Ciel un hermoso jovencito de 14 años se encontraba sentado en el borde de una fuente con un libro sobre sus piernas y al estar ciego solo había aprendido a reconocer las letras al sentirlas con el tacto de sus manos, en ese instante tenía una expresión de tristeza en su rostro pero ni siquiera él sabía cual era el motivo por el cual estaba sintiéndose de aquella manera
Cerca de la fuente, había también otro joven, llamado Ash, siempre se detenía a observarlo y al igual que todos los días se acercó a él. Sabía que el muchacho en su estado no podría resistirse mayormente a lo que él pudiera hacerle. El niño, desde que había entrado al internado, lo había cautivado, realmente, Ash se había obsesionado con él - ¿No quieres algo de compañía? - preguntaba acercándosele demasiado, casi sobre él
- ¿Algo de compañía? aunque te diga un no como respuesta igual vas a quedarte, el día de hoy no me encuentro de ánimos para tener compañía - Responde el joven mientras se encargaba de cerrar suavemente el libro- podré estar ciego pero se lo cerca que estas de mí ahora y por algún motivo pienso que no debe ser para algo bueno
- ¿Nada bueno, dices? - dice sonriéndole, mientras con una mano tomaba joven de la suya, llevándolo, casi a rastras hacia otro lugar - Yo no te haré nada que no disfrutes - decía mientras tomaba con rudeza al muchacho acercándolo más a su cuerpo
- Estas actuando mal ¿Sabes? no es bueno que te aproveches de alguien que tiene una discapacidad, en mi caso estar ciego así que suéltame de una vez - Menciona en tanto intentaba soltarse como podía al forcejear un poco- no soy el único chico aquí al que puedes fastidiar de esa manera ¿Qué según tú puedo disfrutar de lo que me hagas? por la manera en que actúas no me gustarías aunque pudiera ver
- Tienes razón, hay muchos chicos aquí, pero eres tu a quien quiero tener, los demás no me interesan - dice acercándose al oído del menor, mordiéndolo - Sé que lo disfrutarás...
- Dudo mucho que tengas razón en eso de que lo disfrutare - Susurra dejando escapar un pequeño gemido involuntario- a otros tal vez les gustaría pero yo soy diferente, de- déjame ir ahora que tengo cosas que hacer
- ¡No te irás, ¿me entiendes? - le gritó al menor mientras lo sacudía un poco - ¡Tú serás mío y no te vas a resistir!
- Aunque hagas lo que tanto te provoca jamás voy a ser tuyo, no de la manera como lo deseas y suéltame que me estas lastimando - Intenta soltarse nuevamente pero no le era posible, unas cuantas lagrimas estaban por salir pero no quería llorar frente a nadie- tampoco me grites que no soy de tu propiedad
- Tienes razón, aún no eres de mi propiedad, pero lo serás - dice lamiendo la mejilla de Ciel, y empezaba a quitar la camisa que este traía puesta
- Eres un completo aprovechado, no se de que sirve que intente defenderme sí tú igual no vas a detenerte - Sentía un poco de frío así que se da cuenta de que estaba siendo despojado de su camisa- además de ser tú un asqueroso
- ¡No me llames así! - dice abofeteando su rostro. Mientras cerca de allí pasaba un estudiante mayor, de hermosos ojos rojizos, iba caminando a paso lento, leyendo atento un libro
- Solo te he dicho la verdad, te sientes ofendido por que sabes que digo la verdad - Con una mano se toca la parte lastimada de su rostro- déjame ir que no quiero perder el tiempo contigo
En ese preciso momento una chica de cabello albino iba siguiendo precisamente a aquel joven de hermosos ojos rojizos, lo venía siguiendo desde hace un buen rato y estaba dispuesta a alcanzarlo a como de lugar
- ¡Cállate! - decía dispuesto a quitarle el resto de ropa al pequeño, aunque no pudo concretar su acción al ver como otro estudiante al notarlo se acerca y le da una patada. - ¡Suéltalo, maldito! - le decía el joven de ojos carmín, mientras tras él aparecía la chica de cabellos claros
Ciel solo podía escuchar los gritos así que al momento de sentir que estaba libre se agacha a tomar en sus brazos su preciado libro, en cuanto pudiera terminar todo el alboroto le daría las gracias a la persona que le brindo su ayuda en el momento que más lo necesitaba
