Derechos reservados para Noboru Yamaguchi
Prólogo
En la noche más fría del año, en una casa ubicada en los suburbios más empobrecidos y solo superados por la innovación de sus vecinos, se encontraba, un hombre, ya pasado de sus ochenta y tantos años, rodeado de sus pertenencias más preciadas.
Se encontraba pensando en sus logros personales.
"Años teniendo las mejores oportunidades de crecer junto al apoyo familiar, la oportunidad de ser un contador, o un héroe en la catástrofe del dos mil cincuenta, y lo único bueno que he hecho es haber sido reconocido por lograr la virginidad hasta mi vejez," el vejestorio expresó con amargura mientras observaba su fotografía mostrándose con una sonrisa en el libro de Record Guiness.
Mientras guardaba el libro en su cómoda, procedió a recoger de su cama una de las cartucheras con un contenido de varias series de animación japonesa, desde las más viejas hasta las más nuevas, juntadas con años de dedicación.
"Oh, mis preciados tesoros, gasté la mayor parte de mi adolescencia juntándolos. Pero, ¿valió la pena? Por supuesto, cada maldito segundo."
Mientras el anciano volvía a ordenar sus pertenencias en orden alfabético con entusiasmo y a una velocidad solo ganada por los años, llegó a él, algo que ni siquiera con sus años de experiencia en medicina natural podría haber previsto.
"¡Mierda! Mi pecho… urgh, no puedo respirar." El anciano entrando en pánico colocó su mano sobre su pecho con fuerza e intentó acomodarse en la cama, justo en el lugar donde sus pertenencias yacían desparramadas. Con cuidado, solo ejercido por su fuerza de voluntad y un último gran esfuerzo fijado por sus ya pasados años. Se recostó, logrando no tirar al suelo, ninguno de sus ya abundantes discos de anime. Y murmuró:
"Es así como muero, recordando mi pasado y rodeado de mis pertenencias más queridas. Oh, ¿cuán cliché puede ser mi destino?"
Mientras el cadáver pronto a ser, perdía su visión ahora siendo sustituida por la negrura del vacío, logró divisar arriba de su biblioteca unas palabras que le causaron mucha gracia. Las cuales ya habían contestado su fugaz pregunta.
GAME OVER
"Eso, responde a mi pregunta." Ya perdiendo la visión por completo, el viejo fue completamente consumido por la oscuridad.
Ubicación desconocida
Nuestro protagonista comenzó a recuperar la conciencia, mientras despertaba en una habitación sumamente iluminada, construida como uno de las antiguas edificaciones griegas.
"Mmm…" ya despierto, el anciano moribundo procedió a mirar su nuevo entorno con desconcierto.
"Bienvenido." Una voz agradable le saludo.
Dirigiendo su mirada hacia la fuente de la voz, divisó a una mujer de apariencia juvenil de cabellos rubios y piel blanca como la porcelana, vestida con una toga tan blanca como una ampolleta fluorescente. Para resumirlo bien, su apariencia era similar a la de Sophitia de Soul Calibur.
Mirándola con amargura y un cierto grado de curiosidad, rápidamente le pregunto, "¿Estoy muerto? O, ¿esto es algún tipo de sueño lúcido?"
Ella mientras le sonreía amablemente, dijo:
"Respondiendo a tu primera pregunta. Sí, estás muerto. Y a la segunda, me temo que no es ninguna clase de sueño lúcido."
Sacando una tableta electrónica de la nada, procedió. "Me presento. Soy Axelia, y estoy encargada de juzgar hacia adonde las almas de los muertos van, ya sea el cielo o el infierno."
Apuntando con su dedo encima de la tableta como si estuviera buscando algo, prosiguió. "Vamos a ver… mmm, tú nombre es bastante común dentro del país en el que naciste, desperdiciaste tu vida coleccionando cosas sin sentido."
"No eran sin sentido, para mí-" pero antes de que continuara con su perorata alterada, nuestro fosilizado amigo fue interrumpido como si nunca hubiera comentado nada.
"Tuviste la oportunidad de crecer como persona un sin número de veces, pero siempre ignorabas las oportunidades, si tuviera que mandarte a algún lugar tendría que ser… el círculo del infierno de la pereza. Si, completamente apropiado," ella lo sentenció como si no fuera absolutamente malo para él en absoluto.
Ya completamente aterrado por su indescriptible destino, nuestro triste protagonista balbuceo unas pocas palabras con desesperación.
"¿Qué? Pero, se suponía que después de morir yo-" pero fue interrumpido nuevamente por la hermosa dama en toga.
