SOLEDAD
Ya era muy tarde, y sabia que si alguien lo descubría estaría en serios problemas, pero igual no le importaba, hace tiempo que había perdido todo interés en las cosas que le rodeaban; Ahora la mayor parte del tiempo la pasaba sumido en sus oscuros pensamientos, ignorando por completo el mundo que le rodeaba, pues las pocas ganas de vivir que le quedaba, se había esfumado al enfrentar y derrotar al Lord Oscuro...
Si, por fin había llegado el momento de demostrarle al mundo quien era Harry Potter, y Harry Potter hizo lo que todos esperaban de él: Había derrotado al Lord Oscuro en una batalla que por poco le cuesta la vida, y si ahora se encontraba caminando por los oscuros y solitarios pasillos de Hogwarts, se lo debía a Dumbledore, aun que no estaba muy seguro de estar agradecido por ello...
Había permanecido inconsciente durante un mes completo según le dijeron los Sanadores de San Mungo cuando despertó; Todo parecía haber vuelto a la normalidad, y a él lo veían como: El Salvador del Mundo Mágico.
Se suponía que todo debía ser perfecto ahora, pero no era así, se suponía que debía de ser la persona mas feliz del mundo y se sentía la mas desdichada, pues desde que había despertado, todos lo trataban con cierto recelo, caso con miedo o a su parecer con terror de estar tan solo e la misma habitación que él, inclusive Ron y Hermione lo habían comenzado a tratar de aquélla manera cuando regreso a Hogwarts después de lo que muchos llamaron: La Batalla Final... En las pocas veces que estaban juntos, les había preguntado el por que de aquel comportamiento, pero siempre que tocaba el tema los notaba nerviosos y de inmediato cambiaban la conversación, cosa que le molestaba enormemente, ¡Había derrotado a Voldemort, ¡Tenía derecho a saber lo que pasaba, ¡¿Por qué demonios nadie quería explicárselo!
Odiaba eso, los odiaba por como lo trataban, pero mas se odiaba a si mismo por haber sobrevivido, por que lo que mas había deseado era que Dumbledore lo hubiera dejado morir, ¿Acaso era tan difícil de comprender? Suspiro, sabia que no era difícil de comprender, inclusive sabia que Dumbledore estaba al tanto de esa antipatía que sentía hacia su propia existencia, pero jamás le había preguntado nada al respecto, y eso era lo que mas coraje le daba...
De cierta forma se había distanciado mucho de sus amigos, pues no podía soportar aquel nuevo comportamiento, aun que claro que sabia la razón, le temían, temían que al haber derrotado a Voldemort, todo aquel poder lo hiciera querer convertirse en el siguiente Mago Oscuro... Poco a poco había dejado de participar de sus conversaciones, pues para él aquello no tenía sentido alguno, ya no...
- Vaya, vaya, el Héroe de Gryffindor paseando por los pasillos fuera de hora... – sabia perfectamente a quien pertenecía aquélla voz arrogante que gustaba de arrastras las palabras, mas no le dio importancia y mucho menos se volteo para ver de frente a Draco Malfoy – Espero que sepas que el hecho de que seas el Héroe del Mundo Mágico no te hace inmune a las reglas, Potter – le dijo pasando a su lado para pararse frente a él y obligarle a mirarlo.
Harry sonrió con tristeza, resultaba irónico que la única persona que lo seguía tratando como un ser humano, fuera su Némesis Draco Malfoy, aun cuando éste no se diera cuenta de ello.
- Desaparece de mi vista, Malfoy – le respondió con fastidio mientras pasaba a su lado, sin embargo, su voz parecía mas dolida que retante.
- Nadie ignora a Draco Malfoy, Potter, ni siquiera tu – le advirtió el Slytherin sujetándolo del brazo para evitar que se fuera.
- ¡Suéltame! – le exigió Harry intentando zafarse, mas el agarre del rubio era mucho mas fuerte de lo que había pensado.
- ¿Qué sucede, Potter? – le pregunto sonriéndole burlón - ¿Acaso haber derrotado al Lord Oscuro te hizo superior a nosotros? – si Draco había dicho aquello con la intención de lastimarlo, en verdad lo había logrado.
