Hola a todos y bienvenidos a este fanfic que tengo guardado desde hace más de un año, ¡el tiempo sí que vuela! Tuve que pensarlo mucho para publicarlo o no, y de hecho, lo pensé en más de dos ocasiones, precisamente porque fue algo que tiene un contenido algo fuerte y fuera de lo común tanto de lo que suelo escribir y mis gustos personales, pero bueno… Quería compartirlo antes de tomar la decisión de borrarlo.

Así que espero que les guste.

La portada la edité yo y la verdad no es nada buena, pero no sé hacer esas cosas, el dibujo es de KanadeSilver, pueden encontrarla en Devianart y no es tan bueno como lo que hace ahora, es un dibujo de hace tres años, pero bueno, va perfecto con este fic porque esa linda niña que ven es uno de los personajes que sale aquí, así que espero les guste.

Sin más, empecemos.


Falta amor

El cabello azul tapándole un ojo, quien sabe si eso está de moda aún, quién sabe si eso va con su rostro, realmente no se lo pensó cuando se dejó largo el cabello exclusivamente para tapar su ojo izquierdo, como si este tuviera algo que necesitaba ocultar desesperadamente de los demás. Pero la desesperación hace mucho que había terminado para este hombre joven.

Del rojo al verde hay un tiempo en el que debe detener su auto y relajarse un poco del tráfico, así que lo usa para revisar ciertos mensajes de su celular táctil; uno caro que no le costó gran cosa para lo útil y molesto que resulta a veces, como ahora que, en vez de escuchar música gracias a la conexión inalámbrica con el reproductor del auto, entraba el timbre de una llamada entrante.

—Tsk… —dijo al ver el nombre del contacto, hizo una mueca de molestia y luego miró al frente, el semáforo estaba en amarillo—. No, ahora no.

La ignoró.

Normalmente se tomaba su tiempo para disfrutar su tiempo a solas, el cual era muy poco, se basaba en las ocasiones que tenía para manejar y las horas que tenía que estar en su trabajo, en el cual estaba a cargo todo; era el pilar principal de una organización poderosa que desarrollaba mucha tecnología, y en un tiempo de paz y consumismo como este, ¿qué mejor que esto?

Por eso el que alguien interrumpiera este momento, aunque estaba en medio de un apuro, le resultaba bastante molesto, incluso si se trataba de su propia hermana.

Pasó por una tienda de 24 horas solo para comprar algo de helado, luego manejó tranquilamente hacia su destino: una de sus tantas casas que tenía, de hecho, el término hogar para él estaba algo distorsionado, tanto así que ya no recordaba a dónde pertenecía, le hacía creer que el mundo era suyo, de cierta forma.

«Y aquí estamos». Pensó con pesadez, su momento especial de relajación y de distancia entre las personas que le rodeaban y su trabajo, había terminado al estacionarse en la casa, la misma en donde vivió gran parte de su vida. «Es hora».

Hora de quitarse los lentes oscuros y guardarlos dentro de su saco azul oscuro, así como acomodarse un poco la camisa porque estaba toda desarreglada, así como buscó en su llavero la llave correcta, tenía muchas y varias eran de casas.

—Ah, ahí estás —dijo al abrir la puerta por fin y entrar con el helado en la otra mano—. A veces creo que debería de hacer todas las casas iguales a esta, en serio, luego me pierdo…

Todo esto lo susurró, ya que escuchaba que había alguien en la cocina, así como sentía que su celular estaba vibrando en su pantalón, pero decidió caminar hacia la cocina y abrió la puerta.

—Estoy en casa —dijo con buen humor, incluso su único ojo a la vista de color miel brilló un poco—. Lo siento, me demoré por ahí y por allá.

—¡Shidou! ¿¡En dónde estabas?! —preguntó una mujer embarazada muy molesta, su panza era mucho más grande que su cabeza.

