N/A: ¡Hola! Lo sé, esto es malo, debería dejar de subir fics, pero no he podido con el hype. He estado viendo Gossip Girl de nuevo y he tenido que rescatar esta historia que tenía abandonada desde hace algún tiempo. Espero que os guste :)
Advertencias: Se trata de en AU sin magia, localizado en la high class de Londres y que contendrá sexo explícito, lenguaje soez y quizá alguna escena de violencia.
Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es de JotaKá.
EMPIRE
Capítulo 1: Bienvenidos al juego.
«El matrimonio es una cadena tan pesada que para llevarla hace falta ser dos y, a menudo, tres».
[Alejandro Dumas]
Hermione jadeó con fuerza y se estiró sobre las sábanas, gimiendo contra la almohada cuando las manos de Draco se apretaron alrededor de sus muslos antes de volver a embestirla, suspirando su nombre entre dientes mientras aceleraba la velocidad. Ella, con el pelo castaño pegándose a su cara por el sudor y su cuerpo temblando por el placer, estiró sus manos hasta clavarlas en los hombros ajenos, observando con retorcida pasión como sus uñas pintadas de negro hacían líneas rojas a lo largo de su pálida piel.
—Más rápido —jadeó de forma entrecortada y enredó sus piernas alrededor de la cintura del hombre—. J-joder, Malfoy.
Draco soltó una risa ronca antes de agacharse y así poder hundir sus dientes por encima de uno de sus pechos, plenamente consciente de hacer la presión suficiente como para satisfacerla pero no para marcarla. Una de sus normas era esa: no marcar al otro. Hermione gimió al sentir la lengua del rubio recorrer la zona donde había clavado sus dientes minutos atrás hasta llegar a uno de sus pezones.
Enredó una de sus manos en las hebras rubias del hombre, tirando de ellas mientras se arqueaba; el orgasmo la golpeó como una ola lo hace contra las rocas en un mar embravecido. Sintió cada parte de su cuerpo cosquillear por el placer del orgasmo y supo que Draco estaba también el borde cuando las embestidas se volvieron más rápidas y menos certeras.
Volvió a gemir cuando sintió a Draco salir de ella después de alcanzar el clímax; hundió su cabeza en la almohada mientras escuchaba al hombre deshacerse del condón antes de encender un cigarrillo. Sintió el filtro chocar contra sus labios cerrados y los separó, dando una suave calada antes de dejar salir el aire. Su pecho todavía subía y bajaba con rapidez cuando abrió los ojos y miró a su acompañante.
Draco también la miraba a ella.
—¿Cómo vas a disimular el olor a sexo, eh? —cuestionó el hombre—. Estoy seguro que se puede sentir desde el jardín.
Hermione soltó una risa sin humor, incorporándose y saliendo de la cama con la sábana enrollada alrededor de su cuerpo. Miró a Draco sobre su hombro antes de abrir la gran ventana que había en el cuarto, dejando que la fresca brisa veraniega entrase y comenzase a disipar ese ambiente pesado y caluroso que se había formado en la habitación.
—A preguntas básicas, Malfoy —replicó ella—, respuestas básicas.
El hombre sonrió y palmeó el lado de la cama en el que ella había estado segundos atrás. Hermione negó, pero igualmente se acercó hasta el rubio, colocándose delante de él mientras le robaba el cigarrillo y le daba una larga calada, dejando el humo escapar entre sus labios después de varios segundos. Parpadeó suavemente y sonrió, haciendo girar el cigarro entre sus dedos antes de apagarlo contra el cenicero que había sobre la mesa de noche; cogió la copa de vino prácticamente vacía que había justo al lado y se la terminó antes de levantarse y mirar a Draco fijamente.
—Vístete, Malfoy —dijo y el hombre arqueó una ceja—. Ronald está a punto de llegar y estoy segura de que no le haría mucha gracia llegar a su habitación y encontrarse a otro hombre en la cama que comparte con su mujer.
—Sin duda se llevaría una sorpresa —bromeó él, pero se levantó y comenzó a buscar su ropa para vestirse—. Hermione Weasley pillada en la cama por su marido con, nada más y nada menos, que Draco Malfoy. ¡Un escándalo digno de la alta sociedad!
—Preferiría que se quedase como una simple broma entre nosotros, que como una realidad —dijo ella y lo empujó para poder meterse al baño—. Espero que cuando salga de la ducha no quedé de ti ni el olor en esta habitación.
Draco se acercó hasta ella mientras se abrochaba la camisa y cogió su mano, alzándola para plantar un beso sobre el dorso de la misma. Hermione sonrió, consciente de que ese era uno de los típicos movimientos que Draco utilizaba para engatusar a las mujeres, o de los que llegó usar antes de que lo suyo empezara. Demasiado tiempo para tenerlo en cuenta.
—Como tú ordenes, señora Weasley. —Hermione ignoró el tono burlón del hombre y lo volvió a empujar.
—Lárgate, Malfoy.
