Capítulo 1 - Introducción Pt. 1 - El accidente

Oscuridad.

Oscuridad es lo último que recuerdo, después de sentir como mis brazos fueron forzadas para atrás para ser esposadas, mientras sentía como un pañuelo cancelaba mis pedidos de ayuda, mis quejas de dolor, mi vista y empezaban a debilitarme, fue ahí cuando la oscuridad se hizo presente.

Esta mañana llegamos a una nueva isla todos estaban emocionados, incluyéndome, pues no habíamos pisado tierra durante 2 semanas desde nuestra partida del país de los Samuráis y mis libros empiezan a escasear, ya que leerlos son mi mayor pasatiempo.

Franky y Brook, quedaron como guardianes del barco, Luffy fue obligado a ir de compras con Nami, 'Para que no haga estupideces' ella se excusó, Sanji, Ussop y Chopper se dirigieron al mercado en busca de suministros, alimentos, carnes, hierbas medicinales, maderas para futuras reparaciones, cola para Franky y el Sunny.

Zoro como siempre solitario y reservado no dijo a dónde iría, nunca lo hace pues imagino que el piensa que a nadie realmente le importe a donde vaya y que decir su destino sería gastar saliva, aun así, los demás ya sabíamos que se dirigía a un bar, pues es lo único que busca en todas las islas que hemos pisado tierra.

Por mi parte, decidí compras nuevos libros, pues como había dicho los libros sin leer empiezan a escasear en la biblioteca del Sunny y esa no es una opción que puedo permitir ya que no quiero quedarme sin hacer nada en el barco. Esa mañana después de nuestra charla sobre qué haríamos en la isla, me dirigí hacía la ciudad en busca de bibliotecas. O al menos esa era mi intención, cuando un grupo de personas cambiaron mis planes.

Al despertar noté que estoy sentada con las muñecas aprisionadas sin poder sentir los poderes que la Akuma No Mi me había otorgado al haberla digerido cuando aún era niña 'Kairōseki' pasó por mi mente en ese entoncespues sé que es lo único que puede cancelar dichos poderes.

Ahora en la plena oscuridad con los sentidos bien alertas puedo notar por los ruidos a mi alrededor, las olas, las pisadas en la madera y la tela ondeando que estoy en un barco, deseando que fuese uno de mis nakamas el que me haya rescatado del grupo de personas que me impusieron la oscuridad, pero aún me siento 'capturada', voces desconocidas suenan y para mi infortunio mis deseos no se cumplen, pienso lo peor pues en este tipo de situaciones es mejor estar preparada para que nada pueda tomarme de sorpresa.

Empiezo a sentir el miedo nacer, pero nunca dejo que crezca y lo asesino antes de quiera intentar controlarme y menos frente a una banda de piratas, marines, cazarrecompensas o lo que sea que me haya capturado, escuchó una pisada fuerte acercarse y retirar el pañuelo de mis ojos, abro los ojos pero el sol de la tarde me ciega por segundos y no puedo evitar volver a cerrar los ojos y parpadear varias veces para acostumbrarme a la nueva cantidad de luz que llega a mis pupilas.

Ya acostumbrada abro los ojos nuevamente y veo una gran cantidad de personas, por lo menos unos 20 todos hombres, que me miran con superioridad y mucha lujuria como todos aquellos que piensan que pueden tomar ventaja de mi bien cuidado cuerpo, desafortunadamente esta banda de perdedores me tiene bien aprisionada y está vez no podría evitar nada, pues la desventaja me susurraba.

Sé que mi confiable tripulación vendrá a rescatarme y estos hombres pagarían las consecuencias, así que solo puedo poner mi rostro más sereno y esperar. Aunque tarden días sé que vendrán a mi búsqueda, eso me tranquiliza y me da fuerzas para aguantar la situación, solo deseo que lleguen antes de que estos hombres cumplan con lo que su lujuria les dictaba.

