Buen día/tarde/noche o cualquiera que sea el horario XD. En esta ocasión presento el fic "cómico" que venía anunciando desde hace un tiempo. En esta historia Cassie Cage es una pequeña y adorable bebé, que hace sufrir a su padre con su ausencia, LOL. Además de que el pobre Johnny vivirá aterrado de que su malhumorada esposa se entere de que Cassie está perdida. Este fic es un tanto random, contiene muchas locuras... es un disparate. Puede que al principio no lo parezca, pero posteriormente estará bastante loco, diría yo. Ya no digo más y mejor dejo que el tiempo lo diga todo (?) El primer capítulo tuve que cortarlo porque estaba considerablemente largo.
Disclaimer: Mortal Kombat y sus personajes pertenecen a Netherrealm Studios, WarnerBros y a sus respectivos creadores.
Buscando a Cassie
Capítulo 1: El ultimátum de Sonya.
Era una tranquila tarde en algún lugar del Earthrealm… bueno, bueno, en la lujosa mansión de la familia Cage, para ser más precisos.
Todo marchaba bien, excepto por un pequeño detalle, y es que el jefe de familia, Johnny, estaba aseando la casa bastante desesperado, cosa que le pareció muy extraña a su amada esposa Sonya, quien estaba por irse de vacaciones.
Sonya sabía que su marido tramaba algo y no dudó en hacérselo saber.
—¿Por qué estás haciendo esto? —preguntó cruzando los brazos y mirando a su esposo pasando la aspiradora por toda la casa a una velocidad incalculable.
—Es que quiero dejar la casa reluciente para que te vayas tranquila a tu viaje, sin preocuparte por la suciedad y... todas esas cosas de mujeres —contestó continuando con su labor.
Sonya se puso las manos en la cintura y entrecerró los ojos.
—Invitaste a tus amigos a beber, ¿verdad? —preguntó con un tono que indicaba sospecha.
Cage hizo cara de sorpresa y tras titubear unos instantes, con mucho nerviosismo le contestó.
—¡Disculpa, pero no te escucho! ¡La aspiradora hace mucho ruido!
Entonces la rubia negó con la cabeza y desconectó la aspiradora para que su esposo no tuviera más pretextos.
—No mientas, Johnny. Siempre limpias la casa cuando van a venir esos idiotas. Y además, no entiendo por qué lo haces, si al final dejan la casa hecha un desastre.
Johnny balbuceó sin saber qué responderle, y al ver que no tenía escapatoria, optó por hacerse el ofendido.
—¿Así es como me agradeces? ¿Crees que me estoy aprovechando de que te vas de vacaciones para invitar a mis camaradas?
Sonya guardó silencio, mirándolo con una sonrisa maliciosa.
—Tú lo has dicho.
—Bien, creo que me traicionó el subconsciente —contestó con una sonrisa fingida, al darse cuenta de que metió la pata.
—Unos cuantos años juntos y crees que aún no te conozco lo suficiente.
Johnny no supo qué decir al sentirse atrapado, sin embargo, decidió afrontar las consecuencias de sus actos con… valentía.
—Está bien, está bien, solo quiero beber unos tragos con mis camaradas; no hay nada de malo con eso. ¿Acaso quieres que me la pase aburrido e inerte como una piedra mientras te vas de viaje? Además, Cassie se va contigo, ¿no?
—¡Cassie se queda! —contestó Sonya muy irritada.
Tal afirmación de su mujer lo hizo desconcertarse y molestarse, pues inesperadamente sus planes se vinieron abajo.
—¡¿Qué?!... ¡no!... ¡no!... ¡¿por qué?! —reclamó realmente enfadado.
—No pasas nada de tiempo con Cassie, y esta es una buena oportunidad para que le des tiempo de calidad.
El desacuerdo de Johnny era mucho, pues su pequeña hija, cassie, era apenas una dulce y tierna bebé de escasos meses de edad, la cual requería de toda su atención, y tal caso interfería con su vida social tan preciada para el divo.
—¡No puedes hacerme esto! Llevamos planeando esta reunión desde hace mucho —protestó, logrando que su esposa comenzara a perder la paciencia.
