Disclaimer:
Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.
Prohibido copiar, recopilar o adaptar este fanfic sin previa autorización.
Se aceptan críticas y sugerencias, correcciones ortográficas así como cualquier comentario u observación. Todo lo que me comenten será más que bienvenido, por muy negativo que sea.
Esto se desarrolla entre la Cuarta Guerra Mundial Shinobi y Kaguya Otsutsuki ataca.
Gracias por leer y espero de todo corazón lo disfruten tanto leyéndolo como yo lo hice cuando lo escribí.
Capítulo 1.
El reencuentro.
Tocaron la puerta.
—Kazekage, ya están acá. — Habló su asistente entrando.
El Kage de Sunagakure asintió con la cabeza, observando cómo su asistente se iba, cerrando la puerta tras de sí.
Lentamente se paró, quería darles la bienvenida personalmente a los médicos que ayudarían a su país en crisis y agradecer de antemano.
Sabía que de Konoha vendría Sakura, después de todo eran la mejor ninja médico y una gran mente maestra del País del Fuego. Sin embargo, del País del Agua no creía del todo quién vendría. La Mizukage había mandado a Kiri, su mejor ninja médico al cual ya conocía y como constructora había mencionado a una chica, Eiko Abarai, junto con su equipo de trabajo. Aquel nombre retumbó en su cabeza mil veces cuando hacía días había leído la carta con los nombres, es decir, habían pasado años desde la última ocasión que la vio. Torció un poco el rostro al recordar la última vez que se vieron y el motivo por el cual nunca más supo de ella, sintiéndose culpable. ¿Cuánto habrían cambiado las cosas en estos años? ¿Ella lo recordaría? Claro que lo haría, ese tipo de cosas no se olvidan fácilmente. La puerta se volvió a abrir y ahora entraron en fila los designados para la misión. Saludó con su semblante serio y su tono calmado.
Gaara se sintió abrumado, ese cabello lo había visto solo una vez en su vida, lo reconocería donde fuera. Un pequeño rastro de alegría en su interior mantuvo su rostro tranquilo. Estaba cambiada, era obvio, los años pasan y habían hecho de ella una mujer.
—Buenos días. Los he llamado acá para darles las gracias de antemano por la ayuda brindada a mi aldea cuando lo necesita y para hacerles saber que cualquier percance que tengan, cualquier cosa que necesiten pueden decirme. Participaré directamente si es necesario. —Pausó un momento. — Los datos de la misión se los darán en el Centro de Investigación y Desarollo de Sunagakure, mi hermano Kankuro los llevará, los está esperando allá afuera. Sean bienvenidos a la Aldea de la Arena. — Finalizó limpio y claro.
Todos asintieron al unisón, saliendo del salón así como entraron.
Eiko era lo que se decía una chica de corta estatura, Gaara estaba seguro que no pasaba del 1.60. No era tan delgada, se podría decir que era algo robusta; no obstante tenía un cuerpo muy femenino: caderas anchas, cintura pequeña y pecho acorde a su cuerpo, incluso algo grande. Tenía ojos grandes y café oscuro, con unas cejas enormes y pobladas que le recordaron a Rock Lee pero a diferencia de este último, tenían forma. Era de piel morena y un rebelde cabello largo y rizado amarrado en una cola alta. Llevaba una blusa blanca de tirantes gruesos, una chaqueta de un rosa claro con detalles azules muy oscuros, pantalones hasta la pantorrilla negros y zapatos abiertos como los que solía traer su hermana. También tenía guantes color arena.
—Eiko. — Le llamó, la chica se giró para verlo —¿Me recuerdas? —
—Claro que te recuerdo. Vaya que te recuerdo. —Dijo sin interés, como quien está triste.
—Ha pasado mucho tiempo. —
—No el suficiente. — Se termino de girar hacia la puerta pero se quedó quieta —Escucha, no estoy aquí por gusto lamentablemente, espero lo entiendas. —
Se fue, cerró la puerta tras de sí y caminando lentamente, alcanzó a los demás.
Gaara se quedo viendo la puerta y se sentó, para después voltear la mirada y observar en su ventana un pequeño cactus. Se preguntó qué le había pasado a aquella chica en tantos años. La última vez que la vio después de los exámenes chunnin era todavía una persona alegre, ¿qué tanto tuvo que vivir en pocos años para volverse tan seria y fría? Quizá en parte era su culpa. En algún momento cuando se dejó dominar por Shukkaku fue muy agresivo con ella cuando ella siempre fue buena con él.
