Bienvenidos a mi primer fanfic yaoi. Antes que nada quisiera hacer algunas aclaraciones importantes 1) Las Tortugas Ninja no me pertenecen, este es solo un fic hecho para divertirse 2) La idea de esta historia está basada en un manga que leí hace algún tiempo, entonces la idea original no es mía, solo hice una adaptación (lo cual sí es mérito mío) 3) Y no por eso menos importante ESTA HISTORIA ES DE CLASIFICACIÓN M, PARA MAYORES DE EDAD ( DE 18 AÑOS EN ADELANTE) CONTIENE MATERIAL DE TIPO YAOI (CHICO X CHICO) Y T-CEST SI NO TE GUSTA, NI LO LEAS, TE INVITO A LEER ALGÚN OTRO FANFIC, HAY DE TODO Y PARA TODOS, PERO SI TE GUSTA ERES BIEN-VENIDO… una vez aclarado estos detalles pasen y lean
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SI ME MIRAS…
MI PECADO
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No sé cuánto tiempo estuvo ese agujero en la pared sin que yo me diera cuenta pero ¿Cómo podría haberlo sabido si aquel poster lo cubría? Era solo un pedazo de papel tintado con las imágenes de mis héroes de la infancia, eso y nada más, pero que me hacía feliz y me traía recuerdos. No obstante ese día se cayó como un presagio de la pérdida de mi inocencia, como una sentencia que declaraba el fin de esos años de ingenuidad y en su lugar dejó ver un espectáculo que cambiaría todo en mi vida.
Aun no entiendo como pude dejarme llevar por mi curiosidad de esa manera, pero como si fuera casi un juego decidí dar una mirada a través del agujero y él estaba ahí. Al principio no entendía lo que estaba pasando y por eso continué mirando. Si lo hubiera visto leyendo, durmiendo o aun si el cuarto hubiera estado vacío, esa mirada hubiera sido la última, esa mirada hubiera sido todo…pero no fue así. Mi cerebro me empujó a seguir mirando hasta entender qué era lo que estaba pasando. Era como si él temblara en su cama, su respiración era agitada y entrecortada, después, con un poco más de atención, me di cuenta. Mi hermano estaba satisfaciendo sus necesidades masculinas más íntimas y yo estaba siendo testigo de eso.
En ese momento sentí como mis mejillas se sonrojaron, sabía que debía apartarme y dejar de fisgonear, pero por alguna razón no podía. Estaba como hipnotizado mirando su cuerpo agitado, su cara reflejando placer, su piel aperlada por el sudor y sus movimientos rítmicos. En un instante sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y depositarse en mi entrepierna. Los muros eran grueso y no podía escuchar sus gemidos, más que nada por los ruidos de los otros dos escandalosos de la guarida, pero podía ver su boca entre abierta apunto de soltar suaves sonidos de satisfacción, pero se contenía, aun cuando lo deseaba desesperadamente se contenía. Yo lo miraba acallar esos sonidos que denotaban su disfrute colocando su mano en la boca mientras yo mojaba mis labios imaginando como su voz debería escucharse. Tragué saliva, cada fibra en mi interior ardía de pasión al verlo así, deseaba ver más, deseaba escucharlo y yo sabía que también empezaba a desear probarlo.
No sé en que momento había empezado a tocarme, pues mi cuerpo empezaba a pedirme hacía mucho tiempo que me uniera al placer que mis ojos percibían y era evidente que mi hermano estaba a punto de llegar al clímax. Eso no hizo otra cosa que excitarme más de lo que ya estaba. Moría de ganas de ver su rostro al llegar al placer máximo, ardía ante el deseo de poder escuchar ese gemido final, aunque en el fondo sabía que él no le permitiría a su garganta liberar ese dulce sonido que tanto ansiaba escuchar. De pronto alguien tocó a mi puerta. Di un brinco con la sorpresa y solo alcancé a darme vuelta y poner el poster enfrente de mi parte baja para disimular mi excitación, al tiempo que ocultaba mi pecado con la espalda.