Cuando Hermione estaba a punto de hundirse en el agua caliente, escuchó la puerta cerrarse y los pasos de Draco alejándose por el pasillo. Sonrió, sintiendo su cuerpo relajarse al hundirse en el agua y su mente repasando las últimas horas que había compartido con Malfoy; la adrenalina de hacerlo en su propia habitación todavía se mantenía en ella.
¿Quién diría que tener a Draco Malfoy como amante fuera tan entretenido?
Draco Lucius Malfoy heredó, con solo veinte años, todo el imperio de su padre tras la muerte de este en un trágico accidente. Al contrario de las expectativas de toda la gente que conformaba la élite empresarial en la que se había movido su padre durante años, Draco supo hacerse con el control de su patrimonio y, en un abrir y cerrar de ojos, las empresas de la familia Malfoy se colocaron en lo más alto de la sociedad.
Eso fue, sin duda, un gran incentivo para que los otros empresarios buscasen aliarse con el que, en ese momento, era el CEO más importante y poderoso del mercado Europeo. Algunos lo intentaron por medio de contratos que resultaron un fiasco, otros trataron de utilizar los lazos de amistad que llegaron a existir con el difunto Lucius Malfoy, pero Draco no era Lucius y eso no tardó en quedar claro, y otros apuntaron en otras direcciones, enviando a sus hijas a engatusar al heredero para poder acceder al imperio Malfoy desde los lazos familiares.
Y uno lo consiguió.
Tres años y medio después de que Draco asumiese el control de las empresas Malfoy, contrajo matrimonio con Astoria, la menor de las hijas de Anthony Greengrass, un reconocido abogado que aprovechó el compromiso para asociar su conocido bufete con las poderosas empresas de Draco. «Una alianza beneficiosa para los dos», había dicho Anthony a Draco el día de la boda, aunque él se había limitado a sonreír.
El matrimonio con Astoria había distado mucho de la idea que la mujer se había hecho desde la primera vez que la idea rondó su mente. Al contrario de lo que esperaba, Draco la trataba la mayor parte del tiempo como si no existiera, dejándole una tarjeta de crédito sin límite y dedicándole unas únicas palabras tras su boda: «gasta dinero, estudia, viaja, haz lo que quieras, pero no me molestes.»
Sin embargo ella no se rindió, estaba segura de que con el tiempo Draco se daría cuenta que no podría haber pedido una esposa mejor. Ella lo tenía todo: belleza, inteligencia, elegancia, saber estar… Era lo que cualquier hombre desearía. Pero Draco no era cualquier hombre, y con el tiempo terminó rindiéndose, aceptando ser la mujer colgada del brazo de un desconocido en las cenas importantes y la perfecta actriz delante de las cámaras, jugando al matrimonio perfecto con el hombre perfecto.
Era un simple peón más en el juego de poder que existía en esa élite de privilegiados. Un peón relegado que debía esperar a las órdenes del rey y que debía protegerlo en cada momento con una falsa cortina de humo.
Mujer perfecta, hombre perfecto, matrimonio perfecto.
Era lo único a lo que podía optar.
Las empresas Weasley habían estado al punto de quiebre cuando Ronald consiguió acceder a la presidencia, haciéndose con el control de todo el patrimonio de su familia y consiguiendo sacarlo de la situación de riesgo en la que las últimas decisiones de su padre lo había metido.
Era un estratega que conocía el juego, había nacido en el juego y había crecido soñando con el juego. Había visto a hombres y mujeres poderosos caer por decisiones equivocadas, había aprendido de sus errores y había sabido qué movimientos hacer en cada instante para sobrepasar los obstáculos y colocarse en uno de los puesto más altos dentro de la cúpula dorada de esa sociedad tan extravagante.
Una de esas decisiones fue casarse con Hermione Granger. Ella era una mujer de armas tomar que supo mantener los límites entre ellos y plantarle cara cuando fue necesario, negándose a ser como todas esas otras mujeres que parecían ser un accesorio más de sus esposos. «No soy tu juguete», le había dicho cuando aceptó casarse con él. Y a día de hoy esas palabras seguían marcadas a fuego en su relación.
Las empresas Weasley se mantenían en lo más alto y la firma Granger, encargada de procurar una buena negociación entre las empresas que lo requiriesen, se mantuvo en su posición aventajada. Eran los mejores en su campo, y ambos lo sabían.
Su relación fue casi esporádica, con encuentros sexuales casuales y con meras conversaciones por cortesía, fingiendo ser felices al lado del otro, colocando sus máscaras de cariño, pasión y felicidad cuando la ocasión la requería.
Nadie podía saber todo la farsa que había detrás de esa unión, ¿verdad?
El juego, por ahora, no funcionaba así.
N/A: ¿Opiniones? Este es el capítulo de introducción al fic, pero ya le estoy planeando muchas cosas, aunque no sé cuántos capítulos podrá llegar a tener. Habrá drama, romance, sexo, droga, alcohol, palabras malsonantes... Un popurrí de algunas cosas que me gusta escribir xD
Si os ha gustado, no olvidéis dejar review :)
Besos y abrazos,
AliciaBlackM.