- ¡Ash! sí tenías planes de hacer algo con ese niño debiste pensarlo mejor y llevártelo a otro lugar más alejado - Susurra bajito a su hermano en tanto se acercaba a él para ayudarlo, después observa al joven de ojos rojizos por que ahora le interesaba más- deberíamos irnos ahora
- Ustedes dos váyanse, no tienen ningún asunto aquí - le decía el mayor a los hermanos de blanquecinos cabellos, Ash y Ángela. Cuando estos se hubieron retirado del lugar, el joven se le acercó al pequeño - ¿Te encuentras bien? - le preguntó con cierta ternura, pasándole en las manos la camisa de la cual había sido anteriormente despojado
- Sí me encuentro bien, todo gracias a usted que llego a ayudarme - Deja el libro a un lado un momento mientras se colocaba la camisa y se la abrochaba- nuevamente debo darle las gracias. Es una gran persona por que créame tal vez otros no serían capaces de venir a brindarme su ayuda como usted lo ha hecho
- No tienes porqué agradecérmelo - dice sonriendo, luego se le acercó, para desabrochar la camisa del pequeño - Lo siento, estaba mal abrochado - decía mientras le ponía correctamente la camisa
- No se preocupe por ello, es normal que aún no aprenda a vestirme bien por mi propia cuenta y además no me he esforzado en hacerlo - Le dedica una encantadora sonrisa a pesar de no saber como era el rostro de aquel joven pero aún pudo darse cuenta de que era una gran persona y le agradaba- tengo una discapacidad pero hay algunas cosas que sí se hacer solo pero en otras no niego que me ayudan
Sebastian, quien estaba agachado frente al niño, notó la bella sonrisa que éste le brindaba, realmente era un jovencito hermoso. Se puso de pie, y le sacudió un poco los finos cabellos - ¿Y cómo te llamas pequeño? - le decía dándole una sonrisa, aún sabiendo que éste no podía verlo
- Mi nombre es Ciel Phantomhive ¿Y cual es el tuyo? - Pregunta un poco más animado el pequeño en tanto intentaba imaginarse como podía ser aquella persona de la cual ahora solo escuchaba su voz y sentía su tacto- de verdad gracias por tu ayuda
- En serio, no es nada. Mi nombre es Sebastian Michaelis - decía sonriendo. Vió que el niño llevaba consigo un libro - ¿Te gusta leer? ¿Qué libro lees? - preguntaba un tanto curioso
- Bueno sí tocar las letras con las manos se le puede llamar leer, este libro se llama la obra literaria de Hamlet y siempre lo llevo conmigo - Sostiene nuevamente el libro entre sus brazos- Sebastian es un nombre bonito debo decir
- Gracias, a mi también me gusta tu nombre, Ciel - dice mirándolo fijamente - A mi me gustan las obras de Edgar Allan Poe, es uno de mis escritores favoritos, al igual que Shakespeare - dice sonriéndole. Luego siente el sonido de una campana - Bueno, es hora de irme a clase, ¿Quieres que te acompañe a la tuya?
- Sí no es molestia para ti acompañarme sí quisiera - Sonríe de la misma manera que hace unos instantes, estaba sorprendido de como Sebastian pudo subirle el animo así de rápido- aunque a decir verdad no sería bueno que llegues tarde a tu clase por culpa mía Sebastian
- No me importa llegar unos minutos tarde, quisiera acompañarte - le dedica una sonrisa. Mientras comienza a caminar a paso mas o menos lento, junto a Ciel
- Ahora estoy más convencido de lo agradable que eres - Una hermosa sonrisa hace acto de presencia en sus labios mientras caminaba al mismo ritmo que Sebastian- sí fuera lo contrario a mí tampoco me importaría llegar unos minutos tarde a mi clase sí es para acompañarte a la tuya
- Tú también me pareces bastante agradable - dice sonriéndole de igual manera - Bueno, cuidado aquí, hay unos escalones - dice sujetándolo, con miedo de que le pudiera pasar algo
- ¿De verdad te parezco agradable? saber eso me hace feliz - Se ruboriza cuando siente que el mayor lo sostiene para no tropezar con los escalones- muchas gracias por que sí no fuera por ti seguro hubiera terminado en el suelo
- No me agradezcas tanto, que esto lo hago con gusto - le dice mientras, al estar así de cerca puede sentir el dulce aroma que emanaba su cuerpo - Bueno, ¿Cuál es tu clase?
