©Candy Candy es propiedad Keiko Nagita. Este escrito está hecho por diversión, sin fines de lucro.


Comienzos tormentosos

Desde el momento mismo de su nacimiento, estuvo condenada al rechazo.

Tras llegar a este caótico mundo; alguien, nunca supo quién, decidió que ella no valía la pena mientras era arrojada sobre el fértil suelo del sur de Indiana, entre árboles y hierbajos.

Fue durante una primavera aún golpeada por ese típico frío invernal residual. Entonces había sido condenada, pues indudablemente moriría bajo las inclemencias del tiempo, con tan sólo dos raídas mantas y una cesta como protección, allí bajo la puerta de un viejo orfanato. Afortunadamente pudo ser hallada a tiempo por una bondadosa religiosa, quien le brindó abrigo inmediatamente, quedando marcado su destino.

—Candy White será su nombre.

Y así fue llamada para siempre.

Rodeada de afecto, creció bajo los atentos cuidados de miss Pony, directora del hogar para huérfanos al que ahora pertenecía, y la hermana María, aquella monja salvadora. Encontró también una hermana en Annie, otra pequeña que había corrido con su misma suerte.

Durante los primeros años infantiles, adoptó la copa de un árbol frondoso como segundo hogar. Desde ahí inventaba juegos, desde ahí observaba pasar la vida. Sus verdes ojos, encandilados por el radiante sol, no advertían las nubes grises formándose a lo lejos, en un futuro cargado de sufrimiento que paradójicamente también le traía gran esperanza y felicidad.