Fan fic de " Slayers " by Ameban y Natcha. Todos los derechos de autor están reservados a Hajime Kanzaka y Rui Araizumi y Tokyo TV, SOFTX; los personajes y el contexto. El argumento y personajes muy secundarios, son míos. Comentarios y opiniones, al final de la obra.
Esta es un fanficion compartido escrito entre Natsuky Ayanami ( Natcha es su ID en y yo. Se trata de una comedia escrita de "Slayers" escrita entre por partes entre las dos: hay capítulos y escenas escritas por ella y otras por mí y el guión general está un poco hecho entre las dos. Intentamos que no se note qué ha escrito quién, así que adaptamos la forma de escribir de las dos para encubrirlo. La versión aquí expuestas puede no ser la definitiva, ya que la historia no está totalmente terminada. Pero ahora se trata solo de pasar un buen rato y reírse, así que los "flamers" y demás, que se hagan a la idea.
A disfrutar...
"¡Alejaos de mi!"
Capítulo-1 "Ya estamos como siempre."
"¿Qué estoy yo haciendo con ésta panda de retrasados mentales?"
Lina se rascó la cabeza aturdida entre el estruendo formado por los gritos agudos de Philia conteniéndose por no adoptar su aspecto de dragón y las carcajadas de Xelloss mientras huía de ella ondeando una prenda de ropa clara que no era otra cosa que la ropa interior de la joven sacerdotisa.
¡Queréis parar de una maldita vez¡Me ésta entrando dolor de cabeza!- exigió la pelirroja entre el estruendo mostrando unos colmillos que no eran el preludio de nada bueno.
Filia ignoró por completo a la hechicera de magia negra. Había sacado su maza y la ondeaba con desesperación en el aire frustrada por el vano intento de alcanzar a su presa. Xelloss sonrió volviéndose hacia ésta, agitó de forma burlona la prenda de ropa al tiempo que se llevaba un dedo a la altura del ojo para sacar la lengua en una mueca burlona. La mujer dragón rugió completamente ruborizada, fuera de sí gruñendo con una boca que ya no era tan humana como segundos antes, despreocupada ya de que en su persecución un aura dorada comenzara a envolverla débilmente. El mazoku rompió a carcajadas, y con una mueca satírica jugueteo con la goma elástica de la prenda interior femenina de la dragona que arrancó un grito agónico de ella quemando su rostro en la vergüenza y el pudor contenidos.
En ese mismo instante, cuando el cuerpo de ésta había empezado a tomar brillos dorados y a cuartearse su piel en lo que parecían ser escamas, un puchero de acero macizo voló por el aire con certera puntería hasta estrellarse contra la cara del desprevenido mazoku permitiendo que en su momentánea confusión, Filia le diera caza para saciar así su sed de venganza una vez alcanzado su objetivo justo antes de perder el control por completo.
Lina alzó los brazos hacia el cielo en señal de impotencia, murmuró algo para si, y se volvió escéptica hacia Zelgadiss que con la vista hacia otro lado, todavía mantenía el brazo alzado debido al lanzamiento del metal.
¡Muy bien, Zel! –comentó con ironía- ¿Dónde quieres ahora que hagamos la comida? -Se volvió hacia la imagen de fondo de Philia destrozando completamente a mazazos al sacerdote- Cuando ella acabe con él, no habrá ni rastro de la maldita olla. ?Podrías pensar un poco en los demás y no hacerlo todo por tu cuenta!-
Zelgadiss simplemente resopló levantándose del suelo, alejándose del improvisado campamento ante la atenta mirada de Ameria que pestañeó confusa.
Lina¿no te parece que Zel está muy raro desde que salimos de la última ciudad? Parece que está pálido, como si le preocupara algo… y todo desde que salimos de la dichosa biblioteca, cuando caminábamos por las calles pegó un grito al escuchar el sonido de un cascabel… ?Y se trataba tan sólo de un gato! -
Mira Ameria, ahora a mí lo único que me preocupa es comer… -aferró una bolsa tirada junto al fuego, desanudó el cordón y miró dentro con esperanza, esperanza que se convirtió en desengañó terminando por ser desesperación cuando la volteó y nada cayó de ella. La tiró al suelo y pateó éste encolerizada.- ?Sin tan sólo el idiota de Gourry no hubiera perdido el maldito dinero! –El aludido roncaba profundamente apoyado contra un árbol apartado del grupo ajeno a los acontecimientos.