- Bueno mi salón es el 5-A - Menciona aún sonriendo y sintiéndose completamente a gusto junto al mayor- no creo que estemos lejos de mi clase
- No, de hecho es la penúltima del pasillo - Una vez llegaron allí. Sebastian se despidió de él - Hemos llegado, adiós, Ciel, hablaremos mas tarde si te parece
- De acuerdo Sebastian entonces hablaremos más tarde sí gustas y que te vaya bien en tu clase - Responde nuevamente con una sonrisa mientras levantaba una mano para despedirse de él-
- ¡Esta bien! - le decía mientras se apresuraba en llegar a su clase. Pasó un buen momento con ese jovencito, que conocía desde hace no más de diez minutos, era hermoso, debía admitirlo, y tal vez por eso ese desgraciado había querido aprovecharse de él por su condición, y de seguro él no era él único, muchos deben estar tras él. Pero Sebastian no permitiría que se acercaran a él, por alguna razón sentía la necesidad de proteger al bello y simpático muchacho
Ciel entra al salón y toma asiento en su lugar de siempre mientras colocaba su libro donde debía estar, a pesar de haber empezado la clase su mente estaba en otra parte y solo pensaba en Sebastian todo el tiempo. Decía en su mente lo agradable y simpático que era pero estaba seguro de lo bello que era a pesar de no poder verlo a causa de estar ciego
Cuando finalizaron las largas y aburridas clases, en las que Sebastian no ponía demasiada atención, fue de inmediato al salón de Ciel, quería volver a verlo, aunque el pequeño pudiera observarlo a él. Y es que sentía que era su deber estar allí para él, y ayudarle en lo que más pudiera. Cuando lo vio salir de la sala, se acerca a él - ¡Hola! - saluda al pequeño con una sonrisa en el rostro
- ¡Hola Sebastian! - Sonríe al escuchar la voz del mayor y con la mano intenta buscar donde se encontraba exactamente- me da gusto que vinieras a verme después de las clases
- Quería pasar estos minutos de descanso contigo - dice tomando la mano del pequeño con suavidad y la acercó a su pecho - Aquí estoy
- Yo también quería pasar el tiempo de descanso contigo - Al sentir la mano de Sebastian se ruboriza un poco y sonríe de manera encantadora- me siento a gusto contigo
Sebastian guío a Ciel a una banca cercana, y allí se sentaron a descansar un rato - Por cierto, si no te molesta, quisiera conocerte más, cuéntame sobre ti
- No me molesta contarte sobre mí créeme, mis padres han sido asesinados cuando era más pequeño y estuve un largo tiempo viviendo con mi tía Angelina Durless pero a ella también la han asesinado unos años después y ha sido en ese momento que termine en este internado - Menciona bajando un poco la vista- como has podido ver me gusta la lectura y las artes. En eso me refugio casi todo el tiempo
- Lamento haber hecho que recordases esos momentos - dice un poco culpable, y posa su mano en el hombro del menor atrayéndolo un poco hacia él, dándole un pequeño abrazo - Sé que tendrás un futuro feliz, me encargaré de que nada malo pueda afectarte - susurra casi para si mismo
- Te lo agradezco Sebastian, me siento bien contigo pero quisiera que tuvieras cuidado al estar junto a mí por que a pesar de estar en el internado las personas responsables de la muerte de mis padres y de mi tía están buscándome para asesinarme también - Decía al aferrarse un poco más a ese abrazo que el mayor le brindaba- quieren acabar con todos los Phantomhive y soy quien les hace falta
- Pues no dejaré que te toquen ni un cabello, prometo protegerte y estar a tu lado por siempre - decía mientras sentía que su corazón, extrañamente, se aceleraba. Iba a protegerlo aunque le costase la vida, y es que no sabía que había hecho ese joven en él, pero deseaba su bienestar, y por sobretodo, deseaba estar junto a él. ¿Será que se habrá enamorado de él?, realmente Sebastian no estaba seguro, solo le importaba ahora cuidar de él, y si es que era efectivo su amor por el niño, se lo haría saber.
