Soledad

Hacia frio, ya era navidad y todo se encontraba cubierto debido a la densa capa de nieve que había en el lugar. Era extraño y triste para él ver como todos los demás podían disfrutar de esta época del año de tal manera que una sonrisa siempre adornaba sus rostros, en cambio el se encontraba solo. Era huérfano, y siempre estuvo solo en la soledad de las calles.

— Solo...— susurro esa sola palabra para él mismo, sintiendo pesar por no tener una familia con quien compartir. Estuvo vacilando un poco sobre lo bien que se sentiría que todo fuera diferente para él pero se detuvo en sus pensamientos al sentirse observado.

Se encontraba sentado sobre la acera de una calle que estaba desierta en esos momentos, cuando al sentirse observado levanto su vista hacia adelante, encontrandose con un par de ojos tan azules como el mismo cielo. Al parecer era un niño de aproximadamente 8 años de edad, al igual que él.

— ¿Qué tanto me miras?— preguntó cortante al chico rubio que se hallaba frente a él. Le ponía inquietó el sentir como este lo miraba fijamente, aunque no entendía por qué.

— ¿Qué haces aqui solo?— cuestiono inocente e interesado el ojiazul.

— Eso no te interesa — le respondió tratando de que se fuera—. ¿Por qué no te vas? Quiero estar solo— volvió a decirle.

— Mi mamá dice que nadie debe estar solo en esta época del año.— dijo sonriente el niño dejando sorprendido al pelirojo, nunca nadie se había acercado a él, y menos le habían dicho cosas como aquella.

— ¿Qué...?— preguntó confundido aún sin poder completar la frase.

—¡Es hora de irnos!.— se escuchó un llamado, que al parecer iba dirigido al rubio que estaba con él.

— Me tengo que ir, adios.— se estaba despidiendo el chico.

— E-espera...— lo detuvo.— ¿Cómo te llamas?— preguntó interesado.

— Deidara.— respondió sonriente, esperando a escuchar el nombre de aquel niño tan extraño que se encontraba solo.

— Soy Sasori.— se presentó también.

— Oye, no deberías estar solo en estas fechas.— volvió a insistir.— Mira, te regalo esto.— le dijo extendiéndole lo que parecía una escultura de arcilla de un pájaro,

— ¿Encerio?— preguntó emocionado pues nunca antes había recibido algo.

— Es para que te haga compañía así no estaras solo.— hablo sorprendiendo a Sasori, quien no se esperaba una respuesta como esa.

Estaba a punto de responderlo lo que le dijo cuando lo vio alejándose hacia quienes parecían ser sus padres. Pronto lo perdió de vista y se quedó pensativo observando aquella escultura que su nuevo amigo le había dado. Tal vez no era una persona de carne y hueso lo que se hallaba en sus manos, pero sabía que a partir de ese momento no se volvería a sentir solo, y como deseo, esa época del año pediría el volver a ver alguna vez a aquel que había conocido ese día, esperando volverlo a ver algún día no muy lejano...


N.A: este escrito fue hecho en navidad para el concurso del SasoDei FC del Foro Naruto Couples, por ello no lo había publicado antes y esta un poco fuera de fecha, pero aún así espero que les guste c: