BUENAS A TODOS! Me presento. Soy la prima menor de Amalthea. Ella por motivos de su trabajo y de su internado no ha tenido tiempo para actualizar. ( ni tiempo para su prima tiene :( ) Cuando ocupaba su computador encontré pequeños apuntes de ideas que ella tenia de historias. Me las mostró y me dijo que si quería podía continuarlas pues ella no tenia tiempo. Me pasó su cuenta y acá estoy creando una historia mía sobre el primer juego FF que jugué y justamente con ella!

Espero que les guste esta historia de mi pareja favorita.

PD: Veré si en la semana puedo actualizar una de sus historias. Le pediré que me lo revise antes de poder subirlo para ver que opina ella :)

PD2: Cualquier cosa me mandan PM que encantada responderé :)

ATTE

DISCLAIMER: NINGÚN PERSONAJE DE FF ME PERTENECE. SOLO LOS HE USADO PARA CREAR UNA HISTORIA. GRACIAS :D

CAPITULO I

Habían pasado ya dos años desde la derrota de Kefka, la desaparición de la magia y la reconstrucción del planeta afectado por la maldad.

En un pequeño pueblo al este del planeta estaba la protagonista de esta batalla. Ella miraba las flores plantadas por sus pequeños hijos adoptivos como crecían. Sentía los rayos del sol primaveral calentar su delicada y blanca piel. Miró el cielo, ese cielo azulado y tranquilo.

- ¡Mamá! – se escuchó una voz de una pequeña saliendo de una pequeña casa.

Terra se dio vuelta mirando a la pequeña corriendo hacia ella con las pequeñas trenzas. La niña tenía dificultades para andar, pero Terra vio que traía algo en sus manos.

- Dime pequeña – dijo Terra inclinándose a la altura de la pequeña que se apoyaba en sus rodillas recuperando el aire.

- Tome esto – Dijo apenas recuperado el aliento extendiendo un papel entre sus dedos – Acaba de llegar de una paloma. ¿De dónde es?

- Déjame ver – Terra miró aquel papel. Una carta ¿pero de dónde? No tenía remitente. Sin embargo un sello rojo le llamo la atención. "¿Dónde lo he visto? Me es tan familiar…"

Sin pensarlo más abrió la carta. Apenas leyó las pocas palabras un frió le recorrió el cuerpo. Sus verdes pupilas estaban dilatadas. La mano que extendía la carta empezaba a tiritar y su cabeza empezaba a darle puntadas de dolor.

- ¿Mamá? – pregunto la niña asustada. Vio a la mujer cambiar sus facciones. Estaba pálida y expresaba miedo - ¿Mamá está bien? ¿Mamá que…?

Y los colores se apagaron en la mente de Terra. No vio más los rayos del sol. Sentía que su cuerpo se debilitaba, que las piernas le flaqueaban y de repente pesaba, pesaba bastante tanto que no podía sostenerlo.

- ¡Madre! – Gritó la niña al ver a su madre caer desmayada al suelo entre las flores. Tomó el papel que se deslizaba por los dedos de la mujer - ¡Mamá Katarin! ¡Papá Duane! ¡Ayuda!

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Relm estaba jugando con Interceptor por los prados de Thamasa. El bello pueblo estaba en su máximo esplendor. La primavera era la mejor estación para aquel modesto lugar.

Strago estaba al frente de la tumba del General Leo. Le colocaba flores todos los días honrando el gran sacrificio que había hecho por el planeta.

Le he traído flores amarillas este hermoso día General – Dijo Strago frente a la tumba – Esta tranquilidad es hermosa, debería estar aquí para contemplarla.

- ¡Abuelo! – Gritó la pequeña artista al lado del fiel perro - ¡Ha llegado el señor Shadow! ¡Te está buscando!

Strago miró a la pequeña que ya rápidamente iba de vuelta a hablar con el invitado. Sin embargo algo inquietaba la mente del anciano. Que Shadow regresara antes de lo planeado no era esperado. Movilizó sus pasos hasta su casa donde sabía que estaría su amigo.