—Cassie se queda y no hay nada más que discutir, así que puedes irles diciendo a tus "amiguitos" que la reunión está cancelada.
Johnny hizo tal berrinche que, simple y sencillamente, no pudo hacer nada más que tartamudear.
—¡Esto no es justo! ¡Quiero el divorcio! —se quejó después.
—¡Bien! ¿En dónde firmo? —dijo Sonya con una sonrisa.
—¡No! Espera, hagamos esto: si no nos divorciamos, te tramito otra tarjeta de crédito, ¿qué dices?
Sonya se quedó pensando un momento, y con una sonrisa maliciosa, volteó a verlo.
—Me has convencido —respondió y cruzó los brazos.
—Claro, eso siempre funciona. Por eso es que estoy hasta el cuello de deudas —le contestó, mirándola con enfado.
Entonces, el sonido de la bocina de un coche interrumpió la discusión. Sonya enseguida corrió a la ventana.
—¡Mi taxi! —exclamó y se apresuró a tomar sus maletas —. Bueno, Johnny, es hora de irme. ¡No quiero enterarme de que descuidaste a Cassie!, ¿está claro?
—Sí, sí, lo que tu digas —contestó Cage resignado, pero no menos irritado.
—Cassie está dormida en su cuna. No hagas ruido para no despertarla. La pobre no durmió en toda la noche.
—¿Acaso mis ojeras dicen lo contrario? —dijo recordando como en la madrugada el llanto de Cassie no lo dejaba dormir.
Sonya notó que el descontento de Johnny perduraba, así que se acercó y le acarició la mejilla tiernamente.
—Yo sé que en verdad querías divertirte con tus amigos…. y alcoholizarte…, pero nuestra Cassie nos ha cambiado la vida a ambos y debes entender que ahora ya nada es más importante que ella.
—Está bien, amorcito, tienes razón; soy un tonto. ¿Cómo pude ser tan egoísta? —dijo arrepentido y le dio un abrazo a su mujer —. Vete tranquila. Cassie y yo estaremos bien.
—¡Me alegra tanto que lo hayas entendido! —dijo Sonya muy conmovida mientras lo abrazaba más fuerte —. Estaré pensando en ustedes todo el tiempo.
—Nosotros también, cielito. Lo prometo —contestó y rompieron el abrazo, pues la rubia ya tenía que irse.
—¡Debo darme prisa o me deja el avión! —comentó Sonya, abriendo la puerta con premura.
—¡Sí!, ¡sí!, ¡apresúrate!, ¡no vayas a perder el vuelo! —dijo Cage, con una urgencia y nerviosismo que trataba de ocultar con una sonrisa.
Sonya, antes de irse, miró a su esposo desde la puerta y le mandó un beso que se materializó en un corazón de color rosa, y que justo cuando llegó a la cara de Johnny, éste empezó a toser y a jadear asfixiado.
—¡Amor, lo siento! ¡Olvidé que no debía hacer eso! —dijo Sonya apenada.
—¡No te preocupes!... ¡cof! ¡cof!... ¡me encanta cuando haces eso!... ¡cof! ¡cof!... —contestó con diplomacia, para que su esposa no se sienta mal por ese pequeño accidente; sin embargo, por dentro sentía que estaba a punto de colapsar por la asfixia.
—Oh, eres muy dulce —contestó halagada —. ¡Nos veremos pronto! —añadió agitando su mano como despedida.
—¡Adiós! ¡No olvides traer souvenirs! —le dijo con una amplia y fingida sonrisa, desesperado por que al fin se fuera.
Cuando Sonya cerró la puerta, Johnny empezó a bailar al mismísimo estilo de Michael Jackson, a causa de la alegría que sentía.
—¡Sí! ¡Llegó la hora de divertirse! No importa lo que haya dicho Sonya; yo voy a pasarla bien con mis colegas, pues al fin y al cabo, ni siquiera se va a enterar de que la desobedecí —dijo y comenzó a carcajearse de manera perversa y psicópata, como todo un villano de película; pero su risotada cesó instantáneamente en cuanto se volteó y vio a Sonya con los brazos cruzados, mirándolo con desprecio.
