La espectadora silenciosa.

Bueno, esta es otra historia que acabo de idear. No es como la anterior, tiene sus diferencias; de cualquier manera adoro a la protagonista (La creó mi "yo" torpe xD) pero bueno, de cualquier forma, léanla y me dicen que tal :P


Capítulo uno. "¡Qué vergüenza!"


Me gusta observar a las personas. Es como si al hacerlo, pudiera entender su forma de ser y su forma de pensar. Generalmente logro comprender a casi cualquier persona, pero hay un grupo de chicos que me cuesta descifrar. Se hacen llamar Inazuma Japan y juegan fútbol.

Me paso casi toda la tarde observando sus prácticas y entrenamientos en silencio y a escondidas, pero por más que observo, no logro comprender de qué va lo que hacen.

Estaba detrás de un árbol, como usualmente hago, observando su entrenamiento muy concentrada.

—Sabía que estarías aquí, Diane —Escuché la voz de mi hermana mayor detrás de mí. Volteé lentamente, sin querer despegar totalmente la vista de la práctica—. Dime, ¿Has descubierto algo interesante hoy?

Mi hermana sabe que me gusta observar. Incluso le divierte oír mis descubrimientos (Pero nunca le hables de lo que descubres de ella, o te dejará de hablar por una semana), así que le gusta preguntar sobre mis progresos. Mas ésta vez, no supe qué decir.

—Aún no. Llevan haciendo lo mismo que ayer, y el día anterior, y el día anterior, y sigo sin entender lo que hacen. Quiero decir, ¿Cuál es el punto de correr detrás de un balón?

—Ni me lo preguntes —Contestó—, que no tengo la menor idea. Soy la persona menos indicada para responder esa pregunta.

Puse cara de frustración.

—Pero —dijo, exaltándome—, ¿Por qué no vas con ellos y les preguntas?

La miré exasperada.

—Porque yo no hago eso. Me baso en lo que observo. Nada más.

—¿Es eso, o el hecho de que no sabes hablar con alguna otra persona que no sea yo? —Me miró, divertida.

—N-no… ¡No es eso! —Tartamudeé.

Ella soltó una carcajada.

—Como digas —Se dio media vuelta—. Vamos a casa.

—Sip.

Caminé detrás de ella y en un segundo la alcancé.

—Sabes —Me dijo ella—. Hoy he conocido a un chico muy lindo, pero no creo que esté muy interesado en mí.

Sabía de qué iba todo eso.

—¿Por qué lo dices?

—Porque le dije hola y me ignoró —Dijo poniendo una cara desanimada.

—¿Qué es lo que quieres que haga? —Pregunté, pero conocía la respuesta.

—Que le mires y me digas que opinas de él.

—En pocas palabras que descubra si le llamas la atención, ¿no? —Asintió—. Pues yo creo que si te ignoró es una causa perdida.

—¡Diane! ¡Por favor! Por tu hermana, ¿si? —suplicó.

—Está bien —Dije, rendida.

—¡Gracias! —Me abrazó.

Al llegar a casa no estaban nuestros padres, así que nos pusimos a ver televisión.

—Dalia…

—¿Uhmm? —Dijo sin despegar la mirada de la televisión.

—¿Qué se siente… enamorarse?

Mi hermana soltó una risita.

—Algún día lo entenderás.

La miré fingiendo enojo y le lancé un cojín, riéndome. Más tarde decidí irme a mi habitación a terminar mi tarea.

Al día siguiente, en cuanto salí del instituto me dirigí a mi escondite donde observaría al equipo de fútbol, pero no había nadie. Sólo un chico de cabello blanco y parado en punta, que ya había visto antes. Estaba en el equipo y era el número diez.

Sostenía un balón entre sus manos y lo miraba. Me pareció un acto bastante peculiar.

Seguí asomando la cabeza para ver mejor. Me agarraba de una rama del árbol y me acercaba más y más, pero entonces escuché un "CRACK" y me fui de cara al suelo.

—¡Ay! —Me quejé mientras seguía con la cara en la tierra.

Escuché unos pasos apresurados. Alguien se detuvo a mi lado.

—¿Te encuentras bien? —Era la voz de un chico.

Alcé la mirada y ahí se encontraba el muchacho que anteriormente estaba observando. Me puse roja de la vergüenza y comencé a sentir calor por los nervios.

—E-eso creo —Balbuceé.

Me dio su mano para que me pudiera levantar.

Una vez que mi cara estuvo lejos del suelo, comencé a sacudirme entera.

—Yo… esto… gra-gracias —Conseguí decir con dificultad.

Él miró al árbol detrás de mí.

—¿Tratabas de subir al árbol? —Peguntó.

A lo que sentí mucho más calor que antes.

—Eh, no, jeje. No realmente —dije riendo nerviosamente.

—Pues… la próxima vez ten más cuidado… —se detuvo— ¿Cuál dices que es tu nombre?

—Diane —Dije con un poco más de seguridad.

—No eres de aquí, ¿Cierto?