"Lo siento, pero me temo que la sentencia es definitiva." Ella declaro, como su decisión final.
"Oh." Descorazonadamente, el pobre anciano se comenzó a preparar mentalmente para su nuevo destino.
Pero como si el fastidioso destino quisiera otra cosa, el Skype de Axelia, en su tableta comenzó a sonar, provocando que ella rápidamente contestara la llamada.
"Hola, hola, aquí Axelia. ¿Qué es lo que necesita, jefecito?" Ella respondió con una alegría fingida que solo escucharías de alguien que hablara con su ex. "Aja, si, aja… espera, ¿¡Por qué!? ¡Se supone que mis sentencias son definitivas! Pero, señor… aaaaaa, bien." Ella malhumoradamente corto la llamada.
Con gran esperanza, el viejo dinosaurio espero lo que tenían que decirle.
"Te salvaste anciano, no iras al círculo de la pereza. Mi jefecito," diciendo esa última parte con cierto grado de malicia, "decidió que lo más óptimo para tu alma es ser enviada a un nuevo cuerpo en una nueva vida. Por lo tanto, disfruta."
"¿¡En serio!? Eso es-" pero nuevamente fue interrumpido, no por alguien, sino el porqué.
Un portal apareció debajo de él, procediendo a engullirlo, enviándolo fuera de su ubicación como objetivo a su nuevo destino.
En otro lugar, algún otro universo
Más allá del velo entre los mundos, atravesando el cielo iluminado por las estrellas y sus lunas, se podía apreciar un hermoso cielo nocturno de primavera.
Un pueblo, ya sin la muchedumbre activa que se muestra en el día, debido a que se encontraban visitando la isla de los sueños. Sin embargo, no todos estaban de visita.
En la villa de unos nobles de bajo rango, no muy lejos del pueblo, se podía apreciar que ellos no lo eran, porque estaban viviendo un cierto grado de alteración dentro de sus vidas cotidianas.
"¿¡Por qué la fiebre no baja!? ¿¡Acaso no son sanadores!? ¡Hagan algo!" Una histérica mujer de complexión delgada vestida con una bata de dormir blanca, con hermosos ojos amarillos y cabello color gris, exigía con apuro.
"Lo siento, Duquesa, pero me temo que no podemos descubrir de dónde surgió la fiebre. Lo mejor que podemos hacer es esperar."
Ya comprendiendo que no podían hacer más, la Duquesa dijo.
"Entiendo." Respondiendo descorazonadamente.
"Tranquila, amor. Sólo nos queda rezar a Brimir para que todo salga bien." El Duque Charles intentó consolar a su esposa con poco éxito.
Lo que tenía tan preocupado a estas personas era nada más y nada menos que su hijo, que misteriosamente comenzó a sufrir de una fuerte fiebre.
Sin embargo, lo que esta familia no sabe, es que toda esta situación cambiará el futuro predestinado de su hijo, para siempre.
Desde grandes alturas, y si alguien pusiera atención con mucho cuidado, se daría cuenta de un ruido agudo, semejante al de una Banshee. Y si se fijaban bien, podrían ver que en las nubes una figura translúcida se podía apreciar cayendo directamente en una gran mansión a velocidades súper lumínicas, atravesando el techo directamente en la habitación de un niño en sus últimas etapas de vida, chocando contra él, y como si se tratara de oxígeno, entró en el niño sin mucha dificultad.
Paisaje mental
Un poco aturdido por la caída, nuestra querida alma en pena miro a su alrededor y divisó a un pequeño niño acostado durmiendo, y se percató de que respiraba con dificultad.
Acercándose al niño pudo ver que no estaba nada bien, parecía estar sufriendo de una gran fiebre y de una dificultosa respiración.
Cuando intento mover su mano a la frente del niño para tocarla, de la nada apareció alguien.
Muy asustado por la aparición repentina, la vieja alma reaccionó por instinto.
"Tranquilos, solo quería tocar su frente para ver si estaba bien. ¡No soy un pervertido, por favor no me lastimen!" dijo de manera muy lamentable.
Cuando no le paso nada, la vieja alma decidió mirar a su alrededor, solo para darse cuenta que la aparición repentina no fue otra que la supuesta ángel que lo lanzó a un agujero dimensional.
"Oh, eres tú. Podrías decirme, ¿en donde mierda estoy?"
Mirando el rostro de Axelia, pudo notar que se veía un poco mecánico, como si no fuera ella misma. Entonces de la nada comenzó a hablar.
"Bienvenido, querido mortal a tu nuevo cuerpo."
