No podría decir exactamente lo que soy porque ni siquiera yo estoy segura de ello. Soy una mujer, sí, o al menos el cuerpo que me ha tocado ocupar se corresponde con ese sexo. Por naturaleza no sería ni lo uno ni lo otro, no técnicamente tal y como lo ven los humanos.

Mi nombre, aunque extraño en estos tiempos en los que yo misma he decidido vivir, era muy común en la antigüedad: Abijah, significa "mi padre es Yahvé".

Supongo que no podría haber tenido un nombre más adecuado.

Últimamente se me está haciendo difícil el no dar marcha atrás y regresar. Sabía que esto sería duro, lo sabía cuando se lo pedí y Él me lo advirtió, pero deseaba tanto poder ayudarles, se les ve tan perdidos en ese lugar al que llaman Tierra que no podía quedarme de brazos cruzados limitándome a observar o intentar convencerles con dulces palabras acerca de lo que deben o no hacer.

Tenía que ser como ellos.

Aún conservo mis alas, es lo que me recuerda que todavía puedo arrepentirme y regresar, pero no durarán mucho tiempo, así como tampoco mis recuerdos acerca de donde vengo.

Una vez haya accedido a ser humana viviré como uno más entre ellos, bueno, no exactamente igual ya que mi deber será muy distinto a los suyos, será el mismo que siempre hemos tenido nosotros, los ángeles, pero con los inconvenientes de una vida mortal: la capacidad de sentir dolor, sufrimiento...y el riesgo de poder morir, el riesgo sobretodo de no poder regresar al lugar del cual procedo sino de terminar en su opuesto, el Infierno.

Cada día que pasa mis recuerdos se van borrando, sí sigo con mi decisión se borrarán por completo, no seré capaz de recordar visualmente el lugar del cual procedo, ni los sentimientos acumulados. No seré capaz de recordarle a ÉL con la misma claridad.

"Como un mortal mas, con sus mismas dudas y conflictos" ese es el trato y esa será mi cruz.

Desde luego no lo olvidaré por completo, tendré una cierta memoria sobre ello pero sólo la justa para poder seguir en mi misión para con los humanos, mi fé, aunque también tendré que cuidarme de no perderla.

En cuanto a mi misión será la de enfrentarme a ellos, a todos cuanto osen apartar a los humanos de nuestro lado, del lugar al que todos deberían poder ir. Combatirles sin excepción y sin perdón y proteger a los humanos de ellos.

Sé que otros también han aceptado mi misión en el otro bando, aparentes humanos corrientes, con sus mismas desventajas, a los que no les importa morir si con ello logran llevarse al otro lado a cuantos más humanos mejor. Algunos matan sin piedad, sin razón, enviándoles a un purgatorio eterno. Mi misión también es sacarles de él.

Este es el comienzo de mi historia. En alguna ciudad sobre la Tierra. Sola. Debo elegir y comenzar esta lucha.