Yugioh
Survival Combat
-Al principio, todo estaba oscuro. Sentía frío, pero no un frío cualquiera, era el doloroso frío de la soledad. Si, yo estaba sola. Pero poco a poco, fui conociendo los duelos de monstruos, e hice muchos amigos. Si, nunca había tenido amigos antes. En el colegio, me mantenía alejada de todo aquel que se me acercaba. Tenía miedo de decepcionarlo. Lo que no sabía era que mi indiferencia hacia los demás ya los estaba decepcionando a todos. Pero, ahora siento el calor de la amistad y la unión.
-¿Calor? ¿De qué estás hablando? No hay nadie a tu lado. ¡Estas sola! ¡Sola!
-No es verdad.
-¡Nadie te quiere! ¡Nadie es tu amigo, nunca lo fue!
-¡No es verdad!
-Y por eso estas aquí.
-¿Aquí? ¿Aquí donde?
-Estas aquí para destruirlos a todos. A todos los que puedas. Y cuando no puedas más, ¡te destruirán a ti!
-¡No es vedad! ¡No es verdad! ¡No es verdad!
-Abre los ojos y compruébalo tu misma. Estas sola...
-¡NO ES VERDAD!
-Estas sola...
-No... (sollozo), es... (sollozo), verdad... No lo es.
-Oye, despierta.
-Una voz me habla.
-Heee. ¿Estas bien?
-Una voz se preocupa por mi. Si, se preocupan por mi. Dentro de toda esta oscuridad, en el fondo sé que hay luz. Luz y calor. Si, la luz me habre el camino. Noto calor... Noto calor en los ojos, y noto luz, también en los ojos y... ¡¿Quieres dejar de apuntarme con la maldita linterna?!- De un movimiento brusco, la chica alzó su brazo izquierdo, el cual le pesaba, a la par que molestaba y golpeó el objeto con fuerza, consiguiendo así que este dejara de molestarla.
-Lo siento.- Rió un chico de pelo negro y ojos azules. Tenía una camiseta y pantalones largos de color azul cielo un poco manchados de polvo y barro.-¿Ya te encuentras mejor? Parecía que no ibas a despertar nunca- El chico se rió de nuevo.- ¿Como te llamas?
La chica solo tubo que levantar la espalda del suelo para sentarse contra la pared. Miró a todos lados. Parecía estar en una especie de edificio en ruinas. Todo estaba lleno de suciedad. Había columnas que, en su momento, habían sido blancas, pero el tiempo y el polvo las había trajeado de un gris oscuro muy perturbable.- Kasai- Respondió sin más para acto seguido preguntar:- ¿Dónde estamos?
-En el bloque A de la parte dos de la zona Ruinas.
Kasai lo miró interrogante. No parecía sorprendida. Cerró un poco los ojos y frunció el ceño.- Lo volveré a repetir. Esta vez espero que la respuesta sea más procesable. ¿Dónde estamos?
El chico lo miró extrañado durante unos pocos segundos para luego sonreír con sorna.- Yo si sé donde estoy, pero parece que tu no sabes ni siquiera por qué estás aquí.
-Cierto, por lo que he de agradecer que tu, amable persona – Y esto último lo escupió con pura ironía.- me digas todo lo que está pasando aquí ahora mismo.
-Por supuesto.- Contestó él. Hizo una pequeña reverencia al más puro estilo inglés para luego mantener su posición original. Levantado y con una linterna encendida en la mano apuntó a Kasai.- Pareces nueva. Antes que nada deberías comprobar que es lo que tienes y que es lo que no.
