OK, OK, Este es mi primer fic, espero que les llegue a gustar, ojalá y no sean malos jeje, le heche muchas ganas para hacerlo y para que llegaran a pasar un buen rato leyendolo.

Naruto no me pertenece bla bla bla (ya saben eso)

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Más allá de los sueños

Capitulo 1: Noticia inesperada.

Se encontraba sentada en su habitación, una joven de mirada esmeralda y cabellos rozados, pensando, era lo único que podía hacer, siempre que intentaba ir a los establos y cabalgar un rato por los enormes jardines que poseía el palacio donde vivía, su padre se lo impedía.

- Eres una princesa. – Le decía – no puedes hacer eso. ¿Que crees que pensará la gente del pueblo si te ve haciendo tales cosas?

- Pero padre! Tan solo quiero estar un rato fuera de mis aposentos, es bastante aburrido tener que quedarme aquí y sin hacer nada, aparte, sabes perfectamente que me encantan los caballos – Intentaba excusarse – De niña siempre me dejabas cabalgar cuando quisiera, no se que hay de diferencia ahora que he crecido.

Su padre la miro, era un hombre de cabello oscuro y una mirada verde esmeralda, igual a la de su hija…la princesa Sakura.

- Eso es – Le respondía el rey – que ahora que tienes 18 años, debes guardar compostura para poder conseguir un pretendiente digno de estar en el trono.

Si…eso era lo que siempre pasaba, siempre debía comportarse como la próxima esposa que debía ser. Su madre si la hubiera dejado…su madre… Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordarla, su padre también lloraba en las noches por ella, aunque lo negara, la había perdido; fue victima de una enfermedad que los doctores aun desconocían. Ya no había marcha atrás, la extrañaba bastante, eso era de notarse, ya que cada vez que veía una pintura de ella, sus ojos se cristalizaban y se veía obligada a retirar la mirada del rostro de su madre. – Tienes que ser fuerte – era lo que su padre le decía…fuerte…fuerte…esas palabras se cruzaban por su mente todos los días. ¡Claro que debía ser fuerte! Pero para eso tenia que salir al mundo, enfrentarse a todo eso desconocido para ella, problemas diarios, caminar libre y tranquila por las calles viendo a las mujeres barrer las calles, los hombres hablar animadamente y trabajando, niños jugar con su gran inocencia…todo eso era lo que ella realmente deseaba. Esa era la manera con la cual se podría hacer fuerte. Vivir, para hacerse fuerte se debía vivir, y no estar encerrada todo el tiempo en un palacio aprendiendo a escribir, leer, pasear por los pasillos…eso no era vida.

Por suerte para ella siempre tenia a su mejor amiga…Ino, una joven de mirada azulada y cabello rubio, de la misma estatura que la princesa. Aunque fuera de la servidumbre, Sakura siempre la trataba como parte de la familia, era como un reemplazo mas joven de su madre, por así decirlo. Siempre le contaba sus secretos y anhelos y ella intentaba ayudarla en todo lo posible.

Así era su vida, estar atrapada entre paredes sin poder sentir la libertad que tanto ansiaba.

Alguien llamo a la puerta.

-¿Sakura? – era Ino.

- ¿Qué sucede? – pregunto la joven sin prestarle atención a lo que su amiga le iba a decir.

- Su padre la quiere ver, dice que es urgente – termino de avisar la rubia.

- Enseguida voy, gracias Ino.

La rubia sonrió a su amiga para después retirarse cerrando la puerta.

¿Urgente¿Qué puede ser tan urgente? Se preguntaba la pelirosa, aun sin quitar la mirada de la ventana. Pasaron unos segundos cuando por fin decidió ir al encuentro de su padre.

Iba por los pasillos cuando por fin llego a las puertas que daban al salón de estudios de su padre, un guardia custodiaba la entrada, y justo antes de que Sakura tomara la perilla de la puerta, el guardia le cerró el paso posando su lanza frente a ella. La joven lo miro con impresión, cuando se dio cuenta de que el guardia la miraba con una sonrisa burlona en sus labios.

- Naruto…- le dijo la pelirosa haciéndose la indignada, y cruzando los brazos en forma de reclamo…pero también sonreía divertida.

- Je, je, hola princesa Sakura, me alegro mucho de verla – le contesto el joven, era alto y con buen físico, tenia los ojos de un azul cielo hermosos que mostraban algo de inocencia y su cabello era rubio. Su nombre era Naruto Uzumaki. Aunque ahora fuese el soldado preferido de su padre, Sakura no dejaba de verlo como un gran amigo. Desde niños se llevaban bastante bien, el padre de Naruto era gran amigo del padre de Sakura, mejor conocido como el rey Haruno. Y cuando el señor Uzumaki murió, le encomendó al rey el cuidado de su hijo, el cual accedió con mucho gusto.

Naruto y Sakura vivieron una infancia bastante unida, hasta que los dos comenzaron a crecer y la princesa debía de comportarse conforme a su titulo, y el rey decidió que Naruto debía comenzar entrenarse para lograr ser un buen soldado; para sorpresa de todos, a sus cortos 18 años, logro superar a su padre conforme a batalla, convirtiéndolo así, en el favorito del rey Haruno.