"¡Bastardos, hoy hemos sacado la lotería, encontramos a esta bella mujer sola y decidimos que le haríamos compañía! Tahahaha" dice el hombre que estaba a mi lado, con el pañuelo que anteriormente llevaba cubriendo mis ojos en sus manos, mientras ríe como idiota con una asquerosa risa sarcástica, los demás tripulantes también le acompañan en la risa grupal. Le miró fijamente, pues se dejó adivinar que fue uno de los que me habían secuestrado. Intento decirle que se arrepentiría por haberlo hecho, pero me encuentro con el obstáculo de que estaba amordazada y mis palabras no sonaban completas o eran directamente canceladas.

"Al parecer ya estás con las debidas energías" dice de nuevo dejando de reír "Como fui yo el que te capturé, seré el primero en disfrutar. Tahahaha". Escucho como los demás tripulantes soltaban alaridos de injusticia, pero todos terminan en aceptar las decisiones del hombre que les trajo un regalo, lastimosamente para que todos puedan disfrutarlo.

Se agacha en mi frete y lleva sus repugnantes manos a un lado de mi rostro, intento evitar el contacto de sus manos en mi rostro sin éxito pues no tenía mucho movimiento y estoy débil por las esposas, pero él agarra mi pelo en un puño y estira para abajo. "Mejor coopera cariño, no querrás que te lastime" susurra en un toxico aliento que hasta podría ser venenoso, cerca de mi oído izquierdo quien sufre el castigo de sentir su aliento.

Este malnacido, lastimarme sería un consuelo ante las barbaridades que estos hombres podían realizarme en solo un par horas.

Al ver mi calma ante sus palabras, libera mi pelo y pone sus manos 'gentilmente' en mi cuello, desliza sus manos por mis hombros abriendo mi escote y bajando mi chaleco de cuero por mis brazos hasta dejar una buena vista. Entonces agarra fuertemente mis pechos a través del chaleco, con mis fuerzas omito reproducir la queja de dolor, no quiero darle la satisfacción de que me escuché quejarme.

Prueba la forma y suavidad de mi pecho apretándomelas sin delicadeza alguna, contento por su descubrimiento, entonces su perversa mano derecha libera mi pecho, pero busca el cierre de mi chaleco mientras la izquierda seguía sujetando fuertemente mis pechos. Baja lo que queda de la cremallera para dejar inutilizable su función en el chaleco. Libera el agarre de su mano izquierda y baja completamente mi chaleco por mis brazos hasta donde las esposas en mis muñecas pueden permitir.

Ahora todo mi torso está al descubierto y como no llevo sujetador, no queda ninguna restricción que podría alejarme de los deseos mundanos del cerdo que se encontraba enfrente. Veo como el cerdo sonríe por su gran caza y sus ojos observando mis pechos en admiración, gira y mira para sus amigos, todos asienten también contento por su gran captura.

Las ganas de llorar se apoderan de mi consciencia, ahora solo tengo ganas de haberme quedado en el barco leyendo hasta el último libro, quedarme sin leer hasta la próxima isla era mucho más deseable que estar en esta situación. Nunca imaginé que esto podría pasarme más aun cuando ahora tenía una familia, personas a las que les importo, personas que siempre miraban por mi bienestar y comfort.

Con mis habilidades siempre podía escapar a la primera ocasión o pista que me mostraban este mismo futuro, pero ahora estamos en el Nuevo Mundo hay gente poderosa por todos lados y descuidarse significaba el final, desafortunadamente la vida me lo está enseñando de mi primera mano y de la peor forma, el peligro que reina el Nuevo Mundo.

El animal frente mío, regresa su mirada a mis pechos tras ganarse la aprobación de todos sus compañeros que aceptaron de inmediato, con su mirada recorre mis pechos, mi cuerpo, con esos ojos llenos de lujuria, desvío mi mirada asqueada y noto que ya se encuentra bastante excitado por el bulto que tiene entre sus piernas que se notaba mientras se arrodilla ante mí. Inconscientemente cierro mis piernas demostrando el miedo que quería ocultar. Él lo nota y sonríe sarcásticamente, silenciosamente diciendo que aquello no presenta ningún obstáculo ante su poderío en este momento.