Esta mujer era un poco más joven que él, tenía el cabello largo de color rojo, pero atado en una cola de caballo baja con una cinta negra, tenía fruncido el ceño y sus ojos rosas parecían rojos por su ira, así como sus pechos parecían hinchados de los grandes que eran a comparación de cuando era más pequeña, cuando era… la hermanita de Shidou.

—¡Estoy muriendo de hambre y no estabas esta mañana! ¿A dónde te fuiste? ¿Acaso te escabulliste a la cama de Kanade? —preguntó aún más enojada, Shidou solo sonrió un poco y la observó con cierta diversión—. ¡Tienes que cuidar de mí, dijiste que te harías responsable! ¡No te hagas el tonto!

—¿Ya terminaste? —preguntó con una pequeña sonrisa que hizo temblar un poco a Kotori, luego la acorraló contra el refrigerador y la tomó de su barbilla gentilmente, acercando su cabeza a su rostro para hablar—. Esa no es la forma de hablar con tu amado Onii-chan.

—Ya no eres mi Onii-chan, eres mi esposo.

—Y tú eres mi esposa, junto con las demás —respondió con cierto orgullo—. ¿Y a qué viene Kanade con esto? Ah, ya sé, ¿no estarás celosa de que tuve una hija con ella antes que contigo?

—C-Cállate… Quiero mi sándwich de helado, idiota, para eso estás aquí… —dijo enojada y miró a otro lado, pero él le tomó del rostro con algo de fuerza y la obligó a verle de nuevo—. ¡Oye!

—No hay golosinas para las chicas malas como tú, Kotori, y mucho menos para las mentirosas.

—¿Qué?

—Como tú.

—Y-Yo no estoy celosa de nadie, es solo que… —Shidou dejó el helado en la mesa, luego se acercó a su oído, así como una de sus manos fue a acariciar su pierna—. Kyaa... ¿Qué haces?

—Dime lo que ibas a decirme, vamos, no te contengas —dijo mientras acariciaba su pierna debajo de su falda amarilla, con la otra mano la tenía abrazada—. Puedes decírmelo ahora que tienes toda mi atención.

Kotori se sintió abrumada en más de una manera, estaba bastante sonrojada, así como le costaba mantenerse callada, sobre todo cuando ahora empezó a masajear su trasero a través de sus bragas, ahogó un grito.

—¿Q-Qué estás haciendo, Shidou? —preguntó con dificultad.

—¿No querías atención? —preguntó en un susurro.

—Eso no… Yo quiero que me trates bien, quiero que seas responsable… —dijo con una linda voz, él sonrió un poco más.

—Estoy siendo muy gentil y me haré responsable —dijo y después le besó la mejilla—. ¿Serás una buena esposa y también te harás cargo de mí?

—S-Shidou… —Se sonrojó por completo—. N-No estoy hablando de eso, i-idiota… A-Además, estoy embarazada…

El hombre la besó en los labios con todo y lengua, ella abrió los ojos muy sorprendida, luego empezó a acariciar uno de sus grandes pechos con algo de fuerza, incluso apretó un poco, ella calló su placer.

Pero algo malo pasó, pero fue bueno para Shidou, ahí donde estaba tocando se puso algo húmedo al apretarlo un poco.

—Oh, así que no estás usando sostén.

—Y-Ya no me viene… Mis pechos se volvieron…

—Hermosos —completó con una sonrisa, ella sonrió un poco, la verdad estaba orgullosa de sus pechos grandes.

Shidou continuó besando a Kotori, pero esta vez ella no opuso resistencia y lo abrazó para juntarlo a ella lo mejor posible, pero sin llegar a hacer presión, así como él estaba muy al pendiente de no lastimar al bebé.

Fue en esos momentos en el que una adormecida y hambrienta Kanade entró a la cocina, aun tallándose el ojo, con el cabello blanco desarreglado, con la camisa blanca de Shidou como lo único que cubría su cuerpo, aunque estaba usando unas bragas azules también, pero nada más que esas dos prendas.

