ItaHina
Disclaimer: Masashi Kishimoto es el amo y Señor del mundo de Naruto y sus personajes. Yo sólo los uso para descargar en ellos mis locas ideas.
Advertencias:
Malas palabras,
Lime y Lemon.
Quizás algo de Yaoi.
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Las cuerdas de la guitarra no paraban de moverse produciendo con ellas un hermoso sonido que llevaría a cualquiera que la oyere al mismísimo cielo. Los largos dedos del chico pelilargo se movían ligeros por las cuerdas y los trastes tan hábiles como las manos de los amantes experimentados que exploran con denuedo el cuerpo de su pareja. Los sonidos agudos y bajos se unían tan perfectamente que parecían irreales. Las largas, densas y oscuras pestañas acariciaban la piel del rostro del guapo chico que hacía música con los ojos cerrados y sentado en el suelo de uno de los salones más alejados del último piso de la Universidad de Arte de Konoha.
La canción terminó un minuto después. Itachi suspiró, se levantó apagó la guitarra eléctrica de un hermoso color negro y patentes llamas negras y el amplificador, guardó a Amaterasu —como él nombraba al instrumento— en su estuche de un sobrio color negro. La colgó en su hombro y con paso lento salió de allí, el día había transcurrido como otro, una aburrida monotonía. Él debía ser sincero consigo mismo, y sabía que él no era un chico de mucha acción social, pero esto era demasiado hasta para él. Suspiró por enésima vez en ese día, salir de la privacidad de su salón predilecto, era sinónimo de ser acechado por sus fans y por las de su hermano menor, Sasuke. Porque sí, no sólo se le acercaban sus fangirls para darle cosas, regalos, lanzarle besos, decirle que lo amaban, y tantas otras cosas, sino que las fans de Sasuke se le acercaban en enormes cantidades para que le diera a su hermano cartas, regalos y besos por ellas. Era… desesperante pasar por eso todos los malditos días de la vida.
Entonces se daba cuenta que las chicas de hoy en día habían perdido mucho su dignidad. No eran como él había leído en tantos libros y novelas de los siglos pasados, esas chicas que esperaban el ser cortejadas por el chico que le gustaba, sí eran coquetas, pero no pasaba de una mirada expresiva, o una suave sonrisa y en casos demasiado urgentes una hermosa y modesta carta donde con palabras dulces y hermosas hacían poesía verdadera dignas de crear canciones con ellas.
Sus rasgados ojos miraban sus oscuras botas que llegaban mucho más arriba de sus tobillos, la mitad de ellas sin agujetear, sobresaliendo por encima del pantalón algo ajustado y rasgado de un desgastado color negro. Bajó las escaleras, y al llegar a la planta baja se preparó mentalmente para mantener la paz en el mar de gente que tenía que cruzar para llegar al patio de la universidad donde él solía reunirse con sus compañeros de clase.
No había terminado de bajar el último escalón cuando vio que centenares de chicas corrían hacia él ofreciéndoles tantas cosas que no podía distinguir ninguna, salvo unos peluches de color rosa pálido. Bajó su mirada al sentir que era halado por su camisa negra de tela suave y fulminó a la chica que lo había hecho con una mirada gélida inexistente de ningún sentimiento, haciendo que por esto la misma chica de hermosos ojos marrones quedara congelada y apartara su mano como si Itachi quemara.
—M-Me vio —Su cara comenzó a formarse en una enorme sonrisa no pudiendo creer lo que había pasado— Itachi-Senpai me vio —Lanzó un gritillo como toda fan.
—Por favor, ¿podrían darme un permiso para continuar? —Las miró a todas hablando lo más pausado y respetuoso que pudo, porque muy a lo extraño y rebelde que era su forma de vestir y a veces actuar, Itachi era un caballero— Gracias por sus regalos, pueden dejarlos en mi casillero y luego los veré con gusto.
Las chicas se apartaron rápidamente en carrera hacia los casilleros. Itachi negó con la cabeza, seguro Sasori se pondría latoso por llegar tarde gracias a esto.
Llegó al patio enorme y con grandes arbustos donde estaba prohibido toda clase de acoso, ya que era el lugar predilecto para almorzar y hablar en paz. Eso Itachi se lo agradecería siempre a la directora Tsunade. Al llegar bajo el frondoso árbol donde siempre se reunía a almorzar pudo notar que todos sus compañeros ya estaban, obviamente Sasori y Deidara, la pareja artista, lo miraban de mala manera.
—Otra vez tarde Itachi… Odio cuando tenemos que esperarte.
—Es que es Itachi, nunca piensa en los demás Danna, Uhn.
—Joder, esta vez estoy de acuerdo con el rubio gay y con pinocho. Tengo una jodida hambre y te tardas la maldita eternidad, desgraciado Itachi. ¡Por Jasshin!
—Cállate Hidan, a veces se debe evitar comer para guardar dinero. Porque la comida dura un momento, pero el dinero puedes ahorrarlo y multiplicarlo. Aprende de mí.
