Hacía un tiempo ya que el joven de hebras doradas vigilaba a su hermano. El menor, un joven de cabellos delgados y complexión delgada, se la pasaba escapándose todos los días de su hogar, era así como llamaban al castillo de su padre.
— ¿Qué haces aquí siempre, Loki? — Lo abordó el mayor llamado Thor, quién era todo lo contrario a su hermano.
— Oh.~ Hasta qué se digna a aparecer el valiente heredero del trono. Me preguntaba cuando dejarías de acosarme. — El otro se burló, siempre lo hacía mas aún para esconder el cierto celo que le tenía.
El rubio se sorprendió por las palabras de su hermano, le parecía sorprendente que haya sido sorprendido. Lo que el no sabía es que no se distinguía precisamente por su cautela. — Cállate Loki. — Ordenó avergonzado ante las palabras ajenas. — Sólo quiero saber que haces, te portas muy extraño últimamente. —
Una sonrisa maliciosa se asomó en las afiladas facciones del larguirucho antes de cerrar el libro que tenía en sus manos. — Deberías saber entonces que sólo vengo a leer, llevas cinco días espíandome poderoso Thor. — Volvió a burlarse de su hermano antes de continuar. — ¿Porqué no te sientas? Tal vez te invite algo de comer. —
Thor asintió en un principio antes de tomar asiento sobre el césped al lado de su hermano antes de replicar sobre la invitación alimenticia. — Pero sí nunca traes comida, no comes, por eso seguro estás tan pálido. — Reprochó frunciendo el entrecejo.
El azabache no pudo evitar reírse de lo que había dicho, definitivamente le quedaba eso de hermano sobreprotector. — Eso es lo que te hago creer hermano para ver qué tan lejos llegas, además el que coma o no está lejos de que sea algo de tu incumbencia. — Sentenció para luego dejarse caer sobre el verde y mirar al cielo.
— Eres tan extraño Loki, somos hermanos, me importas. — Replicó Thor fijándose en el muchacho que yacía boca arriba al lado suyo.
— No, no lo somos. — Irrumpió con delicadeza sin embargo la frialdad en sus palabras era muy clara. Y esa era la realidad, él no era su hermano, ni siquiera tenían la misma raza. Por eso él no era el heredero del trono.
Thor suspiró como bovino ante sus palabras. Una horrible mueca de disgusto se marcaba en su rostro. — Te he dicho mil veces que no dijeras eso. —
— Sólo no frente a Frigga. — Respondiò con desinterés sin fijarse en su hermano.
— ¡Es nuestra madre! — Reclamó tomándole desde el cuello de su camisa estrujándola con fuerza. — Somos una familia Loki. —
El entrecejo del menudo se frunció ante las palabras ajenas, apartó la mano ajena de su ropa y comenzó a arrastrarse hacia atrás señalando de manera acusadora al rubio. — Tú dices eso pero no soy más que un rehén que no sirve para nada, fui abandonado por mis padres y el viejo Odín me llevò pensando que servía. Yo siempre voy a ser la sombra de esta familia ¿¡Que no lo entiendes!? —
Ante las palabras ajenas el mayor se levantò de donde estaba para gabarse sobre Loki y aprisionarlo. — Todavía dices esas cosas, somos una familia, te amamos ¡Yo te amo Loki! —
Al decir aquello ambos quedaron en silencio, Thor jamás creyó que podría llegar a decir aquello y Loki jamás pensó que las escucharía.
El menor se enjugó las lágrimas antes de brindarle una sonrisa.
— Yo también te amo, Thor. — Respondió antes de atraerlo hacia él y terminar en un beso.