«Será mejor que prepare algo de desayunar, ¡cierto! Kotori está embarazada, tengo que despertarme por completo y ayudarla». Kanade entonces se puso recta y se talló los ojos aguamarina más rápido, para entonces quedarse de piedra al ver a Shidou tocando el cuerpo de Kotori, el cual ya tenía uno de sus pechos al descubierto, así como la estaba besando con cierta obsesión.

Esta no era la primera vez que veía a Shidou besar a otra mujer, ella lo entendía, aunque sentía una presión en el pecho, pero ahora era tan molesta que le revolvió el estómago y le hizo fruncir el ceño.

—¡Shidou, deja de hacer eso con Kotori! —gritó con las manos hecha puño, había reaccionado ante la escena y ahora que había atraído la atención de ambos, se sintió presionada.

—Ah, así que no estabas dormida —dijo Shidou como si nada, Kanade solo le miró un poco triste, pero más enojada.

—K-Kanade, cálmate, esto es… esto es…

—¡No importa, no quiero escucharlo! —gritó al salir corriendo de ahí.

Kotori empujó a Shidou lejos de ella, él le quedó viendo con cierta confusión, pero ella ya no estaba de humor para cuando le intentó besar, alejó la cabeza, caminó lejos de él y se arregló la ropa.

—De eso es lo que hablo, idiota —dijo con molestia y con voz seria—. ¿Cómo puedes ser tan descarado? Kanade también vive aquí, ella también es tu esposa, deberías tratarla como tal, no la veas como una tonta que no entiende las cosas, como una a la que podrás engañar por su ignorancia e inocencia, ¡porque ella siempre cree en lo que le dices!

—No me hables como si fueras diferente o mejor que yo —respondió con una mirada seria y una voz autoritaria, luego le tapó la boca y le miró a sus ojos—. Yo soy el que siempre está a cargo de todo, así que no se puede quejar, tampoco tú, ni nadie de ustedes. Ya no soy el chico estúpido de antes, Kotori, y todo va a estar mejor gracias a eso, así que cállate y hazte tu maldito sándwich, que eso hasta Kanade lo hace, pero ya sé… Eres tan deshonesta que no puedes pedirme que esté un poco más de tiempo contigo, pero te lo adelanto, estoy ocupado.

El hombre le mostró la otra mano donde tenía varios anillos de bodas.

—No eres la única para mí, y nunca lo serás, vive con esa realidad, mi linda esposa. —Kotori agachó la cabeza, no tuvo ganas de gritar, estaba triste—. Ahora hazte tu maldito sándwich y deja de joderme.

El hombre caminó hacia el cuarto de Kanade, sin importarle que Kotori fue lastimada por sus palabras duras, así como hizo el tan esperado sándwich con un rostro marcado por la decepción y la derrota.

Shidou abrió la puerta para ver que su mujer estaba acostada en la cama, tapándose la cara con su almohada, se sentó en la cama al oír como la puerta se abrió, ahí vio a su esposo con tristeza.

—L-Lo siento, Shidou… No sé por qué hice eso, sé que también amas a Kotori, pero… Yo también… —dijo con tristeza y cierta molestia, él se acercó sin decir ni una palabra y después la tiró a la cama—. ¿Shidou?

—¿Mi Kanade está celosa? —preguntó con una pequeña sonrisa, pero ella frunció el ceño.

—Shidou, no. Ya te dije que entiendo… entiendo, pero… Me sentí mal cuando los vi así… ¿Por qué estabas haciendo eso? Dijiste que solo es para hacer bebés, una familia, como lo somos tú, yo y Shion, ¿por qué estabas haciendo eso si Kotori ya está embarazada?

Kanade no sabía bien lo que estaba sintiendo, pero su molestia estaba empezando a ganar territorio en su cuerpo, no entendía por qué. El hombre se puso un poco nervioso, pero al ver a su mujer un poco preocupada, terminó sonriendo y acariciando su cabeza.

