(A/N): ¡Hola! Aquí estoy empezando otra historia. Bueno, a pesar de el título, esto no es algo muy navideño que digamos... El summary lo dice todo, no hace falta aclarar que esto es un AU ni nada, quise desarrollar esta historia en las navidades 2011/2012 porque sí xD. Aquí utilizaré una idea que decidí no usar en Don't Bring Me Down (Prometo que no hay problemas mentales ._.) ya verán de qué se trata en los capítulos futuros.

Esto es una historia Kames / Cargan y no sé, me parece romántica la idea de escribir todo esto :3 no haré de esto una historia muy larga así que si llegamos a diez capítulos será demasiado... Una pequeña y obvia aclaración, las fechas del año 2011 son flashbacks y las del 2012, son actualidad :3

DISCLAIMER: Ni Big Time Rush ni ninguno de los personajes nombrados me pertenecen. No hago esto con fines de lucro.


DICIEMBRE,

Capítulo 1: Miedo.


15 de diciembre, 2012.

El camino se hacía cada vez más largo para James, el chico tenía ganas de gritar a su madre para que acelerara un poco más el vehículo, pues conducía un tanto lento. Su desesperación por llegar no era notoria, pero cada cierto tiempo hacía algo extraño como bajar la ventanilla del auto y respirar aire fresco.

La carretera parecía interminable y el paso del auto no ayudaba a calmar la desesperación que circulaba por las venas del castaño, que lanzaba miradas suplicantes a su madre pero que ésta no notaba por llevar la vista fija en el camino, parecía ignorarlo, pero sólo era una mujer distraída.

—¿Por qué el camino tiene que ser tan largo? —Preguntó el chico en voz alta para sí mismo, empezando a ver como copos de nieve empezaban a blanquear el panorama y dándose cuenta que en dos horas -O más, gracias al paso de su madre- llegarían a su destino.

—Me alegra que estés ansioso por ver a tus familiares. —Respondió su madre con una sincera sonrisa sin quitar la vista del frente.

—¿A quién? —Preguntó el chico.— Ah sí, la familia... —Sabía perfectamente que no deseaba ver a su familia. Se trataba de otra persona.

—No te preocupes, debemos de hacer una parada dentro de media hora y luego continuaremos.

—¿Una parada? —Preguntó el chico frunciendo el ceño.— ¿Una parada para qué?

—Debemos llenar el tanque o nunca llegaremos. —Respondió la mujer con una sonrisa.

—Ah...

"No puedo esperar tanto, he esperado todo un año." dijo para sus adentros. Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar todo lo que había sucedido el año anterior.


10 de Diciembre, 2011.

Eran otras aburridas vacaciones, nuevamente tendría que pasar las fiestas con esas personas que para él eran insoportables. Se trataba de la familia Diamond, James se había mudado junto a su madre hasta Los Ángeles debido a la empresa que manejaba su madre, sumado con el divorcio de sus padres y la elección del chico de quedarse con su madre. Dos años después de haberse mudado de Minnesota no quería saber nada de la nieve, ni del frío, además de regresar y observar su viejo hogar no era divertido.

James y su madre no pudieron ir a pasar las fiestas el año anterior debido a los compromisos de Brooke, así que este sería el reencuentro con sus parientes después de dos años, cosa que no emociobaba al castaño para nada; ver a la abuela Diamond, que parecía que nunca se callaba la boca. A la tía Clarisse, la clásica tía apreta-cachetes. Al tío Sean, que parecía ser el más agradable para James pues era muy callado. Y por último a sus dos primos, los mellizos Ethan y Shelby, un año menores que James pero aún actuaban como infantes. Definitivamente serían unas largas fiestas para James.

Al llegar a la mansión de la abuela -Que vivía sola desde hace unos cinco años, cuando el abuelo murió- sólo se habían encontrado con ella ya que los demás llegarían en dos días por el compromiso del tío Sean con el trabajo, era doctor. La abuela los recibió a ambos con un enorme abrazo para luego casi empujarlos hasta el interior de la casa llamando rápidamente a la chica que residía con ella -Pues siendo anciana, necesitaba con vivir con alguien al pendiente de sus medicamentos y bienestar- para que recogiera las maletas.

Los primeros cinco minutos fueron agradables para James, pero luego todo fue derrumbado por el palabreo de la abuela que empezaba a resonar por todo el lugar pues la mujer tenía una voz muy potente, debido a que en sus jóvenes años se había dedicado a la locución.

Las mañanas en Minnesota eran largas y deprimentes para James, después de alojarse empezó a recordar todo ese tiempo que residió allí y como conocía toda la ciudad de memoria, después de fingir interés por lo que su abuela decía por unas horas decidió salir y recordar todos aquellos momentos que vivió junto con sus antiguos amigos, que sólo habían sido dos en toda su vida y ahora ambos se habían mudado a otros estados con sus familias.

