Capítulo 1: No te vayas / Do not go

Nos encontrábamos en la misma habitación, hace tan solo unos momentos estábamos abajo en la fiesta, festejando mi cumpleaños. La princesa que estaba enfrente de mi traía un hermoso vestido rosa, tal vez no me guste el rosa, pero todo en ella se le ve bien. Su cabello estaba recogido en una coleta, eso era lo que no me gustaba. Pero justo ahora no era importante como lucia, si no la respuesta de mi pregunta…

-Es inútil –Me dije a mi misma- Me voy.

Justo cuando me di la vuelta un jalón de mi camisa me detuvo, típico de la princesa. La ventana estaba enfrente de mí y definitivamente quería salir de ahí. Sabía que su mirada estaba clavada en mí y que aún estaba sonrojada, me encantaba ella pero no quería quedarme más tiempo, si se había quedado callada creo que la respuesta era más que obvia.
Aun me estaba jalando por la camisa, me solté y salí por la ventana flotando. Quería voltear atrás pero lo mejor era seguir y así fue como lo hice, seguí flotando hasta llegar al bosque.
¿En que estaba pensando? Creer que me aceptaría –Pfft, si claro – pensé.
Me había sentado en la rama de un árbol, me recargue en este y suspire tratando de olvidar lo sucedido. Pero solo podía pensar en sus ojos, en su cabello, sus labios y aquellas mejillas sonrojadas. Haría lo que sea para estar con ella, cada vez que ella estaba con ese humano me sentía rara, estaba claro de que no eran celos…¿O sí?.

Quería olvidar todo, pero no podía. Solo quería volver a recordar cómo fue que empecé a enamorarme de ella.

-Bien –Dije decidida a volver a recordar.

*Amanecí cansada, pero estaba feliz, porque justo ayer había encontrado a mi Hambo y ya no había nadie quien me lo podía quitar. Esa chiclosa fue de mucha ayuda, aunque cuando regresamos pude notar que estaba triste. Por más que le preguntaba que tenía ella no me quiso decir, sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos llorosos. ¿Qué tenía?, ¿Acaso dije algo malo?
En ese momento me dejo de importar, porque sabía que ya tenía a Hambo y estaba realmente feliz, aunque sentía que algo me faltaba.

-¡Auch! –había dejado de flotar y caí en mi cama, como siempre, estaba dura. Gruñí y rápidamente me levante de la cama. Fui directo al baño y lave mi cara, al hacerlo escuche sonidos que provenían de la sala. Flote hasta este, pensando en que esos tontos se habían metido de nuevo a mi casa sin permiso.- Creí haberles dicho que no quería que…-Deje de hablar al darme cuenta de que no eran Finn y Jake.

-H-hola, Marceline –Me saludo la princesa sonrojada.

-¿Qué haces aquí? –Pregunte confundida- No, ¿Qué hacen ustedes aquí?

-¿Cómo estas chamaca? –Pregunto el heladito mientras me despeinaba.

-Por Glob –Dije fastidiada- ¿Qué quieren de mí?

-Quiero que nosotros tres hagamos una canción –Abrazo a aquella princesa y en ese momento sentí rabia.

-Marceline, ¿Qué pasa? –Pregunto la rosadita mirándome confundida, puesto que mis mejillas ardían del enojo.

-N-nada –Le respondí con dificultad y desvié la mirada hacia otro lado.

-¡PB hemos venido a rescatarte! –Grito Finn al entrar a la casa.

-Rey Helado estas castigado por haber entrado a la casa de Marceline sin permiso –Dijo Jake mientras tomaba al heladin y lo cargaba.

-Y también por haber secuestrado a la Dulce Princesa, no lo olvides Jake.

-Pero si yo no he hecho nadita –Reclamo el heladito.

-Vamos princesa, la llevare hasta su castillo –Le sonrió Finn.

-E-espera…-Me cruce de brazos- Yo la llevare a su castillo, no tienes por qué hacerlo siempre tu pequeño humano –levante una ceja .

-Oh…no es ningún problema para mí, Marceline –Dijo el humano aun mirando a la princesa mientras que esta me miraba.

-Ahora las cosas serán distintas, Finn –Grite. Había llamado la atención del chico- Yo la llevare a su castillo y esto lo hago porque…-Pensé en alguna respuesta- Pues…le debo un gran favor a PB, así que por ahora yo haré todo por ella –Sonríe satisfecha.

-¿Uh? –La rosadita aun me seguía mirando, impresionada de lo que había dicho.

-¿Dulce Princesa? –Miro a la princesa de nuevo y pregunto- ¿Estás de acuerdo?

-¿Eh?...¡Oh, por supuesto! –Exclamo.

-Bien…-Dijo el chico marchándose.

-¿Marceline?, ¿Qué fue todo eso? –Pregunto la chiclosa.

-¿No has escuchado? Dije que hago esto porque te debo un favor –La mire algo avergonzada.

-No creo que esa haya sido la razón –Se cruzó de brazos.

-Piensa lo que quieras –Suspire- ¿Quieres algo de tomar o comer? –Pregunte sonriendo tratando de ser amable con ella y claro, tratando de cambiar de tema.

-No gracias, Marcy –Respondió sentándose en mi sofá

-¡Espera! Mi sofá es...-Muy tarde, ya se había sentado y había hecho una mueca.

-Muy duro…

Asentí con la cabeza, flote en el aire y me le quede viendo. Lucia como un ángel, vestida con un vestido azul un poco corto y su cabello suelto. -Se ve hermosa –pensé.

-Aun no entiendo porque dijiste eso –Desvió la mirada sonrojada al notar que la estaba mirando.

-¿Qué cosa? –Pregunte.

-Eso que le dijiste a Finn –Respondió volviéndome a mirar.

-¿No es obvio? –Volví a preguntar pero esta vez en tono burlón.

-¿De qué hablas? –Me miro confundida.

Me acerque a ella lentamente hasta estar frente a frente, acaricie su cuello suavemente e hice que se recostara en el sofá. La princesa sonrojada me decía que parara pero no se movía o hacia algo para detenerme. Me acerque a sus labios y susurre: "porque te amo". Me separe de ella y empecé a reír.

-¡Tonta! –Sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos brillaban como si quisiese llorar.

-¿Eh?, ¿Y ahora porque te enojas conmigo? –Deje de reír y le puse más atención a su cara. Lo que no soportaba, era ver que una chica llorara.

-Adiós, Marceline –Se levantó del sillón, se dirigió hasta la salida y se fue sin decir otra palabra.

-Bonnie…No te vayas…