I. Lovely Owl.

—¿Quieres calmarte? Ya es la segunda taza que pierdes por eso —replicó Craig al ver que las temblorosas manos de Tweek iban derramando café a lo largo del pasillo. Éste dejó escapar un sonido ahogado y en vez de mantener la taza quieta, derramó el resto del contenido—. Oh, perfecto, si la máquina de café tiene ganancias es únicamente por ti.

—¡Gah!, ¡lo siento, Craig! Jesús… es que realmente me tiene preocupado la prueba de drogas, ¡y los exámenes, demasiado estrés para una sola persona! —se disculpó mientras se llevaba las manos a las sientes y se estremecía.

Craig rodó los ojos y le puso una mano en el hombro a su café-adicto amigo. El nuevo profesor de gimnasia andaba obsesionado con el tema del deporte y las drogas, como Tweek había sacado un buen tiempo para las cien yardas, los envidiosos comenzaron a esparcir el rumor de que andaba con drogas y su actitud hiperactiva por la cafeína no ayudaba a desmentirlo; Craig no podía culparlo por una carga adicional de nerviosismo.

—No te preocupes, cuando te haga el examen, el cabrón verá que no tienes nada —le dijo más tranquilo, sonriéndole.

Tweek le devolvió la sonrisa, no todos los días podía ver a su mejor amigo haciendo esas expresiones, generalmente andaba serio o enfadado, llevándose el mundo por delante o sintiéndose jodido por el mismo. Fuera de la universidad casi siempre iba acompañado de un cigarrillo o la pequeña revista que sacaban los estudiantes de la universidad, a simple vista rebelde, fuerte, seductor. Varias chicas ya le habían preguntado por Craig y aunque Tweek intentó buscarle alguna buena compañía, él siempre terminaba mirándolas como perro listo para atacar y ellas dejaban sus encantos de largo y daban la vuelta. Eso hasta enterarse de que lo que a Craig Tucker le interesaba no eran las universitarias, sino un inteligente y simpático hippy.

—D-Dios, mío, no sueles sonreír así —comentó más calmado—. Ah, ¿sabes? ¡Agh!, estoy seguro de que si le muestras esa faceta tuya a Stan…

—¿Cuántas veces hemos hablado de eso? —le recordó fulminándolo con la mirada—. Cállate.

La amable y hasta dulce mueca se desvaneció enseguida, dando paso a la frialdad agresiva de sus ojos negros y sus labios volvieron a seguir una línea uniforme. No era que a Tweek le molestase el malhumor y las actitud perturbadora del chico, así era Craig, así era su amigo y nunca lo cambiaría por nada, pero todo eso no significaba que careciera de emociones, que no pudiera amar o mostrarse feliz, sólo que no entendía por qué no le gustaba manifestar su faceta cálida cuando era real y no un invento o actuación. Fue él quién rodó los ojos mientras salían del edificio y Craig sacaba un cigarrillo del bolsillo de sus vaqueros desgastados, ignorándolo, siempre evadía el tema.

Se sentaron sobre un banco, Tweek sacó un recipiente plástico de su mochila con un sándwich y fijó la vista a la máquina de café que se veía a través de la vidriera de la tienda cerca de la universidad, comenzó a contar sus monedas en voz baja, antes de darse cuenta que le faltaban cincuenta centavos, Craig depositó una moneda en su palma, desviando la mirada. Demonios, por eso se había enamorado de él en preparatoria.

Después de haber ido por su bebida vital y protestar por su sándwich robado, los dos muchachos se quedaron observando a los estudiantes que pasaban, encontraron a Cartman y Kyle discutiendo por la limpieza de la casa del primero, Craig soltó una risotada: hubiese apostado cualquier cosa a que Broflovski estaba interesado por Stanley o viceversa, pero nadie en sus más locos sueños creería que ahora Kyle salía con el culo gordo y vivían juntos. Sorprendentemente, era la pareja más duradera y firme del grupo de quienes fueron sus compañeros de primaria. Por suerte, los más inestables fueron Testaburger y el hippy… por suerte para él, pues a Stan no le causó nada de gracia cuando cortaron por y para siempre. Largó una bocanada de humo, regañándose por regocijarse pensando en algo doloroso para su amor secreto.

