Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Mitsurō Kubo.

Advertencia: BL. Universo Alternativo.

Personajes: Bibliotecario!Yuri, Estudiante!Victor.

Advertencia 2: El contenido es raro y el desenlace no es feliz, si buscas eso, por favor no lo leas.

Triste forma de decir adiós

Capítulo único

Desde la primera vez que observé tu cara no pude sacarla de mi mente.

Tus profundos ojos resultaban demasiado enigmáticos como para ser ignorados.

El cabello largo, que lejos de desentonar con tu masculino cuerpo, caía con gracia adornando tu perfecta silueta.

La esbeltez de tu figura resultaba más que atrayente.

Y tu sonrisa, esa sonrisa divina que podría llevar a cualquier mortal al paraíso.

¿Cómo podría haber ignorado esas cualidades?

Seguramente muchas personas han llegado a admirarte pero, por alguna estúpida razón, yo fui más lejos.

Cuando supe tu nombre lo grabé con fuego en mi memoria, empecé a seguir tus movimientos cada vez que estabas frente a mí y la ansiedad crecía los días en que había una posibilidad, aunque fuera pequeña, de verte.

Al poco tiempo me las arreglé para obtener tu información de contacto, tuve que ser cauteloso para que los compañeros de la biblioteca no se percataran.

Victor sonaba perfecto, combinaba con todo tu ser.

¿Cómo reaccionarías al enterarte de que un hombre siete años mayor que tú había comenzado a tener sueños eróticos contigo?

No, definitivamente jamás deberías enterarte de mis sucios pensamientos al observar tu tierna cara de 16 años.

La primera vez que cruzamos palabra casi me desmayé de la emoción.

El timbre de tu voz resultó ser la música más agradable para mis oídos, por eso tuve que esforzarme para hablarte cada vez que fuera posible.

¿Cuánto tiempo pasé admirando tus gestos a lo lejos mientras revisabas algún libro o conversabas con tus amigos?

No lo sé, quizás más del que podría admitir.

Un buen día me enteré de que te mudarías de ciudad.

El motivo no resultó importante, de cualquier manera la tristeza en mi pecho no hacía más que crecer.

A la semana siguiente te esperé como siempre pero no apareciste.

Cuatro semanas más conservé la esperanza pero jamás regresarte.

Tus amigos dejaron de frecuentar la biblioteca, al parecer, también eras el motivo por el que ellos se movían.

Pasaron varios años en los que no olvidé tu cara. Un suspiro traicionero se escapaba cada vez que pensaba en tu cara o tu hermoso cabello.

Yo, Yuri Katsuki continuaba enamorado.

Durante la visita a la ciudad de un amigo, un día cualquiera, el azul de tus ojos y tu brillante sonrisa distrajeron mi atención en el crucero de la calle principal.

Eras tú. Muchos centímetros más alto y con tu plateado cabello más corto.

Quise gritar y hablarte. Correr a abrazarte y decirte todo lo que guardé por tanto tiempo. Pero mi cuerpo se quedó rígido.

No había motivo por el que tuvieras la obligación de hablarme, responderme o mirarme. Nada, no había nada de ti para mí.

Giré sobre mis pies y crucé la calle conteniendo las lágrimas que podrían salir.

El sonido de un auto frenando y una presión aplastante que me empujó pesadamente sobre el pavimento, fue lo último que captó mi cuerpo antes de perder la conciencia.

Sólo pude pensar en tu cara, esa que tantas veces quise besar y que de a poco se difuminó de mi memoria hasta que, al igual que mi vida, se desvaneció.

Hola.

Escrito catártico, lo siento si no es de su gusto.

Bye!