Día 1: Café

"El mejor"

Bakugou odia tener que atender a gente inepta que es incapaz de tomar la maldita decisión de qué tomar en su descanso. Porque, bueno, era café maldita sea, sólo tenían que escoger un jodido café y largarse de una puta vez. Y se odia más a sí mismo por obligarse a conseguir un empleo de medio tiempo, pero tenía que conseguir dinero. Y no aceptaría la propuesta de Kaminari de hacer de "hombre de la vida galante" por una noche o dos.

¿Y todo por qué? Por una estupidez, una estupidez que él cometió. Un día en la sala de estar del edificio principal, Kirishima había llevado su cámara para mostrarle unas fotos a Ashido (algo relacionado a unas fotos de una salida al karaoke de hace unos meses), hasta ahí todo bien, sin embargo Kaminari y Sero comenzaron a volverse pesados, de juegos bruscos, Katsuki empujó a Denki, el cual se tropezó con Kirishima, provocando que la cámara resbalara de los dedos del mismo.

Y ojalá ahí hubiera terminado todo, pero no. Mineta intentó hacerse del héroe, lanzando una de sus bolas pegajosas al lugar donde la cámara caería, por lo que rebotó, ésta iba directo a la nuca de Yaoyorozu, sin embargo Todoroki (quien estaba en el lugar de al lado) fue más veloz y con un rápido movimiento de karate golpeó al aparato para mandarlo al otro lado del salón, Tsuyu intentó alcanzar el objeto con su lengua, pero al mismo tiempo Sero disparó un hilo de cinta sin percatarse de la acción de Asui, la cual quedó atrapada en un choque inminente, mientras la cámara en el aire seguía su camino. Iba en dirección a Tokoyami sin que él se diera cuenta y esto logró que Dark Shadow se manifestara para "protegerlo" del "ataque", haciendo que la cámara haga su último viaje hacia Aoyama, quien se posiciona para atraparlo y verse fabuloso de paso… Pero la cámara apenas topa con sus dedos antes de pasar de largo y hacerse añicos contra la pared.

Sí, había sido tan ridículamente perfecto, que a Kirishima le hubiera gustado grabar el momento… Si tan sólo tuviera una cámara para hacerlo.

Bakugou se sentía culpable, esa era la misma cámara con visión nocturna por la que le había devuelto el dinero y ahora era el causante de la pérdida de la misma. Sabía que a Kirishima le gustaba mucho y traía consigo varios recuerdos. Por lo que, tras tener una charla con su madre, decidió conseguir un empleo en un café, donde el dueño era un amigo de sus padres y ofrecía una buena paga, ya que necesitaba a alguien de forma urgente ya que la chica que trabajaba para él se había enfermado.

Tampoco podía quejarse demasiado, era una tienda pequeña, y con ese sueldo sólo necesitaría trabajar dos o tres semanas para pagar la cámara. Pero el caso es que a ese café le iba muy bien con los chicos y chicas de escuela media. En poco tiempo, desde la llegada de Katsuki, varios grupos de chicas de secundaria habían comenzado a frecuentar el lugar. El dueño, fascinado por ello, le pidió que fuese más amable para no espantar a la clientela.

Bakugou tenía que recordarse su maldito propósito cada puto segundo del día. Hazlo por él, Hazlo por él, hazlo por él… Como un jodido mantra.

—Disculpe, ¿me da tres sobres de azúcar? —se acerca una chica de cabellos rizados y orejas punteadas.

—¿Se acabaron las de la mesa? —pregunta algo extrañado, pues había puesto suficientes para todo el día en cada mesa.

—Un chico rubio está pasando por las mesas pidiendo sobres… —Murmura ella apuntado hacia el aludido.

—¿Qué demonios…? —Katsuki sale de la barra con lo primero al alcance de su mano, para echar de ahí al jodido bastardo que estuviera haciendo eso y se sorprende al ver a una cabellera familiar—. ¿Qué carajos haces, Bakaminari?

El rubio voltea con nerviosismo, como si le hubieran pillado en medio de una travesura infantil.

—Yo…

—¿Bakugou? —Esta voz era diferente, auténticamente sorprendida de verle en ese lugar, usando ese delantal del café y gafete con su nombre.