—Ay por favor… ustedes dos cállense de una vez, Itachi-san debe tener sus razones del porqué llega tarde de nuevo. —Kisame trataba de apoyar a su compañero.
—Lo estuve viendo hace un momento —"Obviamente nada se escapa de mi visión"— Y estaba en realidad ocupado.
—Seguro eran las chicas de siempre.
—Lo eran Konan. Sasori-san lo siento. Deidara… Hmph. Hidan no entiendo por qué mi tardanza tiene que ver con tu comida. Kakuzu, deberías ir a un psicólogo. Kisame-san, gracias. Zetsu… deberías ser paparazzi.
Itachi se sentó el suelo acostando a su lado a su guitarra y colocando en sus piernas su mochila.
—Oye, tonto Uchiha ¿por qué a mí no me dices nada? ¿Eh? ¿Quieres pelea, Uhn? Mira que me la debes.
—Hmph…
—Oi… deja de hacerte el muy chulo y responde, Uhn.
—Cállate jodido rubio gay. Y claro que tiene que ver, maldición. El cabrón de Pain nos dijo que debíamos esperarte para comenzar a comer.
—Y ¿dónde está?
—Ahí viene con Tobi, estaban comprando algunos refrescos para todos.
—Itachi-san, viniste. Te habías tardado.
—Le pasó lo de siempre amor.
Pain se sentó en la hermosa hierba y dejó a un lado varios refrescos para luego depositar un sutil beso en los suaves labios de su novia Konan. Itachi los miró para luego mirar a otro lado. No sabía por qué, pero últimamente se sentía un poco vacío cada vez que ellos hacían esas demostraciones de cariño en público.
—Primoooo —Ese era Tobi corriendo como loco para luego sentarse de un solo tirón al lado del ojinegro— Sí que eres un casanova. El buen chico aprenderá de ti, quiero conquistar a una chica, rubia, hermosa y de bellos ojos azules.
Todos quedaron en silencio, algunos con sus bentos en las manos a punto de destapar. Nadie sabía con certeza a quién veía el buen chico gracias a esa tonta máscara, pero justo ahora sólo había un rubio de bellos ojos azules ahí.
—Tobi, maldito… ven aquí te daré tu merecido —Deidara se levantó de un solo golpe para abalanzarse contra el chico enmascarado que al verlo se levantó para salir corriendo— No huyas, maldito cobarde, Uhn. Me las pagarás.
Todos siguieron a los dos chicos con la mirada hasta que el rubio tumbó al pelinegro y lo estaba ahorcando con sus piernas y trataba de romper su brazo al mismo tiempo con una Llave de Judo. Al minuto de escuchar los gritos de Tobi y las risas maquiavélicas de Deidara, la voz de un profesor se hizo escuchar pidiendo orden. Los dos chicos esta vez llenos de polvo, volvieron al círculo donde estaban en un principio.
—No sé por qué Deidara-Senpai se pone así por una simple broma. Tobi es un buen chico.
—Cállate de una vez cabeza de calabaza.
Itachi suspiró de nuevo… ni con sus compañeros de clase se sentía bien. Sacó su bento de su mochila y al abrirlo frunció su ceño. Había tomado el bento de Sasuke, tenía demasiado arroz, demasiados tomates para su gusto. Debió ser al salir apurados de casa se equivocaron a la hora de tomarlos.
—"No comeré, quizás Sasuke tampoco coma. Odia mi forma de comer."
—Ano… Etto… —Todos voltearon a ver a la recién llegada al escucharla raspar su garganta para avisar que estaba ahí— U-Uchiha-san… Ohayo.
—Ohayo —Itachi la miró con su típica mirada inexpresiva, notando que el nerviosismo en esa menuda chica de larga melena azulada, crecía demasiado rápido llegando a ser rojo en las mejillas de la ojiperla. — ¿Qué sucede? Si vas a darme algún regalo, por favor ¿podrías dármelo luego? Justo ahora iba a comer. Y que no te vea ningún profesor o te meterás en problemas.
—Etto… —Hinata se sonrojó aún más, comenzando a jugar con sus dedos— C-creo que está equivocado. Y-Yo v-vine de parte de S-Sasuke-kun… —Hinata tomó una bolsa que colgaba de su codo y se la ofreció a Itachi— Creo que este es su Bento, Uchiha-san.
—Oh… Eh… gracias.
—En serio… ¿no has venido a acosar a Itachi? —Konan la miró algo extrañada.
— ¡N-NO! —Gritó alarmada con una fuerte expresión de terror en su rostro.
—Jajaja —Hidan comenzó a reír estrepitosamente— Joder Itachi… —Risas— ¿Qué le has hecho a esta chica para que responda con tanto miedo? —Risas otra vez.
—Hmph… —El pelilargo miró a la ojiperla quedarse estancada ahí, con un enorme sonrojo regado por su rostro, era muy bonita así. ¿Qué sería de su hermano? — ¿Qué esperas?