—Kanade, tu inocencia es muy agradable, ¿lo sabías? Siempre me haces sentir mejor.

—¿Eh?

—Son celos que no deberías de tener, tú también eres mi esposa y ya somos una familia, eso es algo que Kotori está a punto de conseguir, sabes lo bonito que es eso, ¿verdad? No tienes nada que envidiarle, ¿verdad? —preguntó de forma astuta, ella asintió con la cabeza.

—Yo quiero que Kotori también tenga una familia y sea feliz.

—Eso es. —Besó su frente como un premio y después se quitó el saco para tirarlo al suelo, así como empezó a quitarse la corbata y desabotonarse un poco la camisa blanca.

—¿Shidou?

—Aún falta una duda que responderte, ese tipo de acercamientos íntimos… —dijo al quitarse la camisa para tirarla por ahí, mostrando su torso marcado, y tomó de sus brazos para someterla, ella no entendió que estaba haciendo—. Pero antes de seguir, ¿dónde está Shion?

—En casa de Shiori, ¿no lo recuerdas?

—Ah, cierto, que bien que pase tiempo con su tía. —Sonrió y la miró con cierto deseo—. Verás, mi Kanade, esas cosas que viste no solo se hacen para hacer bebés, sino para demostrar amor de una forma intensa, yo no podía controlarme… A veces sientes la necesidad de estar mucho con una persona, yo también lo siento por ti, justo ahora…

Shidou la besó con gentileza por unos segundos, para después introducir su lengua en su boca, ella abrió los ojos con sorpresa, pero las manos de él se movieron a sus grandes pechos, la mujer se sintió extraña.

Extrañamente cálida en donde sea que era tocada, así como intentó alejarlo porque necesitaba respirar, pero solo logró interrumpir el beso apasionado.

—Shidou, ¿qué haces? Me estás tocando como esa noche…

—Eso es porque tus pechos son muy provocativos, no puedo detenerme, así que no lo intentes, Kanade —dijo con una voz algo fría mientras seguía hundiendo sus dedos en los pechos suaves de su esposa, quien se sonrojó—. Tú también estabas buscando atención como Kotori, parece que tengo a muchas mujeres deshonestas en mi vida.

—¿B-Buscando atención?

—¿No me amas, Kanade? —preguntó un poco decepcionado, ella se asustó un poco.

—¿Qué? Sí, sí te amo, pero no entiendo por qué preguntas eso.

—Porque lo único que hago es demostrarte mi amor por ti y por tu hermoso cuerpo, porque eres tan especial para mí que siempre pienso en ti y lo mucho que quiero estar cerca, abrazándote, besándote y diciéndote que… —Besó su mejilla—. Te amo, mi Kanade.

—Shidou… —dijo ella con una sonrisa de felicidad, además de que sus palabras aceleraron su corazón—. ¡Yo también te amo!

El joven sonrió como quien tiene una apuesta en su bolsillo.

Shidou era muy bueno con sus palabras, sabía qué decir con la persona indicada, conocía a sus esposas a la perfección y cuando eran sencillas como Kanade; no por ser una mujer simple de comprender, sino porque su ignorancia e inocencia la marcaban, el hombre no tenía que esforzarse tanto con las disculpas.

Antes se preocupaba mucho por ellas, el mundo se le iba en las citas y en los celos, en la administración de un afecto que no era genuino, sino prefabricado. Pero ahora eso había quedado en el pasado, sabía que su vida no le pertenecía, les pertenecía a los espíritus.

Entonces, su vida había terminado justo en ese momento.

Las decisiones se terminaron, todo se basó en hacer lo mejor para ellas y no al revés, su mundo giraba entorno a las chicas que rescataba, cuando tal vez ellas solo necesitaban un poco de comprensión y a un amigo, no un amante. Sin embargo, fue tarde para cuando se dio cuenta de todo eso, él había buscado esa relación de amor, eso se le fue enseñado en Fraxinus y era regañado por la comandante Kotori si no hacía las cosas bien.

