Fino plumaje negro le envolvía,
tal cual una túnica fungía
y la misma lobreguez que un ocaso transmitía
Sumergirse en sus cuencas negras era como darle la bienvenida al anochecer
Aunque, nadie a dirigirle la vista se atrevía o creía merecer
Si acaso ocurría, a cualquiera el miedo lo habría de carcomer
Impresionantes y amplias alas poseía,
pero aún a volar no aprendía
Tampoco los ojos abría todavía en su totalidad,
mas no habría de desesperar
Su impulsividad no haría más que confinarlo al suelo
Su terquedad le habría de quebrar las alas
Su odio habría de calcinarle las plumas
Las dudas lo corroían hasta hacerle creer que atrapado estaba
Las dudas provocaban que sus alas vacilaran y sus garras se clavaran
Sus ansias por llegar arriba controlaba
Un destello para guiarse en el cielo era lo que necesitaba
Pues, no importa si es de día, al cerrar los ojos todo sigue siendo oscuridad
Emprender el vuelo quería
Así podría volver al hogar que ignoraba existía
Tan súbita como es la vida
Sin previo aviso
Sin su permiso
Un ave apareció
Grande, majestuosa e imponente se mostró
Poseía un mirar teñido de azul tan poco común
Parecía poder observar más allá de donde nadie había volado alguna vez
Emocionado estaba, mas el miedo refulgía dentro de sus orbes en escasez
Cuando el cuervo se zambulló en éstos tuvo la sensación de haber aprendido a volar
Un discreto suspirar se le escapó al ariscamente graznar
Porque contemplar ese par de fanales era lo más cercano que había estado del firmamento surcar
Fue él...
Fue él quien después a usar su fuerza le enseñó
Aquel que le hizo desprender sus alas sin remordimiento
Aquel que le arrancó su primera pluma para demostrar que ese dolor no se asemejaba al causado por una verdadera caída
Los errores fácilmente se cometen
Los líos en la vida se entrometen
Nadie termina ileso
Así que, cuando por un fútil descuido el cuervo se hirió una pata
El otro a su lado se quedó, obsequiando su compañía de manera grata
Hasta que recuperado lo vio él no partió
Su ayuda le brindó hasta que curarlo logró
En ese momento, el cuervo ya no volaba para sí
Actuaba para fingir que no lo notaba,
mas sólo era una faceta que sus verdaderos sentimientos ocultaba
Ya sus alas había cedido, ese camino había elegido
Su palpitante corazón había él mismo extraído y ofrecido
Toda su alma había completamente entregado
En el nombre de él su vida había dedicado
Y para ello absolutamente nadie lo había convencido
Pues, para entonces, el valor de una simple elección había entendido
Un enfrentamiento las plumas de su compañero habría de arrancar
Con un ala inservible habría de terminar
El suceso trágico habría de ser
Incluso, la sangre habría de correr
Aunque, en recuperación el recolector aún estaba de su casa ese día había partido
Antes que el invierno arribará nada debía pasar inadvertido
Así, a la espera de su regreso el águila había permanecido
No obstante, una titánica amenaza había emergido
En un campo de batalla su nido se había tornado
El cuervo negro no se imaginaba lo que le ocurriría a su amado
Pronto aceptó las futuras huellas de su elección
Sin miedo a perecer protegió su morada con el corazón
La victoria tuvo un costo
Ese día perdió una parte de él que no podría recuperar
Al volver a su hogar, los ojos negros observaron plumas aglutinadas junto al robusto tronco
Imaginó estar loco
Aquel vino espeso que nutre las venas de los seres vivos de él no había escurrido,
mas sintió como si en realidad él fuese el herido
Una cadena invisible al águila había atrapado
Era él quien permanecía sujetado
Incluso a su ala derecha se lo había ocultado
Para entonces, el cuervo conocía el pasado
Y al cielo totalmente había renunciado
No necesitaba volver a volar
Lo necesitaba a él
Permanecer a su lado le hacía creer todo olvidado
Lograba endulzar cualquier pesar amargo
Morar con él era como en las alturas flotar, sin siquiera un ala articular
A lo largo del tiempo más ellos se unieron
En uno mismo se asumieron
Sus cantos en una sola armonía convirtieron
Y ante cualquier peligro se enfrentaron, pero
había algo que ni combinando sus fuerzas evitaron: la Muerte
Tarde o temprano llega
Pues, para ella siempre es tiempo de decir adiós
Un día, las plumas del águila en el aire se elevaron
En la brisa, hasta llegar a lo más alto, libremente danzaron
Supo entonces que antes que él al cielo había regresado,
y por nadie podía ser acompañado
Era un viaje que él solo debía realizar
Así que, el cuervo la melancolía en fuerza debía de transformar
Su amor incondicional el tiempo no podría opacar
Sus recuerdos brillantes como el sol siempre habría de mantener
Nada ni nadie los podría desvanecer
Sabía la carga que el águila durante años sobre sus alas había tenido,
y aunque se lo pidió, ni con él ésta había dividido
A la soledad se resignó y en su única compañera convirtió
Cuando la luna brilló directo al firmamento un canto emitió
En un graznido sonoro su nombre pronunció
Así, un aviso de que pronto se encontrarían le dedicó
Simultáneamente sus ojos abrió,
mas ya ningún destello de su guía divisó
Así, fingiendo luchar aún día con día se mantuvo
Aguardo a la muerte con tranquilidad,
su serenidad era una peculiaridad
Esperó a que el momento llegase en el nido que había compartido con el ser que más había querido
Aquel lugar distaba de ser su hogar
Sin embargo, justo cuando el color negro se disipara en el aire al verdadero lugar donde pertenecía habría de regresar.