—No, yo… soy de… Estados… Unidos. Mis padres… han venido por… viajes de… trabajo —Seguí balbuceando tontamente.

—No luces muy convencida —Dijo.

—Yo… yo… —En ese momento creí que explotaría, mi corazón latía rápidamente y mis palmas sudaban. Si, eso me pasaba muy seguido, cada vez que hablaba con un extraño.

Entonces él bajó la mirada hacia mis piernas, y por un momento pensé en él como un pervertido, pero entonces él dijo:

—Te está sangrando la rodilla.

En un instante me convertí en una piedra, y de haber sido posible, un aura oscura me habría recorrido.

—Sa…sa… ¿Sangre? —Pregunté con un hilo de voz.

Bien, lo admito. Le tengo un terrible pavor a la sangre. Cuando yo era pequeña, Dalia había puesto un video de terror en la televisión, y juro que quedé traumada al ver tanta sangre. Desde entonces no puedo ni verla porque entro en pánico.

—Deberías ir a la enfermería —Dijo.

—¿Enfermería?

No sé que cara habré puesto porque él también puso una cara extraña y dijo:

—O si lo prefieres puedo buscar a Haruna. Ella tiene un botiquín.

—Yo… yo…

Me miró desafiante. Sus ojos oscuros me miraron intensamente y me dio un escalofrío. No me gustan las personas que miran así, me ponen todavía más nerviosa.

—Ven —Me agarró del brazo con el ceño fruncido. Cuando lo hizo abrí mucho mis ojos y entonces él me dejó sentada en una banca—. Espera aquí y no te vayas. Traeré a Haruna.

Después de decir eso dio media vuelta y se fue.

—¿Quién es Haruna? —Pregunté en un susurro.

Después de unos minutos el chico regresó acompañado de una chica de cabello azul y corto de apariencia agradable, pero en cuanto vi que traía en su mano un botiquín, me levanté rápidamente y me dispuse a huir.

—¿A dónde crees que vas? —escuché la voz del chico detrás de mí.

—Yo…no…voy a ninguna parte —Respondí resignada—. Me ponen nerviosa los…botiquines, es todo.

—No te preocupes —Dijo más atrás la chica de cabello azul—, no duele nada.

Su voz me tranquilizó un poco así que regresé a la banca donde anteriormente estaba sentada. Ella sacó del maletín una especie de spray y lo dirigió a mi rodilla (que ni siquiera me molesté en ver). Cerré los ojos con fuerza esperando lo peor, pero sólo sentí un ligero ardor y algo que me presionaba levemente.

—Listo —Dijo la chica victoriosamente.

Abrí los ojos lentamente y miré mi rodilla. Ahora sólo tenía una linda bandita.

—Gra… gracias —Le sonreí a la chica.

—¡Oh, lo olvidaba! —Dijo ella de golpe, dirigiéndose al muchacho—. Me dijo Endo que te dijera que estarán entrenando en la cancha de fútbol al lado del lago.

—De acuerdo —Respondió, y seguido comenzó a caminar hacia el lado contrario.

La chica caminó detrás de él y yo sólo vi como me dejaban ahí sentada. Olvidada. Entonces ella se paró en seco y volteó.

—¡Oye! ¿Quieres venir? —Me preguntó.

—Eh, ¿yo? —Aclaré bobamente.

—¡Sí! —Contestó sonriente.

Mientras tanto el chico siguió caminando, haciendo caso omiso.

Recordé lo que me dijo mi hermana: "¿Por qué no vas con ellos y les preguntas?"

Dudé unos segundos, y decidí que por primera vez rompería mis propias reglas. Pensé que si los veía de más cerca, averiguaría algo interesante.

—¡Está bien! —Dije levantándome de un salto y alcanzando a la chica.

—Por… por cierto —Musité—. ¿Cómo te llamas?

—Soy Haruna —Respondió.

—Mucho gusto. Yo soy Diane.

—¿Eres nueva? —Me preguntó.

—Sí, hace un mes que llegué a Japón —Le dije, agarrando un poco de confianza.

—Oh, ¿Y de dónde eres?

—De Estados Unidos.

—Guau, ¿Y a qué has venido?

—Mis papás han venido por su trabajo, así que nos trajeron a mi hermana y a mí.

—Oh.

—¿Tienes hermanos? —Pregunté.

—Sí, tengo un hermano mayor.

—¡Qué coincidencia? Yo también soy la menor.

Las dos nos reímos. En el camino a la práctica de fútbol ella y yo fuimos platicando de muchas cosas, y me pareció muy agradable. En ese momento pensé que nos llevaríamos bastante bien (siempre y cuando mantuviera su botiquín alejado de mí).

Continuará (Si tú quieres)…


Pues bueno espero que os haya gustado. La verdad (dirán que qué extraño) pero es que esto se me ha ocurrido cuando fui a la tienda y no me aguanté las ganas de escribirlo. Bueno, no es parecido a mi otra historia, pero aún así me ha gustado; aunque, claro, la última palabra la tienen ustedes :3

Un beso, Our revoir ^_^

-Aly-