Katsuki se voltea lentamente, como si estuviera oxidado. Y, ciertamente, ahí está Kirishima, vestido aún con su uniforme escolar, junto con Sero y Ashido (los cuales le siguen contemplando estupefactos). Kirishima lo había invitado a una salida después de la escuela, pero se había negado (por obvias razones) alegando que tenía muchas cosas que hacer. Eijirou había notado que Bakugou un secreto se tenía callado, intentó que se lo dijera varias veces (incluso se colaba a su cuarto por las noches a molestar y seguir insistiendo, entre otras cosas), pero nunca había cedido. Y bueno, justo ahora lo había descubierto.

Con más calma, le habían explicado que Kaminari había perdido un reto contra Ashido, de quién comía más mochi en menos de un minuto (no se imaginaba que la saliva ácida de Mina le facilitará eso, y era tan obvio, que se sintió estúpido después de perder). Y en castigo, tenía que cruzar la calle para ir a la cafetería más cercana al parque a pedirle su número a cualquier chica que esté ahí. El idiota en vez de armarse de valor y pedir el bendito numero, terminaba pidiendo las bolsas de azúcar, y así por varias mesas.

—La chica se había quedado sin azúcar ya que le había echado mucho a su café, cuando Kaminari no supo qué decir y pidió sobres de azúcar y ella se levantó antes de poder evitarlo, Blasty, lo hubieras visto, estaba que se caía de nervios repitiendo que no le dijéramos nada de esto a Jirou… —Kirishima ríe, se había apoyado ligeramente sobre el mostrador para poder hablar con Bakugou mientras este terminaba de acomodar las tazas y copas, los otros habían tomado asiento en una mesa para seguir burlándose de Denki —. Lo que no entiendo es por qué tú…

Pero un chillido paró las palabras de Red Riot, era un grupo de chicas que parecía querer acercarse a ordenar, pero no se decidían y empujaban para que una de ellas se acercara, ¿le tenían miedo a pedir un café? Eran chicas de escuela media, de la misma de donde había ido Kirishima y oh.

Bakugou estaba a punto de hacer algún comentario al respecto, toda la maldita semana era lo mismo, concluyó que las chicas a esa edad se les alteraba las hormonas por los chicos mayores. Pero la chica no se acercó al mostrador donde estaba Katsuki, sino a un lado, donde estaba Kirishima.

—¿Senpai? —Bueno, eso no se lo esperaba.

Katsuki mira a Kirishima, pero él no parece notarlo, está demasiado sorprendido de ver a la otra que al parecer se le olvida que está cerca. Carajo. Kirishima la saluda de vuelta por un nombre al que Bakugou no presta atención, el pelirrojo se excusa torpemente para dejar pendiente la charla con el rubio. Él sólo lo mira apartarse un poco.

—Tranquilo, Bakugou, que la pobre taza no tiene la culpa. —Un voz juguetona le advierte. Katsuki voltea y mira a Ashido en el mismo lugar que había ocupado Kirishima —, la vi desde hace un rato y la reconocí de inmediato. Cuando Kirishima y yo íbamos en tercero, había una chica de segundo que comenzó a mandarle cartas, e incluso el día de la graduación le pidió su segundo botón; digamos que le gustaban los chicos callados y tímidos.

"Tímidos", Bakugou chista con indiferencia, no es como si todo ese asunto le importara.

Lo que sea del pasado de Kirishima, o el suyo, no importaba, para ser un héroe siempre tenías que mirar hacia el futuro brillante, no buscar migajas del pasado. Pero sabía bien por lo que había pasado Kirishima, y cuánto había cambiado por ello. Lo supo cuando Eijirou le explicó del tinte en su cabello, lo cual hizo un día como cualquier otro mientras hacían ejercicios en su habitación (el cabello crecía de otro color).

Poco tiempo pasó para que Kirishima volviera hasta donde estaban, sonriéndole a Mina de paso.

—¿Y bien? —Le pregunta ella, él alza una ceja sin entender —, cuéntanos cómo te fue tras reencontrarte con tu primera acosadora.

—No era mi acosadora —bufa el pelirrojo, pero se ríe del comentario—, me pidió mi número.

—Pff —Ashido se aguanta una risa—. Hombre, una chica de escuela media hizo lo que Kaminari no pudo en un sólo intento, y con su amor platónico, dios, ¡tengo que ir a echárselo en cara! —Dicho y hecho, Mina se dio la vuelta para ir a la mesa donde se encontraban los otros dos amigos.

Bakugou escucha un vago reclamo por parte de Denki, un: "¡Los jóvenes de hoy en día son más atrevidos cada vez!" como si la chica no fuera sólo un año menor.