La puerta de mi cuarto se abrió y el más inquieto de mis hermanos entró, sin que le dijera que podía hacerlo.
—Bro quería preguntarte si no sabías donde quedó mi patineta, es que no la encuentro y…— dijo Mikey pero de pronto guardó silencio y me miró sorprendido.
Eso me puso nervioso. Sentía que había sido descubierto, observó fijamente a hacia abajo y yo me ponía cada vez más inquieto, sabía que mi cara estaba completamente roja, no tenía que mirarme al espejo, porque podía sentir mis mejillas hirviendo.
—¡Todavía tienes el poster que te regalé a los 8! ¡eres tan tierno!—dijo esta últimas palabras con tono tierno y empalagoso mirando el papel que utilizaba para ocultar mi evidente excitación.
Mi hermanito estaba a punto de tocar aquel poster.
—Creo que vi a Rafa con tu patineta hoy en la mañana, d-deberías de preguntarle a él— me apresuré a decir con una sonrisa nerviosa y mi hermano se detuvo en seco completamente asustado.
—¿Qué? ¿Con mi patineta?—de pronto salió corriendo—¡No hermano! ¡no le hagas nada! ¡ella es una víctima inocente!—dijo mientras abandonaba mi habitación.
Al fin pude respirar tranquilo. Cerré la puerta con seguro y miré de nuevo para saber si él estaba todavía ahí. Por alguna razón me sentí decepcionado al darme cuenta que se había ido. Aun así me pareció refrescante la sensación de casi ser descubierto. Sonreí como nunca había sonreído antes. Volví a colocar el poster, solo que esta vez no pegué las dos puntas inferiores y me dispuse a terminar lo que había empezado con ese afortunado incidente, recordando aquella sensual escena, completándola ahora con la morbosa idea de verlo llegar al final frente a mis ojos, sin que él lo supiera.
…
Ese día más tarde esperaba sentado a que mi programa favorito pasara por la televisión cuando escuché su voz detrás de mí.
—¿Y le regresaste su patineta a Mikey?—
Yo no veía la escena pero casi podía adivinar la cara sínica de mi hermano de ojos verdes.
—Sí, las tres…las tres partes—contestó con una voz de auténtico orgullo, como si hubiera hecho algo por lo cual debieran felicitarlo.
—La próxima vez que te desquites ¿Puedes buscar algo con lo que no hagan tanto ruido? Estaba leyendo y no me dejaban concentrarme—contestó mi inteligente hermano y no pude dejar escapar una risita nerviosa, que traté de disimular de inmediato.
Yo sabía perfectamente lo que Donnie hacía en ese momento, y leer no era precisamente eso. Puede adivinar como a mis espaldas ambos me miraron extrañados. Fingí que algo en el programa me había hecho reír y los dos continuaron hablando. Debía de ser más cuidadoso o mi pequeño pecado podría ser descubierto.
Día tras día, a la misma hora, daba un vistazo rápido a su habitación a través de ese indiscreto agujero en la pared. Lo vi haciendo mil cosas, durmiendo, leyendo, aseando su cuarto, incluso una vez lo vi haciendo como que cantaba una de esas piezas clásicas de rock, utilizando una pluma como micrófono, la verdad no sabía que le gustara el rock.
Estaba descubriendo mucho más de él en esos breves vistazos que lo que nuestros años juntos nos habían dejado compartir, sin embargo, esto también me estaba matando. Me estaba convirtiendo un auténtico acosador y no de cualquier persona, sino de uno de mis hermanos ¿Qué dirían los demás si se enteraban? Probablemente Sensei me echara de casa ante la vergüenza de mis acciones, Rafael me golpearía hasta cansarse, con justa razón y Mikey estaría tan decepcionado que no dudo que derramara algunas lágrimas, pero Donnie, el objeto de mi nuevo obsesión, sería el más afectado de todos: seguramente se sentiría traicionado y ultrajado por aquel que debía defenderlo.
