La historia pertenece a Edwardsoul, la traducción es completamente mía.

Aclaración de la autora (Edwardsoul)

Enero 25, 2016

Han pasado siete años desde que escribí esta historia, si ya la has leído, entenderás por qué esa cantidad de tiempo es significativa. No había mirado mis historias en mucho tiempo, pero algo me hizo revisarlas de nuevo y he aquí la gente todavía sigue leyendo ¡PERDIDA!... y aún dejando comentarios, y yo ¡NO TENIA IDEA! No entiendo porqué deje de recibir notificaciones pero he quedado asombrada, en fin, eso me ha inspirado, comencé a leer de nuevo la historia y en muchas partes de hecho me estremecí. He decidido que quería reeditarla y subirla de nuevo, así que he pasado el último mes repasándola y siento que ahora es más sólida y está mejor construida. No cambié la trama en ningún sentido, lo juro, en el original, me tomaba dos párrafos decir lo que debería decir en una o dos frases y esas son el tipo de cosas que arreglé.

Para las personas nuevas, solo un poco de contexto de cómo llegué a escribir esta historia:

Fui a un concierto de Michael Bublé en una cita, en ese tiempo, él tenía un nuevo sencillo llamado "Lost" mientras lo escuchaba cantar un fanfic de Edward Cullen empezó a aparecer en mi cabeza ¡No podía esperar la hora de llegar a casa y comenzar a escribirlo! Por supuesto, tuve que añadir un par de canciones de Michael Bublé a mi historia, como si no fuera suficiente.

Contexto: Esta historia toma lugar en Nueva York, igual que en el comienzo de Luna Nueva, Bella se corta por accidente, Jasper pierde el control y el estúpido Edward se va, pero en mi historia, han pasado siete años y él nunca regresó, Bella hizo todo tipo de cosas peligrosas, pero aparentemente, Rosalie nunca llamó a Edward para contarle sobre el salto de acantilado, y esto mis maravillosos amigos es lo que sucedió cuando Bella dejó de escuchar la voz de Edward y comenzó a luchar por tener algún tipo de vida.

Si no has leído la historia antes POR FAVOR NO LEAS las siguientes anotaciones ya que pueden contener SPOILERS.

Si leíste esta historia antes, hay un par de cosas a tener en cuenta:

* Cambié el nombre de Berkshire-Hathaway por Whitmore-Hathaway. El nombre anterior es de una compañía real y decidí crear un nombre que fuera completamente de mi imaginación.

* Hice los capítulos más cortos, no sé que estaba pensando para dejarlos tan largos, así que hay algunos títulos nuevos, pero la historia es la misma.

* Esta vez, Bella es mucho más suspicaz con todas las similitudes entre la Corporación C y los Cullen, antes, simplemente me dio pereza añadir esas partes, pero eso hizo que la historia fuera menos creíble.

* No dejé la letra de las canciones, lo sentía un poco cursi… pero quién sabe, cuando suba la historia completa puede que las añada de nuevo… (Nota de la traductora: Aún no sé si las dejaré, así que de momento este punto para la traducción es discutible)

* Mantuve muchas de las notas de subida original al inicio de cada capítulo, de otra manera la historia no tendría ningún tipo de comunicación de mi parte ¡y eso no puede pasar! (Nota de la traductora: Solo aplica para la historia en ingles)

***Esta historia está finalizada! Por ello, si eres tan genial como para comentar, por favor hazlo al final del capítulo al que te estás refiriendo o yo estaré sumamente confundida. En esta historia he incluido algunas frases que son maravillosas y que solo pudieron haber salido de la mente grandiosa de Stephenie Meyer. Todo el crédito es de ella. (Nota de la traductora: Esta historia en español no está traducida completamente)

Me callaré ahora…

1. Yugular.


Cuando duermes con un corazón roto

La parte más difícil es despertar…

- John Mayer.


(Bella POV)

Estaba de pie en medio de la sala mientras observaba el reloj como si fuera mi enemigo mortal, observé como el segundero seguía moviéndose, -tic… tac… tic… tac-, ajeno al hecho que quería desesperadamente detener el tiempo para que nunca avanzara.

Cerré mis ojos, y en la oscuridad, sentí cada sueño que había mantenido encerrado en una pequeña y secreta parte de mi corazón, filtrarse lentamente a través de las grietas de mi alma y desaparecer en el aire.

Quince segundos más.

Diez segundos.

Cinco más.