Cuando se resignó a su destino, después de muchos problemas, peleas y demás, empezó a prestarle atención a todo lo que había logrado con mucho esfuerzo.

Entonces, se encontró con que tenía tanto poder como para gobernar el mundo, no es que tuviera ganas de hacerlo, pero sabía que podría si se lo proponía. Se encontró rodeado de chicas que lo amaban, pero que no pertenecía a ninguna y a todas a la vez, el amor no era suficiente por ninguna, pero entendía que para ellas sí; él era lo mejor y lo más importante.

Ahora que le estaba dando besos intensos a su esposa, sin dejarle mucho tiempo de calma, acariciando sus pechos grandes y suaves, siendo un poco rudo en su tacto y sin pensar que Kotori estaba allá abajo, escuchando todo en la casa tan silenciosa, esto no demostraba su amor de verdad, demostraba lo urgido que estaba por ese bulto entre las piernas.

El celular de Shidou sonó varias veces, pero no pudieron escucharlo, eran más altos los gemidos de Kanade al ser amado con intensidad por su esposo, como él le había dicho, y era cierto, pero la intención es lo que cuenta en estas cosas, las del hombre no eran las que había dicho.

Kotori escuchó los gemidos de placer y como ella gritaba el nombre de su esposo que, obviamente, también era el suyo, resultado de un convenio tan raro y hasta anti-ético. Los escuchó como si fueran notas desafinadas que le provocaban dolor, pero no en la cabeza sino en el corazón, eso se combinó con su molestia, logrando un resultado amargo como el café, y muy diferente del sándwich de helado que se estaba comiendo sin ganas.

Infortunio. El hogar de los Itsuka había pasado a ser así. El más deshonesto era Shidou, pero nadie se daba cuenta, ni siquiera sus hermanas, menos se iba a dar cuenta Kanade quien creía en cada palabra y explicación que su esposo le daba.

Para cuando Shidou terminó con su urgencia, no estaba cansado, pero sí satisfecho. Ambos estaban desnudos y con el cuerpo sudado, ella sonrió un poco por el significado de este acto amoroso, él sonrió porque ahora había arreglado todo, una vez más.

—Kanade…

—¿Sí?

—Voy a pasar a recoger a Shion, estará aquí conmigo para comer, así que quiero la comida lista.

—Ah, claro, lo tendré lista para las tres. ¿Comerás con nosotros? —preguntó con cierta ilusión—. Shion no te ha visto últimamente, siempre me pregunta cuándo vas a volver.

Shimizu Shion era la hija de Shidou y Kanade, era muy pequeña, de apenas cinco años de edad, estaba en crecimiento y veía muchas cosas extrañas en casa, por lo que él también debía dejar a un lado a Kotori y no demostrarle cariño para que la niña entendiera quién era su padre y quién era su esposa y madre.

Era lamentable, pero no era la única en esa situación, Shidou no podía hacer más, tampoco estaba preocupado y Shion no ocupaba su mente, estaba demasiado ocupada en otras cosas como su trabajo y otras esposas.

—¿Shidou? —preguntó al verlo perdido en sus pensamientos, pero él dejó la cama y empezó a ponerse su ropa—. Shion también necesita que estés aquí.

—No.

—¿Qué?

—Estoy muy ocupado, tengo cosas que hacer, pero de camino aquí estaré con ella, y no quiero que digas algo en contra, bien sabes lo ocupado que estoy con todas —dijo seriamente y ya terminando de abotonarse la camisa.

Otra vez la respuesta simplemente era no, Kanade agachó la cabeza, quería decir más, pedirlo con más esfuerzo, tal vez la desesperación ayudaría, pero a veces sentía que era tan inútil como un cuarto vacío.

