¡Hola a todos! Soy nueva en esta página, aunque ya llevo unos años escribiendo fanfics yaoi :3 (mi cueta más antigua está en AmorYaoi) Así que aquí vengo con un fanfic RiRen! Espero que os guste!
La habitación estaba sumida en una completa oscuridad, pero era normal, ya que no había ventanas, excepto una pequeña por la cual unos pequeños rayos de luz que se colaban al interior y que daban a entender que se había hecho de día. La luz apuntaba hacia una cama con un chico entre unos 15-16 años, que comenzó a abrir los ojos perezosamente y algo molesto. Aquel pequeño ventanal era la única fuente de luz natural que tenía y, de todos los rincones que había en aquella sala, tenía que dirigirse precisamente a su rostro.
"Mierda de ventana, solo sirve para despertarme. Si solo fuera un poco más grande…"
Aquello ya lo había imaginado cientos de veces, pero no le importaba; total, no tenía nada mejor que hacer. La imagen de que aquel ventanal fuera más grande y poder colarse por allí para poder escapar…o tirarse al vacío, ya no le importaba.
Cuando abrió los ojos del todo se quedó estático por un momento, mirando el techo con el miedo brillando en sus ojos, como si temiese girar la vista a cualquier otro lado. "¿Seguirá él por aquí?" Se armó de valor, encendió una vela que había en la mesita de noche y comenzó a observar la habitación en busca de aquel hombre que tanto le había hecho sufrir. Soltó un suspiro de alivio cuando finalmente comprobó que no se hallaba en la habitación. Claro, ¿cómo iba a seguir allí si ya había vuelto a exprimirlo una vez más hasta la saciedad, si ya había devorado su cuerpo como hacía todas las noches?
Fue a levantarse de la cama, pero le dolía cada célula de su cuerpo. El chico soltó una sonrisa amarga. Siempre le habían dicho que hacer el amor…bueno, en este caso tener sexo, era una sensación muy placentera. Pues él no se acostumbraba a aquello, jamás podría sentir otra cosa que no fuera dolor, no con aquel hombre, no en aquellas circunstancias… Comenzó a odiarse a sí mismo una vez más, por haberse creído a pies juntillas que aquel hombre le salvaría de su situación, por haber confiado en sus promesas y, sobretodo, por haber llegado a sentir un afecto especial por él. Pero de eso ya no quedaba nada, es más, había comenzado a desarrollar cierta aprensión hacia él, un asco más grande que ninguna otra cosa. Volvió a recordar las palabras que un día dijo su madre:
"Ten cuidado y no te fíes de algunos nobles, Eren. Tienen mucho tiempo libre y pueden pensar y manipular cosas horribles."
"¡Mi pobre madre, si ahora levantara la cabeza…!" comenzó a reírse de una manera histérica, enloquecida, siniestra vista desde aquella sala sin apenas luz. ¿Pero qué podía hacer él, que otra cosa podía hacer? La habitación a penas tenía objetos, y los pocos que había no servían para acabar con su sufrimiento. Había pensado varias veces en la vela, en prenderse fuego, pero le resultaba una forma muy lenta y dolorosa de morir. Aunque… ¿realmente quería morir? ¿Estaba totalmente decidido? Siempre que le viene esa idea a su mente y amenaza con hacerse realidad, empieza a pensar en Mikasa y Armin, en que lo están esperando y, puede y solo puede, que vayan a rescatarlo. Aunque en el fondo de su corazón sabía que eso no era lo único que le ataba a la vida. También era…
De repente se oyó el sonido de unas llaves abriendo el cerrojo de una puerta cercana a su cama.
"¡NO! ¡¿POR QUÉ VIENE TAN PRONTO?!"
Comenzó a taparse con las sábanas como si fueran un escudo infranqueable. De ninguna de las maneras quería verlo. No debía…
La puerta comenzó a abrirse y su silueta comenzó a dibujarse en el marco de la puerta. Eren no sabía dónde meterse: si se tapaba, él lo tomaría como una ofensa y comenzaría a golpearle hasta que le sangraran los puños, y si dirigía su vista hacia la puerta…
Se atrevió a asomar un ojo y lo vio mirándole con la misma mirada inexpresiva y sin sentimientos, como siempre. Sabía lo que vendría luego: le agarraría del cuello, lo tumbaría contra la cama, lo esposaría y…
Pero Eren vio algo que hizo que se quitara del todo la manta del rostro.
- ¿ Levi…eso son…?- se atrevió a pronunciar.
El hombre con el susodicho nombre llevaba en la mano una bandeja con pan, mantequilla y bollos de chocolate, que parecían recién salidos del horno. Eren no pudo evitar que se le hiciera la boca agua y que a la vez se le formara un nudo impresionante en la garganta. ¿Cuánto tiempo hacía que no comía pan recién horneado? ¿Y bollos de chocolate, que ya ni recordaba su sabor?
- Toma, son para ti- comenzó a acercarse y Eren se puso alerta. ¿A qué venía aquel gesto de caridad? ¿Estarían envenenados?- Estás cada día más flaco, y eso te hace perder vitalidad. Cada vez duras menos… ya me entiendes.
"¿Por culpa de quién estoy tan delgado, hijo de puta? ¡Esta es la primera vez en días que me das algo de desayuno…!" Se sintió tentado de escupírselo en toda la cara, pero sabía que las consecuencias podrían ser nefastas.
- Más vale que te guardes un par, no te creas que disfrutarás de esto todos los días- dejó la vela en un mueble cercano, haciendo que la habitación recuperara un poco de luminosidad, se sentó al lado de Eren y le ofreció la bandeja- Que aproveche.
El chico sabía muy bien que era un delito desperdiciar la comida, y por eso comió. Comió mientras las lágrimas comenzaban a resbalarle por las mejillas, que se convirtieron en un torrente cuando Levi le colocó la mano en la espalda, acariciándosela. Aquellos actos de cariño a cuentagotas le resultaban a veces más dolorosos incluso que las torturas. Era terriblemente doloroso porque le hacía sentirse confuso sobre la actitud del noble hacia él, porque tenía los nervios destrozados, porque… porque le hacía replantearse si de verdad sentía la repulsión hacia Levi que tantas veces se repetía para sí mismo, porque comenzaba a pensar que, muy a su pesar, él era una de esas personas que le ataban a la vida, aunque con cada día que pasaba era él el que hacía que el chico tuviera ganas de quitársela, ¡qué irónico! ¿Por qué no podía odiarlo simplemente y ya está?
Se comió de buena gana dos bollos y media barra de pan y, con mucho esfuerzo, se obligó a dejarse la media restante y otros dos bollos para el día siguiente. No había terminado de tragarse el último bocado cuando, sin miramientos, Levi introdujo sin compasión su lengua dentro de la boca del menor, donde se mezclaron las salivas de ambos chicos y el sabor a chocolate.
- N-no…
- ¿Acaso te has pensado por un momento que no iba a intentar hacerte mío? Acabaré haciendo algún día que grites mi nombre…
- Las cosas no se hacen así, Levi, no se hacen así…- tuvo el valor de decir Eren, con voz muy cansada.
- ¿Y tú que sabrás? Al principio de conocerte siempre te me quedabas mirando con deseo. ¿Qué te crees, que estoy ciego? Voy a hacer que me mires como antes…por las malas.
Y así comenzaba de nuevo la pesadilla diaria de Eren Jäger.
No me odieis por lo que le he hecho a Eren :'D Espero que os haya gustado. Reviews please :)