Por ello me había prometido a mí mismo que dejaría esa mala costumbre, porque además de todo, me estaba volviendo distante, cada día se estaba volviendo difícil hablarle, pues tenía que pensar demasiado en lo que iba a decir para no cometer un error y delatar mi actividad secreta. No obstante, pronto pasó algo que no me esperaba y me haría desistir de mi propósito…
…
Era sábado por la noche y todo había estado tranquilo. Nos quedamos todos hasta tarde a ver una película pero yo estaba tan cansado que antes de que terminara, simplemente me fui a dormir y los dejé en la sala.
Unas cuantas horas después desperté por unas voces.
—Ya te dije que no—dijo la voz de Donnie
— ¿Qué? ¿No tienes curiosidad?—no alcanzaba a distinguir bien a quien pertenecían esas palabras pero estaba casi seguro de que era Rafael.
—La curiosidad es algo innato de cualquier ser pensante, pero eso no quiere decir que…—guardó silencio abruptamente y simplemente no pude evitar pararme sigilosamente de la cama y levantar despacio la parte baja del poster.
Estaba seguro de que eso estaba pasando en el cuarto de al lado. Miré con cuidado, no quería ser descubierto, sería demasiado vergonzoso, sin mencionar que había mucho que perder. Sentado, o mejor dicho, arrinconado en una esquina de la cama estaba Donnie, podía ver que trataba de apartar a mi hermano de bandana roja con las manos mientras que Rafa lo besaba apasionadamente.
Quedé impactado, no podía imaginar a aquel hedonista interesado en Donatello. El beso finalizó y mi hermano de morado aprovechó para hablar.
—Ok es todo, sal de mi cuarto o voy a gritarle a Leo, tú sabes que está en el cuarto de al lado y tiene sueño más ligero que yo—
Rafa gruño—Algún día voy a convencerte Donnie y es día utilizarás tu cabecita para pensar cosas más...divertidas—dijo mientras pasaba uno de sus dedos por la cabeza de Donatello empujándola ligeramente.
—Lárgate Rafael—dijo mi hermanito sin más y le abrió la puerta a Rafa mostrándole la salida.
El mayor salió y el seguro sonó de inmediato ¡Quién diría que el más joven tenía tantas artimañas para defenderse del más musculoso de la familia! Por un momento pensé que tendría que inventar alguna excusa para hacer salir a Donnie de su cuarto y sacarlo de esa difícil situación, pero creo que lo había subestimado.
Era tarde, así que había pensado en simplemente regresar a dormir, pero él había empezado a quitarse las vendas y las rodilleras, antes de que pudiera retirar mi vista. Cualquiera pensaría ¿Qué hay de especial en que se quite unas simples vendas? pero no lo hacía de manera metódica como hubiera pensado, sino que empezó a hacerlo lenta y sensualmente… rosando su piel de manera exquisita.
De nuevo quedé idiotizado mirándolo, empecé a sentir ese calor subiendo a mis mejillas seguida de esa corriente eléctrica que recorría mi espalda. Miré unos segundos más y luego mi razón me abofeteó con una simple frase "No te comportes como Rafael" me dije a mi mismo.
No podía seguir violando así la intimidad de mi hermano y menos cuando era evidente que él confiaba en mí, simplemente no era honorable. Estaba ya empezando a bajar de nuevo el poster a su lugar cuando escuché el primer gemido ahogado diciendo mi nombre, de inmediato olvidé toda compostura y regresé a mirar. Donnie había comenzado a tocarse de una manera tan sugerente que todo mi autocontrol se fue al diablo en ese mismo segundo. Me mantenía expectante ¿De verdad había dicho mi nombre? Era como si me estuviera provocando con esos delirantes sonidos. Mi hermano pasó las manos por su muslo derecho.
