Always with you

Chapter 1: Friendship

Ya habían terminado las clases, todos los compañeros se habían ido ya hacia casa. Ella se sentía desgraciada, nadie la aceptaba tal y como era ¿Por qué nadie entendía como se sentía? ¿Por qué todos la veían como un bicho raro? Ella estaba en el tejado del instituto, se subió a la barandilla y miró hacia abajo. El edificio tenia cinco plantas. Nadie se preocuparía por ella, nadie la esperaba en casa. Siempre había estado sola y moriría sola. Ella se inclinó hacia delante y se dejó caer. El suelo se acercaba a gran velocidad. Mientras caía, pensó que hubiese deseado que alguien la considerara una amiga, o quizá algo más, y cerró los ojos. De pronto sintió un golpe y después todo fue oscuridad.

Roxas y Axel se habían conocido en secundaria. El pelirrojo había repetido dos veces el mismo curso para ir a la misma clase que su amigo y los dos iban hacia su nuevo instituto cogidos de la mano y charlando animadamente. Las primeras clases pasaron muy rápido. Axel, que se aburría, había estado mirando sus compañeros y se había fijado en una muchacha rubia, cuyo pupitre estaba apartado de sus compañeros. Fijándose un poco mas vio que, realmente, el que estaba movido no era el de la muchacha sino los de los que la rodeaban. Pero esa separación se hizo obvia a la hora de la comida. Todas las mesas estaban llenas y Axel y Roxas buscaban alguna donde hubiese dos sillas libres, entonces Axel vio la chica de antes: en la mesa donde se había sentado ella no había nadie más. Axel le indicó la mesa a Roxas con la cabeza. Ambos se acercaron a la muchacha.

- Oye, ¿te importa que nos sentemos en esta mesa?- le preguntó Axel.

- ¿Me lo preguntas a mí?- contesto la muchacha, después de un silencio incomodo. Parecía extrañada, ya no solo de que se le acercasen, sinó de que le hablasen.

- Si, no hay nadie más en la mesa.- dijo Axel sonriendo- ¿podemos sentarnos aquí?

- Sí, claro que sí.- dijo la chica dedicándoles una tímida sonrisa.

Los dos chicos se sentaron cerca de la muchacha. Axel sentía curiosidad por esa chica.

- Oye, ¿como te llamas?- Preguntó el pelirrojo- Yo soy Axel y él es Roxas.

- Me llamo Naminé. – contestó tímidamente la muchacha.

- Vamos a la misma clase – dijo Axel.

- Lo sé, sois los nuevos. – Contestó Naminé – os he visto.

- ¿Porqué tus compañeros han separado sus pupitres del tuyo? – Preguntó Axel – ¡Si eres muy simpática!

- Por los rumores que corren por ahí, supongo.- Dijo Naminé, bajando la mirada.

-¿porqué no te sientas con nosotros?- Roxas acababa de entrar en la conversación. Normalmente, Axel era quien se daba cuenta de todo lo que sucedía en la clase y hablaba por los dos. Él no intervenía casi nunca. Pero lo que le hacían los compañeros a Naminé no tenía perdón.

Al terminar de comer, fueron los primeros en llegar a clase y movieron sus pupitres, para ponerse cerca de su nueva amiga. El profesor entraba en ese momento y les preguntó que hacían. Contestaron a unísono, casi sin darse cuenta: "Nos ponemos al lado de nuestra amiga" El profesor sonrió, pero no pudo evitar pensar cuanto duraría esa "amistad."

Los compañeros se quedaron un rato parados, al darse cuenta del movimiento de pupitres. Axel y Roxas les oyeron susurrar, hasta que el profesor pidió silencio y empezó a dar clase. Al terminar la clase, los chicos acompañaron a Naminé hasta su casa, una mansión que parecía abandonada. Naminé estaba contenta, quizás ellos podrían… No, lo más probable era que se separasen de ella. Naminé empezó a recorrer el camino que había entre la verja y la puerta de la mansión mientras se despedia de ellos dos.

Al día siguiente, un muchacho, llamado Sora, paró a los dos amigos a mitad del camino y le dijo que quería contarles algo, referente a Naminé.

- A ver, ¿Qué es eso tan importante que tientes que contarnos?- Axel se estaba picando, ¿Qué pretendía ese muchacho, ahora?-¡¡desembucha ya!!

- Veréis, no deberíais acercaros más a Naminé. Ella es una bruja.- Dijo Sora.

- ¿eso era lo que tenias que decirnos?- Dijo Axel - ¡bah, déjanos en paz!

