Hace ya un año empecé a ver Katanagatari. Al acabar la serie en Diciembre deseé que hubiera un apartado en fanfiction en el qu leer fanfics suyos, y mi deseo se cumplió. Ahora acabo de leer la única historia que había antes de ésta, que estaba en inglés, y me ha gustado tanto que me ha inspirado y he decidido escribir algo yo misma. Espero que disfrutéis de mis desvaríos; es triste, pero me ha gustado el resultado.
ADVERTENCIA: Contiene Spoilers.
Disclaimer: Katanagatari no me pertenece, es propiedad intelectual de Nisio Isin y Take.
Shichika esperaba, como desde hacía ya varios años, cerca del lago que descubrió en aquel tiempo en el que dibujaba el mapa, aquel que ella quería confeccionar. Miraba al infinito, y los colores anaranjados del atardecer le regalaban una vista maravillosa que él se empeñaba en despreciar. Los pájaros observaban su alta y estilizada figura, esperando algún movimiento de su parte. ¿Es que no pensaba moverse? Ya llevaba varias horas de pie, completamente inmóvil.
El sol se escondía tras las imponentes montañas recortadas en el horizonte, dejando por fin que la oscuridad se apropiara de los árboles, cuyas hojas rogaban por un poco más de luz. Shichika alzó la cabeza, y sus ojos grises miraron al cielo. Las estrellas empezaban a dejarse ver, perezosas, en medio del oscuro y profundo firmamento. ¿Por qué pasar tanto rato esperando por algo tan común como lo son las estrellas? ¿Por qué presentarse otra vez, mes tras mes, para presenciar algo que había presenciado siempre? En ese momento, el joven vio algo que realmente le interesó, y dejó de lado todo aquello que le rodeaba para contemplarlo.
Sin apartar la vista del cielo, avanzó lentamente hasta que sus pies se hubieron hundido en el lodo, entrando en el lago. Cogió algo que llevaba atado en su cinturón por inercia, como de costumbre. Las pocas nubes que quedaban se apartaron.
Ya era hora.
Una ligera sonrisa se dejó entrever en el rostro del moreno, que bajó en ese instante su vista hasta la superficie del lago. Allí, sobre el agua calma, descansaba el reflejo de la luna llena, tan plateada y bella como recordaba. Alzó su mano hasta la altura de sus ojos para comparar el color del objeto que sostenía con el del astro.
Los mechones blancos eran tan parecidos a la luna... Casi parecía que Togame saldría del agua en cualquier momento.
Un susurro cortó el silencio.
-Togame...
Una única lágrima cayó, fundiéndose con el agua que le cubría, y por un instante su mirada volvió a ser la misma de antes. Su sonrisa se mantuvo fija en su rostro aunque llorara.
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Ichi-Ichi