Un grupo de muchachos desfilaron hacia la universidad, llevaban máscaras de animales y no podían identificar a ninguno, sin embargo, Tweek saludó a la multitud hasta que uno de los enmascarados se detuvo y fue a saludarlos. Craig gruñó por lo bajo, masticando las colilla de su cigarro, Tweek le dio un suave codazo en las costillas al tiempo que Stan se les acercaba sonriente.

—Craig, Tweek, ¿cómo va todo? —saludó.

—Bien, ah, mucho estrés… exámenes, ¡gah, demasiada presión, Dios mío, pero uno lo maneja lo mejor que puede! —respondió de forma atropellada mientras el vaso de café le temblaba en las manos de nuevo.

—¡Dame eso! —exclamó Craig, arrancándoselo de las manos para no tener que volver a comprar otro. Stan se llevó una mano a la boca, escondiendo una sonrisa, el ritmo cardíaco de Craig comenzó a ascender, maldición—. Ya es la tercera que se compra en la mañana —le explicó, sin mirarlo a los ojos—. ¿Qué carajo haces con esa máscara?, ¿hay fiesta y no fuimos invitados?

La expresión de Stan se ensombreció, Tweek se retorció los dedos, inquieto y Craig arqueó una ceja, intrigado.

—El Departamento de Diseño de Indumentaria va a sacar un par de proyectos —comenzó serio—, supongo que algo habrán escuchado… ya saben cómo son las universidades, todas se conectan cuando quieren comenzar a ver la luz con algo nuevo. —Los dos amigos asintieron con la cabeza. —Pues… este proyecto nuevo parece que va ser muy exitoso y no habría problema si no fuera porque se niegan a usar pieles sintéticas.

Tal cual había demostrado antes, Stan sentía mucha empatía con los animales. Craig jamás olvidaría el escándalo que hubo, aunque los medios le prestaron poca atención, cuando se apropió de varias terneras y las encerró en su habitación; aquello le provocó una vaginitis de lo más desagradable, pero en su interior nació lo que podría llamarse "la causa". Pese a estar lejos de los sesenta, los grupos neo-hippies nunca faltaban, Stan no pertenecía a ninguno mas la ambición del Departamento de Diseño de Indumentaria atentaba de forma atroz y obviamente, él no podía quedarse allí sin hacer nada. Craig no estaba seguro de qué tan bueno era eso, ya no estaban en South Park donde la ley permitía más de lo que la policía de la gran ciudad, era como tener oficiales con la mentalidad del culo gordo y bastones para reforzar el mensaje.

—¡¿Van a protestar? —inquirió Tweek, retorciéndose los dedos con más fuerza, pensando más en Craig que en Stan.

—Protestar fue lo que hicimos, juntamos firmas pero no va bien… —confesó cabizbajo.

Sacó de su morral unas hojas con sujeta papeles y varias caligrafías distintas, en la primera línea se podían identificar claramente la letra de Kyle. Al de ojos negros le entró una punzada de enfado, que se tragó la colilla sin querer; tosió asqueado de la amargura concentrada que tenía y sin poder controlar su lengua, ordenó:

—Pasa, firmaré.

Un silencio se apoderó del ambiente, Stan lo miró un tanto boquiabierto, ¿desde cuándo Tucker se prendía en causas para ayudar a los animales? Muy pocos de sus amigos habían firmado: Cartman por insistencia de Kyle, Kenny porque socializó muy bien con las activistas, a Token le gustaba mucho vestir buen cuero para hacerlo, Wendy también estaba en contra, ¿pero Craig? De acuerdo, ¿para qué ahuyentar a una nueva firma?, le tendió la hoja y un bolígrafo. Tweek también firmó y volvió a meter las hojas en su morral, satisfecho.

—Gracias, muchachos.

Mas Tweek todavía continuaba con una duda.

—¡Jesús!, ¿y si la protesta no funciona?

Stan sonrió con poca seguridad y se colocó la máscara de búho, diciendo que la causa seguiría otros caminos. No había que ser un genio para suponer que lanzarían cubetas con sangre o algo parecido. Hizo un gesto con la mano para despedirse y corrió tras los demás compañeros hacia el edificio de diseño.

Craig largó un suspiro mientras lo veía alejarse, Tweek le palmeó la espalda.

—¡Ah!, ese búho te tiene loco.

El muchacho le dio un fuerte empujón antes de ponerse de pie e ir a la tienda por más cigarrillos y unas pastillas de menta. Todavía daba vueltas por su boca el horrible gusto de la colilla masticada.