- ¡Abuelito! – Dijo Relm - ¡Tardaste mucho! – El anciano solo se limitó a toser.

Miró a la derecha de la casa y encontró a su ensombrecido amigo apoyado en esta.

- Hola Shadow – dijo Strago a lo que recibió un asentimiento de cabeza como respuesta. Él era así, un hombre de pocas palabras. – Dime amigo ¿Qué te trae por estos lados tan temprano?

Shadow no respondió más sin embargo sus ojos se posaron en la pequeña que estaba sentada acariciando a canino. Strago miró la dirección de los ojos de su compañero y entendió todo.

- Relm – dijo el anciano sin mirarla.

- ¿Dime abuelito? – contestó alegre la pequeña

- Ve a fuera un momento – respondió serio. La pequeña lo notó, su abuelo no hablaba con ese tono.

- ¿Ocurre algo? – pregunto suavemente quizás algo con miedo.

- Ve afuera – repitió nuevamente su abuelo. Más serio, más frío.

Relm no respondió, sin embargo se levantó y con señas hizo que Interceptor la siguiera afuera de la casa. Strago sintió el sonido de la puerta cerrarse. En ningún momento dejo la mirada de su amigo.

- ¿Y bien? – habló finalmente el anciano al ver que su amigo no respondía.

Shadow desvió la mirada de la puerta hacia los ojos de su viejo amigo. Dejó de apoyarse en la pared para establecer su postura normal. Extendió su mano y los ojos del anciano se abrieron de asombro.

- ¡¿Pero qué?! – exclamó Strago - ¡¿Cómo es posible?!

Frente a los cansados ojos del antiguo mago azul estaban pequeñas chispas de fuego en la palma de su amigo.

- ¿Qué está pasando? – continuó asombrado para luego mirar al rostro de Shadow esperando una respuesta.

- Magia – dijo secamente el hombre de negro.

- ¡¿MAGIA?! – volvió a posar sus ojos a la negra mano de su amigo. - ¡¿Estas usando magia?! ¿Pero cómo? ¡La magia ya no existe en este mundo!

- La tierra – hablo el hombre a lo que cerraba su mano – La tierra está cambiando nuevamente.

Shadow movió su otra mano hacia uno de sus bolsillos. En ellos sacó una piedra, una diminuta piedra grisácea con un peculiar brillo rojo como el rubí.

- ¿Magicite? – Preguntó Strago a lo que su amigo negó con la cabeza. - ¿De dónde lo conse…?

El anciano no pudo continuar su pregunta ya que una pequeña venia agitada con el canino ladrando.

- ¡Abuelo! – gritó Relm.

- ¡Relm! – le habló Strago - ¡te dije que te quedaras afuera!

- ¡Lo sé! – respondió con una seguridad que asombro al viejo hombre - ¡Pero esto es urgente!

- ¿Qué ha pasado? – Los rostros de ambos hombres se enfocaron en la pequeña.

- Una carta urgente

- ¿Una carta? ¿De dónde?

- De Moblitz abuelo – dijo seriamente entregándole la carta al mayor.

El anciano abrió rápidamente la carta y sus ojos se movían de lado a lado. Terminada la carta miró a su amigo que también había leído de reojo todo el contenido.

- ¿Crees que está relacionado? – comentó el viejo - ¿O es coincidencia?

- Como sea – respondió Shadow – Yo iré a avisar. Tú ve a la montaña Creciente. Tu respuesta está allí.

- Toma – le dijo Strago entregándole el papel – Llévala. Apenas pueda iré con ustedes a Moblitz. – El hombre afirmó.

- Interceptor – continuó – vamos.

Y tan silencioso como llegó Shadow se fue con su más cercano compañero.

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Ambos hermanos estaban mirando las estrellas en la torre más alta del castillo de Fígaro.

- ¿Qué tranquilo verdad hermano? – Dijo el hermano más musculoso.

- Relativamente – respondió el joven rey – si saco el hecho de que tengo labores administrativas, que tengo que ir a supervisar trabajos, que tengo que más encima ocuparme de los lujos de mi hermano…. Si se podría decir que está relativamente tranquilo.