- Se- Sebastian ¿De verdad serías capaz de hacer todo eso por mí? no quisiera que por culpa mía pudieran lastimarte - De sus ojos empiezan a salir unas cuantas lagrimas pero se encontraba bastante feliz debido a que después de tanto tiempo había llegado alguien a su vida que lo comprendía, no estaba seguro de sí era cierto pero su corazón le decía con cada latido que Sebastian le gustaba-
- Te lo prometo - decía con una sonrisa en el rostro, mientras secaba, con su mano, las lágrimas que caían de los ojos del jovencito. Esa promesa no se la había hecho sólo al muchacho, sino también fue algo que se prometió a si mismo, y él jamás decía mentiras, esta no sería una excepción, siempre estaría junto a él
- Esa promesa me hace inmensamente feliz - Responde con una bella sonrisa mientras pensaba en lo bonito que iba a ser estar siempre con la agradable compañía de Sebastian, podía sentir perfectamente como su corazón estaba latiendo de manera frenética- quiero decirte que me siento agradecido de tenerte a mi lado ahora
- Me siento feliz por haberte encontrado y por permitirme estar junto a ti, no te fallaré jamás - decía, igualmente, con una sonrisa. La campana nuevamente suena, el comienzo de la próxima clase estaba cerca
- La próxima clase esta por empezar así que debemos irnos o podemos llegar tarde - Se coloca de pie al instante mientras le tomaba la mano suavemente al mayor y dejaba escapar una pequeña risita, se notaba los buenos ánimos que ahora tenía-
- Vamos, entonces - dice mientras se ponía de pie, sujetando fuerte la mano de Ciel. Así fueron caminando a paso normal hacia la sala de clases de Ciel, que no se encontraba bastante lejos
Ciel iba caminando al mismo ritmo que Sebastian sin soltar su mano en ningún momento y mientras llegaban pensaba en que a pesar de estar acostumbrado e incluso resignado a estar ciego durante toda su vida rogaba por que sus ojos algún día tuvieran esa luz que necesitaban, su mayor deseo era ver a Sebastian en cuanto sus ruegos fueran escuchados
Cuando hubo dejado a Ciel en su salón, fue directamente al de él, pensando en cómo esa misma mañana él era solo un solitario estudiante y unas horas mas tarde, ya tenía alguien a quien proteger y, posiblemente, amar. Alguien en que en tan poco tiempo se había vuelto indispensable para él. Llegó, finalmente, a su salón se sentó en su lugar habitual y comenzó a escribir unas cuantas frases sin sentido en su cuaderno, más no estaba preocupado, ya que sabía, que aunque no pusiese atención, sus calificaciones no bajarían, porque, sin presumir, él era el mejor alumno de su clase
Ciel al sentarse en su lugar de siempre se dispone a sacar su cuaderno en tanto escuchaba que algunos de sus compañeros estaban susurrando cosas desagradables sobre él y a pesar de eso intentaba no hacerles caso pero habían otros aunque fueran pocos que lo trataban bien, aún así prestaba atención al maestro que ahora daba la clase pero una cosa sí era segura y era que deseaba salir pronto
La clase, a Sebastian, se le pasó lenta, justamente el día en que con más ansias deseaba salir, las horas se le hacían eternas, cada palabra que decía el profesor junto a los murmullos de sus compañeros, retumbaban en sus oídos, sentía demasiado aburrimiento, uno que jamás había sentido a tal extremo, más su mente fue liberada de su calvario cuando sintió que la última campanada del día, indicaba el término de la jornada escolar, ahora iría, nuevamente, junto al pequeño, quizás él quiera pasar unos ratos más junto a él.
Ciel escucha por fin la última campanada del día así que no dudo en colocarse de pie y salir de su salón para esperar a Sebastian afuera mientras se apoyaba en una pared llevando sus libros entre sus brazos, además estaba feliz por que al día siguiente empieza el fin de semana y esos días eran libres para los estudiantes así que había pensado proponerle algo a Sebastian pero no sabía como hacerlo
Sebastian fue a donde Ciel, y lo encontró fuera del salón - ¡Ciel, ya estoy acá! -dice tocándole el hombro
-Sebastian me da gusto saber que estas aquí - Sonríe al sentir la mano del mayor sobre su hombro- ahora por fin empieza el fin de semana donde podremos descansar
- Así es, bueno, aunque me guste descansar, este fin de semana quisiera hacer algo distinto, me la paso muy solo - dice, para luego, con una sonrisa, preguntarle - ¿Quisieras hacerme compañía los próximos días?
- No tienes ni que preguntármelo Sebastian, claro que me gustaría hacerte compañía los próximos días - Responde sin dejar de sonreír en ningún momento- incluso estaba pensando preguntarte exactamente lo mismo pero has sido más rápido que yo al decirlo
- Me alegra saber que aceptas - dice sonriéndole - Debemos planear qué hacer ¿Alguna idea?
- Como son nuestros días libres podemos pedirle permiso al director del internado para que nos permita salir durante el fin de semana, debe haber algún lugar donde podamos divertirnos - Menciona un poco pensativo mientras deja escapar un pequeño suspiro- aunque lo malo es que no se sí es posible encontrar un lugar donde quedarnos el fin de semana así que supongo que después hay que regresar
- En ese caso, podríamos dormir en un hotel esos días - dice luego de pensarlo un momento - ¿Estas de acuerdo?