Kasai lo miró extrañada de nuevo. Luego se miró a ella misma. Se sorprendió al darse cuenta de que no llevaba su ropa habitual, de hecho, y aunque el ambiente era algo oscuro y nocturno, pudo advertir que llevaba la misma ropa que su recién encontrado desconocido. Se levantó, se sacudió y se observó. En el bolsillo derecho de su pantalón azul, el cual estaba asegurado con una cremallera que tubo que correr, encontró lo que parecía el extremo de una pequeña cadena dorada. Tiró de esta hasta sacar del bolsillo una pequeña caja de color azul de unos seis coma cinco centímetros de ancho y nueve coma cinco de largo. Parecía cerrada con llave, pero en el otro extremo de la caja había enganchada otra pequeña cadena dorada en cuyo extremo se encontraba un minúsculo llavín, el cual se podía sostener entero con el pulgar del dedo, del mismo color que la ya mencionada leontina. Guardó los objetos en el bolsillo y lo volvió a cerrar. Entonces comprobó su brazo izquierdo, le llevaba molestando desde que se despertó. En el encontró un brazal azul que recorría todo el codo hasta llegar a la muñeca de la chica. El brazal estaba lleno de botones que, a parecer de la chica, prefirió no tocar por el momento, solo por si acaso.
-¿Qué es esto?- Preguntó Kasai señalando el extraño objeto en su brazo.
¿Quieres ver para qué sirve?- El chico señaló con la cabeza al portal del edificio donde se encontraban mientras seguía mirando a la chica con su típica sonrisa, sonrisa que Kasai ya había clasificado como detestable. Luego los dos salieron del portal. Kasai entonces, pudo ver con claridad el exterior, o no.
No era de noche, pero si era verdad que el cielo estaba tan nublado que parecía que una nube de polvo gigante lo hubiese cubierto todo. Eran esos típicos días nublados donde se perdía todo rastro de azul en el cielo. Todos los edificios, o lo que quedaba de ellos, eran la viva imagen de una ciudad a la cual la hubieran prendido fuego por doquier.
Estaba todo en ruinas, estaba todo en silencio, estaba todo sin vida.
A Kasai la recorrió un escalofrío que la hizo estremecerse. No sabía que es lo que estaba sucediendo ni por que. Giró la cabeza hacia el chico de la linterna encendida pero rápidamente este la obligó a seguirlo cogiéndola del brazo con fuerza. Se ocultaron tras un gran apilamiento de rocas y restos de ladrillo con cemento hechos pedazos.
-¿Qué es esto?
-Mira.-Susurró el chico centrado en los que estaba viendo.
Kasai dirigió su mirada al mismo objetivo. Dos chicos, los dos con camiseta y pantalones largos rojos, estaban enzarzados en lo que parecía ser un duelo de monstruos.
Invoco a Asaltorapaz – Lanius Invisible y por su propio efecto puedo invocar de modo especial desde mi mano un monstruo Asaltorapaz de nivel cuatro o inferior,-El chico de rojo de la derecho hizo lo que había dicho y colocó una carta en lo que parecía ser una especie de mini campo instalado en su brazal. El monstruo apareció seguido de otro igual.- por lo que invoco de modo especial otro Asaltorapaz - Lanius Invisible, y de nuevo se activa el efecto, permitiéndome invocar a otro Asaltorapaz – Lanius Invisible. Ahora tengo tres monstruos de tipo bestia alada de nivel cuatro en el campo.- Miró a su adversario- Prepárate para sufrir.- e invocó por XYZ.- ¡Invoco por XYZ a Asaltorapaz – Halcón Elevado! Bien, ahora activo su efecto, este me permite ganar el ataque de todos los monstruos invocados de modo especial así como atacar a todos los monstruos invocados de la misma forma. ¡Ataco con mi monstruo de 2600 de ataque!- Gritó mientras un Fitzgerald Congelado era destruido en batalla.
El otro chico de rojo advirtió esto con molestia, pero no se quedó atrás.- En este momento activo el efecto de Fitzgerald Congelado en mi cementerio; descartando una carta de mi mano y si no controlo monstruos, puedo invocarla de modo especial en posición de defensa.
-Sigue siendo una invocación especial, mi monstruo puede volver a atacarlo ahora mismo. ¡Ataca, vamos!- Ordeno el otro duelista.