- ¡Oye! ¡Tú ni me ves cuando estoy en el castillo! ¡Qué hablador! – le dijo Sabin golpeando levemente el brazo de su hermano a lo que los dos rieron.

Los gemelos volvieron a mirar las estrellas. Había pasado dos años desde que todo terminó. Desde que la paz se hizo presente y las batallas por la humanidad habían cesado. La vida ahora era su antigua vida. Sabin entrenaba en muchos lugares, siempre viajando y enseñando. Teniendo discípulos y dejándolos libres una vez que viera que eran aptos de ejercer el bien. Su último discípulo estuvo en Tzen, donde luego decidió que era tiempo para visitar a su hermano y ayudarlo a la reconstrucción de los pueblos y ciudades que lo necesitaban.

Por otra parte, Edgar, el rey del castillo de Fígaro, no había tenido tiempo para descansar, su vida de rey más que nunca era indispensable, viajaba, reuniones, materiales, fábricas. Apenas podía conciliar el sueño algunas noches. Pero los ojos cansados del rey expresaban felicidad, después de todo esperaba lo mejor para ese nuevo mundo.

- ¿Has sabido algo de los otros? – Rompió finalmente el silencio Edgar - Hace mucho que no los veo…

- La verdad hermano pude ver a pocos – confesó su hermano. – Además es entendible, todos ellos tienen nuevas vidas, responsabilidades, sobre todo tu hermano. Gracias a tu ayuda muchos de los pueblos pueden sustentarse solos.

- Si – dijo sonriendo levemente Edgar y su mirada se volvió a la de Sabin - ¿A quién viste?

- Estuve un tiempo con Locke y Celes en Jidoor – exclamó Sabin – Es increíble como esos dos se llevan de maravilla. Son el uno para el otro. Incluso viven juntos ya.

- ¿Estás hablando enserio? – dijo asombrado Edgar - ¡Incluso el ladrón tiene novia antes que yo! ¡Siendo un rey! ¡Hasta mi propio hermano encontrará una antes y eso es casi imposible! ¡Pobre de la vida de este abrumado rey! ¡Auch! – expresó Edgar al sentir el golpe de su hermano – Ya ya si, perdón.

- En fin – continuó el príncipe Sabin – Estuve viviendo con ellos unos meses

- ¿A alguien más?

- Si – respondió – A Shadow. Pero fue de pasada, estaba en Tzen mientras yo entrenaba a mi discípulo. Me dijo que estaba investigando.

- ¿Investigando? ¿Investigando qué?

- ¡Qué sé yo! – exclamo divertido Sabin – Sabes que Shadow es así de pocas palabras

- Si tienes razón – contestó Edgar mientras se acomodaba sus finos cabellos rubios - ¿Es mi idea o hay más viento de lo normal?

- Ahora que lo dices…. – Y ambos hermanos miraron por tercera vez el cielo para notar rápidamente el sonido de tan fabulosa nave aérea que ambos conocían que pasaba sobre ellos.

- ¡Setzer! – exclamaron al mismo tiempo.

Edgar rápidamente bajo las escaleras de la torre y emprendió camino hacia la puerta principal de su castillo. Le ordenó a uno de los guardias que prepararan los chocobos para ir a buscar a su amigo a las afueras del desierto. Sabin venia unos pasos más atrás.

- Vaya ha venido de sorpresa – comentó Sabin.

- Setzer ha venido en persona – hablo Edgar serio a lo que su hermano lo miro – Podría haber mandado una paloma avisando su llegada para recibirlo….

- ¿En qué piensas hermano? – Edgar le devolvió la mirada con una sonrisa

- ¡tonterías! – expresó y luego rió – ¡Esto me pasa por tanto trabajo! ¡estoy hablando tonterías! Venga vamos a recibirlo en la sala de reuniones

Y Edgar posó su brazo detrás del cuello de Sabin para ir riendo juntos a esperar a su amigo.

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- Señores – exclamó un guarda real de Fígaro entrando a la habitación – Sus invitados han llegado.