"¿Mi nuevo cuerpo? ¿Y este niño qui-?" Y como si no hubiera dicho nada, la supuesta Axelia continuó hablando mecánicamente.
"Este cuerpo pertenecía al hijo del Duque y la Duquesa de la villa, el cual cayó enfermo de una enfermedad para ellos desconocida, pero si tuviera que adivinar seria por la endogamia. Por lo tanto, como una nueva alma, ocuparas su cuerpo, y como regalo te daremos un…"
De la nada pudieron escucharse tambores.
"Pack de tus recuerdos pasados en conjunto con los conocimientos del niño, haciendo que se congreguen, y tú no tengas que aprender de tu nuevo entorno desde cero. ¿No soy genial?"
Observándola fijamente él intentó hablar para nuevamente ser interrumpido. Estoy empezando a sentirme irritado, pensó.
"Está grabación ha finalizado." La Axelia que no era Axelia dijo.
Y de pronto, todo alrededor de nuestro nuevo protagonista comenzó a desdibujarse y comenzó a perder la conciencia por segunda vez.
Días después
En un nuevo amanecer nuestro querido vejestorio ya no tan viejo, comenzó a despertarse muy lentamente, mientras que todavía tenía sus recuerdos un poco revueltos, muy lentamente su nueva situación empezó a tener algún tipo de sentido para él.
"Ooooh, mi cabeza, siento como si hubiera tenido mi primera resaca." Él masajeó sus sienes para intentar calmar el repentino dolor. Cuando de repente miro su mano, percatándose de lo pequeña que era. Sorprendido de tal vista, flexiono sus dedos lentamente y procedió a pellizcarse la cara para ver si sus ojos no le estaban engañando.
Entonces miró a su alrededor y vio que ya no estaba en su habitación llena de sus preciados tesoros provocando que comenzará a entrar en pánico. Pero tan rápido como le vino el pánico, rápidamente se esfumó, recordando al fin su situación actual.
"En verdad reencarne." Dijo con una sonrisa volviéndose completamente radiante.
Entonces intentó salir de la cama, pero un obstáculo del cual no se había percatado le impidió realizar tal acción.
Así que miró en dirección de dicho obstáculo, y se percató de que no estaba solo. A su lado se encontraba una niña de aproximadamente seis años, de aspecto adorable que solo se podría encontrar en un anime, su cabello de color azul oscuro con un rostro infantil cincelado cuidadosamente expresaba una real finura, y mirándola más cuidadosamente, se dio cuenta que tenía un traje de sirvienta. Ella dormía tranquilamente, pero si alguien se fijaba cuidadosamente, podrían notar unas pequeñas ojeras alrededor de sus ojos.
Ahora más despierto, sus revueltos recuerdos comenzaron a tomar forma, y pudo 'recordar' que está niña se llama Clementine y es su nueva amiga, que también es aprendiz de sirvienta, y que su deber es, como su madre y padre antes que ella, servir a la Casa de Wardes.
¿Wardes? ¿Por qué ese apellido me suena familiar? La vieja alma pensó detenidamente.
Pero antes de continuar pensando fue interrumpido por alguien que se estaba despertando junto a él.
"Mmmm."
Escuchando un murmullo, se fijo que su adorable acompañante se estaba despertando.
Lentamente Clementine comenzó a abrir sus ojos, demostrando la belleza única en ellos. Los ojos de la joven doncella eran de color rosa claro, unos ojos tan poco naturales que cualquiera pensaría que estaba usando lentes de contacto.
Entonces ella se dio cuenta de que su reciente mejor amigo estaba completamente despierto y aparentemente saludable, y con una alegría que solo se vería de una inocente niña se lanzó con un gran abrazo sobre la vieja alma.
"¡Jean, estás despierto! ¡Estaba muy preocupada por ti! ¡Creí que no volverías a despertar!" Clementine dijo velozmente, mientras se formaban unas pequeñas perlas de agua en sus ojos rosas.
Ante la repentina preocupación, el ahora nombrado Jean no sabía cómo reaccionar. Por lo que lo único que se le vino a la mente fue decir. "B-Buenos días."
Esa oración provocó que Clementine se le quedara mirando fijamente ante lo simple de esas palabras, y ella procedió a reaccionar acorde a la situación, "Buenos días," dijo con una suave sonrisa formándose en sus labios.
"Por mucho que me gusten tus abrazos, ¿podrías soltarme, por favor?" Jean dijo tímidamente.
Con una reacción exagerada y un gran rubor formándose en su rostro colocándola roja como un tomate, soltó a su amigo rápidamente.