Eiko caminó por Suna con pesadez, hacía tiempo que no caminaba por ahí con tanta gente. No quería estar ahí. Haberse enterado que Gaara era el Kazekage fue un golpe fuerte. En algún momento le había querido mucho, pero el tiempo, la Aldea de la Arena y su nación, Kirigakure le habían enseñado que ser buena con los demás no te dejaba nada bueno. El mismo Gaara le había enseñado que ser buena no servía de mucho.
Pese a todo lo anterior, ahí se encontraba, se había ganado el reconocimiento como el mejor científico y la persona más lista de su nación a pulso y la habían mandado ahí, al lugar que menos quería a sintetizar una cura o al menos a ayudar en ello.
—¿Estás bien? —Preguntó Kiri, un chico de complexión delgada, alto de aproximadamente 1.70 y de cabello corto color café oscuro, portando la vestimenta tradicional de un ninja ANBU. Sus ojos un poco rasgados se mostraron preocupados.
—Sí. —Le miró y sonrío amablemente.
Kiri sabía perfectamente lo que le pasaba, era algo así como su mejor amigo desde hace algún tiempo, cuando la Mizukage los había puesto juntos en varias misiones y gracias a eso se habían hecho muy buenos amigos.
—Hemos llegado. — Kankuro habló por primera vez en todo el rato, llegando a un edificio blanco. Para Eiko tenía más cara de ser hospital que centro de investigación.
Los cuatro ninjas entraron al lugar, viendo lo amplio y limpio que era.
Eiko no presto mucha atención a lo que vino: Kankuro habló con la persona en la recepción y luego los llevaron por una serie de pasillos y puertas, incluso bajando escaleras. Curiosamente el centro de investigación como tal era subterráneo, lo de arriba eran las síntesis de productos ya terminado.
Un hombre alto y mayormente cubierto se acercó al grupo, junto con un muchacho a su lado. Ambos cargaban papeles en uno de los brazos. Eiko pudo visualizar que el hombre de mayor edad tenía ojos negros y cejas muy pobladas del mismo color. El hombre más joven tenía ojos negros y cejas muy delgadas. Ambos vestían en uniforme estándar de los ninjas médicos de Sunagakure.
—Bienvenidos. – Hizo una pequeña reverencia. —Señorita Sakura, ya nos conocíamos y a los nuevos, ya los conozco, leí sus expedientes. Señorita Abarai, Señor Kiri, sean bienvenidos. Mi nombre es Sekka y estoy a cargo de la investigación. —
—¿Cuáles son los detalles? —
—Comencemos: por la cantidad de cadáveres en descomposición y la falta de control de los mismos, una nueva bacteria surgió de esta Cuarta Guerra Mundial Shinobi. —
— ¿Y qué puede hacer? —
—Tiene la facultad de comer chakra y deshidrata hasta matar al paciente; por si no fuera poco, ha infectado varios cargamentos de alimento y ha estado secándolos. Hasta ahora hemos contrarrestado la bacteria con una planta que al pasarla por un tratamiento, ayuda a inhibir que la bacteria consuma más chakra. —Carraspeo la garganta. — Hemos descubierto que la bacteria no sobrevive a ambientes templados. Ahora: Sakura, tú te quedaras aquí y nos ayudaras con la investigación y curación de pacientes. Igual usted Señor Kiri. —Miro a Abarai— Usted, Señorita Eiko, requerimos que nos ayude a construir un Jardín Botánico, así podremos cultivar más de estas plantas, porqué solo se producen en determinados lugares nos es muy difícil conseguirlas, necesitamos que nos ayude a construir un Jardín para su cultivo y cuidado. A petición del Kazekage ahí también cultivaremos comida, ayudar a la población con hambre es prioritario. Ryokan, mi aprendiz le dará todos los detalles. — Señaló al chico al lado suyo.
—Por favor sígame. — Dijo el joven mientras comenzaba a caminar para guiar a la joven constructora.
Ryokan caminó, subiendo escaleras y saliendo del lugar. La llevó hasta un extremo de la ciudad, donde a lo lejos se podía ver un amplio terreno. A pesar de esto Eiko, pudo ver a al menos otras 20 personas ahí, esparcidas y en el fondo de ese lugar, material de construcción muy básico: vigas, tubos, tuberías, varillas, armex, ladrillos, bloques, sacos de cemento y las herramientas, entre otras cosas.
—¿A dónde vamos?— Preguntó la joven.
—Verán, el jardín botánico está planeado para hacerse fuera, pero el Kazekage quiere ver la posibilidad de hacerlo acá, así será más fácil cuidarlo y todo quedará más cerca que hacerlo fuera de la aldea. Abrió exclusivamente este terreno para este proyecto. —Aquello último que dijo Ryokan realmente la había desconcertado, no obstante, se guardó su sentir y no lo expresó.