Y aunque a veces los dos jóvenes no se vieran por un largo tiempo, seguían teniendo unos grandes lazos de amistad.

- Vamos Naruto, sabes que me puedes llamar de tu, sabes perfectamente que odio las formalidades. – le reclamo la princesa dejando a un lado el enojo de hace unos momentos.

- Lo se, lo se, pero como el soldado que soy, tengo que hacerlo…aparte – se acerco al oído de la joven, para después convertir su voz en un pequeño susurro – el rey puede que nos escuche, y sabes que él es algo estricto aunque seamos amigos.

- Mmmmm… tienes razón, pero creo que él comprenderá – le dedico una linda sonrisa, para después apartarse un poco de su amigo y abrir la puerta – nos vemos Naruto. – se despidió de el con un movimiento de su mano, para después entrar en la habitación donde su padre la esperaba.

- Adiós princesa Sakura, luego te invito a comer algo jeje – fue lo ultimo que pudo decir, ya que la puerta se había cerrado, dejándolo fuera del alcance de su amiga.

Era un salón grande, docenas de estantes repletos de libros de toda clase estaban acomodados alrededor de ese lugar, al fondo había una gran mesa redonda, donde se reunía el rey junto con el consejo para poder discutir asuntos de importancia para el reino. También había una gran ventana que asomaba a un balcón, donde se podía apreciar la hermosa vista de los jardines y el gran pueblo bajando la colina en donde se encontraba el palacio; además había unos cuantos sillones para poder sentirse cómodo mientras se leía.

En uno de esos se encontraba su padre, leyendo un libro y tomando una taza de té, la cual dejo de inmediato en una pequeña mesita que se encontraba a un lado, al ver a su hija, se levanto y fue hacia ella dándole un gran abrazo.

- Mi querida hija – la saludo, rompiendo el abrazo y tomándola por los hombros para poderla observar – eres tan hermosa como tu madre – este comentario hizo sonrojar a la joven y decidió sentarse frente a su padre.

- ¿Para que me llamaste padre? Ino me dijo que rea muy urgente. – pregunto Sakura con algo de inquietud en su voz, por alguna extraña razón podía predecir que lo que su padre le iba a decir no seria nada bueno…al menos para ella.

Su padre la miro profundamente, se levando de su asiento y comenzó a caminar hacia la ventana, se detuvo frente a ella, respiro profundamente y se giro hacia su hija, para después decirle…

- Sabes que tienes 18 años, ya eres toda una mujer, y creo que es momento para que busques un pretendiente…- Sakura lo escuchaba atentamente, aun sin poder entender. – A lo que quiero llegar es… - se acerco a su hija y posó su mano sobre su hombro – que es hora de escoger a tu próximo esposo. Para eso…he decidido organizar un baile con todos los reyes de los reinos vecinos, de los cuales decidiré por uno, y así podrás convertirte en reina.

Sakura abrió los ojos de par en par, la sorpresa, desesperación, tristeza, tantos sentimientos mas la comenzaron a invadir.

- ¡Pero padre¿Qué tal si ninguno de ellos me agrada!No me quiero enamorar forzadamente, y eso lo sabes perfectamente. – comenzó a reclamar de inmediato, pero fue interrumpida por la severa voz de su padre.

- Eso lo se perfectamente jovencita, pero date cuenta de que es una gran oportunidad de unir lazos con otros reinos. Además…- la miro profundamente – quiero estar seguro de que dejare mi reino en buenas manos, en manos de alguien que sepa controlar una nación, y sobre todo… - cambió su semblante estricto por uno más cariñoso y continuó – quiero estar seguro de que dejare a lo que mas amo, mi posesión más preciada: mi hija…en buenas manos.

- ¿Pero y si la persona que elijes no es la indicada¿Si resulta ser alguien que lleve a tu reino a la ruina? – intentaba excusarse la joven.

- Eso ya lo veremos, por eso tendrás oportunidad de conocerlos y yo también, así podré escoger el mejor.

- ¿PERO! – dijo desesperada la princesa.

- No hay pero que valga, ya lo he decidido…mañana en la mañana enviare cartas a todos los reinos vecinos, avisándoles del baile; será dentro de una semana. Eso es todo, puedes retirarte. – dicho esto, el rey se sentó en el sillón y comenzó a leer nuevamente, sin hacer caso a los reclamos de su hija, la cual lo seguía mirando.

- Mamá me hubiera escuchado – estas palabras sorprendieron al rey y causaron una gran tristeza, tristeza de la cual Sakura se dio cuenta, mas no le importó y salio de la habitación algo consternada, se arrepentía de haber dicho eso a su padre. Lo único que él quería era su bienestar, y lo único que ella hacia era herirlo.

Al salir de la habitación se encontró nuevamente con Naruto, el cual la miraba comprensivo; al parecer escucho toda la conversación anterior.

- Lo siento – se disculpó el joven, posando su mirada en el suelo, pero sin perder su postura rígida.