Contento ante mi debilidad lleva su mano derecha de nuevo a mi pecho izquierdo, apretando con sus dedos mi areola para hacer notar aún más mi pezón. Produciendo un gran dolor mientras acerca su boca a mi otro pecho. Empieza a lamer cada parte de mi pecho derecho e intento esquivar su lengua en mis pechos. Pero él con sus dientes agarra mi pezón y lo muerde sin piedad, haciendo salir un gruñido de mi parte por el dolor.

Su mano izquierda la lleva a mi espalda sujetando y empujándome hacía adelante, para evitar realizar cualquier otro movimiento de mi parte y también pronunciando mi espalda logrando resaltar aún más mis pechos. Muerde mi pezón, areola y los alrededores sin ninguna delicadeza mientras yo aprieto mis dientes conteniendo varias cosas. Noto como mi areola duele demasiado pues era una zona muy sensible y siento la sangre salir.

Y sin querer las primeras lagrimas caen por mi rostro, no quiero llorar, no quiero quedar como una 'débil', pero el dolor, la frustración, y el hecho de que no puedo hacer nada para evitar lo que me está haciendo, tienen un mayor peso y me desbordan, no puedo contener algunas lágrimas que lloran por liberarse de mis ojos. Los demás tripulantes solo observan, esperando impacientemente que el otro terminé en su labor de 'acompañarme', algunos impacientes empiezan a tocarse el miembro.

No quiero observar solo lo empeora y me siento 'nadie', estar 'vacía' es la mejor opción, pues creo que es la mejor forma de soportar lo que se avecina, cuando pienso en cerrar mis ojos aparece un resplandor blanco/celeste que corta el antebrazo de mi secuestrador en 2 veo horrorizada como el resplandor choca con la piel de mi torso y pecho, pero no me corta ni me produce alguna molestia, solo desaparece como si hace un momento no hubiese cortado hueso y carne pútrida, el único afectado se separa bruscamente gritando en dolor mientras se sujeta el antebrazo derecho, ahora incompleto.

Sonrió satisfecha por el cambio de situación. El corte es limpio y perfecto, en las muñecas que escupe sangre a borbotones, como una fuente de agua, pero roja, fuentes de agua que justamente había visto que decoran las calles de la ciudad. El hombre empieza a lagrimear y a temblar confundido por los hechos que él había sufrido.

Siento ganas de ver a mi salvador, aunque está situación puede empeorar y puedo terminar siendo otra víctima de esta pelea. Estoy sentada, casi recostada apoyada sobre mis codos por las previas acciones de mi raptor ahora sin una mano por lo que los demás tripulantes no me dejan ver más lejos que sus propias espaldas, entonces puedo ver como todos los tripulantes salen volando hacía un lado con otro resplandor. Dándome espacio para observar mejor.

Y finalmente puedo verlo, puedo ver su corta cabellera verde, y eso es suficiente para hacerme sentir aliviada y protegida, sé que con su presencia nada malo puede pasarme, sé que nadie puede seguir haciéndome daño. Y me entran ganas de volver a llorar, pero esta vez por razones totalmente diferentes. Un grito de miedo y suplica escucho por parte del hombre de una mano, volteo a verlo, sus ojos cristalinos expresan reconocimiento y miedo.

Se dio cuenta de quién era el hombre frente a él, cabello verde, mirada asesina, 3 katanas en su cintura, su inigualable y tenebrosa presencia eran pistas obvias de su identidad. Después de nuestras aventuras en Wano, saber su nombre y pronunciarlo sin miedo era imposible, para cualquier aventurero pronunciar su nombre es un desafío que ahora mismo acaba de perder.

El cerdo gira hacía mi lado y me observa detalladamente esta vez sin lujuria, preguntándose qué talvez era yo la razón de la aparición de tal leyenda en este pobre barco sin futuro, sus ojos se abren con fuerza y alza sus cejas en sorpresa reconociéndome al fin, puedo escuchar como traga muy duro y como su valentía, fuerza y dominio de hace unos momentos escapan ya conociendo que su final estaba escrito y muy cerca de cumplirse. Pues la muerte era la única vía de escape ante las 3 katanas del invasor.