—¿Cuánto mide más o menos este terreno? ¿Y cómo de que tamaño quieren la construcción? — Preguntó Abarai mientras posaba sus manos en su cadera
—Mide 5 hectáreas. El tamaño que usted vea conveniente estará bien, sabemos que usted es la mejor constructora de las 5 Grandes Naciones Shinobis. El Kazekage me encomendó informarle que si desea expandir este terreno, él está dispuesto a abrir más espacio. —
—Si esto es una estrategia para que cobre menos no le va funcionar, pero gracias. —Todos los presentes sonrieron, sabían que no estaba cobrando, al menos no a Sunagakure. —Yo creo que 5 hectáreas aún que para ser un Jardín Botánico es algo pequeño; creo que estará bien, faltan sacar los cálculos exactos, pero me temo que para eso necesito saber más: ¿para cuantas plantas lo quieren aproximadamente? ¿Cuántas plantas quisieran de curación y cuanta comida? ¿Cuánto espacio necesitan entre planta y planta? ¿A qué temperatura necesitan estar? ¿Cuánto tardan en crecer? ¿Con cuánta gente contamos? Quisiera saber de qué tamaño es la famosa planta de la que hablamos. Necesito más detalles para saber qué haré. Siendo sincera me sorprende que Gaara use sus habilidades de esta manera... qué el Kazekage— Repuso ásperamente cuando Ryokan hizo una cara de confusión al escuchar como llamaban al soberano con tanta familiaridad.
Ryokan, quien había anotado todos los datos que la chica necesitaba comenzó a rebuscar entre los papeles que traía en la mano.
—La "famosa planta" es un tipo de orquídea, la llamamos Orquídea Paraíso, a pesar de su especie, se diferencia de las demás en que crece en menos de 1 semana dependiendo del chakra al rededor de esta. Por lo demás creo que eso podemos arreglarlo en un momento, tengo todos los datos por acá. — parecía incómodo con tanto papeleo
—¿Y qué precios estamos manejando? ¿Y la gente? —
—Eso no se lo puedo decir, el Kazekage me dio órdenes de no hablar de ello. —
—Necesito saber, las construcciones son muy caras y hacer un Jardín Botánico en medio del desierto puede resultar de lo más complicado. Además necesito ver cuánta gente manejamos para ver horarios, necesito ver en cuanto tiempo quieren terminado esto; le recuerdo que lo que está en juego no son objetos inanimados, estamos hablando de personas, ellos no tienen mucho tiempo. — A juzgar por la expresión de Ryokan, haber dicho eso no era nada bueno.
—No puedo decirle, el Kazekage me dio estrictas órdenes. — Irguió su espalda con orgullo.
—¿Disculpe? —Preguntó casi indignada —Sunagakure está mal en casi todos los aspectos justo ahora y yo necesito saber, hay ciertos materiales que no puedo hacer, que requiero comprar, necesito saber el presupuesto para valorar las posibilidades. ¿Sabe usted que ciertos tipos de materiales reaccionan a algunos compuestos en el suelo? Puede afectar a las planta y vuelvo a lo anterior, hablamos de personas. — Las cosas se tornaban difíciles
—No sé porque, pero Lord Kazekage me dijo que no tenían permiso de saber. — Finalizó.
Eiko sonrió.
—Bien, yo misma iré a hablar con Gaa... El Kazekage. — Sentenció mientras se daba la vuelta y caminaba a pesadamente y rápidamente.
Ryokan se vio en la necesidad de ir tras ella, tratando de detenerla.
"Lord Kazekage está ocupado ¡Señorita, no puede pasar! ¡No! ¡Señorita!" escuchó Gaara por el otro lado de la puerta, haciendo que despegara su vista de los papeles que tenía en sus manos.
—¡Gaara! — Gritó Eiko mientras azotaba la puerta al entrar — ¿quieres decirme porque no me pueden dar los presupuestos a mi? — Detrás de ella venía su asistente
—Lord Kazekage... Lo lamento, trate de detenerla... —
—Está bien, puedes retirarte. —
Su asistente se retiró cansada y cabizbaja, cerrando la puerta al salir.
—Gaara, enserio creo que estás haciendo esto por molestar ¿por qué no me dan todos los datos? —
— ¿Acerca de qué? —
—Acerca de números. Necesito saber el precio y saber cuánta gente tenemos disponible para trabajar. —
— ¿Para qué deseas saber eso? Podrías solo pedir lo que necesitas y ya. — la vio directamente a los ojos, serio pero tranquilo.