- ¿Invitados? – cuestionó Sabin - ¿acaso Setzer no ha venido solo?

- Que pasen – respondió Edgar y el guardia asintió retirándose. Edgar estaba sentado apoyando su mentón con su mano pensando quienes podrían ser de sus amigos.

Las puertas se abrieron dando paso a Setzer con su características ropas y cabello plateado. Detrás de él venía una pareja muy conocida para Sabin, eran Locke y Celes, ambos tomados de las manos. Por ultimo una última pareja, Shadow y Relm con Interceptor.

Edgar se levantó de su silla al verlos, les sonrió más sin embargo algo le incomodaba, todos estaban demasiado serios para venir a una reunión sorpresa de amistad. Algo ocurría y algo no muy bueno.

- ¡Bienvenidos al hermoso, deslumbrante, armonioso y majestuoso castillo de Fígaro amigos! – exclamó el rey - ¡Que sorpresa más agradable!

Todos asintieron y la seriedad desapareció de sus rostros ante las palabras del rey. Edgar seguía con su humor.

- Estamos encantados de volver a verte Edgar – Hablo Locke – Tanto tiempo en que no nos reuníamos.

- Así es – comentó Sabin – Pero no estamos todos.

- Pase por Jidoor a buscar a Celes y Locke – contestó Setzer – Ya que Shadow me lo pidió.

- ¿Y a qué se debe esta visita? – comento Edgar – Que por lo que vi en sus rostros no es para celebrar.

- Shadow me pidió que buscara a todos los miembros – habló nuevamente el peli plata – no sabemos el motivo pero es algo serio. Quiere que estemos todos juntos.

Todos los rostros se enfocaron en el nombrado Shadow. Este se apoyó como siempre en la pared de la sala y miro a cada uno de los miembros.

- Problemas – dijo secamente. A lo que todos tenían rostros confusos – Hay dos problemas importantes.

- ¿¡Dos?! – exclamó Locke asustado.

- Creo que será mejor sentarnos – sugirió el rey invitando a sus amigos a sentarse en la mesa a un costados.

Todos dirigieron sus pasos hacia el lugar. Era una mesa redonda así todos podrían verse y escucharse con precisión.

- Bueno - continuó Edgar – Ahora sí creo que estamos listos Shadow – Este asintió como de costumbre - ¿Cuál es nuestro primer problema?

- Magia – Solo basto esa palabra para que todos lo miraran asombrados y por qué no, también con miedo.

- ¿Estás hablando enserio? – Fue Sabin el que hablo casi por todos - ¿Estás seguro de lo que dices?

Shadow afirmo y nuevamente saco aquella piedra que le mostró al anciano de Strago en Thamasa entre sus ropas.

- ¿Y eso que es? – Dijo Locke mirando curioso la piedra, y la tomo con una de sus manos.

- Extiende tu mano vacía – le dijo Shadow al cazador de tesoros. Este obedeció y por instantes se podían ver leves chispas de fuego danzando en su mano. Locke inmediatamente soltó aquella piedra con miedo, como si fuera veneno.

- Acaso acabo de ver chispas de fuego en tu mano Locke – Dijo Setzer asombrado y el susodicho asintió - ¿Realmente es magia?

Celes tomo la piedra que estaba al centro de la mesa e imito la acción de su compañero. Apenas abrió su palma pero a comparación con lo de Locke, en la palma de celes se veía una llamarada a lo que todos retrocedieron.

- ¡Celes! – gruñó su pareja - ¡Que estás haciendo!

- Yo… yo... ¡no se! - gritó nerviosa. Reaccionó y cerró su mano. Las llamas habían desaparecido. A los segundos La ex General Imperial dejó la piedra y se tocaba la mano expuesta a las llamas. Nada, ni una sola quemadura.

- ¿Realmente la magia ha vuelto?– pudo pronunciar Setzer.

Todos miraban la piedra que estaba al frente de Celes. Nadie decía nada, todos los demás tenían curiosidad de tomarla pero no sabían si el siguiente sería una antorcha humana.