— ¿Y bien? —inquiere Katsuki, Eijirou le mira haciéndose el despistado.

—¿Y bien qué?

—¿Le diste tu número o no? ¿Quieres que sea más directo, Cabello de mierda? —se apresura a contestar, sin despegar la mirada de la taza a la que le quitaba el polvo. Kirishima siente su cara calentarse ante la idea que pasa por su mente.

—¿Estás celoso, Bakugou?

Por qué sonríe como estúpido mientras lo dice, es lo único que pasa por la mente del rubio.

—Cállate, carajo. —Le dice antes de lanzarle el trapo con el cual limpiaba. Kirishima se ríe y no pasa a más.

Los chicos se van antes de las 6:00 pm después de tomar un café y terminar de burlarse de Kaminari. Katsuki sigue preparando café y sirviendo para que los clientes pasen a la barra a buscarlo. La chica que gusta de Kirishima va a la barra y le mira curiosamente por un rato, mirando atentamente las maniobras que hace para que se lo sirva tal y como pide. Ella al final sonríe y susurra creo que tiene razón, o algo que Katsuki no logra escuchar bien. No le da importancia, sólo cobra y espera que el reloj marque las 8:00 pm para irse a casa.

Bakugou arregla y limpia todo al final del día. Tras hacer un breve recuento de las ganancias de hoy, se cambia con su ropa normal y cierra el local. El dueño está de un viaje familiar por unos días y le ha dejado su último pago por adelantado. Esa noche Bakugou pretende ir por la cámara.

—Oh, Blasty, pensé que no te encontraría —es la voz de Kirishima,quien ya no viste con el uniforme tampoco,

—No me preguntaste a qué hora saldría.

—Vi los horarios de la tienda, me dijiste que estarías a cargo tú solo hoy —sonríe. Bakugou bufa.

—Como sea…

—¿Vas a casa? Te acompaño.

—No, pasaré a comprar algo —dice con indiferencia, comenzando a caminar del lado contrario. Escucha los pasos de Kirishima seguir los suyos.

—¿Qué vas a comprar? —Insiste en un tema de conversación, pero Katsuki no cede y no le dice.

Así es el resto del camino, Kirishima lanzando preguntas y Bakugou simplemente dándole largas con insultos, mientras seguía caminando. Entran a la tienda y Kirishima comienza a tratar de adivinar, proponiendo varias cosas ridículas, como una tostadora o una wafflera, ¿Para qué carajos quería él una wafflera?

—Ya que estás aquí, escoge de una bendita vez, pelo de mierda —musita Bakugou deteniéndose en el área de electrónica. Kirishima no entiende hasta que echa un vistazo a lo que tiene enfrente.

Son cámaras, distintos tipos de cámaras. Hay unas 3 que tienen visión nocturna y son caras. Eijirou no tiene palabras.

—Bakugou, yo no puedo…

—Si me dices que trabajé un puto mes en un jodido café para que no lo aceptes te golpearé. Así que te recomiendo que escojas rápido, que no tengo tanto tiempo, coño. —masculla, tratando de apresurar las cosas.

Salen de la tienda a los pocos minutos con una bolsa en las manos del más bajo.

Esta vez quien está callado es Eijirou; la noche en la ciudad es más calmada que muchas otras, y ambos caminan por el barrio de Bakugou, porque es la casa que queda más cercana.

—No tenías que hacerlo… —comenta a unas cuantas cuadras antes de llegar a su destino. Katsuki chasquea la lengua con desinterés.

—Tenía, quería y podía. Así que no me vengas con esa mierda.

Kirishima ríe otra vez, y se detiene para mirarle cálidamente; Katsuki mete las manos a los bolsillos, está a punto de reclamarle para que caminara, quería llegar a casa, pero el pelirrojo se le adelanta.

—¿Sabes lo que le dije a Ashimoto cuando me pidió mi número? —Dice de repente y hace que Bakugou se sorprenda un poco por la forma en que llega al tema.

—No me dijiste, claro que no.

Eijirou esboza una sonrisa y se acerca para tocar la mejilla del rubio con delicadeza.

—Que lo sentía, porque ya tenía el mejor novio que podría pedir —declara, acortando la poca distancia que había entre ellos, para plantar un corto beso sobre sus labios.

Bueno, al menos trabajar en ese maldito café había valido la pena.