Y luego… era medianoche, era el trece de septiembre, tenía ahora veinticinco años.

Mi pecho ardió dolorosamente mientras dejaba caer mi cabeza en derrota, y una vez más me reprendí a mí misma.

Estúpida Bella, estúpida y tonta Bella.

Habían pasado siete años desde que él se marchó dejándome en el bosque, y otro cumpleaños había llegado, donde quiera que estuviera, sabía que su mente perfecta nunca olvidaría nada, tanto como si lo quisiera o no, recordaría este día como mi cumpleaños y sabría mi edad.

Y no le importaba.

Sabía que era irracional, pero este cumpleaños, parecía incluso más decisivo, si él hubiera planeado regresar, lo habría hecho antes de que tuviera veinticinco, después simplemente sería demasiado mayor, la diferencia de edad sería mucha, había una gran cantidad de vampiros jóvenes y hermosos que podrían ocupar el lugar mucho mejor.

Miré el reloj nuevamente.

¡Puedes quedarte aquí contando los minutos hasta que tengas noventa y dos y aún así él no volverá! gritó mi mente.

Lo sabía, en verdad lo sabía, mi corazón solamente gritaba por algo más

Él estaba allí en alguna parte del mundo, inmodificable, el chico perfecto que todavía encontraba la forma de invadir mis pensamientos, su sonrisa torcida aún perfecta, su cabello broncíneo era aún perfecto, sus brazos eran todavía el único lugar en el que quería estar.

Cumpliría veintiséis y luego veintisiete. El tiempo pasa, incluso para mí.

Este es el comienzo de mi vida, me dije a mí misma, no más mirar atrás.

¿Por qué se sentía como una sentencia?

El reloj, indiferente a mi miseria, solo seguía avanzando, me giré cuadrando los hombros, y me dirigí a la cama.


Escuché el irritante sonido del despertador, mi mano voló fuera de las mantas con la esperanza de detener el molesto ruido.

No pueden ser las cinco de la mañana. Gruñí mentalmente.

Mis ojos se dirigieron al brillo rojizo del despertador confirmando que en efecto eran las cinco, hice algo que estaba prohibido, le permití a mis ojos el lujo de cerrarse de nuevo, fue solamente un momento, pero fue suficiente, antes que pudiera detenerme, un recuerdo me asaltó.

La llovizna que había caído continuamente toda la noche contra la ventana comenzó a golpear con mayor fuerza despertándome, sin abrir los ojos deslice mi mano buscándolo, y ahí estaba él, su aroma impregnaba las sábanas, lo impregnaba todo. Me fundí en él mientras sus brazos de mármol se cerraban a mí alrededor.

Es temprano–, susurró una voz angelical –deberías volver a dormir.

No tengo sueño–. Susurré llevando mis labios a su oreja.

Sus dedos fríos se movían lentamente en mi cabello mientras sus labios encontraban los míos, envolví mis brazos en su cuello y lo atraje hacia la almohada…

Mis ojos se abrieron de golpe, tiré las mantas mientras hacia un intento por salir de la cama antes que otro recuerdo peligroso se abriera paso en mi mente, no esperé hasta que mis pies estuvieran completamente libres de la sabana y caí al piso, apoyándome en los codos me quede allí por un momento, soportando el dolor.

Estaba furiosa, furiosa porque conocía las reglas.

Sal de la cama tan pronto como la alarma suene, Bella. Nunca te permitas tener momentos donde tu mente pueda vagar con la guardia baja. Sabía por experiencia que tan pronto como dejara mi mente libre, esta iría donde siempre anhelaba estar, era demasiado consciente de lo que ese tipo de pensamientos me harían.

Respiré profundamente, el recuerdo solo duró ocho segundos, como mucho. Me dije, intentando tranquilizarme.

Con el tiempo cada vez mejoraba más y más controlando este tipo de situaciones.

Desenredé mis piernas y fui hacia el baño, me puse unos pantalones cortos, una camiseta y me até las zapatillas de correr, luego agarré mi Ipod y salí rápidamente del apartamento, me obligué a respirar profundamente mientras bajaba los sesenta y cinco pisos en el elevador y llegaba al recibidor, podía sentir la tensión del indeseado recuerdo empezar a abandonar mi cuerpo, recogí mi cabello en una cola de caballo y traté de olvidar todo aquello que me hacía sentir débil e indefensa. Todo lo que tuviera que ver con él.

