí que te entregara a mi… se negó, perdí el temperamento
—¿Así que la mataste?—susurro el niño, tratando de entender.
—Sí, yo estaba intentado recuperarte—explicó—. Si hubieras permanecido con ella y su marido, te habrías vuelto contra mí y ni siquiera sabrías que soy tu padre—le dijo—. Lilyanne tenía la intensión de que crecieras como un chico de la luz, un Potter… no como un Riddle-Gaunt\Evans-LeBlanc—Harry frunció el ceño.
—¿Estaba en el otro lado de la guerra, entonces?—su padre parecía satisfecho con su conclusión.
—Sí, Lilyanne y James Potter pertenecían a la luz—confirmó—. Trabajaban para Dumbledore—la expresión del niño se oscureció ante la mención del anciano, Voldemort pareció satisfecho con el odio que su hijo le profesaba al mago.
—Así que ella no iba a dejar que nos viéramos y estaba trabajando para un anciano hipócrita—supuso Harry.
—Eso es correcto
—No me gusta eso—sacudió la cabeza—. Esa no era una decisión que le correspondiera, aunque fuera mi madre.
—Lo sé—Harry se quedo en silencio durante unos segundos antes de empujar a su madre a la parte posterior de su mente, no te puedes perder lo que nunca has tenido y él tenía un padre perfectamente vivo que estaba sentado en frente suyo, en aquel jardín cubierto por sangre y órganos humanos.
—Lo entiendo—Voldemort miro a su hijo, hablaba en serio, se notaba en su expresión facial—. Entonces, ¿Qué pasara ahora?
—Tú vienes conmigo, se te enseñara todo lo que necesites saber para tomar el lugar que te corresponde como Él Príncipe de las Tinieblas, Él Heredero Oscuro