Observar a ese hombre orinarse de miedo en los pantalones me daba lastima y es lo último que quiero sentir respecto a él, volteo hacia Zoro y él se acerca hacia mi débil presencia después de haber congelado a todos los enemigos con una simple mirada. Mira directo a mis ojos, puedo ver la furia y la genuina preocupación en su ojo, algo que nunca había pensado en ver viniendo de su parte. Se detiene en mi frente y se arrodilla, sin romper el contacto entre nuestros ojos.

"Cálmate, estoy aquí" me dice en un susurro audible solo para mis oídos. Lleva sus manos a mis mejillas y con el suave toque de sus dedos empieza a limpiar la ruta que mis lágrimas están marcando. Con mi fuerza mental intento ayudarlo reprimiendo mis lágrimas. Al secar mi rostro retira la mordaza que bloquea mi boca.

"Zoro" digo aprovechando la libertad de mí boca. Su ojo baja de mis ojos a mi cuerpo analizando cada parte. A pesar de la situación no puedo evitar sonrojarme ante su analítica mirada cuando me doy cuenta que sigo con mis pechos en exposición, veo su ojo mirar las mordidas que tengo en el pecho derecho. Pero no puedo ver segundas intenciones de su parte, solo la preocupación que lleva rato adornando su mirada.

"¿Te han hecho algo más?" pregunta cuándo su ojo vuelve a posarse en los míos, claramente preguntándome si había llegado a tiempo y si habían hecho algo que no se apreciaba a simple vista. Sacudo la cabeza en negación, al sentir como no puedo articular palabra alguna a pesar de ya no estar amordazada.

Suspira de alivio y sonríe ligeramente contento por evitar mi fatídico futuro, entonces me rodea el hombro con su fuerte brazo y el otro lo lleva debajo de mis rodillas cargándome a lo 'princesita'. No me lo esperaba, por lo que me sorprendo y sonrojo de nuevo. Nos baja del barco y puedo ver que busca con la mirada. Vuelve a caminar al parecer dirigiéndose a un lugar donde dejarme sentada.

Encuentra un lugar con buena sombra y me sienta en el suelo, su mirada se encuentra de nuevo con mis ojos y él se arrodilla, lleva sus manos a mi espalda y puedo sentir como empieza a subir mi chaleco por mis brazos para vestirme correctamente, queriendo librarme de mi parcial desnudez. Los sube de nuevo a mis hombros y retira mi cabello que quedaron atrapadas en mi espalda, une el cierre para poder subirlos hasta llegar a una altura en la que mis pechos impiden la subida del cierre, observo como sus mejillas se teñían de un rosa casi imperceptible, pero puedo verlo por la cercanía entre ambos, talvez sorprendido por el tamaño de mis pechos y como impedían el paso del cierre.

Baja el cierre unos centímetros sin otra opción, debe colocar mis pechos para que estos no volvieran a estorbar. ¿Tiene las manos callosas? sí, pero estás son agradables y suaves. Que manipulan mis pechos cuidadosamente, evitando contacto extra que pudiera incomodarme y con las mordidas que ardían en mi pecho derecho, los acomoda dentro del chaleco buscando la disminución del abultamiento de mis pechos en el centro para permitir el avance del cierre.

Intenta volver a cerrar el cierre y esta vez sí lo consigue. Sonríe en aprobación mientras yo siento mis mejillas arder por las suaves caricias que ningún hombre, nunca, se había preocupado en dármelas.

Sé que Zoro es muy respetuoso y una vez más me lo ha comprobado. Ya que incluso dentro de nuestra tripulación algunos si se hubiesen aprovechado de esta situación dándome algunos toques fuera de lugar o haciéndome preguntas de que bragas tendría puestas hoy. Agradezco eternamente a quien estuviese escuchando mis pensamientos por habernos puesto en el mismo camino, después de la dura vida que he llegado a sufrir, necesito a alguien amable, aunque no lo demuestra, respetuoso y por sobre todo qué también podría intimidar y excitar a cualquiera.

