Disclaimer: Los personaje no me pertenecen son del gran Tite kubo y la Historia es una adaptación q pertenece a Lora Leigh.
Este fic es de categoría M obvia mente por que ay contenido sexual si eres menor o no te gusta este tipo de fic deja de leer porque en este fic abra mucho...
Esta historia puede crear adicción, sudoracion, taquicardias, ligeras lipotimias y sobre todo ganas de sobeteo con la pareja. Pero a disfrutar que solo son dos días. ;D
Argumento
Desde que Ichigo kurosaki fue a su rescate dos años atrás, Rukia jaegerjaquez nunca ha sido capaz de olvidar al impactante hombre o la clase de vida que lleva. Así que dos años después cuando ella se topa con Ichigo y su amigo, Renji, y sale con ellos esa noche, sabe exactamente hacia dónde se dirige todo. No obstante, poco la prepara para lo que es estar en los brazos de Ichigo, o en su cama. Después de años reprimiéndose, Rukia finalmente es capaz de ser la mujer que siempre ha soñado ser en sus brazos. Rukia es un sueño que Ichigo no se ha permitido contemplar. Ahora que la tiene, va detrás de su corazón y está decidido a ganarlo, sin importar lo que cueste. Y aunque ambos están de acuerdo en que sería solo por placer, en algún lugar del camino se convierte en un amor que lo consume todo.
Prólogo
Rukia kuchiki-jaegerjaquez abrió la puerta de la suite del ático y miró fijamente al hombre del otro lado. Vestido con holgados pantalones negros y una camisa gris de vestir, parecía mucho más peligroso de lo que las ropas y los rasgos tranquilos sugerirían.
El grueso pelo naranja estaba retirado de los perfectos y fuertes rasgos de su rostro. Tenía un aspecto malvado, prohibido y peligroso. Y, desafortunadamente, era el mismo hombre que ella había esperado que no estuviera golpeando su puerta. A pesar de las fantasías que a menudo había tenido con él en el pasado.
Lo conocía. Todo el mundo sabía quién era Ichigo kurosaki y los que no, pronto se enteraban. Según el bastardo de su marido, también era el único hombre que ella no quería de pie en su entrada.
Como si debiera estar asustada de él. Tal vez ese era su error. Nunca fue el miedo lo que la embargó siempre que estuvo alrededor de Ichigo. A veces cautela. Incertidumbre. Y desde que se casó, una conciencia de que no debería estar cerca de él.
Pero el miedo nunca había sido una de esas emociones.
—¿Qué quieres? —Se preguntó si los moretones de su rostro todavía eran evidentes. Ella pensaba que no. Se pasó mucho tiempo maquillándose esa mañana.
Parecía que su marido,Grimmjow "Jow" jaegerjaquez, no había estado contento cuando descubrió que su mujer no tenía intención de volver a recibirle, o de retirar la información vertida a través de su red social, que él no sólo había intentado violarla junto a otro hombre, sino que él y ese hombre pertenecían a un club creado para tales actos de moral cuestionable.
Como si ella deseara que eso se filtrara. Como si eso no la humillara tanto como a él. Eso no significaba que tuviera que hacer algo para ayudarle. Y el revés que le había soltado en respuesta había fortalecido su determinación que no le importaba si la sociedad lo freía. Ella capearía cualquier chisme, porque, francamente, le importaba un comino.
Pero, como su marido la había advertido, Ichigo kurosaki tenía una razón para preocuparse, y aquí estaba. Su marido también le había advertido que si Ichigo hacía su aparición, luego todos tendrían que estar muy asustados.
—Sólo quiero hablar contigo un momento, Rukia. —Su voz era como el brandy suave y suntuoso. Hizo una espiral sobre sus sentidos y le recordó, sin importar lo mucho que deseara lo contrario, que todavía era una mujer y una voz como la de él garantizaba obtener una respuesta.
—Como si no fuera perfectamente consciente sobre de lo que quieres hablar. —Se hizo a un lado mientras él entraba en el apartamento, su alto y duro cuerpo de algún modo en disonancia con la austera atmósfera que lo rodeaba ahora.
Ella se giró y encabezó el camino desde el amplio vestíbulo hasta el salón, lanzándole una mirada furiosa sobre el hombro. Jow, su pronto ex marido, la llamó ayer, advirtiéndola que esperara una visita de la cuadrilla de matones.
El hijo de puta. La ira creció dentro de ella como una avalancha despiadada; llenándola de traición y de enfado, estampó un tembloroso gesto de desprecio en su rostro mientras Ichigo kurosaki entraba en la estancia.
—Kia, no quiero pelear contigo. —Se giró hacia ella, mirándola fijamente, como si comprendiera, como si le tuviera compasión—. Me parece que ya has pasado por bastante.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —Le temblaron los labios cuando se permitió encontrar sus fríos ojos marrones claros. La traspasaron, se le oprimió la garganta por la amabilidad en ellos.
—¿Podemos sentarnos? —Ichigo hizo un gesto hacia las sillas.
Rukia se sentó con cautela, observando mientras él tomaba asiento frente a ella, las rodillas casi tocándose, la mirada pensativa y profunda mientras la observaba.
—Jow te contó lo del club —expuso Ichigo al final en voz baja.
Rukia dio un respingo y apartó la mirada. Como si el bastardo tuviera elección.
Ella se lamió los labios nerviosamente y se giró hacia él.
—¿También te contó lo que hizo?
—No lo hizo, pero otros sí. Te diré, que su afiliación está siendo investigada. Se enfrenta a perderla, así como un considerable depósito que pagó. Pero aquí hay más en riesgo que el depósito que puede perder, o su afiliación. El riesgo, Kia, está en los rumores, los cuales provienen de ti, los cuáles ahora se extienden por Karakura.
Ella apretó los labios.
—¿Crees que yo deseo esos malditos rumores? —Se levantó en una ráfaga de ira—. Parece que no puedo confiar en mi marido, ni en los pocos amigos que creí que tenía. Y ahora, ¿tú estás aquí? —Hizo un gesto abarcando la habitación con la mano. Su presencia era la última traición—. ¿Qué vas a hacer, Ichigo? ¿Matarme por esto?
Según Jow el secreto del club había sido mantenido durante más de un siglo. Hasta que le contó a una amiga, lo que le había contado a ella la noche en que él y su amigo intentaron violarla.
Se pasó los dedos por el cabello Negro, largo hasta los hombros, antes de sacudir la cabeza cautelosamente ante la mirada paciente de él. Ichigo nunca se alteraba. Siempre estaba tranquilo.
—No estás negando el rumor —señaló él.
Demonios no, no lo hizo. Había pensado que dejaría que su marido se ahogara bajo el peso de esto, esperando que se retorciera de agonía mientras todos los ojos se giraban hacia él. Había pensado que podría. Cuán equivocada había estado.
—Dos de tus miembros intentaron violarme, en mi propia casa, Ichigo —le informó con amargura—. ¿Y tú estás aquí para qué? ¿Reprenderme porque le conté a una amiga y ella extendió el rumor de todas esas pequeñas perversiones que tú proteges?
Ichigo se recostó en la silla, sus brazos posados cómodamente sobre los brazos muy acolchados mientras la miraba fijamente. Esos ojos, parecían hundirse en una mujer, ablandarla, hacerla desear complacerle. Qué peligroso talento para que lo posean los ojos de un hombre.
—No niegas el rumor —expuso de nuevo.
—Ni lo confirmo —sostuvo ella.
La observaba atentamente, el silencio se extendió entre ellos mientras Kia paseaba de regreso a la silla y se sentaba con cansancio.
Sabía que su padre estaba paseando nervioso en casa. La había llamado esa mañana, divido entre la lealtad hacia su hija y el conocimiento que acababa de enterarse, de que su vida al completo, las participaciones que cuatro generaciones Rutherfords habían poseído, podían irse a pique. Todo por Jow. Porque se había atrevido a amenazarla con ese club, y cuando ella había vertido todo su dolor e ira en la persona que creía era una amiga, había empezado a difundirse.
—Mi padre llamó —dijo ella al final—. Recibió llamadas telefónicas de los principales accionistas. —Conocía el juego. Había nacido y crecido en esa pequeña y sucia sociedad que prosperaba con el poder y las amenazas—. Jow tenía razón, ¿no? Tenéis suficiente poder para destruirnos a todos.
—Kia, estoy aquí para ayudarte —le prometió.
—Sí, por supuesto que sí, ¿cómo pude haber creído lo contrario? —expuso burlonamente con lágrimas en los ojos—. ¿Qué quieres que haga, Ichigo, que ponga un anuncio en los periódicos que mentí? ¿Qué Jow nunca trajo a un tercero de tu maldito club e intentaron violarme? —Alzó la voz por el dolor y la humillación—. ¿Contarles que él nunca me amenazó con destruirme con el poder que ese club ejerce? ¿Trajiste una lista de los periódicos? ¿Debería ponerme en la esquina de la calle y proclamarlo al mundo?
Las lágrimas no cayeron, pero querían. Deseaba sollozar de rabia.