—Mmm—expresó y su rostro se volvió embriagante, invitante.
Me imaginaba tocando esa tersa piel mientras mi hermano emitía algunos leves gemidos, que gracias al silencio de la madrugada podía escuchar poniendo la suficiente atención. Pasó la mano de su muslo a la entrepierna y eso fue suficiente para que mi virilidad empezara a salir de su escondite. Comencé a rozar mi cuerpo como si las manos de él fueran las que me acariciaran y mordí mi labio inferior para evitar hacer cualquier ruido que me delatara. Movió hábilmente su mano, eran evidentes sus conocimientos de anatomía porque sus toques eran precisos y al mismo tiempo gráciles, podría decirse que elegantes.
Para entonces mi cordura parecía haber salido de vacaciones y comencé a fantasear descaradamente con lo que le haría si estuviera en la habitación con él. Ya habiendo pasado ese tabú mental, las cosas no parecían tener vuelta atrás. Comencé a masajear mi miembro al mismo ritmo que mi hermano menor tocaba el suyo, sintiendo como crecía centímetro a centímetro, como endurecía por el deseo que su cuerpo provocaban en mí. Toqué las mismas partes en mi anatomía qué él tocaba en la suya, jamás había sentido tanto placer y satisfacción en toda mi vida.
Llegué al punto en que lo disfrutaba tanto que no quería terminar pero cada caricia era más excitante que la anterior y ya tenía que esforzarme demasiado para evitar llegar al éxtasis completo. Fue entonces cuando él llegó al clímax diciendo de nuevo mi nombre en un suspiro, yo ya no pude más…sentí como un placer indescriptible llenaba cada rincón de mi cuerpo y mis músculos se contrajeron involuntariamente. Esa había sido la mejor experiencia de mi vida, aun cuando ni siquiera lo había tocado.
Bajé el poster y me senté en el piso con la respiración agitada. Estaba agotado y completamente satisfecho. Me limpie un poco y me tiré en la cama para tranquilizarme ¿Cómo rayos podía ser tan sexi mi hermano menor? Y aun más intrigante era que yo fuera parte de las fantasías de mi hermano genio. Escuché como alguien abrió la puerta del baño y un poco del brillo del foco se coló por debajo de mi puerta. Esperé calmado en mi habitación, sabía que debía de ser Donnie, después de toda esa actividad, seguramente querría asearse. La verdad yo también quería hacerlo, pero si quería mantener este pequeño episodio en secreto, más me valía esperar a que el genio se durmiera.
…
Al día siguiente no había entrenamiento, así que no teníamos que pararnos temprano, pero igual quería meditar. De alguna manera esa sonrisa vanidosa que siempre lucía Rafa, se había mudado de labios y ahora la lucía yo. No podía describir lo gratificante que había sido la noche anterior. Incluso mi orgullo se sentía fortalecido.
Cuando la mañana ya se encontraba avanzada empecé a escuchar a mis hermanos levantarse uno a uno, primero Mikey, luego Donnie y al último, como de costumbre en los días libres, Rafa.
El delicioso olor de unos waffles reclamó mi atención seguido por los ligeros y alegres pasos de mi hermano más pequeño, que en lugar de interrumpirme estrepitosamente, como solía hacerlo en otras situaciones, ahora simplemente se había tirado de panza y me miraba atentamente. Abrí un ojo y me encontré con su enorme sonrisa, le respondí sonriendo también.
—¿Qué pasa Mikey?—dije serenamente
—Ya está el desayuno, preparé tu favorito, waffles con salsa de fresas—
Me reí un poco—Ese no es mi favorito Mikey, es el tuyo—él sacó la lengua juguetonamente
–Tu favorito o mi favorito ¿Quién nota la diferencia?—dijo para después ponerse de pie y extenderme su mano, la cual tomé enseguida para ponerme de pie.