- ¡No es solo eso! Supongo que no sabíais que hubo una muerte extraña en este instituto ¿verdad? – Dijo Sora – Una chica cayó desde lo alto del edificio. Naminé estaba allí arriba en ese momento. Y lo mas extraño… ¡ No se encontró el cadáver! Solo se encontró sangre de la victima.

- Oí decir que fue un suicidio.- dijo Axel, quitando importancia al asunto.

- Naminé es capaz de manipular la voluntad de cualquiera con sus poderes, le fue muy fácil matar a esa chica.- Dijo Sora- Si apreciáis vuestra vida no os acerquéis a ella. Yo ya os he advertido.

Los muchachos se miraron, no sabían si creérselo, realmente era un poco… surrealista. Mejor preguntarle directamente a Naminé. Fueron a buscarla a su casa y la encontraron esperándoles, cabizbaja.

- ¡Hola, Naminé! ¿Qué tal?- Dijo Axel, intentando animarla un poco.

- Ya os lo han dicho ¿verdad?- les preguntó sin rodeos.

- ¿Lo de que eres una bruja? Si – Axel no iba a ocultárselo- pero no me lo acabo de creer.

- Lo soy.- Dijo Naminé- ¿aun queréis ser amigos míos?

- Me creeré que eres una bruja porqué tu me lo has dicho - dijo Axel - pero no me creo que tú seas capaz de matar a nadie.

- No he matado a nadie.- dijo Naminé medio llorando.

- Mira, Naminé, a mi parecer Axel es más peligroso que tú – Dijo Roxas, esbozando una media sonrisa y dándole un pañuelo a su amiga- y no por eso lo dejo de lado.

- ¡Eso, eso! Yo soy peligroso, soy un pirómano.- Dijo Axel, medio riendo – Seremos tus amigos, si tu quieres, claro.

- ¡¡Claro que quiero!!- dijo Naminé.

- Bueno, aclarado esto, te parece que vayamos tirando hacia clase, Nami-chan?

Naminé sonrió, se cogió de las manos de Axel y Roxas y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió feliz.

En clase, los compañeros alucinaron al verla llegar, antes que sus dos amigos, sonriente.

En la hora de la comida ella buscó una mesa libre y se sentó a esperar a sus amigos, guardándoles las mochilas. La gente al verla sentada en esa mesa, buscaban otra. A ella eso ya no le importaba, porqué sabia que no se volvería a sentar sola nunca más. No habían pasado ni cinco minutos cuando Axel y Roxas se sentaron, el pelirrojo a su lado y el rubio justo delante de ella. -Ellos vieron que Sora les hacia señas para que fuesen con él. Al verlo, Naminé le sonrió y le señaló los asientos vacíos de su mesa. No quedaba ninguna otra libre. Axel, sonriendo, le hizo señas a Sora para que se acercase. A regañadientes el grupito de Sora se acercó a Axel.

- ¿Que pasa, Axel?- preguntó Sora, visiblemente nervioso.

- Sentaos aquí.- Dijo el pelirrojo- No hay ninguna otra mesa libre.

- Esto….- dijo Kairi que miraba a Naminé todo el rato.

- Si queréis sentaros en el suelo, vosotros mismos - dijo Naminé sonriéndoles.

- Fue una pena que se quemasen tres mesas, eh?- Dijo Roxas, riendo por lo bajo.

- Vamos, sentaos, que Nami-chan no muerde.- Dijo Axel, bromeando.