- ¡No hables de algo que solo has escuchado! – le espeto mirándolo furioso; Sus verdes ojos habían vuelto a reflejar aquélla furia que hace mucho que no reflejaban, casi el mismo tiempo que tenían sin reflejar algún otro sentimiento.
Ante aquélla reacción Draco le soltó, no por que temiera que lo atacara, si no por que su voz se escuchaba dolida y sus verdes ojos brillaban por las lágrimas contenidas. Jamás lo había visto así.
- ¡Tu no sabes nada de eso, ¡No estuviste ahí! – y sin darle tiempo a nada, se alejo corriendo por uno de los pasillos.
Lo único que deseaba era desaparecer, lo único que en verdad anhelaba era morir, no soportaba esa soledad en la que se había refugiado, pero tampoco podía evitarlo, se sentía traicionado por quienes decían que lo querían y ahora no se preocupaban por lo que sentía, sobre todo ahora que en verdad los necesitaba, y eso dolía aun mas...
Se detuvo cuando el aire le falto, mas fue entonces cuando se percato de que las lagrimas resbalaban por su rostro, razón por la cual se apresuro a limpiarlas: Él no tenía permiso de llorar, debía ser fuerte o por lo menos mostrarse fuerte aun cuando se sintiera morir; No era que alguien le hubiera impuesto aquello, pero era como ese tipo de reglas invisibles que nadie dice verbalmente pero que sabes que están ahí y que las debes cumplir a cualquier costo.
Eso era ser un héroe ¿No, mostrarse fuerte, fingir que todo se puede y que nada duele, aun cuando por dentro uno se este muriendo o desasiendo en el dolor, el miedo o la inseguridad, pero un héroe no tiene permitido quejarse o flaquear, no puede bajo ningún concepto mostrar debilidad alguna, así que él tampoco tenía permitido eso, ¿No era el Héroe del Mundo Mágico?
Furioso, estampo su puño contra la pared de piedra, odiaba todo aquello, odiaba que lo llamaran así o de cualquier otro modo, todos esos apelativos le daban asco, no deseaba ser nada de eso, él jamás lo pidió, simplemente quería ser un mago común y corriente, ¿Tan difícil era?
Nuevamente las lagrimas volvían a correr por su rostro traicionándole, y tal como había hecho anteriormente, volvió a borrar su rastro con el dorso de la manga de la túnica reprochándose mentalmente por su debilidad, mas las lagrimas ganaban carrera y de su garganta luchaban por salir aquellos sollozos que desgarraban su alma...
- "El Héroe que venció a Lord Voldemort no puede llorar... No debe llorar... No puedo..." – pensó dejándose caer de rodillas sobre el frió suelo de piedra mientras recargaba su frente sobre el helado muro, pues sentía las piernas flaquearle ante aquel sentimiento que le oprimía el pecho de manera sofocante.
Nuevamente las lágrimas salían sin que pudiera evitarlo, al igual que los sollozos que ahora escapaban libremente de su garganta rompiendo el tranquilo silencio de aquel pasillo.
Odió eso y descargo su furia contra el suelo sin importarle romperse los dedos si con eso mitigaba el avasallante dolor que sentía y que le ahogaba. Una y otra vez golpeo el suelo con el puño, y solo se detuvo cuando escucho romperse el vidrio de uno de los enormes ventanales.
Se levanto y sintió el cuerpo agotado, mas aun así se acerco a la ventana mientras intentaba secar las lagrimas que seguían corriendo libres por su rostro, negándose a ser reprimidas una vez mas como muchas veces en el pasado.
El frió viento que entraba por aquel ventanal le golpeo la cara en una suave y vacía caricia que de alguna manera le hizo sonreír, pues una idea loca se había instalado en su pensamiento nublado por todas aquellas emociones. Aspiro hondo y cerrando los ojos subió el pie derecho sobre el alfeizar, más cuando estaba por subir el otro, alguien lo sujeto firmemente por la cintura y lo alejo de la ventana.
- ¡¿Qué demonios crees que haces, Potter! – al escuchar aquélla voz, Harry abrió los ojos asombrado y confuso, no podía ser quien creía...