—Quiero que llames a tu amiga y le digas que el club no existe. Que estabas tratando de hacer daño a Jow. Cuando te pregunten por el club o cualquier cosa que te contara referente a él, quiero que niegues que él lo mencionara en alguna ocasión. No diste nombres, Rukia. En este momento, todo es una especulación basada en unos pocos miembros conocidos por compartir a sus amantes. Ahora ayúdame a arreglarlo, y me aseguraré que te protejan.
Ella le brindó un resoplido muy poco femenino.
—¿Y cómo lo hará, señor Kurosaki?
—¿Confiarás en mí, Kia? —Se inclinó hacia delante, los codos apoyados en las rodillas mientras la observaba—. ¿Confiarás en que mantenga mi palabra? ¿Qué serás protegida, no solo de cualquier represalia contra Grimmjow , sino del mismo Grimmjow?
El moretón en el lateral de su rostro ardió.
—No sé lo que quieres decir.
—No hay suficiente maquillaje en el mundo para ocultar esa marca en tu cara, o el miedo en tus ojos, Kia. No quiero añadir más. Nadie va a hacerte daño físicamente. Grimmjow nunca te tocará de nuevo, punto. Cuando llegue el momento, pagará por lo que te hizo, al igual que pagará por utilizar el club para intentar amenazarte en una relación que no deseabas.
Ella le clavó la mirada conmocionada.
—¿Por qué harías eso?
La expresión de Ichigo se endureció.
—Rukia, no sólo somos un club lleno de miembros que comparten un mismo estilo de vida. Ese club, esa base de poder y esa protección, no fue creado sólo por sus miembros. Fue creado por sus mujeres.
Ella negó con la cabeza. Eso no tenía sentido. Nada de esto lo tenía.
—Sin embargo, me voy a divorciar.
Algo llameó en los ojos de Ichigo, algo en lo que ella no se atrevió a profundizar demasiado. Algo que la puso tensa, recordándole las largas y oscuras noches y las fantasías en las que no se atrevía a pensar.
—No importa. Él y otro miembro te lastimaron. Te magullaron, Kia, y te asustaron. Y eso no se tolera. Confía en mí. Coopera conmigo, y antes de que te des cuenta, Grimmjow , y el dolor, serán un recuerdo.
No era una gran demanda, y lo sabía. El rumor nunca sería verdaderamente silenciado pero no sería considerado más que un cuento divertido sin su respaldo.
Rukia agachó la mirada, contemplando las puntas de sus muy elegantes zapatos que conjuntaban con su vestido de muy buen gusto y en cambio deseaba haber llevado sus vaqueros.
Su mundo se había hecho pedazos... ¿qué importaba esto? ¿Y qué importaba su petición? Era para su beneficio al igual que por la del maldito club.
—Me ocuparé de ello. —Ella levantó la barbilla y se encogió de hombros como si no importara—. Nunca debería haber mentido sobre Jow . Lo que hizo ya fue bastante malo. —La humillación llameó en ella—. Tal vez estaba intentando excusarle.
La ira parpadeó en la mirada de Ichigo con tal ráfaga de intensa luz que la sorprendió.
—¿Tal vez la amiga tan decidida a contar cuentos puso sus propias mentiras en la historia? —sugirió tranquilamente, con voz dura.
Ante eso, Rukia negó con la cabeza.
—No. Yo me echaré la culpa. Confiaba en ella. Ese fue mi error. Me encargaré de esto.
Ichigola observó, tan vulnerable, el pelo cubriéndole el rostro, ocultando las lágrimas que él sabía llenaban sus ojos. Venir aquí había sido la decisión más difícil que nunca había tomado. Fue la única vez que había lamentado realizar esta parte de su trabajo como investigador privado de Ian y la primera defensa contra el conocimiento de la sociedad de qué era en realidad el club.
Herir el orgullo de esta mujer lo hacía sentir como un maldito animal.
—Kia. —Susurró su nombre con suavidad, el impulso de tomarla en sus brazos, abrazarla contra él, de resguardarla de ese dolor era casi imposible de resistir.
Cuando ella levantó la cabeza, vio sus áceos, húmedos por las lágrimas, pero fieros con el orgullo y la ira.
—¿Por qué lo hizo Grimmjow ? —preguntó ella de repente—. ¿Por qué intentó emborracharme y violarme? ¿Por qué no me lo pidió simplemente?
Le sacaría a golpes esa explicación al bastardo.
Todo lo que podía hacer ahora era sacudir la cabeza.
—No lo sé. Pero un divorcio es lo mínimo que se merece. Y pide un acuerdo alto. Te prometo, que lo conseguirás. —Se aseguraría que lo recibiera por el golpe a su orgullo.
—¿Por qué haces esto? —le preguntó Rukia entonces, la expresión vulnerable, una necesidad de respuestas arremolinándose en sus ojos.