- ¿Por qué lo sientes? – dijo mientras lo miraba extrañada.

- Por haber escuchado algo que no debía, y por lo que va a ocurrir – se podía ver la tristeza en el rostro del joven. Desde niños siempre tubo la habilidad de ponerse en el lugar de los demás y de poder sentir como sentían los demás, cosa que Sakura le agradecía mucho, puesto que tanto él como Ino eran los únicos que la podían hacer sentirse mejor.

- No te preocupes – se acercó a el y lo abrazó, esto sorprendió al joven, pero correspondió el abrazo. Se separó de el y lo miró – veras que podré salir de esto, me conoces, y sabes que puedo resolverlo.

El rubio la miro tiernamente.

- Sabes que cuentas con todo mi apoyo, aunque sea el soldado de tu padre, no puedo dejar sola a mi mejor amiga. – le dedico una sonrisa cargada de cariño.

- Gracias – le dijo en un susurro – mejor me voy, necesito pensar en lo que puedo hacer. – dicho esto se comenzó a alejar de su amigo, par así pasar por los pasillos del palacio y llegar a su habitación.

Al cerrar la puerta no puedo contener mas el llanto, las lagrimas salían por si solas, todas las emociones que guardo frente a su padre se demostraban en cada lagrima que sacaba… ¿por qué¿Por qué tenia que hacerle eso su padre? Ella no quería casarse con un completo extraño.

Tantas cosas le vinieron en ese momento a la mente, momentos en los que pasaba ratos jugando con Naruto, el momento en el que conoció a Ino, cuando paseaba por los jardines jugando con su madre…su madre…su madre, como le encantaría que se encontrara en es momento, para poderla abrazar y decirle lo desesperada que se sentía.

Dentro de una semana seria obligada a amar a alguien a quien ni siquiera conocía, se sentía desesperada…

Desesperada.

Siempre soñó con el amor, poder ser libre junto a la persona que tanto llegaría a amar, pero… ¿Cómo saber si la persona que su padre elegiría para casarse con ella seria esa persona tan esperada? Podría ser, o también llegara a suceder que ese hombre fuera un ruin patán que la llegaría a golpear y maltratara a su reino…

- No, - dijo para si misma – mi padre nunca lo permitiría, el elegirá a alguien bueno, a alguien que me quiera, que me respete, y que le de un buen futuro a el reino de mi padre. – levanto la mirada y la fijó en su ventana.

Anochecía.

- ¿Y si se equivoca? – dijo una voz dentro de ella, la cual despertó en la joven el sentimiento de romper en llanto nuevamente.

Lloraba.

Repentinamente sintió unos suaves brazos rodearla.

- Todo esta bien – escucho una voz decir – estoy aquí.

- Madre – fueron las últimas palabras de la joven antes de caer en un profundo sueño.

Corría…corría desesperada por un bosque, oía que alguien la llamaba, mas ella no hacia caso a los gritos de esa persona.

Seguía corriendo, aun divisaba un palacio cerca, no estaba tan lejos, no tanto como ella sentía que quería estar.

Sintió que chocó contra alguien, lo miraba, mas su rostro era borroso, no lo podía reconocer, tan solo escucho su voz, una hermosa voz.

- ¿Por que huye? – le cuestiono la voz.

- Tengo miedo a ser dañada por alguien – contesto la joven.

- ¿Y se puede saber quien podría hacer daño a alguien como usted?

- No lo se, simplemente no lo quiero… No lo quiero. – lagrimas comenzaron a salir de sus ojos esmeraldas. Pero pudo sentir el suave tacto de unos dedos retirando el líquido salino de sus mejillas.

- No llore, yo no seria capaz de lastimarla, no a alguien como usted.

El tacto se detuvo, la joven fijo su mirada en el borroso rostro del muchacho y pregunto…

- ¿Quién eres?

Sakura se levantó exaltada

- Ese joven – pronunció en un susurro.

- Veo que por fin despertaste – pronuncio una voz de mujer a su lado. La princesa miró hacia donde se escuchaba la voz y vio a su mejor amiga. – ¿Sabias que hablas dormida?- tal comentario hizo sonrojar a Sakura por completo, al recordar aquel sueño tan extraño que tubo, y sobretodo al recordar al joven con quien soñó. – Parecía que hablabas con alguien, un chico tal vez… - Ino la miro picaramente, haciendo que la princesa apartara su mirada de la de ella. Cuando repentinamente recordó algo…su madre.

- Mi madre – dijo tan de repente que sobresaltó a Ino.

- ¿Qué? – preguntó esta.

- Mi madre – siguió hablando Sakura – antes de quedarme dormida, mi madre me abrazó.

Ino la miro sorprendida, para después cambiar su semblante a uno de cariño…

- Sakura…- le llamo – lo siento mucho, pero era yo.

Sakura aparto su mirada de su amiga, una lagrima recorría su mejilla.

Continuará...

Q tal? Les gustó? Espero Reviews porfa, quieor sbaer si lo continuo o no jeje. Muchas cosas pueden pasar y puede q no se arrepentiran de leerlo.

ciao!