Aquellos brazos no le soltaban aun, quizás por miedo a que en un descuido corriera hacía la ventana e hiciera lo que le fue interrumpido, así que tuvo que volverse hacía aquélla persona dentro del firme abrazo, tan solo para comprobar que en efecto era Draco Malfoy quien le había impedido hacer aquello, ¿Por qué, todo seria mas fácil para el joven heredero Malfoy si él moría, ¿No, ¿Entonces por que lo había hecho, ¡Gracias a él su padre había estado en Azkaban y ahora estaba muerto!
- Sabia que eras imbécil Potter, pero no imagine que lo fueras hasta este extremo – su voz intentaba ser ruda pese a aquel leve temblor, pero su semblante más pálido de lo normal y aquellos ojos grises que habían dejado de ser de hielo para mostrar miedo y preocupación le traicionaban fatalmente.
- Malfoy... – murmuró sin saber que decir exactamente, pues nunca pensó que algo así pudiera pasar, a lo mucho y había pensado que Malfoy encantado lo habría empujado por la ventana para adelantar las cosas, no que llegaría para evitar que hiciera aquello.
- ¡Mira como te dejaste la mano idiota! – le reprocho Draco mientras sacaba su finísimo pañuelo de ceda verde y lo enrollaba delicadamente sobre la mano con la que había estado golpeando el suelo y que ahora le sangraba, aun que él no hubiera reparado en ello anteriormente.
- ¿Por qué? – fue todo lo que pudo preguntar en medio de la confusión y el dolor que sentía.
Draco le miro durante algún tiempo antes de contestar, mas cuando sus miradas se cruzaron, Harry estaba seguro de haber visto calidez en aquellos ojos grises, pero como al siguiente instante le miraron con aquella fría indiferencia que los distinguía, creyó que lo había imaginado.
- Por que si te pasa algo y yo estoy haciendo la ronda, todos creerán que fui yo, no se necesita ser un genio para saberlo, Potter – le respondió recobrando aquel tono frió y burlón que arrastraba las palabras.
Harry bajo la mirada al pecho del rubio sintiendo que aquel vació en su pecho volvía a extenderse de nuevo por todo su ser; Cerro los ojos fuertemente al sentir que le escocían por las lagrimas contenidas y se reprendió mentalmente al ser tan idiota y creer que de verdad a alguien podría llegar a importarle, aun cuando esa persona hubiera sido Draco Malfoy, por que no le hubiera importado que fuera él, lo único que en verdad necesitaba era saber que alguien le quería, que a alguien le importaba, que jamás tendría que volver a estar solo, aun ese "Alguien" fuera Draco Malfoy.
- Suéltame – esta vez no se preocupo por ocultar el dolor que reflejo su voz quebrada en la pronunciación de aquellas palabras, aun cuando en lo mas profundo de su ser deseaba lo contrario, por que eso significaría volver a hundirse en aquélla soledad y no quería, eso le asustaba pero tampoco era capaz de decirlo, ya que esa era la regla, no quejarse, y exteriorizar ese sentimiento seria como una queja y muestra de debilidad, lujo que no se podía dar El-Chico-Que-Vivió.
Poco a poco, los brazos que le rodeaban fueron aflojando su agarre hasta soltarlo, y sin que pudiera evitarlo, las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, razón por la que nuevamente corrió alejándose del rubio; Necesita estar solo, pues solo así lograría sacar todo aquel dolor sin sentir que fallaba en el comportamiento que se suponía que debía asumir, pero también estar solo le dolía terriblemente...
A llegar al piso donde se encontraba La Sala de los Menesteres, se apresuro a entrar, pues sabía que Draco le seguía de cercas, quizás temiendo que fuera a usar otra ventana.
Una vez dentro de la habitación, deslizo la espalda sobre la puerta hasta quedar sentado en el suelo, y rodeándose las piernas con los brazos, rompió a llorar recargando la cabeza en las rodillas, sintiendo que el mundo se oscurecía para él, que nada importaba en verdad, que a nadie le importaba, sintiendo como su alma moría lentamente sin que alguien estuviera ahí para evitarlo, sin alguien que lo ayudara a salir de aquélla soledad que le ahogaba.
- ¿Por qué...? – pregunto entre sollozos, sollozos que continuaron durante largo rato hasta que cayó dormido presa del cansancio tanto mental, como físico y emocional, siendo su ultimo pensamiento, el ferviente deseo de no despertar nunca mas...
