No se, tengo trauma de hacer a Feli yandere xD y un trauma con las canciones de Mayu
Pequeño drabble basado en Uso to nuigurumi de Mayu (obviamente XD) ninguno de los personajes me pertenecen~
–¡Uwa! Luddy, Luddy~ Hay que subirnos ahora a ese – Un chico castaño veía a un hombre rubio fornido, señalando una extravagante montaña rusa. – ¡Hay que formarnos rápido! –
–Sí, ya voy, Feliciano– El otro iba sonriendo, viendo a su acompañante reír y sonreír, jalándole de la mano hasta llevarlo a la fila de aquel juego.
Ellos son Feliciano Vargas y Ludwig Beilschmidt, los mejores amigos que podía haber en el mundo. Vivían cerca de aquella hermosa y colorida feria, con sus típicas atracciones mecánicas y puestos de algodones de azúcar y juegos. Eran una tierna pareja de amigos, siempre que podían, oh más bien, cada fin de semana iban a las atracciones a divertirse. Feliciano siempre llevaba consigo un oso de peluche que le ganó Ludwig hacía unas semanas atrás. Siempre sonriendo.
– ¡Luddy! –Siempre con una sonrisa en la cara, siempre sacándole sonrisas al otro.
Era una lástima que Ludwig no entendía mucho el comportamiento de su compañero.
Era un día normal, esa noche irían a la feria como siempre. Feliciano estaba deprimido al ver que su oso, Mimi, había desaparecido.
–Ah…– Suspiró –Como desearía saber que está haciendo Mimi en este instante, espero y su relación con Koki vaya mejor–
–Feliciano, es un peluche, ¿Cómo puedes decir tal tontería? –
–¡NO ES NINGUNA TONTERÍA! – De alguna manera se molestó y se fue a su habitación llorando, como si le hubieran regañado.
Aunque fueran tiernos entre ellos siempre habían peleas por las cosas más absurdas, pero ahora incrementaban cada día. Feliciano estaba más extraño de lo normal. Pasadas dos horas regresó, sonriendo como si no hubiera pasado nada, abrazándole y sonriéndole radiantemente.
–Luddy, dime… ¿Me amas? – Siempre le preguntaba, a lo que Ludwig siempre respondía
–Claro que si, Feliciano, te amo, pero hay veces en las que no logro comprenderte…Lamento haber dicho…lo que sea que dije…–
Las primeras veces que Feliciano le decía eso él se ponía nervioso, no entendía de que hablaba, le decía que no lo amaba, pero que lo quería como amigo, éste le decía que haría que lo amara…y lo hizo.
–Me alegro que me ames– Sonrió –Iré a ducharme para más tarde. Empieza a arreglar tu ropa~–
Sonrió y le vio irse y recordó, ¿Mimi? La había dejado caer en un juego, la perdió, pero no le diría eso…no quería verlo deprimido. Pero le molestaba que dijera eso, "¿Qué estará haciendo Mimi? Si Kiki (o Kuki, o como se llamara) se enterara se pondría triste" Era un muñeco de felpa, no tenía nada de especial.
Al parecer Luddy no sabía que era el regalo que más atesoraba el menor.
–Feliciano…no te entiendo, realmente que no te entiendo…hay veces que llegas a darme miedo con las cosas que dices, deberías oírte, pareces un loco, no se si deba decirte que ese tonto muñeco no volverá– Empezó a decir su monólogo, sin darse cuenta que Feli había regresado para preguntarle donde estaba el shampoo que habían comprado antes.
– ¿Un loco, dices? – Se sorprendió al escuchar la voz de su amigo, con un tono inusual al tierno e infantil de siempre.
–L-Lo siento, no creí que…–
–¡Ósea que querías ocultármelo! Luddy, creí que me amabas…¿tan mal piensas de mi…? Ugh, eres un…– Empezó a decir cosas sin sentido mientras se acercaba a él lentamente, agarrando un cuchillo.
–¿Q-Que estas…?–
–Te amo tanto, me gustas…Lo siento, Luddy–
Lo apuñaló, una y otra vez. Es una lástima que Ludwig no entendía mucho el comportamiento de su compañero, si lo hubiera entendido o por lo menos hacer como si lo entendiera, no habría acabado de esa terrible forma.