Pero saliendo de eso, hay un gran problema y es que el chaleco con la presión que ejerce, lastima mi pecho derecho; por el duro cuero y el ardor de las mordidas de ese cerdo. Respirar empeoraba las cosas "Lo siento, pero el chaleco me lastima ¿podrías quitármelas de nuevo?" le digo al no poder soportar el dolor, "Ohh sí, claro, mi error" dice y baja el cierre hasta el final dejando mis pechos expuestos de nuevo, entonces retira el chaleco de mi hombro, solo del derecho para dejarla al aire libre evitando que el chaleco pudiera volver a entrar en contacto con mis heridas.

"Gracias" agradezco mientras veo como se quita su abrigo verde cubriéndome con el, evitando miradas ajenas y mi exposición que ya se estaba prologando demasiado para mi gusto reservada, pero ahora el que anda medio desnudo era él. Apoya su mano derecha encima de mi cabeza como si fuera una chiquilla asustada, pero que por alguna razón funciona.

"No te muevas, volveré en unos minutos..." acepto, de todas formas, no puedo moverme libremente. Aunque me pregunto donde iba en esta situación. Me da una sonrisa y retira su mano de mi cabeza, se levanta de su posición al estar arrodillado, se da la vuelta y puedo observar como ata su bandana a su cabeza, que anteriormente se lo había quitado del brazo para poder cubrirme con su abrigo, mientras se dirige hacia el barco donde antes me tenían secuestrada.

Barco que ya tiene las velas desplegadas, pude escuchar de nuevo las voces que dicen estar listos para huir, supongo que no queriendo esperar a que el Cazador de Recompensas regrese para satisfacer su sed de venganza al haber atacado directamente a uno de sus compañeras de viajes. Pero Zoro era más habilidoso y solo tuvo que saltar para poder alcanzar el barco que empezaba a marcharse por miedo.

Los siguientes minutos puedo resumirlos fácilmente en 2 oraciones:

La primera: Gritos de todos tipos que terminaban en dolor por la carne siendo despedazada.

La segunda: Choques de espadas, tiroteos y madera siendo cortada.

Sonidos reconfortantes pues sé quiénes gritan, las razones y sus pecados. Estoy siendo testigo de la infame crueldad que caracteriza al Cazador de Piratas Roronoa Zoro, si este espectáculo lo hubiese presenciado o escuchado hace 2 años antes de Ennies Lobby estaría aterrada ya que yo podría ser la siguiente, pues en ese entonces Zoro no confiaba en mí, pero ahora que hemos compartido aventuras sé qué el mismo se sacaría el corazón antes de realizar algún daño directo a cualquiera de sus nakamas, incluyéndome. Me río ante estos pensamientos.

Pasan varios minutos de completo silencio, ya hay un ganador y sin dudas sé quién es que se alza victorioso. ¿Pero por qué aun no regresa? talvez esos piratas son más de lo aparentaban y han logrado herirlo pues ahora estamos en el Nuevo Mundo y no se puede confiar en la vista. Intento ponerme de pie unas cuantas veces para poder auxiliarlo en el peor de los casos, pero fallo miserablemente lo único que he logrado es echar a la basura el esfuerzo de Zoro de cubrirme con su abrigo que ahora está en el suelo.

Siento mis ojos humedecerse por mis pensamientos fuera de lugar y mi incompetencia. Entonces finalmente puedo ver como Zoro baja del barco sano y salvo. Solté un gran suspiro de alivio por el hecho de que mis pensamientos no se han cumplido. Noto que tiene varias llaves en ambas manos y una bolsa en la espalda. Se acerca con la miraba fija en la mía.

"Hey, he regresado..." dijo mientras sonríe. Como si la masacre que he escuchado no hubiese sucedido. Deja la bolsa en el suelo y me muestra las llaves después de levantar su abrigo verde del suelo, ahora pensará que no me gusta su abrigo y que lo había tirado. "He traído todas las llaves que encontré en los cuerpos y en todo el barco" 20 llaves cuento rápidamente.

"Bien pensado, si no te importa, me harías el favor de quitármelas" digo y no sé cómo, pero al parecer he consigo pararme por mí misma, pues puedo ver su ojo a mi altura. "Claro..." responde mientras de sus facciones eliminaba la amabilidad para regresarlos a las que normalmente utiliza ante todos, giro para que pueda tener acceso a las esposas que me molestan desde el principio.

