Es esta una ucronía mágica,

Un mundo paralelo,

Un final algo más feliz,

Unas cuantas bajas menos.

Pero esta sigue siendo una historia trágica,

De un amor que pasó y no se supo,

De un amor que fue y se ocultó,

De un amor que no se hizo canon,

De un amor que la heteronorma no quiso reconocer.

Y es que eran los noventa,

Y quizá la verdad resultaba violenta

- aunque ingenuidad es la palabra correcta –

porque su primer amor no fue una mujer.

A estas alturas de la vida,

Cuando ya sabe que poco le queda,

Él no se llevaba a ningún engaño:

Adora a Nymphadora

pero algo en su interior se siente extraño

porque es a otra persona a la que añora.

Esa otra vida suya ajena y lejana,

De escondites y secretos

Donde no importaba el mañana

Porque ellos no estaban sujetos,

Porque él tenía a su canalla.

Hogwarts les daba libertad

Hogwarts les dejaba explorarse y conocerse

En Hogwarts nada importaba

En Hogwarts esto era un juego

Pero fuera solo quedó la verdad.

Fuera el juego era un fuego.

Fuera todo se reprochaba

Y el qué dirán no era ajeno.

Eran los noventa y al mundo aún le costaba aceptar

Que qué más dará a quien quieras amar,

Que qué más dará por quién late tu corazón,

Que qué más dará si un hombre ama a otro varón.

La noche en la que el azabache de su pelo,

De lo que más se acordaba en su ausencia,

Se fue tras el velo,

Todo en él se hundió, se colapsó, se rompió, se fracturó:

ya no más podría tener su presencia.

Poco a poco se acerca su final

Pero de felicidad hay algo que le hace flotar:

Y es que sabe que está cerca el momento

De poder volver a contemplar

Esos ojos color mar

De poder volver a escuchar

Esa risa jocosa

Y poder así abrazar

A la persona más cariñosa,

A la persona más maravillosa

Que ya nadie le podrá quitar.

Y ya podrá así por fin aceptar

Que a quién le importa ya a quién quiere él amar.