—Porque hablamos de personas en juego, no creo que quieras que terminemos la construcción en 4 meses, de hecho para estas cuestiones creo que lo adecuado sería un mes o dos a lo mucho, pero por si fuera poco, ¿cómo voy a trabajar si no me dan la información completa? — Le retó con la mirada.
—Tendrás que hacerlo. —
— ¿Sabes qué hoy me traes de un pésimo humor? Y lo mejor, ¿sabes por qué? Porque soy constructora y soy la mejor, mi deber es hacer lo más con lo menos pero para eso necesito valorar todas las opciones que tengo. Si realmente te preocupas por tu gente me dirás. —
—Valoro mucho a mi gente. Tu sólo pide lo que necesitas y ya. —
—Gaara ¿es en serio? Quiero el precio, ya no lo hagas por nosotros, hazlo por tu gente. Si gasto de más tu hogar quedará peor y no quiero arruinar tu aldea ni mi reputación. Dame los precios y ayúdame a ayudarte, no es ninguna molestia, esto es una cuestión humanitaria, además si me das los precios, puedo ver si en algún lado lo consigo más barato. Escucha, faltan 2 personas en mi equipo de trabajo, vendrán en unos 2 días o 3, te aseguro que te conseguiremos mejores materiales a menor precio si nos das lo que tienes. Segura estoy que ciertas cosas aquí te deben de sacar un ojo de la cara. —
Gaara le miro un momento más y sacó papeles en un folder de su escritorio. Un buen tanto de papeles, bastante grueso. Lo puso delicadamente y volvió a verla.
—Ahí está toda la información, desde precios hasta medidas, nadie te puede informar mejor que eso. —La chica se acercó y tomó el pesado conjunto de papeles. — ¿Qué te tiene de mal humor?— Preguntó inexpresivo facialmente
La chica abrió folder y comenzó a ver el contenido, pasando sus ojos de un lugar a otro.
—Vengo de un pésimo humor y me molesta no tener el control. Esta es tu aldea pero la construcción es mía. Para que te enteres, no me importa que seas el líder de esta aldea y porque vengo de malas no te interesa, al fin y al cabo, creo que nunca lo hizo.— Decía mientras ojeaba el contenido —Ahora mismo me pongo a trabajar, mañana te tengo los cálculos ya hechos y de ser posible mañana empieza el trabajo pesado, por cierto, noticias, "Lord Kazekage", hiciste un buen espacio, pero pensándolo bien, después de hacer los cálculos te diré si necesitamos más espacio.— cerro los papeles e hizo especial énfasis en la frase "Lord Kazekage", casi como burla.
— ¿mañana? Nunca vi nadie tan rápido. —
—Es porque no me habías visto trabajar a mí. — Gaara solo asintió —Por cierto ¿A él también le tengo que preguntar dónde dormiré? Me refiero a Ryokan—
Ante la pregunta, se pudo observar el serio rostro del ex Jirunchiki confundido
— ¿Kankuro no te dijo? —
— ¿Decirme que? Alto, no me digas, adivinaré: ¿Kankuro tenía que decirnos? —
—Así es. –
—No nos dijo nada, solo nos guió al Centro de Investigación. Supongo se le habrá olvidado lo de dormir con esto de que llegamos. Bien, entonces ¿donde dormiremos? —
El hecho de que a Kankuro se le había olvidado el hospedaje de aquellas personas le hizo pensar que más tarde hablaría con su hermano, hasta cierto punto llego a pensar que lo hizo a propósito.
—Dormirán en el Hotel Regional de Sunagakure. —
La chica no sabía dónde quedaba el lugar, pero no quería quedarse más tiempo. No soportaba verlo por mucho tiempo.
—Bien, vale, gracias. Mañana tendrás los avances en tu escritorio, se los daré a tu subordinado. —
—Te pediría que lo vinieras a entregar tú —Eiko torció el rostro. — creo que es más práctico así, tú podrás explicar y tener permisos directos y no esperar a un intermediario para los permisos. —
—Bien, mañana tendrás tus avances aquí a primera hora. —Se dio la vuelta y salió del lugar, cerrando la puerta tras de sí.
Se quedó parada en la puerta, enojada. Respiró profundamente y decidió que enojarse no servía de nada, así que haría lo que más le gustaba: construir.
Necesitaba un lugar calmado para relajarse. Se acercó a la persona afuera de la oficina del Kazekage, a su asistente y preguntó suavemente:
—Disculpe ¿dónde está el Hotel Regional de Sunagakure? —
El pelirrojo se paró lentamente, para después acercarse a la ventana y observarla por detrás del cristal. La vio ahí, en la calle, caminando hacia el Hotel Regional de Sunagakure; aquel hotel era el mejor del lugar y ella pronto lo descubriría, pero se preguntó por un momento que estaría pensando.