Rato después de probar unas cuentas llaves, y cuando mis muñecas las supe libres, arreglo mi chaleco del brazo para ponerlo en mi hombro para usar mis brazos sin ataduras, para hacer lo primero que necesitaba hacer, después de haber visto que precisamente fe él quien acudió a mis inaudibles pedidos de auxilio.

Giro para quedar frente a frente y lo abrazo fuertemente rodeando su cuello con mis brazos y oculto mi rostro entre su hombro, su cuello y mi brazo, para poder sollozar sin preocupación y liberar toda mi tensión, como los 2 estamos con los torsos expuestos, nuestros pechos se tocaban, y mi pecho derecho me dolía de nuevo, pero nada que pudiera apartarme del abrazo que le estoy dando.

Zoro se tensó durante unas fracciones de segundos, pero comprendiendo rápidamente lo que yo estaba conteniendo me devuelve el abrazo rodeando mi cintura, dándome el apoyo y soporte necesario para poder liberarme, creí que él estaría en una situación incómoda y se quedaría quieto. Consolido el agarre que tengo en él y dejo salir algunas lágrimas en alivio y agradecimiento, no me importa que él pueda verme 'débil' ya que él no se aprovecharía de ello.

Quiero continuar en este lugar reconfortante por siempre, entre sus brazos, pero lastimosamente tiene que acabar. Saco mi cabeza de su hombro y nos miramos, le doy 1 beso en cada mejilla a pesar de tener puesta su cara siniestra que se acentuaba con su oscura bandana, pero sus mejillas se sonrojaron ligeramente al instante, a lo cual no puedo contener una ligera risilla. "Gracias por salvarme y por el abrazo" doy como respuestas a mis acciones intentando dibujar una sonrisa en mi húmedo rostro, "Y lamento tu abrigo, no fue mi intención abandonarlo en el suelo" Alza sus manos a mi rostro para limpiar de nuevos mis lágrimas, para luego volver al abrazo al culminar su trabajo.

"No importa y cuando quieras. Ya sabes, es mi deber como primer tripulante de los Mugiwaras proteger y resguardar la integridad de los demás" responde con una sonrisa orgullosa que asustaría a cualquiera y que a algunos los haría sentir protegidos. A lo que mi tarea de dibujar una sonrisa se facilita. Seguíamos abrazados aun con mis brazos rodeando su cuello, semidesnudos, pecho a pecho, nunca me había atrevido a acercarme tanto a él, nunca habíamos tenido tanto contacto. Para evitar incomodar la situación miro la bolsa que traía anteriormente en su espalda y que ahora descansaba en el suelo a su lado.

"Son tesoros que encontré dentro del barco mientras buscaba las llaves, como ya no tienen dueño estarán mejor en nuestras manos" se aclaró al notar a donde iba mi mirada, al escuchar aclararse vuelvo a sus ojos y puedo ver la siniestra sonrisa al pronunciar las últimas palabras. Comprendiendo el final de aquellos personajes sin valor.

"¿Ya sabes con que cubrirte?" supongo que es la razón que su mente había formulado al ver como no me separaba de él talvez pensando que me pondría incomoda al dejar mis pechos expuestos a su vista, vaya inocencia "No hay nada suave que pueda usar y tu abrigo la necesitas tú"

"Entonces prueba esto, es muy suave, intenta ponerlo bajo el chaleco para evitar el contacto" dijo quitándose la bandana de la cabeza, tuve que separarme para agarrarlo, y realmente era muy suaves como si hubiese esquilado a Chopper para hacer tan suave tela, ante su mirada lo doblo y me lo pongo en el pecho cubriendo las heridas, cierro el cierre no antes de acomodar mis pechos como él lo había hecho anteriormente, subo el cierre lo suficiente hasta ocultar la tela negra de su bandana.