Y sin tan sólo tu no te hubieras gastado todo lo demás en ponerte harta de comida en una taberna antes de salir –murmuró sobriamente la joven princesa llevándose la mano al estomago que comenzaba a emitir suaves gorgoteos
Ameria… -la voz dulce y cantarina de la hechicera pelirroja resonó con más fuerza que el más terrible de sus gritos. La joven princesa la miró con recelo, e incluso apoyó ambas manos en el suelo por si tenía que huir por salvar la vida. No quería conocer realmente lo que era capaz de hacer Lina cuando tenía hambre.
¿Si?…-
Recuerdas lo muy buenas amigas que somos ¿verdad? –sus ojos se volvieron brillantes, Ameria afirmó levemente tragando con dificultad- Lo mucho que nos apreciamos mutuamente y las muchas cosas que estaríamos dispuestas a hacer la una por la otra ¿verdad que si? –su cara se llenó de una sonrisa tan ancha que por un momento la princesa temió que la hechicera pelirroja pretendiera cocinarla a ella en vez de buscar cualquier animal en el bosque.
Claro, Lina… –murmuró por fin.
Ameria ¿dónde guardaste el sello de Saillune! –La hechicera se abalanzó sobre ella comenzando a rebuscar entre sus bolsillos como un animal frenético.- ?Dámelo¡Quiero comer!-
Lina…¡No te lo daré!… ¡Yo no lo tengo!-
La hechicera pelirroja no se detuvo, sino que de alguna manera le había quitado la camisa junto con la capa y ahora sacudía ambas en el aire buscando algún bolsillo secreto interior. La princesa se volvió ruborizada cubriéndose el sostén con los brazos.
Qué no está ahí y tan poco te lo voy a dar, recuerda lo que hiciste la última vez con él! … ¡así que devuélveme mis cosas!
¡Quiero el maldito sello y lo voy a conseguir! –Lina tiró la ropa y volvió a la carga con la joven. Ameria fue rápida de reflejos y se aferró con rapidez el pantalón antes de que la hechicera pelirroja se lo arrancara de un tirón.
¡Que no lo tengo! –Lina empecinada continuó tirando de la prenda, la princesa que vio que no tenía fuerzas para detenerla comenzó a gritar lo primero que se le pasó por la cabeza- ?Zeeeeel¡ayúdameeeeeeeeeeee!-
Con los gritos ahora no sólo de una mujer dragón furiosa (que todavía no se había cansado de golpear al demonio), sino también de una princesa acosada y de una hechicera desquiciada o peor aún: hambrienta. Gourry entre abrió un ojo. La escena no le sorprendió. En realidad muy pocas cosas lo hacían, por la sencilla razón de que no la entendía. Se puso de pie sacudiéndose la tierra del trasero y miró fijamente a las dos jóvenes que se revolcaban por el suelo. El guerrero se rascó la cabeza, desconcertado.
¡Lina! –puso ambas manos en forma de embudo para asegurarse de que la muchacha le oía a pesar de la distancia en la que ahora se encontraba- Linaaaa ¿Por qué quieres desnudar a Ameria¡Explícamelo Lina que no lo entiendo! –al verse ignorado por ésta se rascó de nuevo la cabeza y se encogió de hombros comenzando a correr tras ellas.
A lo mejor es una nueva forma de discutir quien se lleva el mejor trozo de carne –murmuró para sí esperanzado.
Zelgadiss volvió a suspirar mirando el escándalo que se había formado en tan sólo unos segundos. Su vista se posó en el sacerdote y una sonrisa cínica se poso en sus labios. Siempre se le olvidaba decirle a Philia lo muy bien que le había caído desde el principio (aunque le hubiera golpeado con la maza nada más conocerle) y el muy buen uso que le sabía dar al arma que portaba siempre con ella. Sus ojos miraron de reojo a Lina y su ceño se frunció con desaprobación justo antes de que sus mejillas se tornaran rosadas al fijarse en los esfuerzos de la princesa tirada en el suelo procurando por todos los medios que la hechicera pelirroja no le arrancara los pantalones.
Pero que burra llega a ser Lina cuando se lo propone. -La quimera suspiró y regresó junto al grupo intentando conseguir calmar un poco los ánimos.
Al fondo, el sol estaba comenzando a ponerse, y el cielo se iba tiñendo de rojo. Estaba claro que además de las habituales peleas y una Lina hambrienta, tendrían que pasar la noche al raso.