La miró caminar como quien siente nostalgia de pasado, recordando cómo era que hace años aquella furtiva mujer había sido una niña muy alegre ¿qué le había pasado? No podía evitar sentirse culpable.
—Gaara ¿Has visto a Eiko? Les acabo de avisar a todos de su hospedaje, ella se me había olvidado. — se escuchó por detrás la voz de Kankuro
—Sí, estuvo aquí. Ya le dije. — Siguió observándola caminar
—Lo siento. Justo acababa de irse cuando lo recordé, pero cuando la busqué sólo encontré a Ryokan, que me mandó acá. Disculpa, hermano. —se excusó mientras se rascaba la nuca y reía nervioso. Se giró lentamente y trato de salir del lugar.
— ¿Por qué lo hiciste? Sé que fue a propósito. —Interrogó fríamente
Su hermano abrió los ojos, había sido descubierto. Seguidamente sonrío.
—Bien, debo admitir que sí. —Lo habían capturado. —Desde que la vi la reconocí y supe que querrías hablar con ella. Sabía que tarde o temprano ella vendría a ti por esa información, no iba a decirle nada a nadie con tal de que ella viniera. —
— ¿por qué tanto esmero? —
—Porque te conozco. Al verla supe que querrías al menos disculparte ¿o me equivoqué? —
—No. Estás en lo correcto. —
— ¿Y bien? ¿Cómo te fue? —
—No es tan sencillo, hermano. Está enojada, realmente enojada. En el momento adecuado, en el lugar adecuado será. —
— ¿No te habías dado cuenta de su enojo? Y más importante: ¿Aún no te has dado cuenta de lo otro? — indagó Kankuro
— ¿de qué tendría que darme cuenta? —
—Hay algo más aparte de enojo: dolor. —Afirmó su hermano.
— ¿Dolor? —Gaara no entendía del todo que pasaba.
—Sí, dolor. Está dolida más que enojada, ¿no te das cuenta del porqué? —
—No. —Respondió seriamente.
Kankuro suspiró, resignado.
El pelirrojo por un momento vio a cada momento como la chica se perdía en la inmensidad de las calles de Suna.
En efecto, como había dicho su hermano, Gaara se sentía mal por lo que le había hecho y al contrario de lo que su hermano creía, él comprendía bien que era el dolor, solo que en ese momento Gaara no sabía de esa clase de dolor. Ella que siempre había sido buena con él, no merecía el trato que él le había dado hace años. Era hora de pedirle disculpas.
Abrió la puerta del apartamento con el montón papeles en sus brazos para darse cuenta que sus pertenencias ya estaban en el hotel. Era algo bastante ostentoso para ella, pero en ese momento necesitaba un lugar sereno.
Acomodó sus cosas en una mesa que había y se sentó, para comenzar a leer y hacer cálculos.
El día se convirtió en noche y ella aún no terminaba. Su orgullo le impidió dormir en ese momento y las 10 de la noche se convirtieron en las 5 de la mañana.
Cuando terminó y se dio cuenta de la hora que era suspiro aliviada.
Tomó un baño, se cambió y se recostó un momento. Puso una pequeña alarma al lado de su cama, en una pequeña mesa. Le gustaba de su habitación que la cama quedaba junto a la ventana, tenía vista a casi todo Suna.
Miró la luna un momento y cerró los ojos, quedándose dormida. Sabía que en unas horas sería un día de lo más pesado y su orgullo no le iba a permitir llegar tarde. No con Gaara como protagonista.
En la ventana un poco de arena comenzaba a aglomerarse hasta formar un curioso ojo marrón, interponiéndose entre la luz de la luna y ella. Un ojo invocado por quién no dormía por miedo a ser poseído por Shukaku.
La miró ahí tan tranquilamente y se preguntó qué sería dormir así. A pesar de ya no estar bajo amenaza de ser poseído por el espíritu de la arena no podía dormir pacíficamente. Nunca lo había hecho, no sabía lo que eso era. Se acostumbro toda su vida a dormir pocas horas y de manera muy superficial. Había pedido disculpas a casi todos menos a ella, cuando debió ser de las primeras. Se ganaría su confianza de nuevo, tenía que hacerlo, en su interior Gaara sabía que algo de aquella alegre niña seguía viva.
Desde un techo cercano y con dos dedos en uno de sus ojos, el kazekage se dispuso a ganarse de nuevo a aquella chica.