- ¡Por dios! – exclamo el rey – ¡Parecemos niñitas! – Miró la cara de enfado de Relm – Sin ofender

Y acto seguido el rey de Fígaro tomo la piedra y si, con miedo y lentitud abrió su palma contraria. Pero todo lo que pudo ver fueron las mismas chispas que salieron de la mano de su amigo Locke.

- Curioso – dijo Sabin y de un movimiento le quito la piedra con brillos rubíes a su hermano e hizo lo mismo. Nada, solo chispas - ¿Por qué no salen llamas como a Celes?

- La piedra – interrumpió Shadow – Debe reaccionar con aquellas personas expuestas más a la magia anteriormente.

- Es una teoría aceptable – continúo Sabin – Solo Celes y Terra tuvieron una gran exposición a la magia.

- Pero a mí me impusieron la magia – respondió Celes – Terra en teoría es la que más exposición ha tenido puesto que ella nació con la magia.

- Entonces – Hablo el rey – El problema es ese – dijo y todos miraron la piedra a manos de Sabin – Todas aquellas personas que usaron magia pueden volver a usarla.

- ¡pero son chispas! – Dijo Relm

- Por ahora – Respondió el peli plata – Quizás se pueda entrenar y usarla así como paso con Celes. Esa piedra aun es un misterio.

- ¿Hay más piedras? – hablo el príncipe mirando a Shadow.

- Si – respondió – Strago fue a investigar más de estas. Esta él y Gau en la montaña Creciente.

- ¡Bien! – gritó el Rey – Entonces andando, Avisaré a alguno de mis hombres para que vayamos ahora mismo a explorar y sacar toda piedra de ese lugar. No deben caer en manos equivocadas.

- Aún falta el otro problema hermano – contestó Sabin.

- ¿Qué puede ser peor que esto? ¡La magia volvió! – Gritó molestó.

- Es Terra – contestó Relm y todos la miraron. Edgar sintió que se le oprimía el pecho.

- ¡Qué pasa con Terra? – Dijo Edgar rápidamente.

- Cuando le contaba a Strago lo de la piedra llego una carta de Moblitz – contestó Shadow. – Era de Katarin y Duane. Le pedían a Strago que fuera lo más rápido posible. Que Terra estaba enferma

- ¿Enferma? – Locke no podía entender mucho a pesar de lo harto que hablaba Shadow.

- Si, la carta decía que Terra llevaba una semana inconsciente – Shadow buscó nuevamente entre sus ropas – Se desmayó después de recibir esto y no ha despertado.

Y Shadow puso en l mesa una carta semi abierta. Fue Edgar el más rápido y tomó la carta. Su rostro podía demostrar molestia.

- ¿Qué dice? – Dijo Sabin

- "Te encontré, no te escaparás de mi otra vez…. mi pequeña mariposa" – leyó el rey seriamente.

- ¿Qué significa eso? – Setzer pensaba que los demás entendían ese mensaje. Supo que se equivocó cuando el silencio vino tras su pregunta.

- Dame la carta un segundo Edgar – Habló Celes y el rey se la pasó.

Celes miró la carta, ese papel no lo había visto nunca. No era un papel común. "Si, si lo he visto" pensó. En algún lado podía recordar ese papel, ¿Pero dónde? Giró la carta, un sello verde muy peculiar estaba ahí.

- Yo conozco este sello – comentó finalmente – este papel y el sello me son extrañamente familiares. Pero por algún motivo no puedo recordar.

Edgar se levantó bruscamente. Ya no aguantaba más. Rápidamente se dirigió a la puerta.

- ¡Hermano! – Le grito Sabin - ¿A dónde vas?

Su hermano se detuvo, y giro al rostro a los presentes. Estaba molesto, eso lo sabían, pero Sabin conocía a su hermano, era más que molestia, ¿Pero qué cosa?

- Voy por Terra

Y nuevamente continuó su camino.

FIN CAPITULO I

Bueno espero sus Reviews. Igual se que poca gente lee ya historias de estos personajes que para mi son clasicos :)