…
Caminé tras mi hermano menor hacia la cocina. En ella Sensei bebía con actitud ceremonial su té, Rafa se echaba un pedazo de waffle a la boca y Donnie hacía anotaciones en una de sus libretas sin prestar mucha atención a su alrededor. Como de costumbre aquella taza humeante de café lo acompañaba para recibir el día. Aun no había tocado sus waffles, parecía muy concentrado en algún proyecto. Apenas lo miré sentí como una sensación cálida subía por mis mejillas.
Saludé con un simple "Buenos días " y pasé de largo para evitar que alguien notara mi reacción, aun cuando casi podría apostar que el causante de eso ni siquiera se hubiera dado por enterado.
—Te paraste más temprano que de costumbre hijo mío—dijo Splinter mientras yo me servía el resto del té.
—Descansé tan bien que desde temprano estaba en la cama sin poder dormir, así que pensé en mejor aprovechar el tiempo y meditar—
Luego con la mirada busqué donde sentarme, parecía que el único espacio libre estaba junto a Donnie, traté de no darle mucha importancia y me integré a los demás para desayunar.
—¿Ya tienen pensado qué harán el día de hoy?—preguntó Sensei.
—Quiero ir al depósito de chatarra, necesito algunas piezas ¿Quién puede acompañarme?—dijo mi hermano genio.
Aun cuando pensé que Rafael sería el primero en ofrecerse, debido a lo que había visto ayer, en cambio dijo una de esas frases que tanto lo caracterizaban—Que te acompañe Mikey, así si algo le cae en la cabeza y le desconecta el cerebro nadie lo notará—
Luego de eso mi pecoso hermano se quejó—No, que te acompañe Rafa, así ocupará su tiempo en algo que no sea romper las cosas de los demás—contestó obviamente refiriéndose a su patineta
—Yo te acompañaré—dije tranquilamente, debía pagar de alguna manera la intromisión a su intimidad, ya que no pensaba confesarlo.
—Gracias Leo—dijo él con una gran sonrisa, luego se probó un pedazo del delicioso desayuno y un poco de la salsa de fresa escurrió por la comisura de sus labios
—Donnie—Lo llamé para luego señalar en mi cara el lugar donde debía de limpiarse, pero él me miró desconcertado, incluso pareció ruborizarse un poco. Parecía que había elegido los ademanes erróneos, así que simplemente tomé una servilleta y lo limpie
—Siempre eres tan distraído—dije y él clavó sus ojos en los míos. Mi mano tembló un segundo y al instante sentí una mirada pesada.
Me volví para saber de quien se trataba y noté la mirada fulminante de Rafael, parecía que aun con todo había dado un paso en falso, así que simplemente regresé a mi desayuno
—¿Y tú qué harás Rafa?—pregunté tratando de suavizar la situación
—Nada que te importe Bobonardo—contestó él con su sonrisa fanfarrona.
Iba a contestarle pero en ese momento Mikey me habló—Leo después de que regreses con Donnie ¿Quieres jugar videojuegos conmigo?—mi hermanito me veía ilusionado
—Claro—dije para después dar un trago a mi té.
…
Apenas terminamos el desayuno, mi hermano genio y yo salimos de la guarida para que él pudiera dedicar tiempo a buscar lo que necesitaba. Él actuaba como siempre, distraído e ilusionado con cuanto objeto tecnológico podía encontrar, yo procuraba no mirarlo mucho, los recuerdos de la noche anterior aun llegaban a mi mente si lo veía demasiado y había empezado a sentirme culpable.
–¿Pasa algo Leo?—me preguntó en uno de eso momentos en que mi mente había empezado a recordar su voz diciendo mi nombre entre suspiros.
—S-sí… es decir, n-no me pasa nada ¿Por qué?—dije tratando de disimular.
—Es que estás muy serio y me pregunté si estarías molesto conmigo por algo—Me miró a los ojos con interés pero yo no pude sostenerle mucho tiempo la mirada, sentía que la culpa estaba tatuada en mi cara.