Shidou cumplió con lo dicho, por eso ahora su hija iba en el asiento de al lado, comiendo un helado, ya que a su esposa le gustaba mucho, su hija también aprendió a amarlo. Ninguno hablaba, él estaba ocupado manejando y pensando a qué casa debería volver después de comer.

Tal vez debería ir con Miku, ya que ahí no tenía por qué cocinar, sonrió por eso.

—Papa, está delicioso —dijo con una pequeña sonrisa—. ¿Quieres un poco?

Pero el padre no hizo caso porque estaba pensando en si tendría algo de acción con Miku, así como lo tuvo esta mañana en la que dejó a Kotori dormir en paz, cuando debió de haberse quedado ahí hasta que despertara.

—¡Papa!

—Perdón, ¿qué estabas diciendo, Shion? —preguntó con una pequeña sonrisa, pero ella agachó la cabeza un poco—. ¿No es nada?

—Nada…

Entonces regresó la vista al frente y siguió manejando.

Shidou no le tomó importancia y como ambos siguieron en silencio, le dio el perfecto ambiente para que siguiera pensando en todo lo que iba a hacer después de comer.

Dentro de sus preocupaciones no estaba Shion, no estaba Kanade ni Kotori, todo era muy simple: ellas ya habían tenido tiempo con él, así como otras. No podían quejarse, él de todas formas nunca lo hizo, puesto que no tenía tiempo nunca para él ni para ser cómo los demás muchachos que tenían sus decisiones propias.

A veces odiaba ser el sellador de los espíritus, a veces se odiaba a sí mismo por sus decisiones y por aceptar otras que le impusieron, a veces se sentía ajeno a las demás, a veces sentía que todo estaba mal, a veces sentía que nada le causaba satisfacción, sentía que algo faltaba.

A veces se sentía tan vacío.

—Shion, creo que hoy me quedaré a comer con ustedes —dijo sin mucha emoción, pero a ella se le iluminó el rostro, así que él se giró a la pequeña.

—¿En serio? —preguntó con una sonrisa y él se enfocó en ella, le prestó toda su atención, tal vez más de la que debió—. ¡Que bi…!

Y todo pasó tan rápido que no pudo reaccionar, escuchó gritos de todos lados, pero al final todo se volvió oscuro, para despertar de su sueño pasajero unos minutos después, cuando todas sus heridas ya estaban curadas, pero su ropa estaba destrozada.

—¿Qué acaba de…? —preguntó al estar de pie con vidrios encima de su ropa, así como mucha sangre—. ¿Shion?

Al darse vuelta se encontró con una escena nada sorprendente, era una situación de la vida real, era un accidente automovilístico; un idiota los había impactado por razones desconocidas, más seguro por alcohol o otras sustancias.

Caminó con el rostro estupefacto y con los brazos abajo hacia su auto dañado, solo para tomar a su pequeña de cabello blanco, el cual estaba manchado de rojo, así como al voltearle la cabeza con cierto miedo, se puso a llorar por verla tan herida que simplemente ya no se podía hacer nada.

Él era inmortal, era único entre los mortales y tenía tantas cosas que hacer que no pensaba en ella, ni en nadie, más que en sí mismo y su agenda apretadísima. Pero su hija no era para siempre, su vida no era para siempre y aunque su cuerpo estaba cálido por su sangre fresca, él sabía, con horror, que la vida ya había escapado de su cuerpo.

La abrazó con lágrimas en los ojos y gimió de dolor, susurraba disculpas porque no tenía otra cosa que decir. En estos momentos en verdad se odiaba, porque estas situaciones desafortunadas e incontrolables le demostraban con dolor indescriptible lo frágil que era su pequeña, lo frágil que era una vida y lo poco que él se había preocupado por ella.