— ¿Eh? Ahm… —Hinata miró a sus pies, en serio estaba apenada— L-La comida de S-Sasuke-kun.
—Ah eso… —Itachi se sintió algo estúpido, pero era más que obvio que era eso lo que esperaba, ¿por qué pensó que sería otra cosa? Tomó el bento y lo ofreció a la pequeña chica— Ten, dime… ¿por qué mi hermano no vino por el bento?
—Ah Etto… dijo que… dijo que… que… él… a, a usted…
—Hmph… entiendo. Bien… gracias por traerlo… eh…
—Hinata… H-Hyuuga Hinata.
—Gracias Hinata.
Itachi se despidió con una leve reverencia siendo seguido por la chica, que luego de eso corrió con pasos torpes, cosa que al pelilargo le causó una sonrisa. Su hermano lo sorprendía con la clase de amigos que tenía. Abrió el Bento y en total silencio se dispuso a comer, ignorando la vista de sus compañeros, y las molestas risas del albino.
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Las puertas de su casa se abrieron de par en par, el tiempo se le antojaba perfecto para componer una nueva canción. Así que subió de prisa, entró a su recámara que lucía unas paredes de un bello color azul claro con algunas líneas del mismo color pero en tonos más oscuros. Cambió su guitarra eléctrica por una acústica y se sentó en su cama que estaba perfectamente cubierta por una sábana negra y unas almohadas enormes de color rojo. Sacó una hoja con las líneas prefabricadas para poder escribir música en ellas, y el lápiz lo dejó a un lado de la misma. Cerró sus hermosos ojos rasgados con espesas pestañas, y a su mente llegó la imagen de la chica de cabellos azulados y hermoso sonrojo que le había llevado hoy su almuerzo. Abrió de nuevo sus ojos, ¿eso era lo que le venía a la mente al querer inspirarse para escribir música? ¿Una chica que nunca antes había visto?
Sonrió suavemente… sí, quizás eso era lo que necesitaba para componer justo ahora. Y sí, las notas salían solas, era una melodía suave, hermosa, risueña y que haría sonreír a cualquiera. Eso, pensó Itachi, era como describir a esa ojiperla.
De pronto la puerta de su cuarto se abrió de par en par, mostrando la figura de su enojado hermano menor que se recostaba del marco de la puerta y lo miraba como si quisiera asesinarlo.
—Oh… hola Sasuke.
—Eres un tonto… ¿Cómo pudiste confundir el bento? Hmph… no sé por qué todos dicen que eres un genio… si vivieran contigo se darían cuenta que no es así.
—Lástima que no lo hacen. Está bien, te aseguro que la próxima vez no confundo nuestros bentos, Otouto. Lo siento. —Itachi le sonrió a su hermano y se dispuso a seguir tocando.
—Mmm… suena muy bien, lo acabas de inventar, ¿no es así?
—Sí.
Sasuke sonrió, eso era de esperarse viniendo de su hermano el genio. Buscó su guitarra en su cuarto y cerró la puerta tras de sí al llegar al de Itachi de nuevo. Tomó asiento en la cama de su hermano y comenzó a seguir la melodía con un tono distinto pero que acoplaba al que tocaba Itachi. Sin duda sonaba genial, ambos chicos eran más que buenos con ese instrumento.
—Y… ¿cuál ha sido tu inspiración Aniki?
—Mmm… tu amiga. Hinata. — ¿Para qué decir mentiras? Era normal tener inspiración en personas que recién se conocen.
Sasuke paró de mover sus manos. ¿Había escuchado bien? Sin tardar dirigió su oscura mirada hacia la de su hermano que sólo se disponía a seguir tocando como si esa clase de cosas las dijera de seguido.
—Eh… ¿qué has dicho?
—No creí que fueras sordo, tonto hermanito.
—Hmph… —Sasuke se levantó de la cama y se dispuso a llegar hasta la puerta y abrirla— ¿Te gusta Hinata?
—Oh… Yo no dije que me gustara… pero quizás si llamó profundamente mi atención.
—Acepto que llame tu atención, sería extraño si eso no pasara, pero… Ella… Hinata no puede llegar a gustarte.
—… —Itachi paró de tocar y miró completamente a los ojos negros de su hermano menor —A ver… Otouto, ¿por qué ella no podría llegar a gustarme?
—Porque ella me gusta a mí.
Sasuke salió de la habitación dejando a Itachi más serio de lo habitual. El pelilargo suspiró y sonrió, no era como si estuviera enamorado de esa chica, así que desistir del deseo de conocerla sería fácil, estaría dispuesto a hacerlo por su hermano menor, al que tanto quería. ¿No?
Notas Finales:
Y… qué dicen? Sigo con este ItaHina? O busco otra cosa mejor que hacer? Como por ejemplo seguir con los SasuHinas. xDDDD
Espero sus reviews, y sus críticas constructivas. *O*
Los amo.