Asiento al estar cómoda de nuevo sin la molestia del cuero, llevé mi mirada a la suya y el seriamente asiente, demostrando su conformidad ante la situación, sin dar atisbo de deseos primarios que todo hombre tiene al tener a una mujer semidesnuda en su frente, pero sé que el los tiene totalmente controlado y que mi bienestar tiene mayor peso en su consciencia.

Me doy cuenta de que su musculoso pecho tiene rastro de mi sangre, al haber estado abrazada a él, remojo mi pulgar con mi saliva y lo llevo a su pecho limpiando mi sangre, "Listo" digo y le abrazo por segunda vez en toda mi vida, y le doy mi 3 tercer beso en su mejilla "Gracias" y por segunda vez de nuevo descanso en su hombro, él se deja abrazar y descansar, por mí, en su hombro también por segunda vez.

"Aprovechemos, y rescatemos nuestras partes antes de ir al barco. Nami olerá el Oro nada más pisemos el barco y querrá apropiarse de todos ellos" aseguró burlándose después de un tiempo, sabiendo que Nami no dudaría en cumplir lo que él había dicho. Me rio ante su sentencia, pero también que en sus palabras se ocultan el hecho de que dejara de abrazarlo o tendría que obligarme, me separo por las buenas.

Él retrocede, abre la bolsa y lo desparrama por el suelo dejando ver todos los tesoros que la bolsa contenía. "Ven, y elige lo que más gustes" dice arrodillándose frente al montículo de tesoro. Lo imito, revisamos los tesoros y agarramos los objetos de nuestro interés.

Veo que mete algunos objetos en su haramaki y un puñal en los bolsillos de su pantalón. Agarra un brazalete de oro con una joya verde en el centro y se lo pone en el brazo "A qué este se venderá bien" dijo en un nivel bajo para sí mismo, se para terminando su búsqueda y espera a que yo terminará con la mía.

Al terminar, el vuelve a arrodillarse y agarra un precioso collar en el que cuelga una piedra azul, que no había visto anteriormente. Lo estira hacia mí y le miro confundida. "Un regalo, no dudo en que se te verá genial" dice sonriendo a pesar de su seriedad.

Sonrío con el alma, expresando la felicidad que siento por el gesto que él me demuestra. "Gracias" es lo único que mis labios pueden expresar, pregunto si me lo podía poner el mismo y él accede. Me quedo embelesada mirando la piedra que ahora adorna el comienzo de mi escote, mientras Zoro lo ajusta y engancha en mi cuello.

Asiente confirmando su última penúltima oración, mientras observa la piedra. Llena la bolsa con los tesoros de nuevo. "Espera un momento" dice mientras recoge las llaves y las esposas que antes me aprisionaban, se para y empieza a caminar deteniéndose frente al barco y lanza los objetos dentro del barco. Retrocede unos metros da la espalda al barco, saca sus 3 espadas apuntando a su derecha, agudiza su mirada dando un giro completo, creando un tornando que empieza a destrozar completamente el barco, cuerpos y pedazos del barco bailan dentro del tornado, mientras este se alejaba mar adentro. No escuché grite alguno de ese lugar, dando a entender que realmente todos estaban muertos, no es que desconfiara de sus palabras de todos modos. Guarda sus katanas sin mirar atrás pues sabe lo que estás son capaces de causar.

"Listo, ahora no podrán volver a molestar a nadie más, Hahaha" está vez una carcajada escapa de su garganta. La primera en semanas, disfruto del sonido que emite pues es un raro acontecimiento para un hombre tan serio. Agarra la bolsa y nos encaminamos hacia al barco o donde los pasos de Zoro terminarían llevándonos, pero en este momento no me importa demasiado, quiero que este momento pudiera alargarse a más no poder y dejar a Zoro guiarnos es la mejor opción.

Camino a su lado queriendo volver a sentir sus manos, la gentileza de sus dedos y la calidez que estos emiten, pero como decírselo sin que se diera cuenta de que tenía estas intenciones, al menos todavía no quiero que la sepa, todo a su debido tiempo. Profundizo mis pensamientos mientras entramos a la ciudad.