-Activo entonces el efecto de mi Guardián de la Fortaleza. Si un monstruo en defensa que controlo es atacado, puedo descartar esta carta al cementerio para que dicho monstruo gane 1500 de defensa hasta el final del turno.
-Grrr- Masculló el dueño del Asaltorapaz.- Termino mi turno en este caso.
-Es mi turno. ¡Robo!- El chico hizo la acción de robar, miró la carta y sonrió.- Te ofrezco piedad ahora, más tarde no seré tan blando. ¿Te rindes?- Preguntó.
-¿Estas de broma? Tu monstruo tiene menos ataque que el mío.
-Bien, he sido bueno contigo así que no me arrepentiré más tarde. Coloco a mi monstruo en posición de ataque y ataco.
-¡¿Quieres morir?!- El duelista enemigo no se lo creía.
-¡Se activa entonces el efecto de mi monstruo; no podrás activar cartas mágicas ni de trampa hasta el final del cálculo de daño! ¡Además activo mi carta mágica Mejora de Ego la cual le da a mi monstruo un bono de 1000 puntos de ataque tan solo durante la batalla y hasta el final de esta.- Concluyó el dueño del monstruo de sincronía.
-¡Nooo!- Gritó de desesperación el otro mientras sus puntos bajaban a 0.
-¡Ven- El chico de la linterna encendida llamó la atención de Kasai, que se había quedado absorta en el combate. La agarró con fuerza del brazo y se la llevó lejos de allí.
-¿Qué a pasado? ¿Qué va a ocurrir con ese chico?- Preguntaba esta con miedo.
-Te lo explico luego.- El chico miraba al frente y no dejaba de correr.
-¿Qué va a pasar ahora? ¿Por que corremos?
-Luego.- Insistió el chico.
-¡Ahora!- La chica, furiosa por que su desconocido compañero no le diera las respuestas en su momento, ni que decir tiene que Kasai era muy impaciente, lo lanzó por los aires en una llave de lucha libre conocida como: La Nórdica.
-¡Vale vale vale vale!- Gritó el chico desesperado por el intenso dolor en ese mismo instante.
-Venga.- Animó la chica de pie viendo como el otro hacía esfuerzos por no soltar un sollozo mientras se levantaba.
-Este sitio es el mundo de los espíritus de los monstruos.
Kasai meditó unos momentos.- Yo no me lo imaginaba así.
-Yo tampoco. Pero existe un duelista que es capaz de viajar a este mundo cuando le dé la gana. Esta persona, además, tiene la habilidad de trasportar a otros duelista ha este mundo. Un día le pareció divertido trasportar unos cuantos y obligarlos a combatir entre ellos.
-¿Y como los obligaba?
-Decía que el último que quedara en pie se ganaría el derecho a salir del mundo de los espíritus.
-¿Y los que perdían?
-Los duelistas perdedores no solo perdían el duelo, sino también todo derecho a reclamar su salida del mundo. El duelista inicial se hace llamar Chaos. Cuando hubo reunido una gran variedad de duelistas se le ocurrió otra idea.
-¿Otra idea?
-Los nuevos duelistas que aparecían allí se dividían en nueve equipos diferentes enfrentados a luchar entre ellos. Estos son: Rojo, azul, amarillo, verde, naranja, morado, rosa, blanco y negro.
-Entonces el equipo del color ganador podría salir de aquí.
-No. De todos los equipos, solo cinco podían salir del mundo si vencían.
-Entonces ellos...
-Todas estas personas que ves aquí, incluidas tu y yo. Todos estamos enzarzados en un combate por saber quien será el que saldrá de este mundo. Entonces Chaos nos proporcionó una caja para el deck inicial. Así comenzó el llamado: Survival Battle.
-¿Y el deck?
El chico, que ya había recuperado por completo el aliento, miró a los ojos a Kasai.- Por si no te has dado cuenta, estás en el mundo de los espíritus.
La chica agrandó los ojos asustada- Eso significa, -y gritó de desesperación.- ¡¿Que tengo que encontrar mis propios monstruos de duelo?!