Llegaron al pequeño apartamento que compartían con Clyde y Jimmy, el primero se hallaba recostado en el sofá, viendo viejas temporadas de Terrance y Phillip en DVD; después de un largo pedorreo, el chico se sacudió tanto de la risa que tiró el tazón con papitas al suelo. Tweek fue corriendo por la mini-aspiradora, recordándole que se lo estaban alquilando a Token y tenían que cuidarlo mucho, etcétera, etcétera. Craig dejó su morral en un rincón y se dejó caer al lado de Clyde.

—Hace días que estás viendo la misma temporada —comentó aburrido.

—Hace días que mis notas son una mierda… necesito evadirme, reír un poco, hacer catarsis como dice Freud.

—Al menos eso sí te quedó en la cabeza —siguió irónico, tomando las pocas papitas que quedaron en el tazón—. Si no te gusta psicología deberías cambiar, no sirve que te llenes la cabeza de mierda que no te interesa.

—Primero tengo que buscarme un empleo, no es gratis buscar otra carrera, ¿sabes?

La charla no duró más y continuaron viendo la serie, riendo cada tanto, Tweek también se les unió y a eso de las diez, Clyde salió a reunirse con su grupo de estudio, aunque a esas alturas no tenía sentido insistir con causas perdidas. Jimmy dejó un mensaje en la contestadora, diciendo que también se quedaría con Timmy practicando para las olimpiadas matemáticas. Para sorpresa de todos, al cumplir los trece años, Timmy había desarrollado una capacidad intelectual impresionante, nunca consiguió dominar el lenguaje oral pero por escrito se expresaba incluso mejor de lo normal. A fin de cuentas, no era retrasado, sólo hiperactivo y con una dificultad para hablar.

Los dos amigos pidieron comida china y cenaron frente al televisor, haciendo zapping vieron un informe sobre el famoso Woodstock y Tweek lo miró fijamente, esperando a que comentase algo sobre el encuentro con Stan.

—¿Qué quieres de mí, Tweek? —bufó, lanzándole un almohadón.

—Quiero que… ¡no sé! ¡Gah, que hagas algo! —respondió, apretando el almohadón con fuerza.

—No hay nada que hacer.

—¿Por qué no?... Hace más de un año, q-que Stan no sale con nadie… Dios, es tu… oportunidad de acercarte, que te conozca.

—¿Alguna vez se te ocurrió que yo no quiero que me conozca?

Hablaba cada vez más irritado. Tweek no retrocedió, escarbar en el interior del muchacho no era tarea fácil, por eso se cerraba tanto: porque la gente desistía y se quedaba con la parte superficial, a menos que fueran grandes amigos, como Clyde o él. Sabía que eso en el fondo le pesaba y si pudiera lo cambiaría, el problema era que estaba convencido de no poder.

—Pues creo que es de lo más mierda, ¡ah!..., que te enamores y ni siquiera intentes nada…, un marica se esforzaría más… —presionó sin éxito.

—Bien, soy un mierda y peor que un marica —sentenció con un sarcástico orgullo—. ¿Ya acabaste?

—¡No! —chilló, desesperado por sonsacarle algo más. Tomó aire, se calmó y agregó—. Bien, no hablemos de ti, hablemos de Owl.

—¿De Owl? —masculló abriendo los ojos, casi horrorizado.

—Sí, cuando menciono su nombre te pones de los pelos, así que ahora será Owl —explicó severo.

—¡Oh, por favor! —refunfuñó, sin más deseos de escucharlo, lo dejó sólo y fue a encerrarse en la soledad de su habitación.

¿Por qué era tan difícil abrirse a alguien tan simple y adorable como Stanley?


Por las dudas, aclaro que tupperware se puede googlear, así no hay dudas. No estaba segura de si usar el término era conveniente, pero me pareció un título genial. Como esta pareja fue bien recibida en "Ese no eres tú", quise hacerle un espacio más protagónico y acá me tienen. La inspiración llegó de la nada, lo lamento por los apasionados Creekers porque acá Tweek fue un amor pasado, todavía no sé bien de qué meran, sí habrá buen friendship entre ellos dos, me parece de lo más adorable.
¡Oh! Aquí conviven los ninjas, salvo Token… extraño no oír mencionar ni a Kenny o mi culón preferido. Es como ver el otro lado (¿de la luna? Bien, chiste pinkfloydiano).

Saludos.