Maxxie está llorando en la tumba de Chris. Han pasado ya cinco años de la muerte de uno de sus mejores amigos, pero la sigue viviendo como el primer día. Con el tiempo ese lugar se ha transformado en su lugar para reflexionar, para masticar los hechos de su vida y sobreponerse ante toda circunstancia dificil. Allí fue cuando James le abandonó, cuando la vida le rompió la ilusión del amor, e ironicamente el destino le confabulaba para acabar siempre en el juego de mala muerte que le había arruinado la vida hace mucho. Tony.
-¿Qué haces aquí?
- ¿No te alegras de verme Maxxie? Ven y dame un abrazo.
Maxxie se acerca confuso. Conoce la doble intención de Tony al acercarse de esa manera. Lo ve en sus ojos. Tony mira la hora y rodea la cintura de Maxxie. Están en un cementerio, pero eso no parece importar la morbosidad que abunda en la mirada de ambos. Un beso sella el encuentro, un beso profundo y largo, verdadero y sincero, donde la mezcla de salivas no es más que la fisica concretada de una química perfecta.
-Me alegra verte de nuevo.
-Te extrañé.
Tony se sacó la polera y con su cuerpo empujó a Maxxie hacia un rincón. Allí rodeados de sarcófagos materializaron el amor en un afán que parecía no terminar. Sus cuerpos desnudos, previos a retozar alcanzaron un climax de excelencia; y la dureza del encuentro, la rigidez de los cuerpos encontrados en su intimidad logro hacer explotar la fluidez hormonal y complacer al más insensato. El éxtasis de Maxxie, los gritos de Tonny, cada gemido y susurro contribuyó a concretar la obra maestra. Hasta que ésta estuvo acabada, y no fueran más que dos cuerpos desnudos retozando, abrazados en la naturaleza de los muertos; por fin juntos.
Nos vemos el próximo año – dijo Tonny sujetando su virilidad con la mano derecha y vistiendo la ropa con la izquierda.
Como siempre – Maxxie abrió los ojos y una vez más estando solo en ese cementerio, esperaba a su príncipe azul, a aquel que nunca llegaría, a ése que cada año iba a esperar como la única ilusión muerta que le quedaba del amor. Y en silencio, siguió esperando esos ojos azules, y descansó en el recuerdo de una fantasía, de verse en el pecho de quien amaba, sinicamente en el mismo lugar de muerte que terminaba resguardando los cuerpos de sus antiguos amores: Chris y James.
