¡Hola gente hermosa! Sé que me han extrañado, yo lo sé. OnO Onhonhonhon hoy vengo a traerles este fic que se me ocurrió en una tarde de aburrimiento y varios traumas con crepúsculo. (Soy fan de esta saga, no me avienten piedrazos D: no digo que sea la mejor, solo que me gusta y que me enamoré de la novela visual. Oh…Edward es TAN bishonen.) Bueno, todo lo que quiero decir de este fic está hasta abajo. Por ahora disfruten ;)


Disclaimer: Hetalia le pertenece a mi ídolo; al estúpido y sensual Hidekaz Himaruya.

Capítulo 1 - Conociendo.

-¡Hermano! ¡Hermano! Mira, que guapo me veo con el uniforme de tu colegio, al fin iremos en el mismo. ¿No te alegra?- Comenta entusiasmado Feliciano.

-¿Huh?...ah…si…claro.- responde con total desinterés.

Sí, este era el nuevo día de clases de Feliciano Vargas en una de las escuelas más prestigiosas de todo el mundo, donde solo los chicos con las familias más adineradas pueden entrar, o bien, los más listos.

En este instituto de Nueva York, cursan chicos de toda clase de nacionalidades, y eso hace de esta escuela un lugar interesante, sobretodo para Feliciano, que al fin estaría con su hermano mayor, Lovino, que empieza ya con su segundo grado de preparatoria. Ninguno de los dos hermanos son muy inteligentes, pero vaya que Lovino tiene cierto pegue con las chicas, y no solo con las chicas, si no que también está un chico español de tercero que está muy pendiente de él.

El pequeño Feliciano si que tiene entusiasmo por entrar a la escuela, después de todo es la primera vez que tiene la oportunidad de asistir a un campus.


Feliciano y Lovino ya estaban dentro del vehículo de su abuelo, un volvo plateado último modelo, aunque, iban algo incómodos ya que llevaban todas sus cosas, como ropa, libros, artículos personales, y en el caso de Feliciano, mucha pasta.

Porque Feliciano siempre ha amado la pasta, desde pequeño.

¿Qué clase de personas vivirán conmigo?

¿Les caeré bien a mis compañeros?

¿Sacaré buenas calificaciones?

¿Los maestros son unos fanfarrones?

¿Encontraré el amor?...

Son este tipo de preguntas las que dieron vueltas por la mente de Feliciano por todo el viaje, que al final le hicieron sentir nervioso.

No pasó mucho tiempo, una hora y media quizá; el viaje desde la residencia Vargas hasta el instituto. La travesía fue tranquila, no hubo contratiempos y el tráfico estuvo muy fluido, y claro, había un paisaje digno de admirar. Lovino para distraerse tomó varias fotos del paisaje, fotos que algún día Feliciano iba a pintar, porque siempre ha sido buen pintor.

Feliciano fue el primero en ver su nuevo instituto, vaya que era grande, más grande que una ciudad universitaria, esta escuela era mucho más que eso.

Después de todo era una escuela de ricos, para ricos.

El volvo se estacionó en la entrada del instituto y Feli bajó corriendo emocionado.

-¡Ve~! ¡Mira este lugar! ¡Es increíble!-

-Lo sé, lo sé. Espera a conocer a las mujeres que vienen a este instituto, son, ¡bellísimas!- Comentó alegre Lovino.

-¡Bajemos nuestras cosas y conozcamos nuestra habitación!-

-¿Bajar nuestras cosas? Nuestro chofer y los intendentes se encargarán de esto, para eso se les paga.-

-Ve~ ¡ya veo!-

Como había comentado Lovino, los intendentes y el chofer tomaron todas las cajas y maletas y las llevaron a la habitación correspondiente, mientras que los hermanos tomaron sus identificaciones, mapas, horarios y demás documentos en la dirección y después tomaron el transporte escolar que los llevaba a su morada.

Ya en el pasillo, del área no. 6 del edificio A, caminaban estos personajes buscando la puerta de la habitación no. 204.

Feliciano miraba hacia su alrededor, ¡era como un hotel cinco estrellas! ¡o mejor aún! ¿Qué clase de escuela era esa?

Lovino paró en seco, seguido por su hermano, la puerta de la habitación 204 estaba semi abierta, y para la sorpresa de Lovino, se encontraba adentro ese tipo de tercer grado que tan mal le caía, ese albino mal educado llamado Gilbert. Pero esta vez no estaba solo, también estaba otro chico, rubio y de ojo azul, con gafas y con una estructura fina, pero fuerte.