Jaaa, jaaaa, jaaaa –una risa entrecortada nasal emergió tras unos matorrales- Esta vez yaaa te tengooo Lina Inversee! –al igual que la risa una figura se alzó con altivez entre las sombras de la noche. Se apartó arrogantemente el pelo de la cara y sonrió de forma cínica, sus ojos brillando maliciosamente en la penumbra.
Mi queridooo Zhomestreeer, por fin juntooos nos vengaremos de esa hechiceeera pechiplano del tres al cuaartoo- sacó un estaño y horripilante amuleto del bolsillo y se lo llevo a las mejillas ruborizadas. –Éste plan nooo puedee fallar
De improviso la figura sacó una bandeja de tamaño considerable repleta de carne aderezada con especias exóticas y otros manjares y tomando con otra mano un pai-pai comenzó a enviar la embriagadora fragancia hacia donde se encontraba en grupo acampado.
¡Ayudadme de una vez! –gritó Ameria al borde de la histeria tanto a Gourry como a Zelgadiss que permanecía a su alrededor sin saber que hacer, si dejar que las dos muchachas terminaran matándose entre ellas o arriesgarse a que Lina les arrancase un brazo de cuajo por entrometerse. La situación no duró mucho. Lina se detuvo en seco con una mirada sádica y hambrienta en su rostro que hizo que tanto la quimera como el guerrero retrocedieran aterrorizados.
Gourry… ¿no lo hueles? – la hechicera pelirroja se puso en pie y se volvió con una mirada vacía hacia la maleza. –Huele como a pollo… -murmuró encaminándose hacia ésta con unos ojos brillantes por la emoción. El guerrero la siguió sin comprender hasta que el mismo captó el dulce olor que seguía la hechicera. Sus ojos brillaron de igual forma que ésta y ambos se perdieron entre los arbustos.
Ameria, que había aprovechado para vestirse de nuevo, miró a Zel confundida.
¿Y ahora que hacemos?-
La quimera lanzó una mirada de soslayo a la mujer dragón que yacía sentada sobre el cuerpo inmóvil del sacerdote, tomándose una taza de te con un gesto ufano y de satisfacción en la cara.
Desde luego no pienso quedarme aquí perdiendo el tiempo. –Se volvió hacia donde Lina y Gourry habían desaparecido e hizo lo mismo. La princesa suspiró mientras se encogía de hombros y los seguía.
Philia sonrió ajena a su alrededor pateando a Xelloss para asegurarse que no le quedaban ganas de moverse.
¡Prooonto esos estúpidos caerán en mi traaampa! –Martina había posado el plato junto a las escaleras de un viejo edificio que se encontraba en un claro del bosque junto a un gran acantilado.
Se trataba de un viejo caserón de tres plantas medio derruido y con pinta de derrumbarse del todo en cualquier momento, por los continuos chirridos que producían las viejas maderas; aunque no por ello dejaba de tener un aspecto entre lo que fue una magnífica quinta y también un lugar donde la gente decente no debía acercarse muy a menudo.
La princesa de Zhoana extrajo un papel de uno de sus bolsillos ocultos y lo miró con satisfacción. -¿Y crees que ésta estupidez resultar? –preguntó una voz arrogante a su espalda. Martina se volvió hacia la figura del recién llegado y sonrió con altivez.
¡Por supueeesto que sí¡Fue mi queeerido Zooomester en persooona quién me la propuuuso! – le tendió la nota. El desconocido la cogió sin mucho interés y la miró durante unos segundos antes de hacer una bola de papel con ella y tirarla por encima del hombro. Se cruzó de brazos y una risa estridente manó de su garganta.
¡Esto me parece una estupidez, princesita!-
Martina le dirigió una mirada cortante a la par que alzaba un dedo hacia la altura de la boca para hostigar a la figura que se callase. La figura no cumplió inmediatamente la petición, pero sus risas se amortiguaron lentamente hasta desaparecer.
De tooodas fooormas, te contraté porque eres una hechiceeera de faaama reconociiida, incluso tu misma dijiste que eras muuucho más poderooosa que esa hechiceeera pechiplano de Lina Inversee… ?Pero espeeero que no me traiciooones como la última vez que contrateee a un soldaaado personal! –Martina agitó las manos con impotencia- ?Esa maaaldita quimera fea…Zelgardis o lo que seeea arruinó todos mis plaaanes!-
La figura sonrió con arrogancia, complacida y satisfecha con los cumplidos. Se apartó el cabello de los hombros y en ese movimiento su capa se hecho hacia atrás dejando entre ver una calavera colgada en su voluminoso pecho que brilló reflejando la luz de la Luna.
Continuará...