Philip, el vigilante del turno de la noche, me saludó mientras atravesaba el gran recibidor y salía por las puertas giratorias. Central Park estaba justo al pasar la calle de mi edificio, y en menos de un minuto ya me encontraba corriendo, la mayoría de las mañanas corría entre ocho y nueve kilómetros, las mañanas cuando despertaba con sueños desagradables (o como hoy) me permitía pensar en cosas prohibidas, me exigía mucho más, este día sentía venir unos buenos once o doce kilómetros. De una u otra forma, había jurado, lo sacaría a él de mi cuerpo, de mi mente y de mi corazón.

El frío de los días de septiembre era perfecto para correr, en los primeros seis kilómetros sentí mi cabeza empezar a despejarse, intente disfrutar del rock pesado y del rap que escuchaba fuertemente a través de los auriculares, esa era la única clase de música que me permitía, corrí más rápido, cada paso era una victoria, cada paso significaba que era más fuerte, significaba que estaba más lejos de sentir algo por él. Cada paso significaba que peleaba contra la Bella patética y débil y que la Bella fuerte ganaba, no era tan torpe como antes solía serlo, pero mantenerme concentrada en no tropezar también ayudaba a mantener mi mente fuera de las cosas equivocadas.

Miré mi reloj y me esforcé por correr aún más rápido, tenía que volver a casa en quince minutos y todavía me quedaban 3 kilómetros por recorrer, era importante que llegara a mi oficina a tiempo, precisamente hoy tenía que estar en la cima del juego, este día iba a ser uno de los más importantes de mi vida, determinaría la dirección futura de la compañía y de mi carrera.

Negocios había sido mi especialización en la universidad, y definitivamente estaba involucrada en ellos, la firma para la que trabajaba estaba tomando hostilmente el puesto número nueve en la lista Fortune 500 y en nuestra última reunión, pude ver en sus ojos que sabían que estaban siendo derrotados, los tenía sobre las brasas y estaba haciendo todo lo posible por avivar el fuego, mi trabajo hoy era subir la temperatura hasta convertirlos en cenizas, y era buena, demasiado buena en mi trabajo.

Después de la secundaria (un tiempo en el que intentaba no pensar) inicié un capítulo nuevo en mi vida llamado "ser humana" él quería que fuera humana, ¿verdad? entonces lo sería, iba a esforzarme y trabajar duro en ser humana tanto como pudiera.

En la universidad me dediqué completamente a mis estudios, la mente humana es un colador ¿no? hice todo lo que estuvo en mi mano para olvidarlo, tomé clases durante todo el año, trabajé en la librería del campus y así podía escabullirme a estudiar cuando estuviera cerrada, me convertí en la asistente de mis profesores y con eso obtuve más créditos, fui tutora de otros estudiantes para ganar más dinero y por lo tanto ver más asignaturas, me esforcé al máximo para lograr estar en la lista de honor y ubicarme entre los mejores de la clase.

Los hombres no estaban en mi lista de prioridades, de hecho, no aparecían en ella, a propósito "reduje" mi nivel de apariencia e hice mi mejor esfuerzo en ahuyentar a cualquier hombre que siquiera pensara en acercarse a mí, durante mi época en la universidad fui conocida como "la chica sin estilo" toda mi concentración estaba enfocada en mis estudios, y lo logré, obtuve mi título a la edad de veintidós.

Mi ascenso en la compañía fue rápido, luego de la graduación, fui contratada por la firma número uno en Nueva York, Whitmore-Hathaway, casi inmediatamente. Cada jefe que tuve quedaba impresionado con mi ética laboral y mi habilidad cruel de terminar el trabajo, me promovieron constantemente y destrocé a cualquiera que se interpusiera en mi camino al éxito, trabajé duro y más que cualquier otro, descubrí que era un alivio tener toda la responsabilidad que el presidente ejecutivo había puesto sobre mis hombros. Trabajar arduamente significaba no tener tiempo.

Ahora, estaba en la cumbre, después de solo tres años en la compañía, y con veinticinco años, había sido recompensada con el puesto que había pertenecido a mi antiguo jefe, el Vicepresidente. Me sentí un poco mal al quitarle el trabajo al hombre, pero claro, todo es parte de ser "humana" ¿verdad?

Regresé al recibidor hecha un desastre, mis pulmones gritaban por oxígeno y mis oídos pitaban por la música ruidosa, pero ahora estaba concentrada, estaba lista para quebrar algunos cráneos en la reunión de hoy. Saludé a Oscar, el vigilante de la mañana y corrí al elevador. Mi conductor llegaría a las siete y media para recogerme, y por ningún motivo llegaba tarde a ningún lado.