"¡Lo siento! Es que estaba muy preocupada, todos en la casa pensábamos que no te ibas a recuperar. ¡Cierto! Tengo que avisarle a la Duquesa que estás despierto. ¡Se pondrá tan feliz! Espera aquí no te muevas, vuelvo enseguida."
"Guau, nunca creí que alguien hablara tan rápido como Pinkie Pie." Jean dijo con asombro. "Espero, que esto no me traiga futuros dolores de cabeza."
No espero mucho, porque de pronto, escucho muchas pisadas, como si de una estampida se tratase. Y de golpe la puerta se abrió, revelando así dos personas relativamente jóvenes pero se podía apreciar su ya apariencia adulta.
Mi conjetura es que ambos tienen alrededor de 28 años y lucen bastante cansados. Jean pensó mientras miraba a los dos extraños.
Los recién llegados se le quedaron mirando fijamente como si hubieran visto a un rey, y con alegría insana, se lanzaron para abrazarlo con fuerza, ahogándolo.
"Aaaaaarg." Escuchando su quejido ahogado, lo soltaron rápidamente.
"¡Oh, Jean! ¡Qué bueno que estás a salvo, creímos que te perderíamos para siempre!"
"¡Hijo! ¡Me salvaste de procrear a otro!"
"Amor, por favor. No digas esas cosas delante del niño." La Duquesa le dijo a su marido dándole una mirada helada.
"Lo siento, querida." El Duque dijo vergonzosamente.
Ante semejante actuación, Jean se quedó anonadado. También esto le causo mucha gracia, era como si estuviera viendo una escena típica de anime.
Esto es hilarante, pensó con alegría.
"Hijo, estoy muy feliz de que estés bien al fin. Casi habíamos perdido la esperanza… ¿te encuentras bien?"
Mirando fijamente a aquel hombre, se dio cuenta quien era, este hombre era el Duque de Wardes. Su padre, o al menos, su nuevo padre. La apariencia de aquel hombre era imponente, tenía el pelo corto de color plata, y sus ojos eran de color celeste. Estaba vestido con una camisa blanca, con pantalones azules. Al parecer era un pijama, ya que se le veía despeinado, probablemente por su apuro por verle.
La mujer a su lado, tenía una apariencia encantadora digna de una princesa, su cabello color gris y sus anormales ojos color amarillo, llevaba puesto un vestido largo de color blanco a juego con la camisa de su esposo.
Ambos tienen el color de pelo similar, ¿serán primos? Jean pensó.
Como cualquier niño, según los recuerdos que Jean exploraba, no encontró ninguna referencia a los nombres de sus padres. Supongo que tendré que preguntarles, pensó con una media sonrisa.
En ese periodo de tiempo en el que no reaccionó a la pregunta, ambos nobles empezaron a preocuparse.
"¿Jean?"
"¡Oh! Si, lo siento. Estoy perfectamente bien, casi como si nunca me hubiera enfermado. Incluso ahora mismo podría salir a dar un paseo." Mientras decía todo eso, comenzó a levantarse.
Y con una reacción solo condicionada por horas de práctica el Duque de Wardes lo detuvo de salir de la cama, sin siquiera tocarlo. Provocando una reacción que los Wardes no esperaban.
"¿Qué rayos? ¿Cómo haces esto sin tocarme? ¿Eso es una varita?" Jean pregunto perplejamente.
"¿De qué estás hablando hijo? Con magia por supuesto." La Duquesa de Wardes dijo.
"¿Magia?" Mirando al vacío como si estuviera recordando muchas más cosas.
Wardes, magia, Jean, magia, varita, magia. Jean pensó logrando tener una epifanía.
"Como lo pensé, todavía no estás bien. Escucha hijo, traeremos a los sanadores para que te vean. Y dependiendo de lo que digan, veremos si puedes salir o no. ¿Qué te parece?" el duque dijo pacientemente.
Respondiendo de manera automática, Jean dijo. "Claro."
Satisfechos con esa respuesta, procedieron a dejarlo solo con sus pensamientos cerrando la puerta detrás de ellos.
Un profundo silencio reinó dentro de la habitación, y finalmente lo único que Jean pudo decir fue.
"¿Me enviaron a un mundo de fantasía?"
Nota del Autor: Nuevo comienzo, 2.0, agradecimiento por los consejos a mi buen amigo **********, si él tuviera perfil en fanfiction se los daría.
Está prólogo fue escrito con amor, por decirlo así. El siguiente capítulo no sabría cuando este listo, ya que escribo solo cuando me inspiro, como la mayoría, pero les puedo decir que el capitulo 01 está en el 0,1%.
Sin más que decir, me despido.
Mattgenesis.