- Estoy completamente de acuerdo, eso podemos hacer mientras estemos fuera durante el fin de semana - Responde sin dudarlo ni siquiera un instante-
- Entonces, sólo nos queda ir a pedirle un permiso al director - le dedica una nueva sonrisa
- Eso podría hacerlo yo sin ningún problema, bueno sí deseas acompañarme por mí estaría bien - Menciona mientras le dedicaba una de sus hermosas sonrisas- estoy seguro de que nos va a dar el permiso Sebastian
- Si, yo también lo creo, y por supuesto te acompañaré - dijo viendo la sonrisa que el muchacho le daba. Estaba realmente ansioso de poder salir de ese lugar con Ciel, y pasar unos bellos momentos con él
- Entonces vamos Sebastian, debemos darnos prisa sí deseamos salir de este lugar y divertirnos como lo merecemos - Sostiene la mano del mayor prácticamente empujándolo suavemente y explotando en unas pequeñas carcajadas, sin lugar a dudas era feliz junto a Sebastian y se le notaba a simple vista-
Sebastian iba junto a Ciel, viendo cómo este reía, se le veía feliz y él también se sentía de igual manera al poder estar junto a él. Cuando, finalmente llegaron frente a la enorme puerta, el mayor golpeó suavemente la puerta esperando que les dejaran pasar
- Pueden pasar - Ha sido la respuesta que sale de los labios de un hombre mayor mientras colocaba ambas manos en el escritorio y observaba directamente hacía la puerta, esperando a que los estudiantes decidieran entrar-
Ciel al escuchar que el director les daba permiso de entrar abre la puerta de la oficina del director sin soltar la mano de Sebastian ni siquiera un instante
Al estar dentro de la amplia oficina del director, Sebastian, decide comenzar a hablar con él - Buenas tardes - saludo cortésmente al hombre frente a él, este lo saludo de igual forma, y Sebastian continuó - Nosotros vinimos a pedirle un favor
- ¿Qué favor es exactamente joven Michaelis? veo que viene con usted el jovencito Phantomhive - Al darle cortésmente su saludo esperaba de manera paciente el favor que iban a pedirle, incluso pudo observar como Ciel lo saludaba también- no hace falta preguntar para saber los buenos amigos que son y bien ¿Cual es el favor?
- Necesitamos su autorización para salir del internado por este fin de semana - dice observándolo a los ojos, para luego agregar - No tiene que preocuparse de Ciel, yo me hago completamente responsable de él
- Se lo responsable que eres así que no tengo problema alguno en darles el permiso de salir del internado durante el fin de semana, mientras ustedes cumplan en regresar el lunes a primera hora para sus clases no hay problema con eso - Exclama con una sonrisa en tanto observaba a ambos jóvenes- espero que se diviertan
- Muchas gracias, confíe en eso, volveremos a tiempo para nuestras clases - dice con una sonrisa en cuanto se despedía y salía con Ciel de la oficina del director. Al ir caminando por uno de los largos pasillos del establecimiento, junto a Ciel, le comenta a este - Pensé que sería mas difícil que nos diera el permiso - con una sonrisa
- Te había dicho que no sería tan difícil que nos diera el permiso - Responde con una bonita sonrisa mientras caminaba junto a Sebastian por los largos pasillos- podremos irnos en cuanto arreglemos nuestras cosas, bueno lo suficiente para estar fuera durante el fin de semana
- Esta bien, entonces te dejo en tu habitación, preparo mis cosas y nos vamos - estaba realmente emocionado, quería irse pronto se ese lugar
- De acuerdo entonces vamos cada uno a preparar nuestras cosas y enseguida podremos irnos de este lugar - Se le notaba la inmensa emoción incluso en las expresiones del rostro, deseaba poder salir pronto de ese lugar y divertirse-
Entonces, ambos jóvenes en sus habitaciones ordenaban en un bolso las cosas que necesitarían el fin de semana. Sebastian cuando terminó, fue a esperar a Ciel fuera de su habitación.
- Por fin he terminado de ordenar mis cosas para poder irnos - Al haber terminado sale de su habitación bastante sonriente, a pesar de no verlo sabía que Sebastian se encontraba ahí esperándolo-
- Muy bien, entonces al fin saldremos de aquí - dice Sebastian alegre, toma a Ciel de la mano y camina con él hacia la salida del enorme recinto.
- Sí esto es algo que en serio me hace feliz, no dudo que vamos a divertirnos mucho durante el fin de semana - Sonríe mientras apretaba suavemente la mano de Sebastian y caminaba junto a él directo hacía la salida del internado-