—¡AHHHHHHHHHH! —Shidou gritó con todo su dolor, con toda su fuerza, con todo lo que sentía en el pecho, destrozando todo a su alrededor por una onda de energía, tenía ganas de matar a alguien, porque esto le dolía hasta el alma y de una forma imposible de explicar.

El hombre quedó entre un gran cráter cargando el pequeño cuerpo de Shion, su Shion. ¿A quién mataba para saciar su ira? ¿A quién hacia sufrir para cobrarse todo este dolor? ¿A quién culpaba por esto?

Solo podía ser él.

Se sentó en la tierra, las lágrimas ya no salían, sus ojos le ardían, pero más le ardía el alma porque algo de ella había perdido también, su hija quedó en sus piernas, porque él invocó una pistola, para dispararse en su pecho, intentando asesinar su dolor.

Sangró bastante y respiró con dificultad, trató de no ver el cuerpo herido de su hija, sabía que necesitaba calmarse, así como dejarla en el suelo por ahora.

Usó la doceava bala de Zafkiel para regresar justo en el momento en el que se detuvieron en una heladería, él seguía a Shion, quien estaba emocionada por comprar un helado, al verla otra vez caminando, sus ojos se le llenaron de lágrimas y se arrodilló a punto de entrar al lugar.

—¡Papa! ¿¡Estás bien?! —preguntó al correr hacia él, muy preocupada—. Estás llorando… ¿¡Qué está pasando!?

—Shion, ¡perdóname, Shion! —dijo al abrazarla con fuerza y acariciar su cabello—. Papá va a estar contigo todo lo que quieras, ¿está bien? Papá comerá contigo hoy, la cena si quieres también, jugaremos juntos si quieres, te leeré un cuento para cuando quieras irte a dormir, incluso si tienes miedo… Puedo dormir ahí contigo. Por favor, perdóname… Perdóname…

—Pero estarás ocupado, ¿no es así? —preguntó al abrazarlo con tristeza—. No llores, papa.

—No, no, ¡no! —Negó hasta con la cabeza al verla con una sonrisa llena de lágrimas—. Papá no está ocupado, nunca estará ocupado otra vez cuando se trate de ti, esas cosas no me importan, tú eres más importante, no quiero perderme otro día más, Shion… No quiero perderme un momento en el que me necesites… Y lo siento, por no haber estado ahí… Lo siento tanto, perdóname…

—Papa…

Ella terminó llorando también al verlo tan triste, pero fue abrazada con cariño, verdadero cariño por Shidou, quien estaba feliz, aliviado y sentía paz al tenerla en sus brazos, se le había olvidado todo, su mente estaba en blanco y su corazón cálido.

—Te amo tanto, Shion.

—Yo también, así que no llores, papa… Te perdono, pero… ¿De verdad ya no estás ocupado?

—Ya no —dijo al cargarla en sus brazos y le dio besos en su mejilla—. Ya no lo estaré más, nunca más.

Después de que él se calmara un poco, la dejó en el suelo y él se agachó hasta estar a su altura.

—¿No vinimos aquí por un helado?

—Quiero ir a casa a comer la comida de mamá —dijo con una sonrisa al ver a su padre feliz.

—Está bien —dijo con una sonrisa al acariciar su cabello blanco, luego la cargó en sus brazos de nuevo—. Vamos a casa.

—¿Y el auto?

—No lo necesito.

La niña se impresionó mucho cuando su padre la llevó volando a casa, él sonrió por su reacción, así que se aseguró de volar lentamente para dejarla disfrutar, se sentía más seguro al tenerla en sus brazos que en cualquier otra parte del mundo.

Cuando llegaron a casa, Shidou seguía cargando a Shion como una princesa, le besó en la mejilla, ella sonrió con un sonrojo en las mejillas, él también lo hizo, no sabía cómo, pero sentía un amor intenso, pero era muy diferente de lo que sentía por alguna mujer, no estaba enamorado, era una sensación muy distinta, él solo sabía que estaba bien, que se sentía feliz al tenerla cerca, sabiendo que estaba a salvo.