—Olvidé mi pasaporte —dijo la rubia, indignada, levantando el pasaporte con una mano para mostrárselo a Johnny.
—¡Querida, qué sorpresa!... o más bien… sí, sabía que habías regresado, pero te quería jugar una simpática broma. No vayas a pensar que yo hablaba en serio… —contestó muy nervioso.
—¡No, Johnny, no! —exclamó furiosa —. Ya te dije que te olvides de tu vida de "soltero" mientras Cassie esté contigo. ¡No me obligues a cancelar mi viaje!
Cage tenía los ojos cerrados como si presintiera que en cualquier momento iba a recibir un golpe, mientras escuchaba los reclamos de su esposa.
—¡Está bien! ¡Aprendí la lección! No tienes por qué cancelar tu viaje —agachando la cabeza como un niño regañado—. Prometo que me voy a portar bien. Mi prioridad será Cassie de ahora en adelante… pero que quede claro que solo hasta que llegues de tu viaje.
Sonya respiró profundamente y se masajeó las sienes, pues su esposo le estaba empezando a provocar una jaqueca.
—Johnny, tengo algo que confesarte: este viaje lo hago… ¡para descansar de ti! —exclamó alterándose súbitamente.
Cage abrió los ojos enormes al haber escuchado tales afirmaciones.
—¿De mí? —preguntó cínicamente, pues sabe que continuamente le hace perder los estribos a su esposa.
—¡Sí! ¡de ti! —ella le gritó de tal modo que Johnny agachó la cabeza y se tapó los oídos involuntariamente.
—¡Hey, sin gritar que no estoy sordo! —reclamó, pero al ver el rostro molesto de Sonya, tomó un almohadón del sofá y se cubrió con él como si fuera un escudo.
—Querido —más tranquila—, ganas no me faltan de cancelar mis vacaciones, pero siento que si no me libero un poco… ¡voy a explotar!
Él la miraba con preocupación, pues en verdad se veía muy tensa.
—Me preocupa Cassie —continuó Blade—, pero voy a darte una oportunidad de que demuestres que puedes cambiar y que eres un padre y esposo ejemplar. Si no llega a ser así…, dudo que pueda seguir a tu lado.
Johnny pasó saliva con tal dificultad como si hubiera sido una piedra.
—Te refieres a…
—Sí —interrumpió Sonya—. Quizá muy pronto no haya tarjeta de crédito que pueda arreglar las cosas entre nosotros.
Él se asustó bastante, pues su mujer le estaba insinuando que estaban en peligro de separarse. Un silencio sepulcral acompañó por varios segundos el tenso panorama.
—¿Ni siquiera una tarjeta Earthrealm Express Platinum podría arreglar las cosas?
Sonya no pudo evitar realizar una epic facepalm al notar que su esposo no la tomaba en serio y se dio la vuelta para irse.
—¡No lo olvides, Johnny! —decía mientras se iba—. De ti depende que esto funcione o se acabe —sentenció y azotó la puerta, para después subir al taxi y suplicarle al conductor que acelere.
En cuanto se quedó solo, el actor comenzó a balbucear a causa del ultimátum de Sonya.
—Esto está muy mal —se dijo a sí mismo, pensando en el peligro en el que estaba su matrimonio.
Caminó cabizbajo y después se detuvo a reflexionar un poco. A su lado, en un aparador, había una fotografía de Sonya y él en el día de su boda.
—Pero si nos veíamos tan felices juntos ese día —recordó con nostalgia, contemplando la fotografía entre sus manos, en la cual Sonya lo miraba con repulsión mientras él posaba alardeando de sus músculos.
Dejó la fotografía en su lugar y después de unos instantes de estar desanimado, se armó de valor.
—¡No!, ¡esto no lo voy a permitir! Voy a salvar mi matrimonio a como dé lugar —dijo decidido —. En cuanto lleguen esos ebrios idiotas los voy a correr de mi casa, les patearé su repugnante trasero, si es necesario, y… —decía, pero se calló inmediatamente cuando se volteó y vio a Jax, Sub Zero, Liu Kang y Kung Lao mirándolo con cara de WTF?