El castaño se sentía un poco tonto caminando por la ciudad sin tener a nadie a quién visitar o alguien con quién pasar el rato, pero sólo sería un mes allí, el décimo día de enero ya estaría disfrutando del sol de Los Ángeles con sus amigos. Sólo era cuestión de paciencia.

En aquellas calles nevadas de Minnesota se podía respirar el olor a tranquilidad que en Los Ángeles algo así era diluido por el humo acaudalado de gran ciudad. El chico caminó por las calles hasta encontrarse en su viejo vecindario, que no quedaba tan lejos de la cada de la abuela, se detuvo en su vieja casa y observó como unos niños jugaban afuera. Una sonrisa se dibujó en su rostro y el recuerdo de él jugando con sus amigos le causó cierta nostalgia.

Continuó caminando decidiendo visitar un nuevo centro comercial que habían construido y del que todo el mundo hablaba, su madre siempre había negociado para poner una instalación allí y poder visitar con más frecuencia a la abuela, pero nunca había espacio disponible en el lugar pues todos los espacios se ocupaban rápidamente y hasta la fecha Brooke no había podido conseguir un lugar.

El lugar era enorme, la mayoría de sus tiendas favoritas estaban allí. Después de ver unas cuántas tiendas buscó desesperado en sus bolsillos esperando encontrar su billetera que había dejado en casa de la abuela, maldijo sus adentros pues había puesto el ojo en una camiseta Lacoste que se vería "Perfecta" en él.

Decidió regresar y buscar su dinero y sin darse cuenta empezó a correr hasta salir del lugar, mientras caminaba, de la nada salió un chico con una pila de libros y que al suelo rápidamente por el impacto.

—¡Lo siento tanto! —Gritó el castaño antes de levantar la vista y encontrarse con un chico rubio, de ojos claros que observaba nerviosamente los libros.

—No hay problema, sólo fíjate en el camino la próxima vez. —Dijo con una sonrisa para luego agacharse y empezar a recoger los libros.

—Lo haré. —Respondió el castaño con una sonrisa para luego ayudar al chico a recoger los libros. Y como en película de romance barata, intentando recoger uno de los libros sus manos se encontraron, se observaron a los ojos unos segundos para luego bajar la vista.

—¿Cómo te llamas? —Preguntó el rubio después de tomar todo y levantarse.

—James Diamond, te daría la mano pero estás muy cargado. —Respondió con una pequeña risa al final.

El chico sonrió —¿Eres familia de la señora Diamond, de la mansión enorme? —Preguntó el rubio.

—Sí, soy su nieto. —Respondió el castaño.

—Bueno... Yo podo su césped en algunas ocasiones, es una buena mujer... Soy Kendall Knight.

James esbozó una sonrisa nuevamente. —Supongo que con la nieve no podrás podar el césped pronto. —Respondió riendo.

—De hecho el trabajo continúa, mañana iré a quitar la nieve y eso... Espero tener algo de ayuda. —Dijo lo último observando a James divertido.

—Por supuesto que sí. —Respondió James y ambos rieron. —¿Sabes algo? —Habló el castaño después de unos segundos. —No pareces ser un nerd como para andar con todos esos libros.

—No lo soy. —Respondió Kendall.— Son de mi amigo Logan.

—Supongo que él sí es un nerd. —Respondió James y el rubio asintió divertido.


31 de diciembre, 2011.

—¡No puede ser! ¿Ya son las tres de la madrugada?

—De hecho, ya es año nuevo... ¡Feliz año nuevo! —Respondió Kendall divertido.

—Me van a matar. —Respondió el castaño recogiendo su ropa del suelo.

—Relájate, si quieres voy contigo y les digo que tuvimos una noche de películas.

James levantó una ceja. —¿Nosotros dos solos? no creas que mi familia es idiota.

—Seguramente deben estar todos borrachos tirados en el piso, no notarán que no estás.

El castaño soltó una carcajada para luego acercarse al rubio y depositar un beso en sus labios. —Estás loco.


15 de diciembre, 2012.

—Tengo miedo. —Susurró el castaño recordando todos esos momentos. Hace casi un año que no se veían en persona.

—¿Dijiste algo, cielo? —Preguntó Brooke sin quitar la vista de la carretera.

—No, nada...

—No desesperes, llegaremos pronto. —El chico rodó los ojos y regresó a sus pensamientos.


(A/N): ¡Hola otra vez! Espero les haya gustado este confuso inicio ._. también espero actualizar pronto todas las historias, mientras tanto. Díganme como estuvo :3

Un besito,

Liz.