-¡Gi…Gi-Gilbert! ¡Pero que gusto volver a verte!- mintió el mayor de los italianos.

-¡Claro que te debe dar gusto! Vivir otra vez con esta awesomidad, ¡no cualquiera!- Ríe el albino. –Y mira quien nos acompaña, West. Mi hermano menor no tan awesome.-

-Mira que bien, se ve inteligente. Yo también vengo con mi hermano menor, se llama Feliciano.- Con su mano, Lovino señala hacia su hermano, que estaba sonrojado y algo avergonzado.

Los dos hermanos germánicos miraban con atención al pequeño de los Vargas. Gilbert estaba que derramaba baba por la boca y el pequeño, tenía los ojos bien abiertos, no había otra expresión en su rostro más que la sorpresa y sus mejillas liberaban un ligero tono rosado.

-¡Mira que es mono!- Fue lo único que pudo decir Gilbert.

-¡Si que lo es! Pero es mi hermano, no te puedes acercar a él. Ni se te ocurra tocarlo con tus pervertidas manos.- Amenazó el italiano, haciendo que su hermano menor se sonrojara un poco más y agachara la cabeza de la pena.

Gilbert hizo caso omiso de la amenaza de Lovino y tomó las manos de Feliciano. -¡Feli! ¡A partir de hoy soy tu compañero de cuarto! ¡Me llamo Gilbert y éste es mi hermano pequeño, Ludwig, pero le puedes decir west! ¡Un gusto! ¡Un gusto!- Decía el albino mientras agitaba el brazo de Feliciano con un gran apretón de manos.

-Ve~ gra…gracias…Gilbert, Ludwig. ¡Igualmente!- Feliciano alza la cabeza y en esos labios de color pastel nació una sonrisa que hizo ruborizar instantáneamente a sus compañeros.

Ludwig era el más sonrojado.

Este, tratando de guardar la compostura se tapó las mejillas teñidas de rojo con su mano derecha, solo para aparentar.

-Y…¿si vamos a desayunar? Es-es que tengo hambre…- Comentó serio el rubio.

-¡Buena idea west! ¡vamos jun…!- Gilbert es interrumpido ya que una linda chica de cabellos castaños le había caído encima.

-¡Oh Gilbert! Lamento mucho haber caído sobre ti, perdón, perdón, perdón.- Suplicó la chica.

-¡Elizabetha! ¿Dónde estabas? M-me…me tenías…preocupado.- Comentó Ludwig, quién se volvió a sonrojar bastante.

-¡LUD! ¡Oh Lud! ¿Cómo estas? Yo estaba buscándote también, hahahaha. No había necesidad de que te preocuparas por mí, yo puedo protegerme sola…- Dijo la húngara, ignorando completamente el dolor de Gilbert.

El ojiazul solo la miraba, sus ojos penetrantes solo estaban dirigidos hacia ella. Todos lo habían notado, y la pareja se comenzaban a sonrojar.

-Bien, bien muchachones, veo que con ustedes no cuento para ir a desayunar. ¿Vienen conmigo, macarrones?- Volvió a hablar el albino.

-¡No somos macarrones! Y si, vamos contigo. Tonto.- Comentó molesto el italiano más grande. Se fueron caminando por el pasillo hasta topar con el elevador, pero Feliciano volteaba la vista hacia la pareja. Ese rubio alemán si que le llamó la atención.

Ya en la gran cafetería, (con pinta de restaurante de lujo) Gilbert se separó de los hermanos y fue con sus dos amigos, un francés muy atractivo y un sexy español. Lovino fue rodeado por bastantes chicas y Feliciano quedó solo, siendo visto por millones de ojos fijos en él.

-Am…disculpa…Tu también eres de primero, ¿verdad?- Preguntó una voz seria, proveniente de un lindo asiático que se encontraba detrás de Feliciano. Este se voltea para apreciarlo mejor.

-Ve~ ¡Si! Mucho gusto, me llamo Feliciano Vargas y vengo de Italia. ¿y tú?- Preguntó muy emocionado nuestro italiano favorito.

-Mi nombre es Kiku Honda, soy de Japón. Encantado de conocerle. Usted se ve interesante, ¿sería tan amable de sentarse a comer junto con nosotros?- Es japonés señaló una mesa con varias personas.

-Ah…¡claro! ¿por qué no?.- Respondió Feliciano.

-Que bien.- Sonrió el japonés. –vamos.-

En la mesa se encontraban tres chicos rubios, uno de grandes cejas, uno de lentes y otro de igual anteojos pero más tímido y con un peluche de oso polar. También estaba un chico moreno, y otro chico con apariencia mayor con anteojos y un lunar debajo del labio.

