Sueños

- Psst! Pssst! Ginny, despierta… shhh, no digas nada. – dijo Fred al ver que Ginny estaba apunto de decir algo - . Mira, así esta el asunto, nosotros vamos a ir por Harry a su casa, no ha contestado las cartas de Ron, y sospechamos que algo va mal con sus tíos, tú solo no le digas a mamá y a papá. ¿Entendido?

- Oh cielos, Harry Potter estará en la casa, que haré… seamos sinceros el nunca se fijará en alguien como yo. – se dijo Ginny al enterarse de la noticia de que Harry Potter pasaría el resto del verano en La Madriguera. - Esta bien yo no vi nada. – dijo Ginny con una clara mueca mezclada de alegría y preocupación.

Ginny pasó el resto de la noche imaginándose el rostro de Harry Potter, intentando recordar el año pasado cuando lo vio por primera vez en el andén 93/4. A su vez, pensaba en la forma perfecta de saludar a Harry cuando éste llegara a su casa.

¿Pero si Harry no quería saludarla? ¿Y si Harry Potter, el famoso Harry Potter, no la quería ni ver? ¿Recordaría a aquella niña pequeña que el año pasado fue corriendo a tras del expreso de Hogwarts? Ginny se mortificaba demasiado como para ser verdad, veía en Harry un ser perfecto, anhelaba poder verlo cara a cara, frente a frente y decirle: "Harry, me gustas…" pero no se atrevía si quiera a pensar seriamente en ello.

De momentos se lamentaba cuanto había hablado acerca de él con su hermano Ron, ¿y si Ron había descubierto los recortes de periódicos acerca de Harry que ella había guardado bajo su cama? "Maldición, ¿y si Ron le cuenta?".- pensaba Ginny mientras se asomaba debajo de su cama para verificar que su cajita dorada seguía en el mismo lugar que la había colocado ella misma- . Bueno bueno, necesito calmarme, es solo un chico… un chico muy apuesto y famoso, pero al final solo un chico. – Reflexionaba ella tratando de calmarse -. Ahora pues, ¿qué es lo primero que harás al verlo? – Se preguntaba -. Obviamente saludarlo… sí, eso sería lo ideal Ginny Weasley… ¿cómo lo saludarás?

Pasó largos momentos practicando un "Hola Harry" con diversas expresiones faciales y corporales, que iban desde una sonrisa radiante, una mano extendida, una inclinación hacia delante insinuando que la saludará de beso en la mejilla, entre otras no menos importantes.

De repente se empezaron a ver los primero rayos de sol a través de la ventana de su cuarto, y al escuchar voces en la cocina bajó para averiguar que pasaba.

-¡Lo estaban matando de hambre, mamá! – decía George.

-¡Cállate tu también! – atajaba la Señora Weasley.

Ginny se dirigía hacía la cocina cuando de repente vio a la persona que le había robado el sueño aquella noche.

-¡Harry Potter! – pensó estupefacta.

Instantes después corrió de regreso hacía su alcoba.

-Genial Ginevra Weasley, lo has arruinado. – Se reprochaba ella- .Que atractivo es por cierto… ¿Querrá salir alguna vez conmigo? – Ilusionadamente se cuestionó - . Olvídalo Ginny, es sólo un sueño… - Se resignaba la pelirroja y con un suspiro volvió a su cama a seguir soñando con fantasías que le parecían inalcanzables.

Lo que Ginny ignoraba era que ese sueño, no era precisamente inalcanzable.