Tokio, en un día como tantos otros, en Ikebukuro la mañana se presentaba.

-¿Mikado-Kun?

-¿Eh?

El chico había bajado la vista del cielo y se había encontrado con Kida mirándolo muy de cerca, tanto que sus narices casi se rozaban, de pronto se hizo un poco hacia atrás

Kida: ¿Que te sucede? ¿Te has quedado pensando un buen rato? ¿Escuchaste lo que hablábamos? -El rubio volvió a su posición anterior junto a Anri

Mikado: Oh... Lo siento, es que...

Kida: de todos modos, sigues siendo una lavadora

Mikado: ¿Lavadora?

Kida: Diablos, cierto, te quedaste plasmado en la mitad de mi chiste, así no tiene gracia, preparo mis chistes, los preparo, para que el señor Ryugamine-Kun no los oiga -Mikado volvió a desviar su mirada esta vez hacia abajo, el rubio lo tomo del hombro -¿Otra vez vas a perderte? -La chica se acerco a ellos

Anri: Esto... Mikado-Kun... ¿Te sientes bien?

Mikado: Yo... de hecho... es como si...

Kida: Ya Mikado... comienzas a asustarme

Mikado: es como un presentimiento, de que... algo de lo que conocemos va a cambiar

Anri: ¿Algo que conocemos?

Mikado: No me hagan mucho caso hoy –Sonrió -Estoy... muy raro

Kida: Jaja -Salta de donde estaba parado y lo abraza -Sabía que no había nada que pudiera no comprender, créeme, me siento inútil cuando sabes algo que yo no, y no lo digo por ofender eh, pero al haberme mudado a este lugar antes que tu me hace mas sabio ¿Entiendes?

Mikado: Jajaja si, lo se, lo se

Anri se sonrió al observar la escena pero luego siguió pensando en las palabras de Mikado, ¿"Algo de lo que conocemos va a cambiar"? ¿A que se refería Mikado con eso?

En otro lugar, un tanto lejos de la plaza en la que se encontraban los chicos, una maquina expendedora volaba por los aires y aterrizaba enfrente de las narices de un muchacho de cabello oscuro que traía consigo una bolsa del mercado, el chico se agachó a curiosear el objeto en el suelo, y fue ahí que se hizo presente un hombre detrás de el

-Izaya-Kun... -El rubio venía caminando justo detrás, el chico de cabello negro se levantó y volteó hacia él

Izaya: Oohh... Shizu-Chan -Sonrió

Shizuo: ¡No me llamas así! -El rubio se abalanzó contra este y arrancó una señal de transito antes de revolearle la misma, el otro dejo caer la bolsa y se esquivó ágilmente luego se sentó sobre un semáforo

Izaya: Perdón Shizuo, no estoy muy contento con esto que estas haciendo, la violencia es muy mala -Decía mientras se sonreía

Shizuo: ¡CALLATE! -Gritó y se abalanzó sobre el una vez mas destruyendo el semáforo, el otro salió corriendo -¡I-ZA-YAAA!

El rubio continuó siguiéndolo en un juego sin fin, el era el gato e Izaya el ratón, nunca lograba atraparlo cuando este se ponía a correr y a hacer parkour, era algo que a Shizuo le molestaba mucho, pero debía admitirlo, nunca iba a alcanzarlo, pero las cosas en ese momento se tornaron extrañas, cada vez que lo seguía lo alcanzaba a ver a mas de cinco cuadras de él, en cambio ahora podía rozar de cerca su chaqueta, Izaya estaba tendiéndole una trampa y llevándolo directamente a la boca del lobo, pero cuando se dio cuenta era demasiado tarde, antes de que estos pensamientos llegaran a su fin se encontró solo y siendo atacado por una banda que no tenía la menor idea de quienes eran, rápidamente se deshizo de todos ellos y lo buscó en lo alto pero no había rastros de Izaya en ningún lado, de la nada un fierro enormemente grueso dio contra su cabeza lo que provocó que este se desmayara. Había pasado bastante, hasta él creía que estaba muerto cuando pudo oír aquella voz que conocía con precisión

Izaya: ¿Shizu-Chan? ¿Te moriste? ¡Ah, vamos! Te ha atropellado un camión, te partieron un mazo en el coco, ¡No puedes morir ahora! Sobre todo no hasta que... -Antes de que el morocho terminara la frase Shizuo se levantó y lo tomó del cuello de su remera, los ojos carmesí de Izaya se abrieron, era imposible, al fin lo había atrapado

Shizuo: Jajaja -Se rió con malicia -No voy a poder morir tranquilo hasta que no te vea morir a ti pequeña sabandija, sanguijuela succionadora de vida

El rubio lo golpeó en la cara con su puño constantemente, todo lo que lo pudo mantener en sus manos, hasta que el otro se liberó gracias a su navaja, Izaya cayó al suelo y se puso contra la pared, los golpes de Shizuo eran tan fuertes que apenas podía levantarse, ahora sabía bien por que huía cada vez que se lo encontraba, el brazo del rubio estaba sangrando gracias a aquella navaja, dio una paso al frente y levantó a Izaya del suelo poniéndolo contra la pared, Izaya levantó su mano pero el otro la tomó rápidamente para quitarle aquella mierda con la que lo había lastimado todo este tiempo, la navaja cayó al suelo, tomó sus manos con una de él mientras seguía sosteniéndolo del cuello y lo miró fijamente a los ojos

Izaya: Adelante... Mátame... Has estado esperando toda tu vida por esto ¿No es así? ¡¿NO ES ASI? -Gritó el pelinegro aferrándose a su increíble personalidad que le permitía estarse sereno aunque estaba a milésimas de segundos de su propia muerte - ¡MATAME! -Volvió a gritar, pero había algo raro en Shizuo, su fuerza comenzó a disminuir, sus manos no soportaban poder seguir apretándolo como antes, sus ojos se iban - ¿Shi…? ¿Shizu-Chan?

Shizuo: I…zaya...Kun -dijo antes de soltarlo y desvanecerse frente a Orihara, este lo sostuvo en sus brazos y lo puso en el suelo sin salir de su asombro, pronto se puso de pie se sonrió

Izaya: Mm... Creo que voy a voltearme y a contar hasta tres. -Se volteó aun con su sonrisa puesta en sus labios y comenzó a contar -Uno...Doos... -Lentamente volvió su vista al rubio que aun seguía allí tirado -¿Dos y medio? -Volvió a donde el otro descansaba sobre el concreto y se agachó frente a él - ¿Shizu-Chan? ¿Que te ocurre?