Algunas veces me maravillaba por lo mucho que había cambiado en estos últimos siete años, al aumentar mi salario hice dos cosas, la primera, me compré un penthouse en Park Avenue, la segunda, aprendí a vestirme para matar, mi intención no era tener un hombre, esa nunca fue la idea, quería desequilibrar a aquellos que se interpusieran en mi camino al éxito.

Un pajarito me contó recientemente que me llamaban "la perra en tacones". Era un titulo que portaba con orgullo.

De pie frente a mi enorme closet, decidí usar un vestido rojo sangre que se ajustaba a mis muslos y un par de zapatos negros con doce centímetros de tacón que hacían ver mis piernas largas y estilizadas. (Practiqué caminar durante dos semanas con los zapatos de tacón antes de salir en público)

Dejé mi cabello suelto y lo arreglé un poco para marcar las ondas, era tan brillante que la luz se reflejaba en él cuándo me movía, siempre me gustó el maquillaje sencillo así que solo usé rubor, rímel y un labial rojo sangre para darle ese toque final a mi atuendo.

El teléfono sonó, mi conductor estaba estacionado esperándome, tomé mi maletín, ajusté el celular a mi oreja y comencé a llamar a aquellos de mi equipo que estarían en la reunión.

Mientras el conductor se estacionaba frente a las imponentes oficinas de Whitmore-Hathaway recibí una llamada de Simmons, mi asistente, todos estaban esperándome en la sala de conferencias, sonreí satisfecha, una de mis tácticas era esperar hasta que todo el grupo estuviera reunido, luego hacía mi gran entrada, en el pasado, había demostrado ser una forma efectiva de intimidación.

Sentí mi corazón acelerarse, sonreí mientras la adrenalina recorría mis venas, amaba cazar, especialmente en la mañana., en unas pocas horas, me dije, la compañía será nuestra.

Llevaba cuatro de cuatro, había destrozado cada compañía en la que había puesto mis ojos.

Nunca perdía.

Iba por la yugular, y los dejaría secos.


Una hora y media después en la reunión, el adversario finalmente se quebró, consiente que estaba acorralado y no tenía escapatoria, sus abogados tenían sus cabezas entre las manos, olía la victoria. Había hecho ganar a Whitmore-Hathaway treinta y tres punto cinco billones de dólares y ni siquiera eran las diez de la mañana.

Me giré hacia Simmons y con una mirada que él ya conocía bien, comuniqué que dejaba el resto de la reunión en sus manos, nunca me molestaba con los detalles, eso se lo dejaba a la gente pequeña.

–Caballeros, –anuncié, levantándome y tomando mi maletín. –ha sido un placer trabajar con ustedes, me retiro dejándolos en las capaces manos de mi equipo.

Salí de la habitación sin mirar atrás, casi podía sentir el odio siguiéndome todo el trayecto hasta a la puerta.

Mientras me acercaba a mi oficina, mi secretaria principal, Sally, se levantó inmediatamente y comenzó a caminar a mi lado con rapidez.

–Señorita Swan, tengo la lista de clientes del día de hoy y sus mensajes telefónicos están sobre el escritorio, me tomé la libertad de cambiar su almuerzo de negocios con la cita de las doce, me aseguré que fuera en el restaurante favorito del cliente.

Le faltaba el aire por correr, la miré con curiosidad. Por el amor de Dios, pensé, estoy caminando en tacones de doce centímetros ¿por qué no puede seguirme el paso? tomó una gran bocanada de aire y empezó de nuevo –El señor Clooney ha llamado dos veces y dejó un mensaje para usted diciendo que lo llame a su línea privada.

Rodé los ojos, fui a un, solo UN estreno como un favor para una productora y ese tal, Joe… ¿o era Jim?... Clooney… algo, no dejaba de llamarme.

Hice una mueca.

–Sally por favor, deshazte de ese tipo, –suspiré.

– ¿Q… quiere que me deshaga de George Clooney? –dijo con los ojos totalmente abiertos.

Ah, era George entonces –Si, haz lo que sea, dile que tengo una horrible enfermedad terminal o algo. –dije mientras hacía un gesto despectivo con la mano, estábamos casi en mi oficina para entonces.