—Me pregunto qué habrá hecho mamá de comida.

—Ahora que lo mencionas, no sé qué habrá hecho —dijo con una sonrisa mientras avanzaban hacia la puerta—. Pero a ti te gusta la comida de mamá, así que no creo que habrá problema.

—También me gusta la de Kotori-san —dijo rápidamente—. ¿A ti te gusta la comida de mamá, papa?

—Sí, pero me gusta más la que hago yo, ¿quieres que prepare la cena hoy?

—¿Cocinas? —preguntó sorprendida.

—Sí, cuando tenía tiempo y las cosas eran diferentes, pero ahora tengo tiempo para eso de nuevo. Siempre… lo había tenido, pero no lo entendía. Papá es bastante tonto, Shion.

—Mamá siempre dice que estás ocupado en el trabajo y que muchas personas necesitan de ti, por eso no puedes estar conmigo… No creo que seas tonto.

—Tú eres más importante que todo lo demás —dijo al besarla en la frente haciéndola feliz y sonreír. Luego abrió la puerta, pero Kotori no le regañó porque traía a su hija en brazos, además de que el mismo Shidou se veía diferente—. Estoy en casa y Shion.

—¡Estoy en casa, tía!

—Bienvenidos —dijo con una sonrisa fingida, aún necesitaba regañar a Shidou—. Kanade está en la cocina, haciendo la comida.

—Oh, ya veo. —Shidou dejó a Shion en el sillón, donde ahí tomó un osito de peluche que había dejado.

Kotori vio atónita como él entró a la cocina y se acercó a Kanade, se preguntaba qué iba a hacer, pero Shion le interrumpió para que jugara con ella y su osito, así que no tuvo de otra que acceder.

—Kanade —dijo con una voz más suave de lo normal, ella se giró a él con una pequeña sonrisa.

—Bienvenido a casa. No tardaré mucho, bueno, un poco —dijo un poco nerviosa—. Lo siento por no tenerlo a tiempo, aún no he hecho nada, pensaba hacer algo de Curry.

—Shion quiere jugar contigo.

—¿Ah?

—Déjame hacer esto por ti.

—Creí que no comerías con nosotros…

—Eso se cancela, ahora ve con ella, yo me haré cargo de todo —dijo con una pequeña sonrisa, pero ella vio eso diferente, como hace años cuando él era mucho más joven y estúpido—. Ve, no la dejes sola con Kotori, ella también necesita descansar.

—Shidou…

Pero él le dio la espalda para empezar a cocinar, ella terminó abrazándolo por la espalda y le dio un beso en la mejilla, luego se quitó el delantal y fue con su hija a la sala.

—¡Mamá!

—Shion, ¡hoy papá comerá con nosotros!

—¡Sí, lo sé! ¡Y va a leerme un cuento y se dormirá conmigo si tengo miedo! —dijo con felicidad, Kanade y Kotori quedaron impresionadas—. Dice que ya no estará más ocupado y que quiere estar conmigo.

«¿Shidou?». Kotori se sorprendió por ello, así que fue a la cocina para encararlo.

—Shidou, ¿estás bien? —preguntó confundida, él se volteó con una mirada amable—. ¿Shidou?

—Sí, ¿tú estás bien? —preguntó al acercarse y tomarla de los hombros—. Deberías estar descansando en la sala, no quiero que le pase nada malo a nuestro bebé.

—Shidou… —Ella se sonrojó y le vio con admiración, luego él la abrazó.

—Lo siento. Pero por ahora ve a descansar, todo estará bien, perdón por lastimarte, tengo muchas disculpas que dar y mucho que hacer, pero hoy empezaré con mi hija y con Kanade, por favor, luego podrás golpearme —dijo con una sonrisa la final, ella suspiró, pero lo abrazó con algo de fuerza—. Luego podrás golpearme…