Veo a Zoro cambiar la bolsa de lado, sujetando y poniéndolo en su hombro derecho, se gira la suficiente como para observarme con su ojo sin rasgarse, y me muestra su palma, le observo confundida y sin comprender nada, entonces su ojo va a mis manos y le sigo.

Por alguna razón mis manos están temblando sin mi indeliberado permiso, entonces comprendo sus acciones, malinterpretó los temblores de mis manos y me ofrece la suya para que pueda sujetarla para calmar mis 'miedos' y sobrepasar la reciente 'trauma' ahora que estaríamos rodeados de personas, le sonrió ante este acto amable/tierno de su parte y con gusto uno mis manos con las suyas, que de inmediato se calman, le agradezco de forma verbal nuevamente.

Perdí la cuenta de las veces que llevo agradeciendo a Zoro en este día y me río mentalmente. Llevo imaginando varias situaciones, conversaciones sobre cómo podría sostener su mano sin que esto lleve a malentendidos. Fue más fácil de lo que pensé, pues el propio Zoro me ha limpiado el camino y en mis pensamientos no llegaban a buen lugar. Aprovecho su malentender de la situación apretando su mano y me acerco más a él.

Salimos y entramos a la ciudad varías veces, nos encontramos con pasillos sin salida, de la ciudad aparecíamos frente el mar y sin pista del Sunny, obviamente él no sabe hacia donde dirigirse y se encontraba perdido como siempre, pero como dije no me importaba pues traducido en mi idioma significa pasear a solas con Zoro agarrados de las manos por más tiempo. Caminamos juntos en un agradable silencio sin dirección alguna. Hasta que mi curiosidad comienza a molestarme al recordar los sucesos y las ganas de querer hacerle preguntas me controlan.

"Zoro" llamo su atención después de aclararme la garganta, él levanta las cejas en respuesta al llamado. "¿Cómo me has encontrado?, encuentro anormal que subas en otros barcos y en una zona alejada de la ciudad" pregunto queriendo salir de la laguna de esta pequeña e inesperada 'aventura'.

"Pues... intentaba regresar al barco, pero como las calles y los edificios de esta ciudad se mueven constantemente no encontraba el camino y queriendo encontrar a cualquiera de la tripulación activé mi Haki de Observación. Como siempre estamos en el barco, aprendí a memorizar las presencias de cada uno de ustedes." Realiza una pausa un momento.

"Al activar mi Haki encontré tu presencia y estabas cerca, pero también muy débil, así que pensé que te había pasado algo, salí de la ciudad, cruce el bosque para darme cuenta de que tu presencia venía del barco, así que subí de inmediato, solo para encontrarte en 'esa' situación, realice un corte aéreo al verte a punto de llorar y al pervertido que se aprovechaba de ti, lo demás ya lo conoces" sonríe de nuevo por algunos segundos. Miro directamente sus facciones, como estoy a su izquierda no puedo verlo a su ojo, queriendo buscar alguna razón más importante en sus acciones más que el simple hecho de que su 'nakama' estaba en peligro, búsqueda que fue en vano pues el hombre es muy reservado.

"Gracias" murmuro para sus oídos conformada con mi inútil búsqueda, mientras presiono aún más su mano izquierda, llevo mi mano izquierda a su antebrazo izquierdo, abrazando y sintiendo la dureza de sus morenos músculos, beso su hombro, o la ropa que cubre su hombro, en confirmación a mis palabras. No realiza ninguna protesta por mi acercamiento pues era una acción inocente, libero su brazo del abrazo y el silencio vuelve a reinar en nuestra caminata de la tarde.

Calculo que llevamos caminando como 2 horas desde que el silencio empezó a charlar por nosotros, notando el crepúsculo que nos indica la llegada de la noche, tras un rato Zoro finalmente encuentra el barco apareciendo en nuestra frente, bien visible sin posibilidad de ir por otro camino. A mi felicidad seguíamos con las manos agarradas, gesto que acabaría lastimosamente cuando estemos cerca del barco.

Y así es, Zoro libera nuestras manos alegando que ocasionaría confusión y malentendidos en los integrantes del barco. Acepto, no a mi placer obviamente.

Fin Capítulo 1