—No, claro que no—dije para luego mirar a otro lado y tomar lo primero que vi en el piso—¿Crees que esto te sirva?—dije mostrándole el objeto, él se rio.
—Leo eso es una memoria RAM descontinuada—la tiré de nuevo y me encogí de hombros—Supongo que hasta a ti te aburre esto ¿no?—dijo sonriéndome.
—Debo aceptar que no entiendo tanto de estas cosas como tú—le dije aun sabiendo que no era eso por lo que estaba un poco distante.
—No importa, igual te agradezco que dedicaras parte de tu día libre a acompañarme—dijo él mientras se agachaba y buscaba entre un montón de cables y piezas metálicas no sé que cosa.
Sus piernas se veían tan sensuales que tuve que voltear la vista a otro lado.
—¿Y qué estás construyendo ahora Don?—le pregunté mientras revisaba entre los montones de objetos.
—Un vibrador—
Mis ojos se abrieron como platos y volteé a verlo asombrado, él ni siquiera se giró a mirarme.
—La centrífuga se descompuso y necesita un repuesto, pero la pieza original sería prácticamente imposible de conseguir, así que pensé en hacer una adaptación—reí para mis adentros, mi lado pervertido me había jugado una broma y caí redondito.
—¡Lo encontré!—dijo sacando una pequeña pieza del montón.
En cuanto dijo esto, un chubasco se dejó caer sobre nosotros empapándonos por completo. Ambos corrimos para buscar resguardo. Nos cubrimos en un tejaban abandonado.
—¿Crees que pase pronto?—dije para sacar una conversación.
—Sí, no había pronóstico de lluvia, esto debe ser solo un nubarrón aislado—
Cuando volví mi cara para mirarlo se estaba quitando la bandana para exprimirla, y la imagen de él quitándose las vendas y rodilleras la noche anterior se instaló de inmediato en mi cabeza. El rubor en mis mejillas debió de haber sido demasiado evidente, porque él me preguntó de inmediato si me sentía bien.
—S-sí—respondí sin poder evitar el tartamudeo.
Donnie se mantuvo mirándome unos segundo pero luego continuó quitándose las vendas.
—Tú también deberías de quitártelas, no te hace bien estar con los vendajes mojados—
Simplemente negué con la cabeza.
—No seas tan pudoroso, no es como si fuera la gran cosa—dijo él mientras tomaba mi brazo derecho y comenzaba a quitarme las vendas mojadas.
En ese instante no supe qué hacer, era tal como había fantaseado anoche: mi hermano menor estaba quitándome esos pedazos de tela mientras rozaba con sus dedos mi piel.
—Oye Leo ¿Puedo preguntarte algo?—dijo el sin verme a la cara.
—S-sí—contesté nerviosamente
—Si dos de nosotros por alguna razón decidieran, no sé…—se quedó callado por un momento, parecía que quería ordenar sus palabras—…Llevar una relación más allá de la fraterna ¿Tú qué pensarías de eso?—
De repente sus ojos marrones voltearon a verme fijamente y yo me quedé completamente helado
—¿R-relación?—
No es que no entendiera a qué se refería, es solo que estaba tan impactado que las palabras se me habían olvidado por un segundo.
—Bueno, no en un sentido emocional, sino más bien como una manera de experimentación física, tú sabes, somos diferentes a todos y las posibilidades de encontrar una pareja que esté dispuesta a formar una familia con nosotros es astronómicamente baja, entonces pensé que tal vez...—
El guardó silencio al notar que lo miraba tremendamente sorprendido.
—N-no tienes que asustarte, era solo una duda, no te preocupes, no estoy acostándome con ninguno de mis hermanos…—dijo de inmediato tratando de justificarse
—Respetaría su decisión—dije interrumpiéndolo—soy su hermano y líder, no su dueño, no me corresponde juzgar la vida privada de nadie—dije tratando de disimular mis mejillas tremendamente ruborizadas—Siempre y cuando nadie salga lastimado, creo que no tendría nada que decir—
Él me quitó la bandana y un silencio abrumador se instaló en el ambiente.