Feliciano sonrió con entusiasmo y se sentó en una silla que estaba libre.

-¡Ciao! ¡Me llamo Feliciano Vargas! ¡Vengo de Italia! Me gusta dormir, cantar, dibujar y comer pasta. Espero que seamos todos amigos.- Dijo el castaño con alegría.

Todos los de la mesa lo vieron y le dedicaron una sonrisa.

-¡Hello Feliciano! ¡My name is Alfred! Soy de aquí, de Estados Unidos. ¡Puedes decirme hero! Me parece que iremos en el mismo salón ¿Acaso no te alegra? ¡Ah! ¡Este cejón de aquí se llama Arthur señor doctor rarito.- Mencionó uno de los rubios con anteojos.

-¡Shut up! Puedo presentarme yo solo. Bien, mi nombre es Arthur Kirkland, soy inglés y me gusta el té verde. Mucho gusto pequeño Feliciano, no tendré el placer de acompañarlo a sus clases ya que voy en segundo grado pero estaré con ustedes para ayudarlos en lo que necesiten.- Dijo el rubio de grandes cejas.

-Él es Matthew, es mi hermano menor y nació en Canadá. Aunque es un año más pequeño que yo a mostrado bastante inteligencia y lo han aceptado en esta escuela.- Dijo Alfred dándole palmaditas a la espalda del otro rubio con un oso.

-En…encantado…Feliciano…- Habló tímido el canadiense.

-¿Cómo estás compae? ¡Mi nombre es Alejandro! Soy sensualmente mexicano. Adoro el chile y el mole…¡Y también el pozole chingao! ¿Vez a esas chicas de ahí? A que son hermosas…¡Me dan ganas de dedicarles un buen mariachi del potrillo, arre!- Mencionó muy animado el moreno. Feliciano solo rio de la simpatía de este.

-Y Bien, bien nombre es Roderich, de Austria a mucha honra. Me gusta la música, es hermosa y mi base alimenticia. (N/A: En el fondo, todos lo sabíamos.) Es un honor conocerlo dulce jovencito, no tenía el conocimiento de que Lovino tuviera un hermano tan lindo como usted. Si necesitas ayuda puedes contactarme, voy en tercer grado y sé que puedo ayudarte lo suficiente.- Con palabras propias dijo el chico mayor de anteojos.

A Feliciano se le iluminaron los ojos, era justo como lo había soñado. Inclusive hasta mejor.

-M-mu…¡muchas gracias a todos! Son muy amables. Les prometo que yo…-

Y entonces, el italiano volteó la vista y encontró a ese alemán que tanto interés le había causado, entrando por la puerta principal de la cafetería con esa tal húngara tomándolo del brazo.

Celos.

Eso era lo que sentía Feliciano en ese momento.

Los celos eran lo suficientemente grandes como para dejar al chico sin aliento, sin poder hablar. Aunque…no entendía muy bien lo que estaba pasando. No conocía muy bien a Ludwig como para quererlo, mucho menos para sentir celos de que esa chica se le acercara. Solo convivió con él por unos 5 minutos. Era absurdo.

Pero, aun así. Sentía que era él que debiera tomarle del brazo al alemán.

Y no esa húngara.

Y bien, este es el final del primer capítulo. Algo corto. Lo sé. Espero que los demás sean más largos.

Si no le entendieron NI MADRES se los voy a explicar brevemente xD Feliciano vive en NY, con su hermano y abuelo. Pero ahora entra a la preparatoria más prestigiosa del lugar y se encuentra con gente interesante y bla bla bla. Entre toda esa gente encuentra a Ludwig. Un chico interesante, según Feliciano.

Trataré actualizar todos los martes y viernes, si no lo hago un viernes esperen el miércoles/sábado ya de plano la otra semana ._. Veamos que tan pesado estará la escuela alñeohwnopwhophj y saldré de viaje por toda una semana…espero que esto no arruine el curso de este fic OnO Que al menos para mí se me hace una original historia :,3 No quiero darles spoiler pero tendrá drama y toda la cosa, tal vez una que otra escena de lime… pero de que tendrá picante, ¡tendrá picante!

Las pareja principal será Gerita, tal vez usuk y un toque de mex x us, spamano con toques mexicanos y PruAus :c No me obliguen poner a Hungría con cualquiera de esos dos, no no no Dx

¡Dejenme sus opiniones dándole click al botoncito de abajo. :D

También acepto sugerencias de parejas. Todo, toditito en sus reviews ;D

Y bueno, me retiro. ¡Bye bye!