Ella le hacía sentir como un bastardo con esa mirada.
Extendió la mano hacia ella, le tocó el pelo que le enmarcaba el rostro e intentó sonreírle.
—Por el placer, Kia. Por el placer de mis amantes. Por el mío. Sólo el placer. Y no hay placer en la violación o en la humillación. —Dejó caer la mano de la suave y cálida seda de su pelo y se levantó, mirando hacia ella.
—No había placer en lo que intentaron hacerme. —Su voz estaba ahogada por la ira y por el dolor.
Ichigo asintió lentamente, la expresión tensa, la ira tirando de él.
—Y no encontrará placer en las consecuencias, Kia. Te lo prometo. Ayúdame a arreglar esto, y se lo haré pagar, por ti.
Luego se fue. No soportaría estar más allí y observar las lágrimas caer de esos ojos color violáceos o ver la evidencia de ese moretón en su rostro por más tiempo.
Había iniciado el proceso de echar a Grimmjow Jaegerjaquez del club, y lo haría tan doloroso para el otro hombre como fuera posible.
Y uno de estos días, se juró, le mostraría a ese hijo de puta como se sentía que te dieran un revés en la cara. Y añadiría un puñetazo sólo por el mero placer de ello. Si no iba con cuidado, una vez lograra empezar con el pequeño bastardo sin carácter tal vez no se detuviera.
Grimmjow Jaegerjaquez le había propinado un revés a su bonita y delicada esposa, y Chase quiso matarlo por eso. El club tenía reglas contra eso. Ningún miembro del club abusaba de su mujer, punto, ni sexualmente ni físicamente. Esas mujeres eran la base de su placer más grande, de su satisfacción. No eran para ser dañadas.
Y Grimmjow se había atrevido a golpear a su mujer.
Apretó los dientes mientras el enojo aumentaba en su interior, oscuro y salvaje. Un enojo que luchaba por mantener contenido, simplemente porque había otras emociones, igual de intensas, igual de oscuras, que venían con ello.
Cuando abandonó el ático inspiró un duro y salvaje aliento y se prometió que iba a permanecer tan lejos de esa mujer como fuera posible. Porque le hacía desear, y lo que deseaba, lo sabía, ella nunca se lo daría.
Observó, y consideró lo que vio. Ichigo Kurosaki no era un hombre conocido por sus debilidades, y no era un hombre conocido por su estupidez. Lo había demostrado muchas veces, una y otra vez. Era un hombre que sería muy difícil de destruir.
Destruir a Ichigo era primordial. Ponerle de rodillas, obligarlo a sufrir. Eso era todo lo que importaba.
¿Pero dónde era el mejor lugar para golpear?
¿Su hermano quizás? El hermano no era mejor. Kaien Kurosaki era una plaga para el mundo igual que su hermano Ichigo. Por lo menos lo había sido una vez. Sin embargo, Kaien había detenido su depravación. Kaien ya no compartía a su mujer con su hermano… de lo contrario, Ichigo no estaría en compañía de ese bastardo medio árabe de Renji.
No, golpear a Kaien estaría mal. Lo que Ichigo había hecho no era culpa de Kaien. Lo que Ichigo había hecho descansaba exclusivamente en sus hombros y él era el único que tendría que sufrir por aquello. Tenía que sufrir por ello; no había otra opción.
Ichigo no era un hombre que conociera el remordimiento. No era un hombre que entendiera el sufrimiento que otros tenían que tratar. Porque no se preocupaba por nadie excepto de sí mismo. Si sólo, si sólo hubiera una debilidad para encontrar. Entonces se haría justicia. Entonces, Ichigo entendería la plaga que era para el mundo.
El objetivo era destruir a Ichigo Kurosaki. Ahora, encontrar la herramienta.
Holap! si soy yo sigo vivita y coleando...
Os diréis q hace esta loca por aqui adaptando esta historia cuando tiene una ay parada y abandonada...
Pues bueno e querido traeros esta historia como disculpa por el retraso de ( Corazon roto) no e abandonado el fic simple mente la gran inspiración no me llega, siempre q tengo un rato libre intento continuarlo pero nada de lo que escribo me convence y termino por borrarlo y así asta q me canso,
prometo q cuando salga algo decente y este total mente convencida q os gustara actualizare pero asta entonces tenerme paciencia porfis por q enserio q no quiero subir cualquier cosa...
Mientras tanto espero q os guste esta historia q mee leído ya varias veces y me encanta, am y sobre todo es bastante Hot y como e dicho por ay arriba tiene escenitas bastante subiditas ;D
Mañana os subiré el prime capi así q nos leemos mañana
Saludos y mordisquitos para todas =)
Lightning Cullen
