Kannagi Town.

Las ruinas, son lugares capaces de conectar el futuro y el pasado en el presente, es el punto de encuentro entre dos civilizaciones. ¿Pero porque están aquí?, ¿Como es capaz de resistir el paso del tiempo a través de las siglos? La respuesta es simple: fueron elegidos. Tienen una misión, quizás esa persona no lo sepa aun, pero esta cueva cambiara su vida de manera drástica, será llevada por un camino de espinas que le brindaran la agudeza, veracidad y valor necesarios para cumplir su misión en el mundo.

- Finalmente estoy aquí.

Al cumplir la edad de 10 años cada niño adquiere la capacidad para volverse entrenador, es el día donde todos deciden levantarse temprano y llegar horas antes de la hora pautada, después de todo es un gran evento... Pero hubo una niña quien le dio la espalda a todo esto, no fue porque no quisiera ser entrenadora es simplemente que existe algo que es aun mas importante para ella.

Ruinas Caelestis.

- ¿Dónde está?

Ignorando la oscuridad y desolación de las ruinas, una niña de cabellos dorados había entrado sin temor alguno, este lugar era especial para ella pero podía visitarlo cualquier otro día, había una razón superior por la cual había decidido venir justamente ese día y a esa hora, algo por el que no le importara esperar un año más para comenzar su viaje.

- ¿Donde?

Desde su perspectiva estaba en un laberinto invisible, no sabía de donde había venido o a donde iba, lo único de lo que podía estar segura era que aquello que buscaba estaba en ese lugar, ¿Pero a donde debería ir? No estaba segura de nada de lo que había hecho hasta ahora, era raro pero mientras más avanzaba, tras cada paso que daba por alguna razón el sentimiento de que iba por el camino correcto se agudizaba, como por arte de magia finalmente vio una luz saliendo de una puerta, era la entrada a una recamara.

- ¿Podría ser...?

Se acerco a la entrada y finalmente encontró lo que había estado buscando, eran 4 paredes llenas de escritura antigua y en el medio del salón, pilares de rocas que decoraban todo el lugar y mantenían firme la estructura, pero lo más importante se encontraba en el medio, un dibujo rustico de tres pokemones que nunca antes había visto... Pero aun así, ella no había venido por ellos, si no por quien estaría frente a ellos.

Era una mujer, tenía un atuendo verde como escamas y su cuerpo estaba decorado con colmillos de diferentes especies, sin duda una persona a la que ninguna persona normal se acercaría por su cuenta... Pero esa niña no era alguien común, se acerco lo mas que pudo y le hablo desafiantemente.

- Finalmente te encuentro... Drácena.

- Mira por dónde, alguien ha venido a visitarme. Bienvenido seas a mis humildes aposentos. Supongo que posees una fuerza extraordinaria para haber logrado llegar tan lejos, ¿a que sí? Me alegro mucho por ti, mozalbete.

Desde una esquina de la habitación se acerco hacia la entrenadora un Noivern, agacho su cabeza y toqueteo las manos de Drácena en busca de afecto.

- Mi Noivern es capaz de arrojar ondas de ultrasonido a través de sus orejas, estas rebotan en las paredes y regresan a él, gracias a esto puede saber la distancia entre los objetos,
¿Impresionante no es así?

Si lo que dijo es cierto, entonces ella había llegado a esta recamara oculta en la oscuridad gracias a él y si es así, entonces quizás haya colocado algún par de trampas para despintar a los intrusos, por eso probablemente era que estaba impresionada ver que lograra llegar hasta aquí sin ninguna ayuda.

- ¿Es cierto que te irás?

Al parecer la joven promesa sabia porque había venido y no iba a dejar que ella evitara la respuesta, fue directo al punto y juzgar por su mirada, sabía perfectamente porque estaba aquí.

- En la antigüedad los pokemon legendarios convivían y jugaban con los humanos, aunque en ese entonces no eran conocidos como pokemon legendario... Solamente eran Pokemones, ¿Lo imaginas? No te lo he dicho, pero mi sueño siempre ha sido montar en un Rayquaza

- ¡No evadas mi pregunta!

- Pero todo cambio cuando los humanos se dieron cuenta del poder que estos albergaban, tomaron sus lanzas y los cazaron, fueron amordazados, heridos, perseguidos hasta el punto donde por el bien del mundo se aislaron, se escondieron de la humanidad por años hasta que poco a poco, su existencia se convirtió en una leyenda... Ahora las personas habían dividido a los pokemon en dos tipos: "Es un legendario" y "No es un legendario". Qué triste.

- ¿A qué tratas de llegar con todo esto?

Ambas habían nacido en el mismo pueblo y pese a la diferencia de edad, ambas eran las mejores amigas de una con la otra, habían vivido varias aventuras y explorado tierras desconocidas pero... Esta había sido la primera vez, que no podía reconocer a la persona que estaba frente a ella.

Los ojos de Drácena se afilaron y sus puños se comprimieron.

- Tengo que irme, debo irme... No puedo permitir que algo como esto vuelva a pasar.

Al terminar de decir esas palabras, un pokemon asomo su cabeza detrás de ella, era un gible.

Estaba escondido.

- Hay un nuevo maleante llamado Giovanni, esta cazando pokemon raros sin importar sus métodos y cuando no son posibles de capturarlos, los matan ya que cree que si disminuyen la cantidad de pokemon raros que haya, más valiosos se volverán los suyos en el mercado negro.

No podía creer lo que estaba escuchando, ¿En este mundo había un hombre que caminaba y respiraba con una menta tan retorcida? Pero justamente cuando su mente no sabía que creer sobre la veracidad de sus palabras, el gible que permanecía escondido detrás de ella finalmente salió, a juzgar por su tamaño hace poco había salido del huevo.

Un moretón cubría uno de sus ojos, el otro era rojo, su boca tenía sangre seca recorriendo su cuerpo y sus pies estaban llenos de agujeros por la cantidad insana que tuvo que haber corrido hasta poder escapar.

- ¿Gi-Gi?

Se había negado a creer que alguien capaz de hacer esto podía ser humano, cuando vio sus ojos lagrimando se dio cuenta inmediatamente que ella había nacido para proteger la sonrisa en su rostro.

- ...

- Yo misma hubiera querido cuidarlo, pero me aventurare en un viaje muy peligroso lleno de batallas, por esa razón te lo confió a ti...

Era momento de irse, Drácena comenzó a caminar hacia la salida y mientras dejaba a la chica con aquel gible en el solitario mausoleo, pronuncio las palabras que cambiaran su vida por completo.

- Feliz cumpleaños, te confió ese gible y la región de Sinnoh... Cynthia.

El sol se había movido y por lo tanto también la dirección en la que entraban los haces de luz en la recamara, se movieron enfocando a los nuevos entrenadores y al chocar con la piel de gible, Cynthia pudo ver que poseía un color distinto al de cualquier otro gible que había visto antes.

Y en el silencio de la imperturbable soledad, tomo al gible con sus manos, lo alzo y le dijo a su cara.

- No me queda ninguna duda tienes la valía del héroe.

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Notas

Les gusto? Espero que si ! Me gustaria saber que piensan, porque estoy interesando en continuar la historia de la aventura de "ella", no digo quien es para no arruinar nada u.u Eeeen fin, veamos como soy recibido en este foro D: Espero que haya lectores .≺ !