Después de mirar alrededor, sin saber muy bien que hacer, Sora se sentó al lado de Roxas, quedando enfrente de Axel. Los demás siguieron el ejemplo de Sora. Era verdad que no había otra mesa libre, porque la noche anterior se habían quemado tres mesas del comedor y no las repondrían hasta la semana siguiente. En la mesa solo se oía hablar a Axel, Roxas y Naminé. Los otros no dijeron palabra, pero se quedaron mirando a Naminé. ¿Cuanto hacia que no la veían reírse así? Sora, Riku y Kairi recordaban cuando llegaron al instituto y conocieron a Naminé. Era muy tímida pero tan amable que era fácil cogerle cariño. Eran sus mejores amigos, hasta el día del suicidio. Ese día, Naminé se había declarado a Sora. Él sabia que a ella le resultaba difícil decirle todo eso y no quería perderla como amiga. Le dijo que no, porque ya estaba con otra persona. Era verdad, había empezado a salir con Kairi. Sora recordaba que ella había sonreído y le había dicho: "No pasa nada, ya sé con quien estas saliendo." En realidad, cuando se enteró del suicidio pensó que la victima era Naminé y cuando la vio en clase, se sintió aliviado. Luego empezaron los rumores, los compañeros la empezaron a dejar de lado, a hacerle el vacío. Él procuró ayudarla, estuvo a su lado hasta un día que la vio ir a la azotea del instituto y llorar apoyada a la barandilla. Cuando Sora le preguntó porqué iba allí, ella no le respondió, solo lloró. Él terminó pensando que era porque la verdad era lo decían los demás y acabó yéndose de su lado. ¿Se habría equivocado? ¿Seguiría ella yendo a la azotea? Al terminar de comer, fue hacia Naminé, que iba de camino hacia clase y le preguntó lo que tiempo atrás le había preguntado: ¿que haces cunado vas a la azotea, Naminé? ¿Lloras por la chica que se suicidó? ¿O porque te sientes culpable de algo?" Esta vez, Naminé le contestó, mirándole a los ojos, "No me creerías si te lo dijese, Sora" y se marchó, decidida, hacia clase.

Ese día, las clases terminaban pronto. Naminé fue a la azotea, se acercó a la barandilla y se subió a ella, como si fuera una autómata. Roxas y Axel la habían seguido, sin que se diese cuenta. Naminé miraba hacia abajo y, de pronto, se dejó caer hacia delante. Sus amigos corrieron lo mas aprisa que pudieron. Por suerte, Axel llegó a tiempo para cogerla, antes de que se precipitase al vacío. Una vez la había subido, la examinó, preocupado, y la zarandeó.

- Oye, Nami ¿porqué has hecho eso?- Axel respiraba aceleradamente y Roxas le echó una mirada interrogante.

Como respuesta, ella rompió a llorar. Los chicos se miraron y, tras unos instantes de duda, la abrazaron a unísono.

- Tranquila, ya pasó todo.- Dijo Axel, intentando tranquilizarla – ya nos lo contaras, no hay prisa.

- Pero no vuelvas a hacer eso, nos has asustado – Añadió Roxas.

Permanecieron un buen rato abrazados hasta que su llanto cesó.

- Gracias, chicos. – Dijo Naminé, quedándose sentada en el suelo y examinando a Axel. Ella le miraba fijamente, así que Axel se limitó a sonreírle, levantarse y ofrecerle la mano. Naminé aceptó la mano que le tendía y luego sacó su propio pañuelo y, con él, se la vendó. Se había dado cuenta de que tenía un corte.

- Estooooo, ¿Os apetece un helado de sal marina?- preguntó Axel, cambiando de tema.

Tanto Naminé como Roxas dijeron que sí. Esa tarde la pasaron en el parque comiendo helado y riendo.

Ya anochecía cuando acompañaron a Naminé hasta su casa. Ella les sonrió y, ya que era viernes, les ofreció pasar la noche en su casa.

- ¿No se enfadaran tus padres, Nami-chan? – Dijo Axel – por nosotros no hay problema, pero tú…

- ¿No os lo había dicho? Vivo sola – Explicó Naminé, con una triste sonrisa en sus labios.

- Pues vale ¡Nos quedamos!- Dijo Axel - ¿verdad, Roku?

- Si, no nos espera nadie.- dijo Roxas, sonriendo.

Naminé les hizo entrar en la mansión y les dio a elegir entre las muchas habitaciones que había en su hogar. Ambos eligieron habitaciones cercanas a la de Naminé. Ella les mostró su cuarto, que era totalmente blanco.

-Bien, pues hasta la hora de cenar, podéis pasear por los jardines o investigar la casa.- dijo Naminé.

Luego, se giró y, con una última sonrisa, entró en su cuarto.

Los chicos se miraron y decidieron investigar la casa. A ver si Olette tenía razón y la mansión de Naminé estaba encantada. Empezaron a recorrer las habitaciones y se dieron cuenta que en la de Naminé faltaba algo que en todas las demás había: Un espejo.

Mientras, Naminé destapó un espejo, cuyo marco parecía hecho de diamantes, que estaba oculto en la habitación, tragó saliva y se miró en él.

END OF CHAPTER1

DEDICATORIA: De nuevo, dedico este capitulo a mis friends Axel y Roxas. Y tb a Naru, a Sasu y toda la peña que me apoya.

NOTA: Espero que os guste. Si teneis alguna duda podeis comentarla, si no afecta demasiado al argumento os la resolveré Con este iré mas rápido actualizando. //// ¡¡¡Nos vemos pronto!!!