Holis! Acá Asile-chan
Algo corto pero enserio tenía muchas ganas de escribirlo mis amados :3
Agradecería sus lindos reviews *-*
Bye, Bye!
"Dulces"
Levi Ackerman amaba los dulces; no importaba el tipo: Chocolates, bombones, artesanales, de colores o de leche.. Al capitán le encantaban; algunos pocos que sabían sobre este gusto suyo, atribuían de que esto se debía a que nunca en su vida había vivido momentos buenos, desde su infancia hasta su actual trabajo como capitán y el hombre más poderoso de la humanidad, todo le había sabido amargo; por lo que buscaba refugio en este nuevo sabor, en algo bueno, en fin, en los dulces.
Pero lo que nadie, a excepción de él mismo sabia, era que había algo más dulce para el que sus propias golosinas: "Los labios de Mikasa Ackerman" esa chiquilla tenia azúcar en sus labios, y se lo demostraba con cada beso que le daba, algunos fugaces, como un pequeño chocolate de merienda, y otros pasionales y más largos, como todo un manjar con el poder de levantar los ánimos de cualquiera.
Desde la primera vez que los probo, irónicamente luego de una amarga discusión que tuvo con ella debido a la sobreprotección que esta le daba a su hermano adoptivo Eren, se hizo adicto a ese nuevo sabor, uno que no había conseguido ni después de tantas golosinas, ni de tantos besos que había tenido con una que otra mujer de una sola noche.
Debía admitir que esa mocosa malgeniada tenía un néctar en su boca, algo que la volvía jodidamente irresistible para él, cosa que le molestaba y le agradaba en ambas magnitudes; esto porque incluso después de llegar a la conclusión de que jamás en su vida encontraría un sabor que le llegara al menos a los talones al de ella, temía que este se le fuera a ser arrebatado de un momento a otro; las cosas buenas son las primeras en perecer, y eso la vida se había empeñado en mostrárselo desde que era un inocente y desprotegido infante.
Luego de cada dulce beso que se daban, su alegría y su miedo se hacían presentes casi de inmediato, cada uno luchando por ver quién era el que dominaba en el corazón del azabache.
La lucha a veces la ganaba su miedo, otras pocas era su alegría la que dominaba, pero al final del caso llegaba a la misma conclusión: "Que carajos importaba lo demás, en ese momento debía disfrutar de su dulce favorito mientras este le durara".
Los meses iban pasando y el capitán seguía cada vez más extasiado de ese sabor tan perfecto que Mikasa poseía, tanto que su "relación" si se le podía llamar de alguna forma era conocida ya por gran parte del cuartel; esto dio lugar a muchas reacciones, unas más buenas que otras, pero a ninguno de los dos parecía importarle lo más mínimo; habían vivido toda su vida escuchando demasiadas cosas malas como para que les afectara los comentarios fuera de lugar que hiciera algún idiota.
Mikasa parecía más feliz, bueno, todo lo feliz que Mikasa podría demostrar ser; el capitán parecía más humano también, el dulzor de uno había compenetrado en el otro, volviéndolos mejores soldados incluso, pues ya no peleaban solo "por la humanidad" ni "porque debía proteger a Eren" sino también por ellos mismos, por el deseo de volver al lado del otro azabache y disfrutar de ese sabor que durante mucho tiempo les fue prohibido.
Fin