– ¡Pero señorita Swan, fue elegido el hombre más sexy del planeta! ¡Por tercera vez! –Exclamó.

No tan hermoso como el hombre que una vez amé… ¡Cállate Bella!

Miré de reojo a Sally y vi que me observaba de manera extraña, apreté los dientes y tomé una bocanada de aire.

– ¿Algo más, Sally? –pregunté.

–Aquí está la información que me solicitó sobre la Corporación C. –Dijo pasándome una carpeta gruesa.

Tomé la carpeta y caminé hacía mi oficina.

– ¡Oh, señorita Swan! el presidente de Radial Systems estará aquí para reunirse con usted en veinte minutos. –Dijo a toda prisa.

Las últimas palabras las pronunció mientras las grandes puertas de madera se cerraban en su cara. Me senté en mi silla de cuero mientras suspiraba de alivio.

Ahora llevaba cinco de cinco, tenía un record perfecto. Sonreí. Sonreír era un lujo que no me permitía muy a menudo, pero a causa de esta victoria, me permití una pequeña sonrisa.

Me recosté en la silla mientras la giraba para observar la ciudad, tener una oficina enorme con ventanas que iban del techo al suelo me permitía tener una vista panorámica de la bahía y casi todo Wall Street, era un panorama precioso, desde esta altura sentía que tenía una ventana al mundo, una ventana desde donde podía observar todo sin que nadie lo notara.

Justo como me gustaba.

Amaba especialmente la manera en que la ciudad se veía de noche, cuando las luces se encendían brillando como un gran diamante, pasaba la mayoría de las noches aquí hasta la medianoche o incluso más tarde, después iba a casa a dormir un par de horas y luego todo volvía a empezar al día siguiente.

Tragué con dificultad y le di la espalda a la ventana, eliminando todos aquellos pensamientos personales de mi mente, el instinto me decía que debía mantenerme ocupada todo el tiempo, y esos escasos segundos eran todo lo que podía arriesgar. Al mirar mi escritorio agradecí ver la carpeta de mi siguiente oponente.

–Corporación C, –Leí. Mientras la sangre en mis venas comenzaba a correr deprisa.

Hace un año, durante la búsqueda de registros financieros de compañías exitosas, me crucé con la Corporación C, al principio estaba intrigada por lo que la empresa había logrado, después, estaba asombrada por la clandestinidad, mientras leía absolutamente todo lo que pudiera encontrar de la Corporación C, tuve esa sensación que siempre solía tener cuando encontraba una compañía perfecta para destrozar. Como si yo fuera el depredador, y ellos la presa.

Alerté a mi jefe, el señor Sterling Hathaway, sobre dicha corporación, y en menos de una semana ya habíamos comenzado a comprar acciones de manera discreta a través de pequeñas empresas que no llamarían la atención sobre lo que estábamos haciendo. Tuvimos que esforzarnos, pero seis meses después, habíamos comprado el cuarenta y dos por ciento de las acciones de la compañía. Sin embargo había algunas cosas sobre la Corporación C que aún no sabía, por ejemplo, quien era el dueño. Abrí ansiosa el archivo esperando obtener mis respuestas.

Contraté varios internos para que investigaran cada parte de los registros de la compañía de manera exhaustiva. La carpeta contenía información importante, entre otras cosas estaban las debilidades y fortalezas de la corporación, los detalles que exigía eran específicos, quería tantos datos como fuera posible, quería saber que marca de pasta dental usaban, cualquier cosa que pudiera usar como ventaja, pero desde el primer párrafo, vi que mis empleados no habían tenido éxito al igual que yo en descubrir quién era su dueño.

Seguí leyendo, estando segura que ahora encontraría el nombre del propietario, pero no había nada, en todos estos años nunca vi algo así, el multimillonario detrás de esta compañía requería permanecer anónimo, y había hecho lo necesario para mantenerse en secreto, todo lo que encontré era que la empresa comercializaba principalmente con compañías extranjeras, obtenía sus ingresos invirtiendo en pequeñas empresas prometedoras y las llevaba a convertirse en grandes maquinas de hacer dinero.

El propietario había sido paciente y cuidadoso, algunos de los negocios fueron adquiridos a principios de mil novecientos, se veía que eran construidas lentamente, como si él o ella pensara que tenía todo el tiempo del mundo, me impresionaba ver que las empresas eran de alguna forma prosperas incluso en la gran depresión de los treinta, el dueño inversionista astutamente había protegido las compañías justo antes que las acciones del mercado cayeran, como si hubiera tenido alguna advertencia de lo que iba a suceder.