—¿Cuál sería tu postura al respecto?—le pregunté después de unos segundos.
Se detuvo a pensarlo un momento—Depende—agité la cabeza desconcertado.
—¿De qué?—
—De cuales de mis hermanos se tratasen, seguramente si involucrara a Mikey pensaría que lo están pervirtiendo—dijo en tono de broma y luego se echó a reír.
Reí con él, también me parecía extraño imaginarme al menor en una situación así
—¿Y de los demás?—le pregunté al cabo de unos minutos. De pronto la lluvia paró.
—No sé, creo que aunque te diera una respuesta en este momento, tal vez cambiaría cuando tuviera la situación enfrente—
Bajé la mirada un segundo y luego la clavé en la suya por un instante
—Tan pragmático como siempre—le dije para luego empezar a caminar a la guarida—Vamos, tengo una promesa que cumplir y tú mucho trabajo—pronuncié cuando ya había avanzado un tramo.
Donnie me siguió en silencio pero sentía su mirada en mi espalda a cada paso.
…
Cuando llegamos a la guarida Rafael estaba torturando a Mikey como de costumbre, seguramente el pequeño bromista de la familia se lo había ganado por alguno de sus tantos jugueteos, pero igual el mayor de los dos debía demostrar autocontrol y temple…¿A quien quería engañar? Era Rafa, ya bastante le pedía con que no lo dejara lleno de moretones.
—Ya llegamos—anunció Donnie caminando directo a su laboratorio.
En cuanto mi hermano de ojos verdes nos vio torció la boca
—¡Sorprendente! ahora resulta que el clan del pie ha adquirió un raro gusto por robar vendas y bandanas—dijo con tono sarcástico, casi de reclamo
—Sé que para ti todo se explica con golpes y pelas, pero esta vez solo fue un chubasco—dije mientras caminaba a mi cuarto para buscar unas vendas y una bandana secas
—¿Te llevo un cambio a tu laboratorio Donnie?—pregunté cuando ya iba en camino
—Sí por favor—escuché tras de mí.
…
Entré a mi cuarto y me puse las prendas secas, luego me dirigí al cuarto de mi hermano genio. Saqué un par de vendas de un cajón y tomé una de sus bandanas de su taburete de noche.
Estaba por salir de ahí cuando algo llamó mi atención: un espejo estaba cuidadosamente colocado en un rincón de la habitación, lo miré con curiosidad. Algo me decía que ese objeto tenía un uso más allá del tradicional, después de todo pensar que Donnie hiciera uso del Feng Shui era tan risible como imaginarse a Mikey en un congreso de física nuclear.
Dejé los objetos que traía en las manos en la cama y miré el espejo desde distintos ángulos, pero no parecía reflejar nada importante, mi curiosidad no pareció recompensarme esta vez. Después de eso simplemente me dirigí a la cama de nuevo y tomé las cosas. Giré mi cabeza para encaminarme al laboratorio dando un último vistazo al espejo y de repente palidecí: visto desde la cama, reflejaba exactamente el punto en donde estaba el agujero en la pared que daba de mi cuarto al de mi hermano… parecía que después de todo mi secreto realmente era más público de lo que yo pensaba.
…
Aquí queda la primera parte de mi primer fic yaoi y debo decir que estoy ansiosa por recibir sus comentarios, queja, sugerencia, amenazas, cartas bomba, tomatazos o lo que me quieran mandar. Quisiera saber qué les parece mi trabajo. Hablen con confianza y despedácenme pero no me dejen. Les mando besitos, tomates (para que me avienten en caso de que odien mi trabajo) y algunos pañuelos desechables (por si las hemorragias… ) Saludos y hasta el próximo capítulo.