Solo una cosa no podía comprender, como esta compañía había permanecido intacta por tantos años, seguramente el fundador original había fallecido hace mucho tiempo.

Cuando las computadoras llegaron en la década de los sesenta, las ganancias de la Corporación C subieron hasta las nubes, parecía como si la compañía hubiera tenido algún tipo de aviso del astronómico efecto que tendrían estos procesadores a nivel mundial.

Fue en ese momento cuando todas las alarmas estallaron en mi cabeza.

La longevidad, el secretismo, la capacidad aparentemente extraordinaria de predecir la dirección del mercado… me giré hacia mi computadora y escribí uno de los nombres que hacia arder mi pecho de dolor.

Doctor Carlisle Cullen.

Los resultados eran todos callejones sin salida, a excepción de una mención de un Doctor Cullen en Londres, Inglaterra. Crucé esa información con los registros financieros que poseía, y obtuve una pista, no había ninguna foto, tampoco esperaba encontrar alguna, pero si encontré una lista de propiedades, los montos eran grandes, pero nada comparable a la Corporación C, me calmé y busqué los registros con cada nombre de los Cullen, sabiendo que este era un trabajo que nunca podría dejar en manos de un empleado.

A causa de los medios de comunicación el mundo se había convertido en un lugar donde rápidamente todos perdían sus secretos, me pregunté si había una pequeña posibilidad de que fuera capaz de localizar a alguno de ellos.

No encontré nada.

Ciertamente, razoné, sería demasiado arriesgado para toda la familia verse relacionados con negocios que manejan estas vastas cantidades de dinero como la Corporación C, esto los forzaría a estar en el ojo público, haciéndolos partícipes del mundo de los negocios, serian las Kardashians del mundo financiero, aunque estaba segura que los Cullen tenían una gran cantidad de dinero escondido en varios lugares, estaba bastante confiada en que la Corporación C no tenía nada que ver con la familia que solía conocer tan bien, simplemente no podía verlos manejando tanto dinero centralizado en una sola corporación, estaba segura que ellos trabajan con sumas de dinero más pequeñas repartidas en áreas mucho más amplias en un esfuerzo por evitar ser detectados.

Tomé la carpeta en mis manos sosteniéndola con fuerza ¿cómo pudo la Corporación C permanecer fuera del radar de tantos otros cazadores a parte de mí? habían tomado todas las precauciones para permanecer discretos y anónimos, pero yo conseguiría esta compañía y la destrozaría en pequeños pedazos para venderlos al mejor postor.

Iba tras ellos.

Sentí la adrenalina de la caza recorrerme, mis instintos estaban alerta, y como siempre, me sentí aliviada, tenía una nueva diversión para mantenerme ocupada.

La "C" en Corporación C debía ser la clave.

–De acuerdo "C" –murmuré, mirando burlonamente la carpeta. –Voy por ti, estarás acabado cuando nos veamos por primera vez.

Sally abrió la puerta y retrocedió vacilante cuando me vio hablando con la carpeta.

–S…señorita Swan, el señor Jensen está aquí para su cita –dijo.

–Hazlo pasar –gruñí.

Lancé la carpeta precipitadamente al cajón superior de mi escritorio mientras me sentaba cómodamente satisfecha, podía oler la sangre fresca, no mostraría piedad, no dejaría que esta compañía escapara de mí.

Destruir la Corporación C acababa de convertirse en mi nueva marca de heroína, iba por la yugular y los dejaría secos.


Perdida siempre ha sido uno de los primeros Fanfics que leí y sigue siendo mi historia favorita después de todos estos años, como la autora ha decidido "arreglarla" un poco me comuniqué con ella y le pregunté si podría tener su permiso para traducirla a español, Edwardsoul ha sido muy amable y me ha dicho que si.

He decidido empezar a subirla hoy 13 de Septiembre ya que es una fecha muy importante en la historia, además han pasado 7 años desde que Edwardsoul la subió por primera vez, para los que ya la han leído saben el significado de esas dos fechas =D

Por cierto, me han encantado los cambios que ha hecho la autora, se siente más creíble todo el aspecto relacionado con los Cullen y la corporación C, aunque debo decir que extrañe algunas frases del original.

Cualquier duda pueden hacérmelo saber por PM o con un comentario.

Espero que disfruten tanto de la historia como yo.

¡Saludos!